El juego de abalorios (libro)

El juego de los abalorios
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Das Glasperlenspiel.jpg
Título originalDas Glasperlenspiel
Autor(a)(es)(as)Hermann Hesse
Editorial:Henry Holt and Company
GéneroNovela filosófica
PaísAlemania

El juego de los abalorios . Novela fue publicada en 1943 por el escritor alemán Hermann Hesse, editada por la editorial Henry Holt and Company, con esta obra nos encontramos con el anhelo del propio autor de encontrar la manera de integrar el todo en un simple algo, en esta ocasión un juego, en el que caben los conocimientos científicos, culturales, musicales y de todo tipo ya que todo puede ser traducido al lenguaje de este juego.

Sinopsis

La novela, que está situada temporalmente en el lejanísimo año 2.400 se desarrolla en Castalia, la gran fuente del conocimiento, y cuna del mentado juego, en la que solo se entra por selección, algo que se lleva a cabo mediante un meticuloso seguimiento de todos los niños para descubrir a aquellos talentos excepcionales que merecen dicho honor. La novela, que está situada temporalente en el lejanísimo año 2.400 se desarrolla en Castalia, la gran fuente del conocimiento, y cuna del mentado juego, en la que solo se entra por selección, algo que se lleva a cabo mediante un meticuloso seguimiento de todos los niños para descubrir a aquellos talentos excepcionales que merecen dicho honor.

