El niño de Lapedo

El niño de Lapedo
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Concepto:Nombre con el que se clasifica aun descubrimiento arqueológico (un esqueleto de un niño) que pareciera ser un híbrido de la unión de un homo sapiens y un neanderthal.

El niño de Lapedo. En Lagar Velho, en el valle de Lapedo, a unos 150 km de Lisboa, Portugal, fue descubierto en el año 1998 el esqueleto de un menor, de aproximadamente cuatro años, que fue bautizado como el niño de Lapedo.

Se estimó que el mismo debió haber sido enterrado en este sitio hace alrededor de unos 29.000 años. Llamado también Lagar Velho 1, con nombre de catálogo Lapedo 1, este descubrimiento, realizado en un sitio arqueológico del municipio portugués de Leiría, se reportó como una fuerte evidencia de una posible hibridación entre un ejemplar de Homo sapiens y otro de Homo neanderthalensis.

Historia

Enterrado durante milenios en el Valle del Lapedo, 136 Km. al norte de Lisboa, Portugal, los arqueólogos descubrieron el primer esqueleto completo del Paleolítico encontrado en la Península Ibérica que pertenecían a un niño de cuatro años de edad. La importancia del descubrimiento fue mucho mayor cuando el análisis de los huesos reveló que el niño tenía el mentón y los brazos inferiores de un ser humano, pero la mandíbula y la constitución de un neandertal, sugiriendo ser un híbrido o un resultado del mestizaje entre las dos especies.

El hallazgo -según un artículo publicado en Ancient Origins- pone en duda la teoría aceptada de que los neandertales desaparecieron hace aproximadamente 30.000 años, reemplazados por los cromañones, los primeros seres humanos modernos. Al mismo tiempo que sugiere que los neandertales se cruzaron con los humanos modernos y se convirtieron en parte de nuestra familia, un hecho que tendría consecuencias dramáticas para los teóricos evolutivos alrededor del mundo.

Hallazgo de João Maurício y Pedro Souto en 1998

El descubrimiento sucedió en noviembre de 1998, cuando los arqueólogos João Maurício y Pedro Souto fueron al valle del Lapedo para investigar unos relatos sobre unas pinturas rupestres prehistóricas encontradas, que resultaron ser ciertas. El yacimiento tenía una gran concentración de herramientas líticas, huesos de animales y carbón del Paleolítico Superior: era evidente que el Lagar Velho había sido un importante lugar de ocupación. Las siguientes excavaciones lo confirmaron, mostrando el radiocarbono fechas de hace 23.170 hasta 20.220 años.

En los sedimentos recuperaron varios pequeños huesos manchados con ocre rojo y pensaron que podrían ser de un humano. Resultó ser la tumba de un niño: el único entierro Paleolítico encontrado hasta aquel momento en la Península Ibérica.

Se puso en marcha un proyecto de excavación para recuperar todos los restos del cuerpo del niño. El trabajo era difícil porque las raíces diminutas de las plantas habían penetrado los huesos esponjosos. Tamizando los sedimentos desordenados se llegó a la recuperación de 160 fragmentos craneales, que constituían aproximadamente el 80% del total del cráneo.

La reveladora investigación

Una vez completado el proceso de recuperación, los restos óseos fueron enviados al antropólogo Erik Trinkaus de la Universidad de Washington para ser analizados. Fue entonces cuando se realizó el descubrimiento más sorprendente. Trinkaus encontró que la proporción de las extremidades inferiores no eran de un humano moderno: se asemejaban a las de un neandertal.

Por otro lado, la forma general del cráneo era moderna, al igual que su oído interno y los dientes. Aunque el cráneo era más similar a un humano moderno, se detectó una anomalía: una picadura en la región occipital, que es un rasgo típico y genético de los neandertales.

Trinkaus concluyó que el niño de Lapedo era un mosaico morfológico, anatómicamente era un híbrido entre los neandertales y los humanos modernos. Sin embargo, parece ser que ambas especies no coexistieron en la Península Ibérica más allá de hace 28.000 años. ¿Cómo puede el niño tener características de ambas formas? La pregunta llevó a un encendido debate entre expertos, algunos de los cuales aceptaron que el descubrimiento del niño de Lapedo demostraba que los neandertales se cruzaron con los humanos modernos, mientras que otros rechazaron alejarse de las opiniones que aseguran que los neandertales se extinguieron, reemplazados por otra especie.

Científicos en desacuerdo

Algunos científicos, como C.P.E. Zollikofer de la Universidad de Zúrich, Suiza, concluyó que la osamenta no mostraba necesariamente afinidades neandertal evidentes, ampliando su argumento explicando también que ambas especies no habrían sido biológicamente capaces de producir sujetos híbridos.​

Sin embargo, actualmente el trabajo genético en torno al genoma neandertal y el de los seres humanos muestra que la hipótesis de la hibridación es factible.​

Réplica del esqueleto

En el Centro de Interpretação do Lagar Velho se puede ver una réplica a tamaño natural del esqueleto, así como una reconstrucción del rostro del niño, hecha por el antropólogo estadounidense Brian Pierson. Está prevista la construcción de un museo de arqueología en el Convento de Santo Agostinho, en la ciudad de Leiría, que albergará el esqueleto original y otros hallazgos de la excavación arqueológica.

Bibliografía

  • José Lopes, Reinaldo. (2003). Dueto Editorial, edição 11, ed. «Encontros amorosos entre sapiens e neanderthal». «Menino de Lapedo».
  • Cidália Duarte, João Maurício, Paul B. Pettitt, Pedro Souto, Erik Trinkaus, Hans van der Plicht y João Zilhão (1999). «The early Upper Paleolithic human skeleton from the Abrigo do Lagar Velho (Portugal) and modern human emergence in Iberia» (PDF o HTML).
  • Zilhão, João (2001). Athena Review, Vol.2, no.4: Neanderthals Meet Modern Humans, ed. «The Lagar Velho Child and the Fate of the Neanderthals».
  • Antón, Jacinto (2000). El País, ed. «Zilhao defiende la existencia de híbridos de neandertal y cromañón».
  • Ben Harder (2001). National Geographic News, ed. «Telltale Face Betrays Neandertals as Non-Human».
  • Callaway, E. (2010). New Scientist online, ed. «Neanderthal genome reveals interbreeding with humans».

Fuentes