Doctor Mata

Nepomuceno Matallana.
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NombreBuenaventura Nepomuceno Matallana.
Nacimientoseptiembre de 1891
Chiquinquirá, Bandera de Colombia Colombia
Fallecimiento24 de enero de 1960
En la cárcel de Bogotá, Bandera de Colombia Colombia
Causa de la muerteBronquitis con Insuficiencia cardíaca.
Nacionalidadcolombiano.
Ciudadaníacolombiano.
OcupaciónAbogado.
Conocido porDoctor Mata, El tinterillo asesino.

Doctor Mata. Un personaje que quedó grabado en la mente de muchas generaciones de bogotanos. Tenía un aspecto que no tienen la mayoría de criminales. Él logró llegar hasta la élite de la Bogotá de los 40, una sociedad bastante desigual en la que se valoraban los apellidos, las dinastías y los llamados delfines de la política.

Síntesis biográfica

Según su partida de bautismo, Buenaventura Nepomuceno Matallana nació en septiembre de 1891 en Chiquinquirá, Boyacá. Nunca se supo quién fue su padre. De su madre se conoce que era una adolescente de Caldas, un pueblo conservador ubicado en el mismo departamento. Pero él se preocupó muy bien por negar su origen de hijo ilegítimo. Cuando llegó a Bogotá, utilizó como recurso duplicar su apellido: Matallana Matallana. Por tal razón, la prensa lo llamaría en un principio Doctor Mata Mata. Un verdadero maestro de lo que el derecho penal llama la premeditación y un simulador de grandes facultades histriónicas fue Nepomuceno Matallana. Hombre oscuro y de malos antecedentes, que dejó guardados en Boyacá cuando se vino para la capital de la República, se entregó al ejercicio de la profesión de abogado sin que sus conocimientos hubieran pasado el ciclo de primaria. Para actuar como tal incurrió en falsedades y maromas, en las cuales era un experto.

Cómo comienza

Fue muy conocido en Chiquinquirá y en la provincia de Ubaté, región en la cual se inició como delincuente, pero de esos delincuentes que no dejan rastro.Al poco tiempo su ambición lo llevó a cometer los primeros asesinatos. Junto a su banda de delincuentes intentó robar el templo de Caldas (Boyacá) durante un Viernes Santo. Algunos feligreses armados se le enfrentaron y la balacera terminó en dos muertos. Pese a que hubo testigos, Matallana logró burlar la justicia y salirse con la suya, como lo relata el antropólogo e historiador Esteban Cruz Niño en su libro Los monstruos en Colombia sí existen, que recopila las aberraciones de los más horribles psicópatas de la historia del país.

Modus operandi

Matallana no se parece en lo absoluto a famosos asesinos en serie colombianos, como Luis Alfredo Garavito o Manuel Octavio Bermúdez, el monstruo de los cañaduzales, quienes tenían una apariencia pobre, cambiaban constantemente sus lugares de residencia y además involucraban actos sexuales en sus crímenes. El Dr. Mata actuaba movido por el dinero y su ambición. Le interesaba ascender socialmente y ganarse un lugar en la Bogotá de primera mitad del siglo pasado, llena de apellidos de renombre y familias tradicionales.

