Educación Formal

Educación Formal
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Caricatura Pitín

Educación formal. Es el tipo de educación que se imparte en escuelas, colegios e instituciones de formación; la no formal se encuentra asociada a grupos y organizaciones comunitarios y de la sociedad civil.

Educación formal, informal y no formal

  • Educación formal: aprendizaje ofrecido normalmente por un centro de educación o formación, con carácter estructurado (según objetivos didácticos, duración o soporte) y que concluye con una certificación. El aprendizaje formal es intencional desde la perspectiva del alumno.
  • Educación informal: aprendizaje que se obtiene en las actividades de la vida cotidiana relacionadas con el trabajo, la familia o el ocio. No está estructurado (en objetivos didácticos, duración ni soporte) y normalmente no conduce a una certificación. El aprendizaje informal puede ser intencional pero, en la mayoría de los casos, no lo es (es fortuito o aleatorio).
  • Educación no formal: aprendizaje que no es ofrecido por un centro de educación o formación y normalmente no conduce a una certificación. No obstante, tiene carácter estructurado (en objetivos didácticos, duración o soporte). El aprendizaje no formal es intencional desde la perspectiva del alumno.

Normas y hábitos de conducta social

Los hábitos de conducta social son conservados, transformados y trasmitidos de generación en generación. Ellos constituyen modos de actuar, formas de cortesía y respeto. Manifestaciones de la cultura que se han asentado sólidamente en nuestra conducta.

Papel de la educación

Formar en la personalidad de las nuevas generaciones, los Valores humanos. Parte integrante de estos valores son los sentimientos de respeto y solidaridad con los demás.
La adecuada organización de las influencias educativas y una correcta planificación de las distintas actividades sociales con los niños y jóvenes, resultan esenciales para la formación de Hábitos, la creación de actitudes y el desarrollo de sentimientos de simpatía y consideración hacia los compañeros, los adultos, los padres, los maestros y los profesores.
Desde el ingreso del niño en la escuela, la actividad del colectivo escolar constituye el medio idóneo para ejecutar las Normas del comportamiento social.

Conversación y discusión

• Se debe procurar hablar correctamente. La buena pronunciación y articulación de las palabras, la claridad y la forma natural de emitirlas son factores esenciales de la conversación.
• Es necesario hablar en un ritmo adecuado. Es incorrecto hacerlo con demasiada prisa o con desesperante lentitud.
• Al conversar no es correcto acercarse demasiado al interlocutor. Los que los hacen no tienen en cuenta las normas higiénicas.
• No esta bien gesticular o hacer movimientos exagerados. No se debe abandonar la conversación sin solicitar y obtener permiso.
• Cuando alguien se preocupe por la salud de otro, se debe responder en este sentido. Se debe evitar contestar con la misma pregunta para que no queden ambas sin respuestas.
• Se debe evitar asumir actitudes poco respetuosas cuando alguien nos habla, como desviar la vista, mirar el reloj insistentemente, leer, escribir, tener apartes y cambiar sonrisas o señas con otros.
• Cuando conversamos en colectivo, mientras una persona habla, las demás deben atender.
• Se debe evitar en todo momento interrumpir a la persona que habla. Si estamos en desacuerdo con lo planteado, se debe esperar paciente el turno para hablar.
• Cuando la necesidad de interrumpir sea necesaria se debe hacer con delicadeza, y la persona debe disculparse en todos los casos.
• En las discusiones, conviene defender correctamente las ideas, sin apasionamientos. La serenidad con que discutamos contribuye a que las personas se entiendan mejor. Cuando es nuestro interlocutor el que incumple esta norma, se debe ser tolerantes con él.
• Se han de dominar los arrebatos de ira. Educar el carácter es parte esencial de la educación.
• Es incorrecto criticar a las personas en su ausencia. En nuestra sociedad la crítica y la autocrítica son elementos educativos para rectificar errores.
• En las comidas, se debe cuidar el tema de la conversación. Deben evitarse los temas que resulten desagradables y los asuntos que puedan suscitar discusión.

