Eduardo Robledo Rincón

Eduardo
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NombreEduardo Robledo Rincón
Nacimiento29 de abril de 1947
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas Bandera de los Estados Unidos Mexicanos México
NacionalidadMexicana
OcupaciónPolítico Mexicano

Eduardo Robledo Rincón, político mexicano miembro del Partido Revolucionario Institucional, fue Gobernador de Chiapas, Senador, Embajador y Secretario de la Reforma Agraria.

Inicios

Desde joven se dedicó a la educación, prevención y atención primaria en salud, especialmente entre los sectores populares; sus opiniones en asuntos de salud pública fueron algunas veces integradas en los programas de gobierno. Fue secretario de Salud Pública de Antioquia, del municipio de Medellín, oficial médico de la Oficina Sanitaria Panamericana en Washington (1950), asesor de la Organización Mundial de la Salud para Perú, México, Cuba, Haití y República Dominicana (1954-1956) y de los Ministerios de Salud de Indonesia y Filipinas; diputado a la Asamblea de Antioquia y representante a la Cámara.

Trayectoria

Como médico y profesor universitario, Abad Gómez fue un innovador de la educación superior y se pronunció contra la formación médica individualista de inspiración francesa, a la que consideraba carente de orientación social. Promovió el estudio no memorístico y la creatividad entre sus alumnos, opuesta a las largas recitaciones académicas sacadas de tratados y manuales. De esta manera, debatió tesis hasta entonces intocables de la medicina clásica. Defendió la universidad como espacio para la ciencia y el goce del conocimiento. Luchó para que los recursos económicos no se desviaran hacia la guerra y el gasto militar, y se invirtieran en agua potable para la inmensa mayoría.

Principales libros

Sus principales libros son: Una visión del mundo, Teoría y Práctica de la salud pública y Manual de tolerancia. Redactó numerosos artículos para periódicos y revistas, donde con argumentaciones brillantes sobre diferentes temas, llamó a la sensatez, la democracia y la convivencia pacífica; en un artículo suyo, publicado póstumamente, expresó: Sólo una emboscada siniestra podrá silenciarnos. Como promotor de los derechos humanos, en un país cuya historia política reciente es azarosa, denunció, con madurez de juicio y en plena guerra sucia a finales de los años ochenta, las desapariciones y maltratos de que fueran objeto muchos de sus contemporáneos. Se consideraba un joven de 66 años cuando, en su época de mayor vitalidad, cayó abatido por las balas de un sicario.

Fuente