Cristóbal de Haro

Cristóbal de Haro
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NacimientoBurgos, España
Fallecimientonoviembre de 1541
Burgos, España
Ciudadaníaespañola
Ocupaciónmercader, financista
CónyugeCatalina de Ayala
HijosJuan, Diego, Cristóbal, Francisco, Gregorio, Jerónimo, Elena, Luisa y otro de nombre desconocido
PadresJuan Rodríguez de Haro

Cristóbal de Haro natural de Burgos, fue un mercader y financiero español, miembro de una familia de comerciantes oriunda de Burgos, de origen posiblemente judío, que tuvo sedes comerciales en distintas ciudades de Europa occidental. Mantuvo vínculos económicos con las poderosas familias alemanas Fúcar y Bélzar. Administró una casa comercial primero en Portugal y después en España, dedicada al tráfico de diferentes mercancías, principalmente especias, con la que financió numerosas expediciones, entre otras, la primera en llegar al Río de la Plata (1511-1512) y la de Magallanes y Elcano (1519-1522), primera en circunnavegar el globo. Fue factor de la Casa de Contratación de la Especiería de La Coruña y regidor de Burgos. Desarrolló una importante relación con el emperador Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico. Gracias al capital que acumuló como empresario, llegó a ser prestamista de dicho monarca. También supo operar como su informante y espía merced a los vínculos internacionales que había desarrollado como mercader.

Origen familiar

Pertenecía a una poderosa familia de mercaderes burgaleses. Mercaderes banqueros establecidos en Burgos y Amberes, los dos centros neurálgicos en el comercio de la lana europea. Lana que se producía en los campos de Castilla y se vendía en las principales plazas europeas, con predominio de las flamencas (Brujas y Amberes), donde se manufacturaba.

A los Haro les tocó vivir el cambio de siglo (del XV al XVI), el descubrimiento de un Nuevo Mundo, el cambio de paradigma económico. Mejor negocio que la lana era, sin duda alguna, el comercio de especias procedentes del Sureste Asiático, de las lejanas islas de las especias, las Molucas. Hasta finales del siglo XV, este comercio estaba en manos de los venecianos, que negociaban a través de intermediarios. Con los descubrimientos de portugueses y españoles, se eliminaron intermediarios y se empezó a comprar directamente al "productor", lo que abarataba costes y aumentaba, hasta el infinito, la rentabilidad. Cristóbal de Haro entendió, a la primera, el negocio que se abría ante sus ojos. De ahí que no dudase en financiar la expedición Magallanes-Elcano, la primera en circunnavegar el globo, la primera europea que tocó las míticas islas de la Especiería. Una expedición que, maltrecha, consiguió arribar a Sanlúcar de Barrameda un 6 de septiembre de 1522. En recompensa a los "servicios prestados" (esto es, al dinero que había ayudado a conseguir tamaña empresa), el joven Carlos V decidió dar gusto al burgalés y crear la conocida como Casa de la Contratación de la Especiería, gemela de la sevillana, creada para controlar el comercio con el Nuevo Mundo. La de la Especiería, sin embargo, se iba a centrar, en exclusiva, en el comercio de especias. Como Factor Real, encargado de su funcionamiento, se nombró (evidentemente) a Cristóbal de Haro. Y se eligió La Coruña como base de operaciones. Una elección premeditada: el objetivo era facilitar el comercio con los grandes puertos del Norte, arrebatar el negocio a los venecianos... Como siempre me gusta decir: cambian los tiempos, cambian los imperios, pero hay algo que permanece inmutable... la naturaleza humana. O, dicho de otro modo: todo por la pasta.

Etapa española

En 1517, Cristóbal de Haro regresó a España y comenzó una etapa de 24 años, es decir hasta su muerte, en la que sus actividades estuvieron estrechamente vinculada con los intereses del rey Carlos I de España, posterior emperador Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico.

