El entierro del Conde de Orgaz

El entierro del Conde de Orgaz
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Una de las obras maestras de la pintura española
Datos Generales
Autor(es):Domenico Theotocópulos (El Greco)
Año:1586
País:Bandera de España España
Datos de la Pintura o dibujo
Dimensiones:480 X 360 cm
Localización:Iglesia de Santo Tomé, Toledo


El entierro del Conde de Orgaz. Cuadro pintado por El Greco en 1586, una de las obras maestras de la pintura española; sin embargo no era este el primer encargo eclesiástico que hacían al pintor inmigrado, mientras que El Sueño de Felipe II no mereció el agrado del monarca, la Iglesia dió muchos encargos al cretense.

El Cuadro

La acción del cuadro se desarrolla en el cielo y la tierra, visión y realidad cotidiana van entretejiéndose: en el entierro ocurre un milagro, San Esteban —cuya capa está adornada con la escena de la lapidación— y San Agustín, el anciano obispo, dan solemne sepultura al cadáver del conde antes de que lo pudiesen tocar los sacerdotes.

Encima de la escena terrestre —que no es del todo terrestre, ya que no se ven las piernas y así toda la escena parece flotar— vemos los ejércitos celestes y a Cristo sentado en el trono, vestido de blanco; ante él están María, San Pedro con las llaves, San Juan Bautista vestido con pelleja y alrededor, la multitud de los santos.

El alma del noble caballero es llevada por ángeles al cielo. La parte realmente terrenal es el cortejo de amigos vestidos de negro; todas las caras son retratos y algunos pueden ser identificados con certeza como personas conocidas en Toledo. Un niño, situado en primer plano a la izquierda, invita a observar la escena.

La visión mística no solo se liga a la tierra, como podemos observar en numerosas ocasiones en las pinturas españolas, sino a los círculos aristocráticos de la ciudad. La gran riqueza de los colores y la negra vestimenta de las personas que asisten al entierro separan también lo terreno de lo celestial.

El alargamiento exagerado y la deformación de las figuras, el empleo de colores ácidos, luces frías y violentos contrastes luminosos constituyen las características del estilo de El Greco. La obra, que muestra un perfecto dominio del retrato, ilustra el paso de la vida a la muerte, la disociación de cuerpo y alma, los vínculos existentes entre la realidad terrestre y la espiritualidad.

El pintor

El Greco era un hombre de gran erudición, aficionado a la literatura clásica y a la de su época desde joven; de modesta personalidad, el cual firmaba sus lienzos con el nombre de ¨Domenico Theotocópulos, Cretense¨. Procedía de la isla de Creta y llegó a Toledo, España, a través de Venecia.

La historia remonta su nacimiento al año 1541 en las cercanías de Candía, (actual Heraklion), Creta. Desde la adolescencia se fue a Venecia, al taller del anciano Tiziano, donde ayudó en la realización de un cuadro que representaba a San Lorenzo. El maestro estaba extraordinariamente contento con el joven discípulo, quien, por su parte, no lo estaba tanto y se marchó a Roma pasando por Parma, para seguir formándose.

Ya conocía la intranquilidad barroca de Tiziano; en Parma pudo apropiarse de la técnica del claroscuro de Correggio; trabajó también como pintor de miniaturas y en la capital italiana observó con respeto las obras de Miguel Ángel y Rafael. Consagró la mayor parte de su carrera a la realización de cuadros de inspiración religiosa llenos de un intenso sentimiento de espiritualidad y misticismo.

Entre sus cuadros más conocidos, sin lugar a la duda, se encuentran La adoración de los pastores, Retrato de Fernando Niño de Guevara, El apóstol San Andrés, entre muchos otros. El Greco murió en 1614 en Toledo, donde fue enterrado.

Véase también

Fuentes

Enlaces Externos