Discusión:Martí y los niños

Martí y los niños.



Legado dejado a través de la carta que enviara a María Mantilla, desde Cabo Haitiano, el 9 de abril de 1895

Nuestro José Martí no fue solo un gran patriota y un gran revolucionario que dedicó su existencia a luchar por la independencia de Cuba, sino que fue un hombre de alma pura que pasó por la tierra predicando y regando amor, que se sintió unido a todos los desdichados, que escribió incesantemente acerca de los seres más humildes.

No existe ningún problema serio de la humanidad en el cual José Martí no pensara y sobre el cual no escribiera.

¡Cuántas páginas admirables dedicó a los asuntos educacionales! ¡Y qué conocedor era de las necesidades y de los intereses de los niños y de los jóvenes! ¡Cuántas páginas dedicó a los problemas sociales!

Para Martí era muy importante la integración de los hombres y escribió muchas páginas dedicadas a unir los pueblos de la América Latina, que están enlazados no solo por el origen y la cultura, sino por los intereses comunes y principalmente por la necesidad de formar un conglomerado fuerte para oponerse a la ambición de Estados unidos.

El más genial y universal de los políticos cubanos mostró muy rápido su precocidad literaria y desde que era un adolescente ya había comenzado a luchar con vehemencia por la patria, lo que marcó toda su existencia y le dio sentido a su vida.

Fue un hombre de múltiples dimensiones, pero hecho todo de una sola pieza: escritor excelente y extraordinario creador; generoso defensor de los humildes que no guardaba rencores ni odios, sino a quien “oprime o ataca” a la patria; tierno hijo y hermano amoroso; amigo sincero y profundamente humano; hombre sencillo y modesto, gran conocedor e innovador de las artes, cuya erudición lo llevó a estudiar y admirar los adelantos de la ciencia y la técnica; pero fue además revolucionario fiel a los principios; patriota y cubano por excelencia, latinoamericanista; antiimperialista y universal.

Tenía Martí una cultura enorme. Trataba todos los temas con perfecto conocimiento y manejaba la lengua con maestría y extraordinario encanto y el epistolario escrito por él no escapa de esto. Queremos con este trabajo referirnos a la carta enviada a Maria Mantilla, desde Cabo Haitiano, el 9 de abril de 1895.

Estas bellísimas líneas fueron escritas por Martí cuando preparaba su viaje inmortal a Cuba. Toda la carta es hermosísima. En ella les da sabios consejos a María y a Carmita sobre lo que deben enseñar y cómo hacerlo en una escuela.

Casi no puede concebirse cómo Martí podía escribir cartas como esta, que es un verdadero tratado de pedagogía, en momentos en que tenía la vida a un lado y la muerte a otro, y un pueblo a las espaldas, y le dice a María que aprenda de él. Los párrafos donde Martí explica la poesía que él halla en la ciencia y en la naturaleza, y en la que expone en qué consiste la verdadera belleza de la mujer, son encantadores y encierran una profunda verdad.

Pero lo que más llama la atención de esta carta es que se advierte en todas su extensión cómo El hombre de Dos Ríos inculca varios valores a María Mantilla. Se puede apreciar el valor de la honradez cuando le dice: “Un alma honrada inteligente y libre da al cuerpo más elegancia y más poderío a la mujer que las modas más ricas de las tiendas. . .”

En esta carta también Martí se refiere a la laboriosidad cuando le pregunta a María Mantilla ¿Se prepara a la vida, al trabajo virtuosos e independiente de la vida […]? Y en otra parte se evidencia la solidaridad cuando sugiere que quiera con voluntad y con cariño.

El valor de la honestidad lo encontramos en esta carta cuando Martí recomienda a la destinataria de la misma que pase callada entre la gente vanidosa y cuando mire dentro de ella y de lo que hace, se encuentre limpia como la tierra por la mañana, bañada de luz. Martí consideraba que la persona y sobre todo la mujer que tiene altas cualidades morales, que es dulce, buena, modesta, cariñosa, es necesariamente bella porque esas cualidades interiores se reflejan en su exterior y la embellecen. Para él lo principal es la belleza del alma y esa es la que debemos cuidar las niñas.

En toda la carta el humanismo es desbordante, pues en ella se revela el alma pura del maestro. Una y otra vez, sobre todo aquí su corazón se virtió de manera espontánea. Se puede apreciar su alteza moral muy raras veces alcanzada en la humanidad.

Por todo lo anteriormente expuesto es que considero que leyendo a Martí, toda persona tratará de parecerse a él y aprenderá cada día algo nuevo y tendrá siempre la convicción de que él es un modelo magnifico a imitar y en toda su obra hay siempre una lección de patriotismo y amor a la humanidad.

Fuentes: