Comunidad Colla del Río Jorquera y sus Afluentes

Comunidad Colla del Río Jorquera y sus Afluentes
Información sobre la plantilla
Comunidad colla.JPG
Ubicación Geográfica:Copiapó. Atacama. Chile.

Comunidad Colla del río Jorquera y sus afluentes.

Reconocida en 2010 como Tesoro Humano Vivo según el programa de la Unesco, está compuesta por cerca de veinte familias de pastores, que habitan a orillas del río Jorquera. Experto conocedor de los ciclos de la naturaleza y de la medicina tradicional, este grupo humano se cuenta entre los últimos trashumantes de Atacama.

Ubicación

La Comunidad Colla del río Jorquera y sus Afluentes, se halla en alta cordillera al sureste de la comuna de Tierra Amarilla, con un territorio de cerca 451.947,61 hectáreas, a 3000 m de altura sobre el nivel del mar, a 90 km de la ciudad de Copiapó, región de Atacama, Chile.

Orígenes

Existen dos teorías que explican la llegada de los colla a los actuales territorios chilenos. Una de ellas asegura que el primer grupo arribó en siglo XII, con la culminación del imperio Tiwanaku, ancestral cultura asentada a orillas del lago Titicaca, entre los años 500 y 1000 d.C. Según esta teoría, los colla serían uno de los doce señoríos de precedencia aimara que conformaban el imperio. La segunda explicación supone que este pueblo originario colla correspondería a la síntesis de distintas poblaciones indígenas (omaguaca, diaguita y atacameña): unas, bajo la figura de encomiendas y trasladadas por los españoles, habrían arribado al territorio durante la Colonia y la ocupación del imperio Inca; otras, provenientes del noroeste argentino, habrían emigrado a la zona cordillerana de las actuales regiones de Antofagasta y Atacama, hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX, después de la Guerra del Pacífico, y sobre todo entre los años 1880 y 1890. Este último grupo compartiría una identidad cultural basada en la cosmovisión andina: comunidades de pastores que habrían cruzado la cordillera principalmente en busca de vegas y alimento para su ganado, y , en menor medida, en busca de nuevas oportunidades laborales relacionadas con el arreo de animales y la minería. Según censo de 2002, del Instituto Nacional de Estadísticas de Chile, la población colla es de 3198 habitantes, los cuales forman nueve comunidades, que se dividen a su vez en tres grupos: los colla urbanos, radicados principalmente en las comunas de Tierra Amarilla y Copiapó; los colla rurales, y los colla rurales-urbanos. Los colla del río Jorquera pertenecen al grupo de los rurales.

Los actuales colla del río Jorquera

Viven de la pequeña minería, de la recolección de leña para la confección limitada de carbón, de la elaboración y venta de artesanías textil, en cuero, en metal y en madera. Practican la ganadería, que va acompañada del cultivo de la alfalfa, complemento de la dieta de los animales durante el invierno. Fabrican productos, derivados de ganado, tales como queso, quesillo, yogurt, mantequilla, que comercializan a baja escala. Los colla del río Jorquera mantienen contactos con otras culturas andinas, entre ellas la atacameña y la aimara, así como con sus vecinos colla de Argentina. No se ha podido precisar cuál fue la lengua colla originaria. En el presente, todos los integrantes de la etnia hablan español, aunque algunos manejan el aimara, y otros, el quechua.

Tesoro Humano Vivo

Vida nómada

Desde los tiempos ancestrales, los colla han vivido junto a sus animales, con los que se desplazan por los diferentes pisos ecológicos del sector, de distintas alturas, según la época del año. El clima les indica la ruta y la posibilidad de uso de cada territorio. Dicha trashumancia se divide en dos etapas: las veranadas y las invernadas. Las veranadas ocurren entre los meses de noviembre y abril, e implica el traslado con el ganado (ovejas, llamas, cabras, caballos y burros) hasta los sectores altos de la cordillera, entre 2800 y 4000 metros sobre el nivel del mar, en busca de pastos verdes. En esos parajes se hallan aún tambos y piarcas de piedra, construcciones sagradas levantadas desde tiempos remotos para la celebración de ceremonias rituales, y que se usan como refugio para los colla y sus animales. La invernada tiene lugar entre los 2000 y los 2800 metros sobre el nivel del mar, y se divide en invernada baja durante la cual ocupan las tierras menos altas, entre los meses de abril y septiembre, y la invernada alta, que comprende el traslado hacia el río Jorquera, entre septiembre y noviembre. Esta última es la zona mejor provista de agua, vegas y terrenos para el pastoreo. Esta forma de habitar la cordillera es excepcional. Son los colla el único pueblo indígena que aún practica la trashumancia.

