Estatua de José Martí en el Parque Central de La Habana

Estatua de José Martí
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Datos Generales
Autor(es):José Vilalta de Saavedra
Año:1905
País:Bandera de Cuba Cuba

La Estatua de José Martí en el Parque Central de La Habana fue develada el 24 de febrero de 1905. Realizada por el escultor cubano José Vilalta de Saavedra, quien fue contratado por la Asociación del Monumento a José Martí, encargada de dirigir la construcción de la obra.

Historia

La estatua fue erigida en el Parque Central, en el sitio que durante años ocupó la estatua de mármol de Isabel II (bajada de su pedestal el 12 de marzo de 1899), la primera estatua de José Martí en Cuba. Fue develada el 24 de febrero de 1905 en ceremonia que encabezaron el Generalísimo del Ejército Libertador Máximo Gómez y el presidente Tomás Estrada Palma.

La erección de dicho monumento al Apóstol se hacía de acuerdo con el resultado de una encuesta que, anunciada por el periódico El Fígaro ya desde el 30 de abril de 1899 -a pocos días de haber sido removida la figura de la reina española-, había preguntado qué estatua colocar allí a:

nuestros hombres más distinguidos (...) guerreros, políticos, escritores, poetas y personalidades salientes del mundo intelectual cubano, habiéndonos complacido en hacerla extensiva a los prohombres del antiguo autonomismo y a miembros caracterizados de la prensa española.

De las 105 personalidades encuestadas, a favor de Martí votaron apenas 16, encontrándose divididos los demás sufragios de esta forma: Carlos Manuel de Céspedes (13), Estatua de La Libertad (8), José de la Luz y Caballero (7), Cristóbal Colón (5), Cuba Libre (4), La República (3), y la Independencia, la Revolución y la Concordia (2 votos cada una, al igual que la estatua del rebelde cacique Hatuey).

Alcanzaron sólo un voto las siguientes personalidades: Félix Varela, José Antonio Saco, Narciso López, Ignacio Agramonte, Antonio Maceo, Marta Abreu y Máximo Gómez, así como dos propuestas que reflejaban la influencia de los Estados Unidos en el destino de Cuba, ocupada en ese momento por tropas norteamericanas tras la derrota de España en la guerra iniciada en 1895. La primera de esas proposiciones, oculta tras las iniciales R.F.G., decía:

«Respuesta sobre la estatua: para no engañarnos unos a los otros con ilusiones tontas, la de George Washington».

Mientras que la otra —de Manuel María Coronado— se inclinaba por

«la estatua del Presidente de los Estados Unidos que tenga la gloria de firmar la proclama por la cual se declare al mundo que cesa la ocupación militar, por quedar Cuba constituida en nación libre e independiente».

Otro encuestado, Saturnino Lastra, se pronunció por «un grupo representando a España, Cuba y Estados Unidos», y no faltó quien prefirió posponer la erección de cualquier nueva estatua, como fue el caso de Enrique Hernández Miyares, quien opinó debía colocarse allí la fuente de la India y «cuando tengamos gobierno estable y personalidad, ya veremos qué se pone».

A favor de Martí

Entre los votos favorables al Apóstol se contaban los de sus allegados Fermín Valdés Domínguez, Juan Gualberto Gómez —quien respondió a la encuesta lacónicamente: «Martí»— y Miguel F. Viondi. A ellos se sumaron siete hombres de letras, entre ellos Esteban Borrero Echevarría, Diego Vicente Tejera y Leopoldo Berriel, y cuatro poetisas: Aurelia Castillo de González —que propuso una estatua compartida con Carlos M. de Céspedes—, Martina Pierra de Poo, Mercedes Matamoros y Nieves Xenes, además de la patriota Rosario Sigarroa.

De los altos jefes revolucionarios, únicamente se pronunciaron a favor de Martí los generales Emilio Núñez, Daniel Gispert y Enrique Loynaz del Castillo.

Dentro de la población, tras encuesta emitida por el periódico El Fígaro, la idea de ser una Estatua de José Martí, alcanzó 375 votos.

Correspondió entonces a la Asociación del Monumento a Martí —que había sido constituida en 1900—, recabar más fondos para consumar el proyecto. En lo adelante, su Comisión Ejecutiva contrataría al escultor cubano radicado en Roma José Vilalta de Saavedra, tras lo cual se decide el material (mármol) que habría de emplearse en la estatua y el precio de su ejecución, valorado en 4 500 pesos en moneda americana y cubierto en tres plazos, incluyendo su puesta en La Habana desde Italia.

Inauguración

Otra vista del monumento

Dando inicio a la ceremonia de inauguración, a las 9 de la mañana del 24 de febrero de 1905, se izó «la bandera nacional por el ilustre caudillo general Máximo Gómez, a los acordes de la Marcha de la Invasión», según estipulaba el programa. Después de una breve alocución de Gómez, se descorrió el velo del monumento por «el señor presidente de la República, a los acordes del Himno Nacional», quien también dijo unas breves palabras. Otros oradores subieron al podio durante el acto, al que asistieron Leonor Pérez, Carmen Zayas Bazán y Amelia Martí, y que concluyó cuando por iniciativa de Juana de Varona, hermana del general Bernabé Varona, Bembeta, se colocó en el pedestal del monumento un clavo de oro con la inscripción La hermana de Bembeta. Eran las once y cuarto, y por la tarde todo estaba preparado para las tres y media, cuando miles de niños desfilarían frente a la estatua. Por la noche, el Parque Central habría de encenderse con sus bombillas y una banda de música concluir la jornada con una retreta.

Fuentes