Resumen

El clima de la presente novela de Hermann Hesse, su obra cumbre, basta decir lo que de pocas o acaso de ninguna obra de ficción de nuestro siglo puede decirse: es una novela sabia. Dé se a este término un acento de respeto y admiración, pronúnciese le con esa unción que era el aura de los sabios de otros tiempos, en que el saber era más universal y el sabio no era conocedor acabado de una ciencia o de la rama de una ciencia sola. Porque la novela El juego de abalorios es por su tono y su contenido el resumen de la experiencia de una vida patriarcalmente llevada, es crítica constructiva de nuestra época, utópico esbozo de un mundo por venir y, sobre todo, síntesis y armonización de saber y de fe. El juego de abalorios es, por lo tanto, un juego con todos los contenidos y valores de nuestra cultura; juega con ellos como tal vez, en las épocas florecientes de las artes, un pintor pudo haber jugado con los colores de su paleta... Lo que la humanidad produjo en conocimientos elevados, conceptos y obras de arte en sus períodos creadores, lo que los períodos siguientes de sabia contemplación agregaron en ideas y convirtieron en patrimonio intelectual, todo este enorme material de valores espirituales es usado por el jugador de abalorios como un órgano es ejecutado por el organista; este órgano es de una perfección apenas imaginable, sus teclas y pedales tocan todo el cosmos espiritual, sus registros son casi infinitos; teóricamente, con este instrumento se podría reproducir en el juego lodo el contenido espiritual del mundo. El protagonista de la novela de Hermann Hesse, el magister ludíJosef Knecht, es el antagonista del hombre típico y triunfante de nuestro tiempo. Renuncia a su personalidad, a la ambición y a los bienes materiales, para convertirse en función jerárquica. Su libertad individual disminuye en la medida en que se agranda su autoridad, puesto que ésta, más que licencias y derechos, involucra responsabilidades y deberes. El concepto de poder no forma parte del orden jerárquico que rige la “provincia pedagógica” en que se desenvuelve la vida de Josef Knecht. Y ello no obsta para que esa provincia sea un modelo de disciplina, de una disciplina severa, inclusive, lograda a fuer de ejemplos y con exclusión de cuanto pueda parecerse siquiera a un castigo. En esa “provincia pedagógica” que Hesse llama Castalia y que habitan los integrantes de una Orden dedicados a toda suerte de estudios, no existen lazos de familia, ni honores, ni bienes materiales. Se busca la perfección del espíritu y del alma en el estudio y la meditación, no tanto en beneficio propio como por vocación y en beneficio del mundo exterior que, en su afán de “vivir la vida”, de progreso y de comodidades, ha dejado de dedicar su atención a los problemas fundamentales de la existencia a tal punto que si el pensamiento carece de pureza y ya no se venera al espíritu, todo el mecanismo de la vida material se tambalea y la autoridad, como la matemática del banquero, marchan hacia el caos. La novela de Hermann Hesse habla de nuestra actualidad como de un tiempo pretérito, su acción transcurre en un futuro asaz lejano, pero lo que le imprime mayor interés es lo que podría llamarse “lo medido de su ilusión”, o sea el que concibe una provincia y una Orden de nuevo cuño, sostenido por un mundo no muy distinto del nuestro. Quiere ello decir que Hessecree en la posibilidad de una reacción espiritual a la actualidad materialista, pero la asigna a una “élite”, y no se mece en la ilusión de un mundo perfecto y totalmente diferente de cualquier tiempo pasado. Cree en cambios fundamentales, pero no en cambios totales, y esta Página 4 de 289 Hermann Hesse El juego de los abalorios circunstancia es la que permite afirmar que su novela es una obra sabia. No la eclosión de un espíritu poético romántico, sino la previsión de un hombre que ha penetrado la realidad circundante y extrae conclusiones acertadas de fenómenos diversos y extremadamente sutiles, como son el de la música y sus relaciones con el hombre y hasta las de éste con el Estado. Páginas estas maravillosas que podrán leerse en la introducción que el mismo Hesse pone a esta obra. El estudio y la meditación no son, por supuesto, privilegios exclusivos de Castalia, y uno de los capítulos más atrayentes de la novela —el más bello es aquel que narra la transfiguración del magister música, convertido en personificación de la música—, relata la temporal convivencia de Josef Knecht con un sabio benedictino, historiador y político, estableciendo un paralelo entre una Orden religiosa y la Orden de Castalia y su respectiva posición frente al mundo. En ese capítulo se descubrirá la última consecuencia de otra síntesis, tanto del libro como de la vida y sabiduría de Hermann Hesse: la síntesis de Oriente y Occidente, de la que son preámbulos sus libros Sidharta y Peregrinación al Oriente, obras de singular devoción y de una dulzura que llamaría se romántica si no estuviese tan plenamente impresa de intención espiritualmente redentora. Ni en esos dos libros, ni en El juego de abalorios zahiere Hermann Hesse nuestra época, pero si la caracteriza de un modo que no deja lugar a dudas respecto a la opinión que le merece. La llama la “época folletinesca”, la encuentra superficial, y entre sus rasgos prominentes enumera: la falta de fe de los pueblos, la buena mecanización de la vida, la decadencia de la moral, la falta de sinceridad de su arte. Dedica suaves palabras de condenación al afán de distracción que ocupa el lugar del afán de saber, aun cuando se trata de disimularlo mediante dos entretenimientos típicos: las conferencias y las palabras cruzadas. Habla de las personas que creen propender a mayor cultura dedicando diariamente una hora a la solución de tales problemas o escuchando conferencias sobre temas de la más variada índole y en que la sonoridad de las palabras y el lucimiento del orador tiene infinitamente más importancia que el propósito instructivo y constructivo, si es que tal propósito anima la perorata. Suelen ser expresiones de un saber superficial lo mismo que de una ambición mundana, y como tales, incluso pervierten las nociones serias y fundamentales que, en un principio, puede haber aportado el oyente. Son signos de desconcentración intelectual, pero de ningún modo de un serio anhelo enciclopédico y menos aún sintético. Y carecen, sobre todo, de la participación del alma, que es la que tan perentoriamente reclama en todas las cosas, y a través de su libro sin par, el autor, como panacea única que puede devolver al mundo su salud moral, espiritual, y la paz verdadera

Datos sobre el autor

Hermann Hesse (Calw, Alemania, 1877 – Montagnola, Suiza, 1962), novelista y poeta, fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura de 1946. Su obra es una de las más traducidas y laureadas de la literatura alemana, especialmente popular entre el público joven. Las obras de Hesse están repletas de referencias a los temas que más le preocupaban: la dualidad del hombre, y la permanente división entre la espiritualidad y la expresión de su naturaleza. Entre sus obras emblemáticas se encuentran Siddhartha (1922) y El lobo estepario (1927).

Fuentes