El floreo

Para los colla el ganado es sagrado. Simboliza prosperidad y abundancia. Cada dueño señala y marca sus animales mediante un rito llamado floreo, celebrado también por otros pueblos andinos como el atacameño y el aimara. Durante el floreo se ruega por una buena producción y se agradece a la Madre Tierra la Pachamama, por los favores concedidos al pastor durante el año. La fiesta se divide en dos etapas: el señalaje, que es la realización de un pequeño corte en las orejas del ganado, con una forma particular para cada propietario. La segunda etapa es el floreo mismo, durante el cual se cuelgan flores de las orejas de los animales; las flores se hacen de lana, y también se diferencian unas de otras según el dueño. De carácter comunitario, la celebración culmina con una convivencia de comida y bebida para los asistentes.

Otras tradiciones

En sus ritos y ceremonias los colla mezclan la danza y la música con la comida local y la tradición oral. Las principales deidades son la Pachamama (Madre Tierra), que simboliza la vida, e Inti (el Sol), que representa la energía que necesaria para la vida. La cosmovisión colla es la fusión de la religiosidad ancestrales andinas con prácticas de la religión católica; así, por ejemplo, la Pachamama puede identificarse con la Virgen María. Para los colla existen dos tipos de rituales: las ceremonias y las celebraciones. Las celebraciones son de índole festiva y en ellas participa toda la familia. Entre estas están los casamientos, el año nuevo, el carnaval. Las ceremonias son reservadas para ancianos y algunos otros portadores de saberes ancestrales colla, y se efectúan preferiblemente en las montañas. El yatiri, el equivalente del chamán, es el miembro del grupo que dirige las ceremonias, es él quien tiene el poder de curar las enfermedades y la prerrogativa de interceder ante las divinidades. Según sus tradiciones, los yatiri son elegidos por una fuerza espiritual superior, y reciben el llamado a través de un sueño. El otro integrante de la comunidad que sabe curar es la meica (médico mujer). La vilancha es el ritual mediante el cual el colla hace el pago a la Pachamama, en reciprocidad a todo lo que esta hace por la comunidad. Es la entrega del corazón de unos de sus animales, que representa la semilla de la vida. Otra ocupación ancestral es la confección de textiles: hilan la lana de llama u oveja, que luego tiñen y tejen. Asimismo, trabajan el cuero, por ejemplo para la fabricación del tambor vidalero, instrumento este que se usa en los ritos, como acompañante del canto tradicional o vidala. La vidala es una composición de cuatro versos de ocho sílabas cada uno; es un canto de alegría y de pena, que se entona en todos los momentos significativos. La artesanía en metal y madera se centra en la elaboración de herramientas y utensilios, mientras que trabajan la piedra para confeccionar recipientes de uso ceremonial y hornos. Antiguamente trabajaron la arcilla, materia prima para cerámica colla, a partir de cuyos vestigios se sabe que existieron tres tipos: cerámica negra sobre blanco, negra sobre fondo natural y negra y roja sobre fondo blanco.

El problema de la tierra

Hasta mediados del siglo XX, el pueblo colla acreditaba la posesión de sus tierras mediante el trabajo y la instalación de cercos, cuyo derecho se transmitía de padres a hijos. Luego comenzaron a llegar a estos territorios supuestos dueños, empresas mineras, que trajeron consigo desalojos y contaminación de aguas y pastos. Impedidos de seguir practicando la ganadería, muchas familias emigraron hacia Argentina, y hacia otros pueblos y ciudades de la región. Los que quedaron pudieron trabajar como empleados de las empresas mineras. Los colla de río Jorquera tuvieron estos conflictos a partir de 1955. De una fértil zona se trasladaron aguas arriba, donde el río Jorquera confluye con el Copiapó, y el terreno es de suelos pedregosos y escarpados, Muchos núcleos familiares se dividieron entonces entre la zona rural y urbana, en busca de mejores condiciones de vida y con el propósito de mantener la actividad pastoril a la vez que resolvían sus necesidades de educación y salud. Migración que es uno de los principales factores de riesgo del pueblo colla. Como personalidad jurídica, la Comunidad Colla de río Jorquera y sus Afluentes fue una de las primeras en organizarse, en 1995, junto a la de Potrerillos y Quebrada Paipote. Una de las razones para esta agrupación es la de hacer más efectivo el reclamo de sus tierras, campos de pastoreo, aguadas, vagas y sitios sagrados y rituales emplazados en las cumbres de las montañas. Mientras, continúan habitando las quebradas y practicando la tashumancia.

Fuentes

  • Tesoros Humanos Vivos. Patrimonio Cultural Inmaterial. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Gobierno de Chile. 2012