Federico Gonzenbach Abad

Federico Gonzenbach Abad
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Nacimiento23 de Noviembre de 1956
Guayaquil,Bandera de Ecuador Ecuador
PadresVirgilio Gonzenbach Iglesias y Ana Abad Cevallos
Premios"World Wide Fine Arts Promotions"
Federico Gonzenbach Abad. Pintor ecuatoriano nacido en Guayaquil el 23 de noviembre de 1956.

Síntesis biográfica

Nació en Guayaquil el 23 de noviembre de 1956, en la casa de su abuelo paterno Pablo Von Gonzenbach de nacionalidad suiza, en el tradicional barrio Las Peñas. Sus padres Virgilio Gonzenbach Iglesias, pequeño industrial y luego agente en bienes raíces y de Ana Abad Cevallos.

Destacó como buen deportista y fue varias veces seleccionado en fútbol y atletismo.

Estudios

Comenzó la primaria en la escuela Constancio C. Vigil y se entretenía garabateando las últimas páginas de los cuadernos; en las horas de Dibujo ayudaba a sus compañeritos, quienes le retribuían con pequeñas cantidades que gastaba en golosinas.

Trayectoria

De joven viajó a New York con su abuela Ana María Cevallos Saltos. Habitaron en Queens y asistió como oyente a una escuela pública en inglés. La falta de ese idioma le volvió inquieto, peleaba en los recreos y cuando dibujó en el pizarrón a sus profesores, fue expulsado.

Entonces su abuela le llevó a la escuela de arte Queens Gallerv donde se sintió motivado, al punto que cuando regresaba por las tardes a su casa continuaba pintando. En 1968 su abuela lo devolvió a Guayaquil y fue matriculado en el Colegio Americano. Con gran tristeza y frustración salió del Colegio. Su tío Hugo Gonzenbach le tomó a cargo con su hermano mellizo Ricardo, formando la tripulación de un yate de su propiedad y se iban a regatear los fines de semana por las aguas de la ría y del golfo hasta salir a mar abierto en Salinas. Matriculado en la Escuela Municipal de Bellas Artes, volvió a experimentar la alegría de vivir su arte a plenitud.

A la salida de clases iba a las calles a plasmar las fachadas de las casas. Pintaba lo que veía, lo que sentía. También solía recoger paisajes típicos campestres. Estuvo inflenciado por la obra que Roura Oxandaberro ejecutara entre los años 30 y 50. En esta primera etapa de los Contrastes entre el paisaje urbano y rural usó pluma, tinta china y lápiz al carboncillo, en síntesis luces y sombras, pero no tentó el óleo.

Aún estudiante obtuvo el Primer Premio en el Concurso de Afiches organizado por la Cruz Roja Provincial del Guayas sobre el tema La Prevención de Incendios bajo el seudónimo de Sagitario, así como una de las Menciones honoríficas en el Concurso de Plumillas, pero seguía siendo un ser solitario que difícilmente se integraba con sus compañeros de la Escuela de Bellas Artes.

Trató a los pintores Antonio del Campo, Manuel Yara, Héctor Ramírez, los hermanos Hugo y Luís Lara, Fernando Andrade y cuando Manuel Rendón estaba en tránsito por Guayaquil, le recibía en su departamento de Las Peñas.

Cambios

  • 1973. Yela Lofredo de Klein le llevó al Museo Municipal, sus dibujos a plumilla sobre Guayaquil se vendieron inmediatamente. La Muestra constituyó un éxito, se mostró diestro en el dibujo. Ya era miembro de la Asociación Cultural Las Peñas y puso taller propio y expuso en el Centro Ecuatoriano Norteamericano.
  • 1982. Decidió romper sus propios esquemas de dibujante, utilizar óleos sobre tela y lanzarse a la conquista del color. Pintó con cierta timidez tentando tonos grises desleídos y apagados en temas urbanos como si la ciudad estuviera triste, luego naturalezas muertas con volúmenes para la diferenciación del color; y estampas marinas que siempre ha sido de su predilección, con manchas que marcaban el ritmo de las olas, la presencia de las rocas y la inmensidad del mar.
  • 1987. Construyó una casita, en la playa de Cadeate, donde solía pintar por largas temporadas.
  • 1989. Radicó en París. Dibujó retratos al aire libre en Montmartré, visitó Museos, Galerías y talleres y de regreso permaneció una temporada en New York. El viaje le abrió hacia la necesidad de una renovación integral, simplificación de una realidad compleja a base de abstracciones y nuevos tratamientos con las técnicas contemporáneas.

Deterioro de su salud

Su esposa había recibido una villa a medio construir en la Ciuda de La Alborada que Federico ayudó a concluir y cuando todo parecía sonreír su salud sufrió un serio revés a causa de una considerable elevación de los triglicéridos, producida por el abuso en las comidas y bebidas alcohólicas que le ocasionó continuos mareos, insomnios, dolores de cabeza y un malestar general que le fue debilitando paulatinamente hasta dificultarle todo esfuerzo.

Su mundo se redujo a sus dolencias y como vía de escape y con gran disciplina se propuso una dieta estricta, ejercicios diarios y continuos y pintar incesantemente por las tardes en un pequeño taller que abrió frente a su casa, figuras desoladas, con problemas. Rostros conflictivos que representaban al mismo tiempo lo objetivo y lo subjetivo, algunas de ellas llenas de fantasías y hasta de ironías pero todas misteriosamente sugerentes, porque al trasmutar los valores hacia la ambigüedad, ofrecen un nuevo lenguaje plástico de innegable belleza.

Esta fue su tercera etapa, dependiente del mundo exterior, informal, onírica y subjetiva, rica en carga emotiva, que no solo significó un escape a su enfermedad sino también un gran adelanto en la técnica, pero el público no se interesó por estos cuadros bellísimos y originales en sus tonalidades doradas combinadas sabiamente con verdes y magentas formando una abigarrada superficie de símbolos y personajes.

Etapa figurativa y religiosa

En 1990 ha cambiado a una cuarta etapa más bien figurativa y religiosa, de enorme simplificación, que ha denominado "Rostros de Amor" porque son una forma suigéneris de acercamiento espiritual a la vida del hombre común. Pintura directa, en tonalidades adecuadas al gusto del público, primeros planos de rostros poco pero sabiamente trabajados, más bien clásicos, arios y no mestizos, de Jesús y María preferentemente, que lucen sugerentes miradas influenciadas por los rostros que en los años 20 dieran tanta fama a Víctor Mideros Almeida, de suerte que en esta etapa Federico no aporta ninguna novedad formal al arte sacro ecuatoriano.

Nuevos Reconocimientos

  • 1993. Recibió Mención de Honor en la IV Bienal Internacional de Pintura celebrada en Cuenca.
  • 1996. Le fue conferido en New York el premio World Wide Fine Arts Promotions por su óleo sobre tela Maja Erótica, composición rica en símbolos y en representaciones.

Fuentes