El hombre en llamas

El hombre en llamas (Cuadro)
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Cuadro del pintor Saturnino Herrán donde muestra la formación de la nueva identidad nacional del pueblo Mexicano.
Datos Generales
Autor(es):José Clemente Orozco
Año:1937 y 1939
País:México

El hombre en llamas o como también se le conoce El hombre de fuego, es una obra que pertenece al pintor José Clemente Orozco realizada entre 1937 y 1939, Aunque no fue muy conocido en Estados Unidos en su época, se convirtió en uno de "los Tres Grandes", es decir, uno de los tres principales muralistas mexicanos, junto con Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.

La pintura y sus personajes

El hombre en llamas (también conocida como El hombre de fuego) es la joya de la corona de murales que el pintor de Zapotlán el Grande creó al interior de este inmueble, justo en la bóveda de la cúpula tan característica de este espacio cultural, a 27 metros del suelo.

Fue creada entre 1937 y 1939 y tiene 11 metros de diámetro esta obra con técnica al fresco da un efecto de movimiento y cautiva a todo espectador, que busque identificar los detalles contrastantes.

En el mural hay cuatro personas; tres personas alrededor del mural y una figura en el centro. Ellos están envuelto en llamas, una imagen muy espantosa. Hay un escorzo en todo el mural (el fuego y las figuras están torcidas) para dar la perspectiva de tres dimensiones y comunicar la grandeza del mural. Los dieciséis frescos alrededor muestran diferentes imágenes: por ejemplo un hombre con un martillo burdo, una torre en llamas, etc. Hay tres interpretaciones de este mural.

El mural representa el mito griego de Prometeo, el dios que robó el fuego del Olimpo para entregarlo a la humanidad, lo que derivó en el progreso y el inicio de la civilización.Por tal osadía, Zeus condenó a Prometeo a estar encadenado en una roca, donde cada día un águila comería su hígado a carne viva, pero cada noche el dios regeneraría su cuerpo; esa condena la viviría hasta el fin de los tiempos.

La pintura también representa un simbolismo sobre los cuatro elementos de la naturaleza, según los griegos: fuego, aire, agua y tierra.

Primera interpretación: El mundo prehispánico

La primera interpretación es que el mural representa el mundo prehispánico. En esta interpretación el mural es una crítica de la barbarie del sacrifico humano y otras cosas de la cultura prehispánica que nosotros consideramos “injustas” y “bárbaras.” Este concepto es una gran diferencia de las obras de Diego Rivera; él no criticaba a los indígenas mucho (de hecho, Rivera consideraba su cultura como una sociedad ideal).

La figura en el centro es sacrificada por las otras figuras, y el hombre debajo de la figura es el sacerdote. En esta interpretación el rojo no es solo fuego, sino también es la sangre. Pero, los frescos muestran las injusticias modernas también. Esto muestra que Orozco está diciendo que nuestro mundo no es muy diferente, y solo porque no tenemos el sacrificio humano no significa que nuestra sociedad no sea bárbara.

Segunda interpretación: Los pecados de la humanidad

La segunda interpretación es que el mural representa los pecados de la humanidad y nuestra lucha contra las injusticias, la corrupción, la ignorancia, y la traición en nuestro mundo. Estamos deformado en el fuego de nuestros injusticias, torcidos por nuestros pecados. El hombre en el centro está sacrificándose por los pecados de la humanidad. Esto puede ser una referencia religiosa a Jesucristo, quien murió por nuestros pecados. Los frescos tienen imágenes de cosas negativas en nuestra sociedad: la guerra, el trabajo manual y la esclavitud, el sufrimiento, el fuego, y el miedo.

En esta interpretación el mural es una crítica de nuestra sociedad. En sus murales Diego Rivera criticaba nuestra sociedad también, pero sugería la sociedad azteca como más ideal. Para Orozco la sociedad ideal es menos concreto; su concepto de la ideal es separado de la historia mexicana, separado del mundo físico. Él no cree que podemos lograr el ideal, y no cree que lo hemos logrado; solo es un concepto incapturable.

Tercera Interpretación: El mito de Prometeo

La tercera interpretación es que el mural representa el mito clásico de Prometeo de Antigua Grecia. Este mito ocurre cuando los seres humanos vivían en cuevas sin fuego. Prometeo era un dios que dio fuego a los seres humanos, sin el permiso de Zeus, el cual lo castigó por encadenar una roca hasta el fin del tiempo.

Un águila comía su hígado durante el día, pero Prometeo sería curado durante la noche, porque era un dios. En esta interpretación la figura en el centro es Prometeo, y el hombre debajo de él es Zeus. Prometeo está sufriendo en fuego, un concepto muy irónico porque eso es lo que le dio a los seres humanos.

El mural “El hombre en llamas” tiene muchas otras interpretaciones diferentes. Por ejemplo., muchas personas piensan que las cuatro personas representan los cuatro elementos: tierra, fuego, aire y agua. El mural es tan abstracto que no podemos decidir cuál interpretación es “correcta.” Yo pienso que todos las interpretaciones son posibles, y posiblemente todas son correctas.

El mensaje más importante es que nosotros pensamos sobre los temas y apreciamos la magnitud, la fuerza y la belleza del mural. No necesitamos tener un significado último para apreciar el mural. Este es un gran cambio de Diego Rivera; te dice qué y cómo debes pensar, pero Orozco te invita a pensar por ti mismo. Por esta razón me encanta este mural y pienso que vamos a tener un trimestre muy interesante estudiando los murales de José Clemente Orozco.

Síntesis biográfica del autor

José Clemente Orozco Flores nació en Zapotlán el Grande, después Ciudad Guzmán, Jalisco, el 23 de noviembre de 1883, Ciudad de México fue un caricaturista, muralista y litógrafo mexicano, se graduó en la Escuela Nacional de Agricultura, estudió también matemáticas y dibujo arquitectónico. En 1897 lo enviaron a estudiar a la Escuela Nacional de Agricultura en San Jacinto, y aunque José no estaba interesado en la agricultura, logró ganar dinero dibujando mapas topográficos. Estuvo casado con Margarita Valladares con quien tuvo 3 hijos. Sus primeros trabajos consistieron en litografías de la vida indígena; interesado en la pintura mural, logró posteriormente un perfecto dominio de su técnica. A su regreso a México en 1934, Orozco realizó el gran tablero rectangular de Palacio de Bellas Artes titulado Katharsis, situado frente al de Rivera: El hombre en la encrucijada. Es una representación sangrienta del conflicto violento entre el hombre moderno y el caótico mundo mecanizado que lo rodea y al mismo tiempo lo oprime. De 1936 a 1939, Orozco realizó tres grandes obras murales en Guadalajara: en la Universidad, en el Palacio de Gobierno y en el Hospicio Cabañas. En 1936, en la Universidad de Guadalajara decoró la cúpula y los muros de la plataforma del anfiteatro. En la cúpula pintó una alegoría del hombre, haciendo hincapié en los beneficios de la educación y de la investigación científica. En el lapso que va de 1941 a 1944 Orozco se dedicó a la pintura de caballete, pintó celebridades (como Dolores del Río) y a otra gran obra mural en la bóveda y los muros del coro de la antigua iglesia de Jesús Nazareno (1942-44). Las ideas que plasma ahí se relacionan con el Apocalipsis. En 1943, fue miembro fundador de El Colegio Nacional. Murió el 7 de septiembre de 1949 en la Ciudad de México, mientras trabajaba en los primeros trazos de un mural en el edificio multifamiliar Miguel Alemán. Fue sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres, en la Ciudad de México.

Fuentes