Egoísmo infantil

Egoísmo infantil
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Concepto:Manifestación conductual del niño que impide su cooperación con otros niños o personas tanto en el juego como en el resto de las actividades

Egoísmo infantil. Manifestación conductual del niño que impide su cooperación con otros niños o personas tanto en el juego como en el resto de las actividades. El niño, como parte integrante de la sociedad, debe aprender a adoptar formas de conducta que estén de acuerdo con las normas sociales.

Comportamiento con los demás

¿Tiene siempre una conducta cooperadora con otros niños? El niño tiene una etapa de su vida en la que adquiere la fama de egoísta, y en esta etapa, en ocasiones es agresivo, dominante, quiere que todo se haga a su gusto y no reconoce razón alguna del porqué no ha de ser así; es un inconforme. No ve la razón por la cual se le pide que deje de jugar con aquello que estaba disfrutando tanto, para dárselo a otros niños.

Los adultos se preocupan por esta forma de actuar y creen que el niño es un individualista y que sólo se preocupa por sus intereses. Esta manifestación, el egoísmo, si se descuida puede tener resultados que marcan para siempre la personalidad del niño como ser humano.

El colectivo

La vida en colectivo ofrece una excelente oportunidad para que el niño aprenda a ser cooperativo, ya que el pequeño, al contacto con otros niños, comparte sus juguetes, espera su turno, acepta las reglas del Juego, además de participar con alegría en el mismo.

Causas

El niño puede aprender esta conducta por imitación, los adultos no se percatan de que a veces la facilitan, ya que en ocasiones quieren que los hijos sean los primeros en todo, desde el juego de pelota hasta el destacado de la escuela, y lo impulsan a pasar delante de los otros; o que posean todas las cosas para sí, sin tener en cuenta a los demás. Esto puede deberse a la conducta sobreprotectora y al favoritismo de los adultos hacia los pequeños.

Acciones

  • Los adultos no deben tratar de borrar esta actitud en el niño de una forma rápida y enérgica, ni antes de tiempo, ya que él, por sí solo, necesita razonar esta conducta. Si se le fuerza, se puede lograr el efecto contrario, ya que el niño al tratar de esconder su egoísmo se manifiesta con una conducta no real, pudiendo ser después, peor.
  • Una actitud cariñosa y firme, no dominante ni blanda, permite una mejor superación del egoísmo. El niño que s siente seguro y querido tiende a poder superarlo más rápidamente.
  • Que en ocasiones tenga que dar un juguete a otro niño, aunque llore, es bueno; así va aprendiendo que a veces, tiene que ceder. Dígale con buenas maneras, pero con firmeza: "No, ahora le toca a otro niño, después te tocará a ti de nuevo."
  • Nunca diga delante de él que es egoísta; esto tiende a reafirmar su egoísmo.
  • En los círculos infantiles, la educadora debe tener cuidado de que todos los niños utilicen los juguetes; y tener en cuenta actividades en las que participen en una tarea común, así, conducir a unos a lavar los juguetes; a otros, a secarlos; y a otros, a guardarlos. O bien, si están pintando, tratar de que todos compartan los mismos pomos de pintura. Puede, además, organizar juegos de roles en los cuales estos niños desempeñen papeles que impliquen el desarrollo de cualidades positivas que contrarresten el egoísmo.
  • En el período de adaptación del niño a la institución, no debe obligársele a que comparta si no lo desea, ya que no tiene aún amiguitos y está sufriendo la separación de sus padres. Es posible que al ofrecérsela un juguete, éste le brinde seguridad. Debe explicarse a los demás que hay que ayudar al niño nuevo y que por eso se le deja tener el juguete.
  • Además, nada le ayuda más al niño que los elogios y alabanzas, más se gana con el elogio que con la crítica. Por ejemplo, si se da el caso de que hay un solo caballito, varios niños quieren montarlo, cada vez que uno se baje del caballito para que monte otro, la educadora puede decir: "¡Qué bueno es este niño!, se baja del caballito para que otro niñito pueda montar también.."

Para saber algo más

No se debe olvidar la necesaria relación con los padres del niño, ya que por una parte, muchos de los problemas son consecuencia de los malos métodos aplicados en el hogar; y por la otra, es indispensable la colaboración y coincidencia de criterios del hogar para obtener resultados buenos y estables.

Fuentes

  • Bernal del Riesgo, A.: Errores de la crianza de los niños. Cuadernos populares. Instituto del Libro, La Habana, 1970.
  • Dpto. de Investigaciones psicológicas y pedagógicas: Artículos varios en revistas Simientes, Instituto de la Infancia, La Habana, 1975-1976.
  • García Inglanda, S. : "Cómo tratar a cada niño dentro de su colectivo", en revista Simientes, no. 5, Ciudad de La Habana, 1978.