Escuela No. 20 de Güinía

Escuela No. 20 de Güinía
Información sobre la plantilla
Institución
Tipo de unidad:educacional
País:Cuba
Dirección:Güinía de Miranda

Escuela No. 20 de Güinía era un centro educacional con pocos recursos y muchos niños campesinos ansiosos por aprender y prepararse para el futuro

Güinía en la década del 20

En la década del 20 del siglo XX, Güinía de Miranda era un pequeño asentamiento a donde se llegaba solamente a caballo o mulo por tres caminos; el de Manicaragua que era senderiado; el que iba a [[Fomento, muy malo y de difícil paso por el Río Mabujina, y el otro camino era a Sopimpa con un desvío a Las Calabazas. Había dos panaderías, la de Moisés García y la de Toribio Ferreras, que elaboraban un pan exquisito, galletas, queques, rosquitas y repostería, los domingos eran los puercos asados. Funcionaban dos zapaterías, la de Fermín Cedeño y la de Del Pozo, donde se fabricaban buenos zapatos de a diario, además había un zapatero remendón.

Se contaba con una herrería, dos carnicerías con mataderos propios, la de Jacinto Hernández y la de Onésimo López, dos barberías, la de Tilo Mendoza y la de Aurelio Alé, varias costureras que cocían a la moda. En Güinía había un cuartel de la Guardia Rural bajo la responsabilidad de un cabo y seis solados Tenía un comercio muy bien abastecido, con la bodega de vivieres de los chinos, una tienda de víveres de Toribio, que después cerró poniendo en su lugar un restaurante, la tienda de Rodríguez y la más grande de todas, la de los Busto, mixta, como un mercado, porque en ella había víveres de toda clase, ropa, zapatos, quincalla, talabartería.

Además de ese comercio establecido, había varios vendedores ambulantes que a caballo o mulo traían a vender ropa, zapatos, perfumería, etc. hacían ventas a plazos o a cobrar con la cosecha, a ellos se les encargaban cosas y en viajes sucesivos las llevaban. Toribio Ferreras, además de la panadería y el restaurante tenía un salón muy grande que dedicó a cine, donde quincenalmente se proyectaban películas en una pantalla al efecto. Las que más gustaban allí eran las del oeste norteamericano en que trabajaba el actor William Hart. Se ponían otras de Mary Pickford, Pola Negri la vampiresa, Francesca Bertini, Rodolfo Valentino, etc. La entrada era barata, 0.20 centavos y las butacas eran taburetes de cuero.

Funcionaba una administración de correos y telégrafos, la responsable era una mujer muy seria y laboriosa llamada María Pérez, su hermano Mario, era el repartidor de los telegramas y cartas y su otro hermano Eladio, era el mensajero que llevaba las valijas a Sopimpa. Otro organismo oficial era el Juzgado de Instrucción, el juez era Rosendo Fernández, todo honestidad. La farmacia de Ramón Pérez, estaba muy bien montada y surtida donde se elaboraban fórmulas indicadas por los médicos. En esta etapa había un médico, el Dr Humberto Lens, que le prestaba a toda la comunidad un servicio esmerado y constante, a cualquier hora que lo buscaban iba, así fuera a lugares lejanos, había establecido una iguala que cuando los campesinos recogían las cosechas le pagaban sus honorarios, que eran muy bajos.

Después, el otro médico que ejerció fue el Dr Francisco Cruz, que también tenía una iguala y una cuadra de caballos, sirviendo a todos los habitantes, a cualquier hora del día y de la noche.

