El buscavidas (Película)

El buscavidas
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Drama | Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
135 min
Otro(s) nombre(s)The Hustler
Estreno1961
GuiónRobert Rossen & Sidney Carroll (Novela: Walter Tevis)
DirectorRobert Rossen
Dirección de FotografíaEugene Shuftan (B&W)
Productora20th Century Fox
PaisBandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos

El buscavidas (Filme). El magnífico retrato que Robert Rossen, director y co-guionista del film, realiza del submundo del juego, de pequeñas mafias y de unos personajes memorables, se aprecia ya en este conciso y magistral prólogo.

Sinopsis

Eddie Felson es un jugador profesional de billar que se dedica a recorrer las ciudades de provincias, junto a su compañero Charlie, haciendo creer a los demás jugadores que no es más que un aprendiz. Su propósito es reunir una importante cantidad de dinero para ir a Chicago y enfrentarse con el campeón, Minnesota Fat. Meses más tarde llega, por fin, su oportunidad. Al principio Eddie va ganando, pero Minnesota se recupera y bate a Eddie. Desmoralizado, entrega el poco dinero que le queda a Charlie, tanmbién las llaves de su coche, y se marcha solo. Eddie intenta recuperar el dinero perdido en partidas de escasa importancia. En una sala de billar conoce a Bert Gordon, quien le ofrece ayuda para que vuelva a enfrentarse con Minnesota, pero a condición de que el setenta y cinco por ciento de las apuestas sea para él.

Reparto

Premios

  • 1961: 2 Oscars: Mejor fotografía B/N, dirección artística B/N. 9 nominaciones
  • 1961: BAFTA: Mejor película

Críticas

Perder

Creo que fue la primera o segunda película que pusieron en ¡Qué grande es el cine!. Mi cinefilia en ciernes encontró puntual alimento en ese programa sin duda, supongo que a muchos les pasó igual. Iniciaba yo mi travesía universitaria entonces, el camino del éxito según dicen muchos, la vida engullida entre ansias de triunfo a toda costa. No entré al trapo la verdad. La Universidad me proporcionó una pseudo formación, no lo discuto, pero no me inculcó el ansia de triunfo que parecía asolar los rostros de los que, con fruición, tomaban apuntes moviendo los codos, afilándolos para los costados ajenos.

Y es que siempre he tenido una atracción malsana por la figura del perdedor. Siempre, quizás inconscientemente, he dirigido mis caminos hacia emular, de alguna manera, ese nihilismo existencial del que entiende y comprende la languidez vital del fracasado. Del que gusta de vivir la vida con la intensidad del desengaño.

Esta película es una obra maestra de eso que estoy diciendo. Los detalles técnicos se los dejo a otros.

Del amor no hablo. No tengo ganas.

El personaje de Paul Newman en esta película es un icono imprescindible ya. Una aparente contradicción que este actor fuera, en mi opinión, el único capaz de dar vida a "Fast" Eddie Nelson.

La película de cada uno

En la vida de todo aquel que ame el cine o simplemente con que le guste un poco hay una serie de películas a las que se vuelve una y otra vez, cada vez que se empiezan a ver se desea volver, y cada vez que se terminan deseas no volver para que esa vez no se acabe. Son lo que yo llamo obras maestras, o poniéndolas un nombre más personal, películas de mi vida. "El buscavidas" es una de esas películas.

Todo lo que aquí escriba sé que no le hará justicia, porque es una película que significa demasiado para mí, un sentimiento casi afectivo que es imposible describirlo con palabras, al menos, palabras que la ajusticien. Incluso las diez estrellitas se me quedan cortas. Es una película elegante y sobria en la superficie, pero en el interior late todo un corazón, un corazón amargo, desencantado, trágico, lúcido, dolido, un corazón perdedor, pero un corazón al fin y al cabo. Un corazón lleno de vida.