Encantador, con un ramillete de amantes, supuesto abogado, codicioso y gran estafador. Así era este asesino en serie que se inventó un diploma de Derecho de la Universidad Republicana, fechado después de que esta ya había sido clausurada. El método de Matallana fue muy sencillo: montó un despacho en el centro de Bogotá, se hacía pasar por un gran abogado que almorzaba con jueces y personas de la alta sociedad, y atraía a clientes con características específicas: “adinerados, con pocos lazos familiares y que fueran fácilmente manipulables debido a las circunstancias, como infieles, homosexuales o contrabandistas. Después de ayudar a sus clientes con los problemas legales que cargaban, estos desaparecían misteriosamente. Este falso abogado llevaba a sus víctimas a lugares solitarios con el fin de que le firmaran documentos, que luego lo mostrarían como amo y señor de las riquezas obtenidas a punta de golpes y torturas. Después de sus actos criminales, el doctor Mata se dedicaba a engañar a los familiares de los desaparecidos con falsas cartas que buscaban tranquilizarlos. No desaprovechaba oportunidad alguna para obtener más dinero y propiedades. De una treintena de víctimas mortales, a Matallana solo se le probó el asesinato del comerciante Alfredo Forero Vanegas. La última de las víctimas de Matallana, disponía de un buen capital y de un gran sentido del negocio. Alejado de su familia, contaba con la compañía de Merceditas López, una muchacha de 20 años que se había portado con él leal y cumplidamente. De manera ocasional Forero se relacionó con el tinterillo de esta historia y los negocios fueron el tema de sus conversaciones. y hablando de negocios Matallana le ofreció la venta a Alfredo de unos terrenos ubicados al sur de Usme y sembrados de eucaliptus que muy pronto serían maderables. Forero hizo cuentas y apreció que la oferta constituía una buena oportunidad. Gracias a la insistencia de Merceditas las autoridades pudieron dar con el cómplice y apresar a Matallana.

Atrapado, juzgado y condenado

Su proceso, alargado y dificultado por las argucias del acusado experto leguleyo y por la debilidad de los organismos de investigación, causó gran sensación y expectativa en la sociedad colombiana. El juez tuvo que solicitar en préstamo un teatro para realizar las audiencias por la gran afluencia de público. Gabriel Garcia Márquez en una de sus crónicas señaló que "...las audiencias públicas que se adelantan en Bogotá para juzgar a Nepomuceno Matallana, el célebre Dr Mata, están haciendo la competencia a El derecho de nacer, refiriéndose a la radionovela que en ese momento tenía la más alta sintonía nacional. Durante su juicio se fugó dos veces, una de ellas durante los disturbios del 9 de abril de 1948. Sobre los eventos que se le imputaron, Matallana jamás aceptó responsabilidad. El veredicto del jurado fue condenatorio, por unanimidad, a la pena máxima de 24 años según lo vigente en ese momento en Colombia. En las mismas condiciones fue condenado Hipólito Berrera, su cómplice activo en el asesinato de Forero y quien confesó el sitio en que habían enterrado el cuerpo de Forero a cambio de un caldo de gallina. Mientras cumplía la sentencia en la cárcel el Panóptico, en Tunja, se declaró la nulidad en el juicio debido a fallas en el procedimiento y al final de la década de los cincuenta, se inició la segunda audiencia pública contra Matallana por el Crimen de Calderitas como llamaba la prensa al asesinato de Forero por el lugar (el páramo de Calderitas) en que ocurrió.

Su Muerte

Definitivamente quedaron en la oscuridad los demás delitos del falso abogado y el proceso público sólo sirvió para que en Ubaté y en sus vecindades boyacenses recordaran homicidios perpetrados por Matallana en su juventud, cuando todavía estaba muy lejos de ser el famoso Doctor Mata En Caldas, pequeña población de Boyacá, tierra natal de Matallana, se hizo notar la desaparición de un campesino, y mucho tiempo después fueron hallados los huesos dentro de una gran grieta formada en una piedra de tamaño gigantesco. Se dice que hubo sospechas contra Matallana pero no se constituyó ninguna prueba. Mata se calificó como uno de los más grandes criminales en la historia delictiva de Colombia. El 24 de enero de 1960, el temible abogado asesino murió a los 69 años de un infarto fulminante. Con Matallana se fue el temor que vivió la sociedad del momento por causa de un criminal que no solo se infiltró en reconocidos clubes, restaurantes y hoteles, sino en las chequeras y propiedades de la élite bogotana. El Doctor Mata nunca confesó sus crímenes y la ubicación de los cuerpos de sus víctimas se fue con él a la tumba.

Otras víctimas

Alberto Ramírez Posada, desaparecido el 20 de agosto de 1936, luego de cobrar un cheque por $15 mil, y almorzar con Matallana en el Hotel Granada. Octavio Perdomo, desaparecido a finales de 1936, dueño de una mina de carbón y con líos judiciales. Baudilio Mendoza, en 1937, dueño de una estación de combustible.

Fuentes