Regreso a España

Cuando Manuel I de Portugal resolvió modificar la política real y obstaculizar en sus dominios las actividades comerciales de los extranjeros, los comerciantes españoles radicados en Portugal se vieron forzados a volver a España y allí abrirse camino en el ámbito dominado por Carlos I y su entorno. El interés de Haro en hallar un pasaje hacia la Especiería en dirección sudoeste –ruta que al estar dentro del área de influencia española competiría con la ruta oriental de los portugueses–, su ostensible riqueza y su claro desacuerdo con que la corona portuguesa monopolizara el tráfico de especias, habrían sido los factores que fueron gestando su caída en desgracia con Manuel I. En cuanto a la causa inmediata, probablemente fuese que Cristóbal de Haro, que contaba con autorización real para traficar en la costa de Guinea, no obtuvo resarcimiento cuando sufrió el hundimiento de siete barcos a manos de los custodios de los puertos portugueses encabezados por Esteban Iusarte. Lo cierto es que en 1517 Haro regresó a España.

Organización y realización

Maximiliano Transilvano dice que Cristóbal de Haro y Magallanes, ambos disgustados con el rey portugués, acudieron juntos a la corte de Carlos I para convencerlo de que las Molucas, al otro lado del globo, probablemente se hallasen en el hemisferio occidental que el Tratado de Tordesillas asignaba a España, de que podía llegarse a ellas yendo hacia occidente a través de un pasaje en las tierras recién descubiertas, y de que así se lograría importar especias a menor costo que el que implicaba la vía oriental de los portugueses. Juan de Aranda y el poderoso obispo de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca, ambos miembros de la Casa de la Contratación de Sevilla, acompañaron a Cristóbal de Haro en promover ante la Corona la conveniencia de armar una flota que fuera a las Molucas por occidente. Ante las dudas del soberano, Haro ofreció costear la flota por completo él y su gente. Carlos finalmente aceptó el proyecto, pero no que Haro lo financiara solo, y decidió costearla mayoritariamente a expensas de la Corona. En definitiva, Cristóbal de Haro proveyó 40 ducados para el avío de las naves de la armada, lo cual constituyó alrededor de la quinta parte de la misma. Cuando tras alcanzar las Molucas dando la vuelta al planeta, finalmente en 1522 arribó a Sevilla la nao Victoria, única sobreviviente de la flota de Magallanes, con un valioso cargamento de clavo de olor, el emperador Carlos V, que se encontraba en Valladolid, emitió una cédula que mandaba se entregase a Cristóbal de Haro todo el clavo venido en el barco. Haro, también en Valladolid como el resto de la corte, envió un apoderado a recoger el cargamento y posteriormente obtuvo importantes réditos vendiéndoselo, en parte, a Enrique Ehinger, agente de los Bélzares.

Consecuencias

Tras el arribo de la nao Victoria, Carlos V fundó una Casa de Contratación de la Especiería en La Coruña y nombró a Haro factor de la misma. Desde entonces todo lo relacionado con el comercio de especias y por ende con la navegación en el Pacífico, estuvo bajo la directa influencia de Haro y del grupo financiero y promotor de Burgos. Pocos meses después, los Fúcares estuvieron dispuestos a conceder nuevos préstamos al emperador Carlos V a un interés anual del 14%, y fue Cristóbal de Haro quien firmó el contrato en representación de los alemanes, de lo que se desprende el enorme poder que había alcanzado en la esfera financiera del imperio.

Influencia política de Haro

La participación económica de Cristóbal de Haro en las actividades de la corona española le significó llegar a tener incluso cierto peso político en la corte. Por caso, valiéndose de ese ascendiente, habría contribuido a que en 1527 se nombrara a Pedro de Alvarado gobernador, capitán general y luego adelantado de Guatemala. Haro, todavía en la Casa de Contratación de La Coruña, había obtenido de la Corona la concesión de una nueva expedición a la Especiería. La ubicación de Guatemala y provincias aledañas, con costa hacia el Pacífico, favorecía sus intereses, por eso Alvarado obtuvo aquel nombramiento con la misión de descubrir la navegación desde el litoral centroamericano hasta las Molucas. Navegación que finalmente se frustró debido a la venta de esas islas a Portugal dos años después.