Es una historia como otra cualquiera pero al tiempo única, que ejemplifica no sólo el tema del perdedor que se le atribuye, sino que habla de la vida, en general, de lo que buscamos en ella y de lo que vamos perdiendo en el camino para llegar a un final en el que no hay nada y en ese camino hemos perdido todo lo que teníamos para que después ese mismo camino venga a cobrarse un 75% de esa nada. La nada es ese trono inexistente que siempre lo va a ocupar otro, esa felicidad que busca el sueño americano, un sueño hipócrita soñado por máscaras pervertidas, retorcidas y lisiadas, un sueño que se va por el váter en un motel de Louisville donde se pierde toda esa fantasía inútil para ganar algo tan mísero y deprimente como el carácter.

Eddie Felson vivirá toda su vida acompañado de ese carácter, sabiendo lo que pudo tener y todo lo que perdió, y probablemente conformándose con lo que ahora tiene. No quiero comprobarlo, me conformo con imaginármelo, así que quizás no vea esa revisión llamada "El color del dinero" del gran Scorsese porque creo que hay que dejar ciertas cosas como están y no tocarlas, y esta obra maestra que nunca terminaré de conocer es una de ellas. Una grandiosa película, una grandiosa lección de cine, de vida. Una película que está filmada por Robert Rossen pero que es mía.

Un bálsamo infalible

Tras llevar una racha de pelis malas, masacrándome las neuronas a través de las córneas, necesitaba ver buen cine. Y el azar quiso que fuese esta peli la primera que sacase de mi caja de dvd's. Como dijo aquel: a veces el diablo se pone de nuestra parte.

Maravillosa película, con una impresionante y necesaria enseñanza: no es en la habilidad concreta que uno domine donde se demuestra el éxito o el fracaso, sino en que los frutos que de ella obtenga sean sabrosos o estén podridos.

Paul Newman no interpreta. Eso, se mire como se mire es fingir. Haciendo que parezca sencillo lo dificilísimo, simplemente da vida al personaje, lo hace real y palpable. Miradas, gestos, y -sobre todo- sonrisas, traspasan el celuloide, la pantalla, y lo que haga falta, para crear un nivel de credibilidad pocas veces vistos en toda la historia del cine. Eddie está vivo, deseamos conocerlo, y soñar, amar, y sufrir junto a él. Impresionante es decir poco.

A su lado, Piper Laurie deció contagiarse de genialidad, y sabe darle la réplica con una muy dolorosa y convincente recreación de persona sola, débil, dependiente, y con fondos de nobleza, con quien es dificil no llegar a sentir auténtica pena. Esto si es cine.

George C. Scott (cada vez que veo un documental o peli de la segunda guerra, en el que nombren a Patton, veo su cara), no necesita derrochar expresividad ni ademanes para componer el prototipo de cinico sin escrúpulos, que con una media sonrisa torcida o una mirada clavada a las pupilas, logra disimular intenciones o encontrar puntos débiles en sus presas. Uno llega a despreciarlo de verdad, y a eso en un actor se le llama talento.

Y Jackie Gleason, el último vértice del cuadro. Inolvidable su Gordo de Minnesota. Derrochando clase y elegancia. El rival que todos deberiamos tener alguna vez en nuestra vida, para poder esbozar una auténtica sonrisa de satisfacción de llegar a vencerlo. Magistral su interpretación, metáfora de los sueños que se quieren alcanzar, al aparecer -al ser- principio y final de la historia.

Rodada en gloriosos blanco y negro, con toda su gama de grises -como la vida misma- no es una peli que vaya a recomendar. Eso seria tan absurdo como decirle a alguien que algún dia ha de morir. Todo el mundo sabe que tarde o temprano llegará a ese punto, y esta película es algo que cualquiera que bucee -un poquito tan solo- en el mundo de las películas gloriosas, llegará a descubrir, a gozar, y a admirar. Lo quiera o no.

Fuentes

  • Artículo El buscavidas. Disponible en: www.filmaffinity.com, visitado el 5 de febrero del 2013.
  • Artículo El buscavidas. Disponible en: www.fotogramas.es, visitado el 5 de febrero del 2013.
  • Artículo El buscavidas. Disponible en: www.abandomoviez.net, visitado el 5 de febrero del 2013.
  • Artículo El buscavidas. Disponible en: www.miradas.net, visitado el 5 de febrero del 2013.