En las visitas

• Al llegar al lugar de visita, se debe tocar suavemente a la puerta aun cuando ésta se encuentre abierta. Mientras se espera es incorrecto mirar hacia el interior del local, ya sea por la puerta o por las ventanas.
• Debe recibirse a los visitantes correctamente vestidos, hacérseles pasar de inmediato y ofrecerles asiento.
• Si es necesario hacerlos esperar, nunca será fuera de la casa.
• Cuando se es recibido, se saludará a la persona que te atiende, y al pasar al interior, a todos los presentes. Cuando no se conoce a la persona que te recibe, se debe identificarse de inmediato.
• Para pasar al interior de la casa se debe esperar a que te inviten. No es correcto penetrar en otras habitaciones sin pedir y recibir permiso.
• Cuando se visita a una persona que no nos espera procuremos ser muy breves. La persona visitada debe mostrarse hospitalaria pero en ningún momento manifestará desagrado por la visita. Es correcto si pasado un tiempo prudencial ésta se excusa para cumplir obligaciones o compromisos por cuanto no se tenía conocimiento de nuestra visita.
• El horario y la duración de la visita dependerán del grado de familiaridad, del carácter de la visita y del interés de ambas partes.
• Al recibir una visita, debemos recoger los paquetes y objetos que lleven en las manos para colocarlos en un lugar apropiado.
• Al saludar, se debe esperar a que la persona de mayor jerarquía extienda la mano. El hombre debe esperar que la mujer sea la que extienda la mano.
• Los niños no deberán intervenir en la conversación de los adultos durante las visitas.
• La despedida debe dirigirse a todos los presentes.
• Se deben escoger momentos que no coincidan con los horarios de almuerzo, comida o sueño.

En el trabajo

• Se debe saludar amablemente a los compañeros al llegar al centro trabajo, y despidámonos cortésmente en el momento de retirarnos.
• Expresemos solidaridad y simpatía a las personas que visiten nuestro centro o puesto de trabajo.
• Al entrar a un local, una oficina, un despacho, etc., se debe pedir permiso o tocars a la puerta con corrección. Se debe pasar solo después que se autorice. Al pasar por una puerta se debe dejarla tal y como se encontró.
• Se debe evitar molestar o distraer a los demás desde nuestro puesto de trabajo. No es correcto interrumpir con comentarios al que está concentrado en su labor.
• Se debe ser atento y cortes con el compañero que requiera algo de nosotros. Si no es posible acceder a su petición, nos justificaremos correctamente. Deberá siempre agradecerle la intención y el esfuerzo del compañero que nos haya ayudado.
• Cuando se vaya al puesto de trabajo de otro compañero, se debe cuidar de no desorganizar sus cosas.
• Las herramientas o instrumentos de trabajo de otros compañeros requieren de nuestro cuidado. No deberá utilizarse el puesto de trabajo o instrumentos de una persona sin que previamente ésta nos haya autorizado.
• Se tiene la obligación de cuidar todos los medios que se han puesto a nuestra disposición.
• Al final de la jornada, será correcto dejar limpio y ordenado nuestro puesto de trabajo.
• Los hábitos de puntualidad y el cumplimiento riguroso de las normas del trabajo son aspectos de la conducta que van más allá de la educación formal. Tienen una gran influencia en el respeto que debe ganarse dentro del colectivo.