Haro como acreedor real

En 1512 un grupo de mercaderes burgaleses prestó una fuerte suma a Fernando el Católico. En documentación del Consulado de Burgos, la institución que agrupaba a los grandes comerciantes de la ciudad, fechada en 1524, aparece un listado de nombres de los acreedores que aún no habían cobrado esa deuda. A esa lista se suman los nombres de Cristóbal de Haro y de su suegro, Gregorio de Ayala, de lo que puede deducirse que había habido un relevo financiero en los apoyos que los grupos de comerciantes de Burgos daban a la Corona, y que en ese segundo momento se incorporaron como prestamistas Haro y Ayala. Fernando murió en 1516 dejando sus deudas pendientes, y su heredero, Carlos I, necesitó una considerable ampliación. Los comerciantes burgaleses ofrecieron su línea de financiación para la Especiería, pero también impusieron sus exigencias, y así obtuvieron de la Corona cargos y una fuente de financiación: la Bula de Cruzada Dum Turcorum Sarracenorumque, que permitía que parte de lo recaudado en la Cruzada contra los musulmanes del norte de África se cediera a los mercaderes que habían adelantado dinero al rey, entre ellos Cristóbal de Haro. En 1539, la deuda de la Corona española con Haro ascendía a 6.022.950 maravedíes, que en parte, 2.437.500 maravedíes, le fueron pagados mediante la concesión para la trata de negros antes mencionada. Los restantes 3.585.450 maravedíes los recibiría de las sobras de la Cruzada y otras bulas

Haro como informante real

El emperador Carlos V también encontró en Cristóbal de Haro un hombre de confianza para que prestase servicios como informante. Valiéndose de sus numerosos socios y agentes en varios puertos europeos, estuvo en condiciones de obtener información sobre las expediciones que planeaban y emprendían otros estados en detrimento de los intereses de Carlos V. Particularmente en los últimos años de su vida, Haro mantuvo un asiduo intercambio epistolar con este monarca. Estos registros se han conservado y demuestran, por ejemplo, que en el periodo de 1540-1541, organizó incluso tareas de espionaje internacional para el emperador. En 1540 le fue remitida una carta de Madrid en la que se le pedía básicamente enviar una flota espía hacia la costa norte de Francia, pues se rumoreaba que allí se aprestaba una expedición a la actual América del Norte comandada por Jean Cartier. La reacción del empresario fue inmediata, y al responder ya había enviado hasta Ruán una expedición al mando de Pedro Santiago, que recabó una amplia información que Haro fue comunicando a la Corona mediante varias cartas conservadas en el Archivo General de Indias

Matrimonio, herederos y muerte

Iglesia parroquial de San Lesmes Abad o San Lesmes Exterior, junto a la muralla de la ciudad de Burgos. Dentro de ella se encuentra una capilla en la que está sepultado, junto a sus padres, mujer y algunos de sus hijos, Cristóbal de Haro. Cristóbal de Haro se casó con Catalina de Ayala, hija de Gregorio de Ayala, otro gran comerciante burgalés. Con ella tuvo nueve hijos, de los cuales el último nació a poco de morir su padre. Cristóbal de Haro falleció en noviembre de 1541 y fue sepultado en Burgos, en la capilla familiar de la iglesia parroquial de San Lesmes, donde su esquela funeraria lo recuerda así:

«Aquí Yacen los Señores Cristóbal de Haro: factor de la Magestad del Emperador, Carlos quinto, de la casa de la contratación, de la especería y Regidor de Burgos. Patrón de esta capilla, y Doña Catalina de Ayala, su mujer falleció él en el mes de Noviembre del año 1541y ella en el mes de octubre del año de gracia de mil e quinientos e quarenta y seis. Dejaron dotadas en esta capilla cinco misas rezadas cada semana con sus responsos. Requiescant in pace. Amen».

En la basa del sepulcro figura su escudo de armas, cuya simbología, autorizada por el emperador Carlos V, da cuenta de la contribución de Haro a la expedición magallánica: las columnas de Hércules, que forman una suerte de H, el mote real “Plus ultra”, las cinco naves de la flota y la representación figurada de especias.

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