Fiebre de la costa oriental de África

Fiebre de la costa oriental de África
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Fiebre de la costa oriental de África, no se puede transmitir de un animal a otro por medio de sangre y en que, después de curada, deja una inmunidad estéril y duradera. Es causada por la Theileria parva.

Historia

La enfermedad es conocida desde 1900, en que apareció como epizootia muy violenta en el este de África, en bóvidos importados poco antes de Australia. Siguiendo las vías de los transportes propagándose rápidamente hacia el Sur, entre los bóvidos indígenas. R. Kock separó la enfermedad de la fiebre de Texas y la conceptúo como independiente. Según él, existía ya en forma latente a lo largo de la costa oriental de África y sólo adquirió violencia en los bóvidos receptivos importados. El agente patógeno fue descrito por Theiler como una nueva especie de piroplasma. Investigaciones ulteriores descubrieron la forma y el modo de realizarse naturalmente la infección.

Ubicación

La fiebre de la costa se presenta en África, con preferencia en la Oriental y en la del Sur, y causa pérdidas muy grandes; en particular en bóvidos recién importados la mortandad puede ser muy alta y, a veces, casi de 100%. También se presenta en otras regiones del África, como el Congo francés y, además, en Grecia, en el Cáucaso, en Turquestán, Asia Menor y Australia; con todo, la identidad entre la epizootias observadas en estos países la fiebre africana de la costa todavía no parece segura.

Etiología

La Theileria parva es el menor de los piroplasmas conocido hasta hoy. Su forma característica es la de bacilos finos en los glóbulos rojos. En un extremo contiene 1 grano de cromatina. En un hematíe puede haber hasta 4. Además de las formas bacilares en menos de 20 % de los hematíes infectados hay formas de anillo, de coma y disco, pero nunca formas gemelas de doble cara.

Síntomas

La incubación es de 6 a 26 días, de 13 por términos medio; pero hasta unos 20 días después de llegar a prados peligrosos, no suelen presentarse fenómenos morbosos manifiestos. Éstos consisten en fiebre alta, continua, respiración difícil, a veces acompañada de tos breve, salivación, conjuntivitis, catarro nasal, evacuación de materias fecales muy secas, de color de alquitrán o sanguinolentas, gran infarto de los ganglios linfáticos externos, enflanquecimiento y debilidad del tercio posterior. El apetito persiste largo tiempo, son raras la anemia y la ictericia y nunca se observa hemoglobinuria. La orina sólo poco antes de la muerte contiene un poco de albúmina e indicios de pigmentos biliares.

Diagnóstico

Especialmente las alteraciones anatómicas necróticas de los riñones e hígado, suelen ser bastante características de la enfermedad. Pero en el animal vivo, el diagnóstico únicamente puede hacerse por la demostración de los parásitos y particularmente de las esferas plásmicas en la sangre.

Curso y pronóstico

El curso de esta enfermedad es agudo siempre. La muerte sobreviene dentro de dos semanas, a veces inesperadamente, de ordinario tras días de agonía. La letalidad puede llegar a 90-100% en las regiones recién infectadas, y es menor en las que lo están constantemente. el descenso gradual de la temperatura indica mejoría. Las reses curadas quedan libres del material infeccioso e inmunes. Su inmunidad salvo excepciones, no se quebranta por nuevas infecciones, ni por influencias desfavorables.

Tratamiento

Es puramente sintomático pues los ensayos quimioterapéuticos han resultado infructuosos.

Fuentes

  • Dr. Sánchez-Garnica Montes, Clemente. Patología y terapeútica especiales de los animales domésticos. Editorial Labor, S.A. Calabria, 235-239. Barcelona-15 (1973).