En las asambleas y reuniones

• Se debe llegar a tiempo a las asambleas o reuniones convocadas. La puntualidad es un hábito que dice mucho no solo de nuestra disciplina y del valor que damos a la actividad, sino también del respeto y consideración que debemos a los demás.
• Se debe permanecer en el local durante toda la sesión. Si en caso excepcional se necesita salir, lo correcto es solicitar autorización.
• No es correcto saludar si se llega tarde, ni interrumpir la reunión para excusarse, se debe aguardar el momento oportuno.
• Los compañeros que presiden una reunión merecen la atención, el respeto y una actitud disciplinada en el transcurso de la actividad. Al terminar la reunión o asamblea; es una regla de cortesía esperar a que el orador se retire primero y después lo hará el público asistente.
• Las visitas de compañeros invitados, dirigentes, entre otros, deben ser recibidas con demostraciones de simpatía y respeto.
• Al pedir la palabra, se debe hacer de modo discreto. No se debe comenzar a hablar sin que el auditorio esté preparado para atendernos.
• Se debe escuchar en silencio, con atención y sin interrupciones, a la persona que habla. No se debe mostrar impaciencia, aun cuando se tenga una respuesta inmediata.
• Cuando se valore la conducta o las opiniones de otro compañero, nuestras palabras deben estar bien medidas y su tono bien controlado. No se debe dar lugar a interpretaciones erróneas de nuestra intención constructiva.
• La atención al que habla y el respeto a todos los presentes se manifiesta a través de la postura adoptada en el asiento. Si nuestra cabeza cuelga o está recostada, si hacemos vagar la vista, y nos balanceamos, etcétera, daremos una demostración de poco interés y de falta de educación.
• Se debe ser receptivos a las observaciones críticas y capaces de comprender cuándo se causa irritación con nuestras formas de expresarnos.
• Se debe evitar toda conversación con una parte de los integrantes de las reuniones o asambleas. Estas “Micro-reuniones” demuestran falta de respeto.

En conversaciones

• Manejar la voz es muy importante. No es nada grato mantener una conversación con quien hiere los oídos. Hablar alto es sinónimo de mal gusto, poca delicadeza y mala educación.
• Escucha, observa y se verá lo inadecuado y reprobable que resulta expresarse a gritos con el fin de ser atendido. Todo lo contrario; te prestarán más atención si sabes mantener el tono grato, si las inflexiones de tu voz son precisas y de acuerdo con lo que deseas expresar.
• La voz se educa. Leer en voz alta, modulando las palabras, pronunciando bien, constituye un excelente ejercicio para alcanzar este objetivo.

Errores frecuentes

• Gritar en lugar de hablar. El que grita confiesa el fracaso de hacerse oír. Presupone una relación viciada: tratar de imponerse por el tono de la voz y no por los argumentos. El grito trae el insulto, la falta de respeto. Es una escalada peligrosa.
• Interrumpir al que esté hablando. Quien interrumpe no escucha, solo piensa en lo que él quiere decir. Espera tu turno y haz que el tuyo sea respetado.
• Adivinar el pensamiento. Adelantarse a suponer qué es lo que quieren decir los demás. Creer firmemente que es así, negando a las otras personas toda posibilidad de rectificar, cortando la palabra, interrumpe la comunicación.
• Pensar y juzgar automáticamente. Seguir un esquema mental preconcebido, derivado de un equivocado aprendizaje, condiciona una respuesta de contraataque (la agresividad se destaca).
• Ser impaciente, controlador, dominante, impulsivo. Querer que las cosas se hagan y digan a tu manera, olvidando que en toda verdad hay matices y enfoques variados que se deben respetar para vivir en armonía y comprensión.
• Hablar de varias cosas a la vez. Cuando se discute no resulta aconsejable introducir variados elementos que alejen del motivo principal. La densidad de temas puede transformar la discusión en una pelea.
• No discutir tonterías. Ser claro, preciso, específico. No vale la pena amargarse por cosas intrascendentes que verdaderamente no trascienden.
• No dar golpes bajos. Traer a colación rencores pasados, dar rienda suelta a la amargura sin base; burlarse, amenazar, manipular.
El objeto de una comunicación es relacionarse, transmitir un mensaje, informar al otro de la opinión personal. Convencer de algo, conseguir colaboración, comprensión, tolerancia. No es triunfar ni humillar.

Fuentes

  • Manual de Educación Formal. Tercera edición. Ministerio de Educación. 1983
  • Mujeres