La escuela 20 de Güinía

Ante la necesidad de un edificio escolar se construya una casa de madera, tejas francesas y piso de cemento, pintada de amarillo, de buen puntal, eran cuatro locales, el aula mayor era de 5 por 7 m, la de 2do y 3er grados era de 4 por 5 m y la de 1er grado era larga y estrecha. Las aulas estaban divididas por tabiques de madera ligera, de modo que había interferencia con las clases, el otro local era un salón pequeñito dedicado a la biblioteca y al museo cuando se organizaron ambas cosas. Estaba ubicada en una pequeña elevación, lo que originaba que el patio era de unos dos metros donde nunca se pudo hacer un huerto escolar, el patio descendía por una ladera cubierta por un cafetal que cuando era la época de florecimiento deleitaba por su belleza, pues parecían sus numerosas flores blancas copos de nieve y en la época de madurez sus frutos rojos se veían preciosos, como salpicado de pura sangre. Tenía un portal a todo lo largo del frente, ahí se reunía a los niños en columnas para despedirlos y los viernes para cantar el himno, recitar, etc. Como la escuela no tenía patio el receso de los niños era frente a la misma, en la estrecha calle. El mobiliario en las tres aulas era: un escaparate, una mesa y una silla para la maestra, pizarrones grandes, de 30 a 36 pupitres en buenas condiciones. Eran demasiados los niños que asistían, muy aglomerados, por eso la maestra Nelly desde su llegada comenzó a escribir a la Junta de Educación, pidiendo que crearan un aula más, pero nunca lo logró a pesar de que el lema del gobierno machadista era ¨agua, caminos y escuelas¨. Sólo existían algunos libros de lectura, 20 de Historias de Cuba de Vidal Morales, que generalmente se convertían en libros de lectura, con los que los alumnos discutían los temas estudiados, otros libros eran de Geografía de Cuba de Aguayo, Cívica de Cano, Lenguaje de Carolina Poncet y algunas aritméticas. Se contaba con poco material escolar consumible: 3 docenas de lápices, 12 bloques de papel rallado y liso, medio litro de tinta, una cajita de finales y una cajita de tiza blanca, eso para todo un curso era muy poco, y fue disminuyendo con el reajuste presupuestario del gobierno machadista, los alumnos compraban sus cuadernos, lápices y plumas. En el horario aparecían todas las asignaturas que debían darse en primaria pero a las que más tiempo se dedicaba era la Historia de Cuba, la aritmética y la cívica, por ser las necesarias para forjar su personalidad ciudadana, importantes para la vida social de cualquier persona. La escuela funcionaba con dos sesiones, por la mañana de 8.00 a 11.00 AM y por la tarde de 2.00 a 5.00 PM. La Asociación de padres, vecinos y maestros, estuvo presidida por Rosendo Fernández, y contó como secretario con Ramón Pérez, con una cuota de 0.40 centavos mensuales, con lo que se compró un armario para la biblioteca y una vitrina para el museo de Ciencias Naturales, para el que los niños hicieron un herbario, una colección de mariposas y de minerales de la localidad, se compraron algunas aves como un Gallito de río, mamíferos como: una jutía, un ratón, etc, reptiles, batracios, caracoles, conchas de moluscos, etc,

Los maestros

Las primeras en ejercer el magisterio en Güinía fueron Dolores Cuscales, de Santa Clara y María Santana de Trinidad, ambas maestras normalistas muy buenas, las sucedió Elena García Asllington (Nelly) también de Trinidad que llegó al poblado a finales de la década del 20 del siglo XX y se desempeñó como directora y maestra de los grados 4to, 5to y 6to.. La maestra de 2do y 3er grado era de Trinidad, pero su familia vivía en La Habana, se llamaba Santa Gariko, era mayor, pero nunca faltó a la escuela, sólo iba a su casa en las vacaciones de los tres meses, además, era una mujer sana y muy amistosa, su titulo era de Maestra de Instrucción Primaria, tenía muy buen carácter. La maestra de 1er grado era de Báez, se llamaba Petronila Ruíz, era normalista recién graduada, pero se daba mucha habilidad para enseñar, era una artista de la enseñanza, jovencita, muy bonita y simpática, a veces se iba a caballo desde Güinía hasta Báez, pero nunca faltó a la escuela ni pidió licencia. Además de ellas, residían en este lugar dos maestros ambulantes que todos los días iban a realizar su labor a caballo, uno era Gustavo García Camero, normalista de La Habana que trabajaba en los Güiros y en Lagunita con dos núcleos de niños analfabetos, el otro se llamaba Manuel Cuesta, trabajaba en Potrero de Güinía con un núcleo de alumnos nutrido, era de San Nicolás, provincia Habana. El inspector escolar visitaba la escuela una o dos veces al año, siempre se iba contento porque allí las maestras cumplían con amor su trabajo. El doctor Roberto Verdaguer, que era entonces el inspector del Distrito de Trinidad, siempre ponía notas laudables en el registro de visitantes. En los años 1931 y 1932 la situación era sumamente critica, política y económicamente, el gobierno había hecho muchos reajustes presupuestarios, los sueldos rebajados a los empleados públicos y a los maestros, los sueldos eran irrisorios, ya no les pagaban puntualmente, hasta que fueron once los meses sin remuneración,

Vecinos y alumnos

Frente a la escuela había una lomita donde estaba la casa de Antonio Alé que tenía tres hijos en la escuela, Florita, una chiquita muy linda, cariñosa y buena, Angelito, que era muy chistoso, siempre estaba inventando chistes, era el alumno más alegre de la escuela y Andrés, que era muy bonito, muy serio, muy formal, era uno de los alumnos predilectos de la maestra.

La conserje era Julia Alé, la esposa del alcalde, tenía varios hijos en la escuela; Elvirita, modelo de alumna; Oria; Alfredo, muy callado, muy serio; Elsa y Linita que era pequeñita, cuando estaban reunidos en el portal venía corriendo, se ponía en el primer lugar, era muy graciosa.

Al lado de la escuela estaba la casa del alcalde y del otro lado una bodega de chinos muy colaboradores de la escuela. La casa contigua a la del alcalde era amplia, en ella Julio Turiño hacia las escogidas de tabaco donde empleaba a las mujeres del lugar, a veces, en esa casa se daban bailes por las noches.

De Eladio había tres alumnos: Pánfilo, muy formal y gracioso, Eladito, muy bueno, y Josefa, a la que llamaban ¨la niña triste¨ porque nunca se reía, eran huérfanos de madre. De Mario estaba Marito que era uno de los mejores alumnos, serio, inteligente, adelantaba como si tuviera corriente eléctrica. Rosendo Fernández, tenía cuatro hijos en la escuela: Rosalina, Lidia, Digna y Rosendito. El secretario del juzgado era Ramón Pérez con dos hijas, Lily y Anita, sobrinas de Esperanza Solar por la línea materna. Las hermanitas Machado, Ofelia y Umbelina eran asiduas a la escuela. El bodeguero Rodríguez era muy exigente con sus dos hijas, Juanita y Esperanza, alumnas muy aplicadas. El zapatero Fermín Cedeño tenía cuatro hijos, Enrique y Roberto, alumnos de 5to grado que aprendían aceleradamente y Hugo e Ibrahim de 1er grado. De la familia Bombino iban varios niños; Ángel Serafín, siempre sonriente a la par de inteligente, Eugenia, muy tímida, Juana Serafina la más bonita del aula, además estaba Ñico, alumno de 3er grado. Las Águilas eran dos hermanas, el padre era agricultor, pero también barbero, Belarmina, la menor, dulce y buena, Hilda, la mayor. La familia Alé era numerosa, las primitas de Andrés eran Elena y Zoila, dos muchachitas encantadoras por su aplicación, buen carácter y asiduidad. Acela Turiño, era una muchacha elegante y simpática que tenía varios hermanos; Mundo, de 5to grado, Juanito que le gustaban las competencias de aritmética, además, Cuca y Gallega. Sólo vivían dos familias de color, la de Fermín Cedeño, el zapatero, con su esposa Panchita y sus cuatro hijos, la otra familia era de apellido Conde y no tenía escolares. Constantino era un árabe que tenía varios hijos de edad escolar, a todos les puso Constantino I, Constantino II, Constantino III, eran del mismo tamaño y de la misma aula. Ángel Cruz sucedió a Rosendo Fernández como juez, era viudo, muy serio, inflexible, tenía un hijo, Angelito, que era compositor, con gran facilidad para improvisar, de cualquier cosa componía una décima. Ramón Pérez, tenía dos hijas, Dulce y Delia.

Fuentes

  • García Asllington, Dra Elena (Nelly). ¨Mi escuela de Güinía de Miranda¨