Fiestas patronales (en Cuba)

Fiestas patronales (en Cuba)
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Fiestas patronales. Conjunto de solemnidades con que una población celebra anualmente la fecha de su santo patrón. Se trata de una tradición implantada, esencialmente, en los países de cultura hispana. Estos festejos suelen incluir actos religiosos y laicos. Además estas fiestas son representativas de cada una de sus culturas.

Origen

Surgieron por iniciativa de la Iglesia Católica desde la fundación de las primeras villas coloniales en Cuba.

Se iniciaban con la diana a las 6:00 am, misa y procesión. En la tarde comenzaban las mascaradas, juegos lícitos y prohibidos, se organizaban torneos y caballerías en los que se participaba en competencias como las de insertar la argolla, el palo ensebado y carreras de saco. También se hacían actividades y bailes de disfraces para los niños. La banda municipal ejecutaba una retreta en el parque y la celebración terminaba con los bailes de las sociedades de recreo.

Específicamente en las zonas pesqueras se realizaban regatas de botes y bateas, competencias de cucañas y natación. Las ofertas de comidas se basaban en mariscos y pescados.

Como herencia de las fiestas reales se incluyeron en estos festejos las corridas de toro.

Las fiestas patronales más populares en Cuba fueron las dedicadas a Nuestra Señora de la Candelaria y a San Juan Bautista.

Fiesta patronal de Nuestra Señora de la Candelaria

Originaria de Islas Canarias, se efectuaba el 2 de febrero, principalmente en las zonas tabacaleras, donde hubo asentamiento de canarios. Se caracterizó principalmente por el ritual de purificación mediante el empleo de velas encendidas para adornar la imagen y calles aledañas al templo. El programa de celebración contemplaba actividades tanto de carácter religioso, como laico.

Se conoce de su celebración en Morón, provincia de Ciego de Ávila, desde 1855; en Palmar del Junco, Matanzas; en Consolación del Sur, Pinar del Río, desde 1875 y en Vueltas y la ciudad de Santa Clara.

En Morón, nueve días antes de la festividad (novena) se recaudaban fondos, se realizaba la preparación espiritual de los creyentes y la gente se reunía para esperar el advenimiento de la Candelaria. Al amanecer del día 2 los devotos salían a la calle cantando el Himno a la Patrona. En la tarde comenzaba la procesión, encabezada por la banda municipal, las bandas rítmicas de los colegios religiosos y, en ocasiones, militares a caballo; detrás de la imagen iba el pueblo con velas encendidas en conmemoración a la presencia del Niño Jesús por la Virgen de las Candelas. Los niños tenían su propio programa, que consistía en tomar la primera comunión, actividades en la casa parroquial y la matiné infantil. Las casas y edificios públicos se decoraban con temas de carácter religioso, además de pencas de coco, banderas y el escudo nacional.

En Palmar del Junco, se incluyó la lucha canaria en la fiesta de La Candelaria en 1872.

En Consolación del Sur, se realizaba el novenario, salve y luego las actividades de carácter laico con piñatas, fuegos artificiales, conciertos, retretas, bailes populares, peleas de gallos, actividades infantiles y competencias como la de la manzana, de la cuerda, del huevo, palo ensebado, etc.

En Vueltas los festejos comprendían procesión de la imagen y verbena popular. En la ciudad de Santa Clara se efectuaban con voladores lanzados al aire, competencias de baile y la llamada ¨guerra de la harina¨, en la que desde ambos lados de la calle Colón, lo espectadores del desfile de jinetes, se arrojaban ese producto.

Fiesta patronal de San Juan

Como el agua y el fuego son los elementos fundamentales de esta fiesta, de España conservó el acto de bañarse en el río o lavarse el rostro en aguas en sereno la noche de San Juan y la costumbre de saltar sobre las fogatas para purificarse. En un inicio se ofertaban comidas y bebidas de procedencia española (cidra, vinos, ponche de leche, agualoja, empanadas, butifarras, morcillas, chorizos, paellas y fabadas), pero con el tiempo se pasó a las formas criollas. La ambientación de los lugares se hacía utilizando elementos naturales, así como cadenetas de papel, banderitas, estandartes, faroles chinos y cintas de colores.

En La Habana se hizo popular la ¨quema de la casita de San Juan¨, mientras que en otras localidades se quemaba un muñeco. Lo más característico era la cabalgata de enmascarados o ¨mamarrachos¨.

En Camaguey esta festividad data de 1760 y alcanzó su esplendor en 1827. Con el tiempo devino en fiesta campesina o carnaval. Inicialmente se realizaban fogatas en las playas, asaltos entre amigos y serenatas y se bailaba hasta el amanecer. Más adelantado el siglo XIX se animaba con tonadillas de cantadores de barrio, comparsas y música ruidosa.

En Villa Clara, específicamente Manicaragua y Báez, la celebración tenía un carácter más familiar. Se realizaba en las casas con ¨velorios¨, se hacían adivinanzas, cuentos, décimas, controversias y bailes animados por un conjunto local que interpretaba sones montunos. Para consumir eran preferidas la cafirolata (dulce de boniato con leche de coco y canela), el frangollo (torticas de migas de plátano con almíbar) y el cusubé (empanada de catibía con sabor a anís)

En Trinidad esta fiesta comenzó en 1740. Se celebraba con bailes, carreras de caballos, carrozas, comparsas y un ¨baile de casados¨ que se ofrecía a los jóvenes solteros.

En Santiago de Cuba se organizaban pequeñas representaciones teatrales.

Con el paso del tiempo, las actividades laicas fueron desplazando el programa religioso y en los primeros años del siglo XX, incluyeron elementos propios de una festividad carnavalesca, como el desfile de comparsas, charangas y carrozas, bailes de disfraces y certámenes de belleza y simpatía. Algunas de las actividades que formaban parte de la fiesta se independizaron como las verbenas y el Día de los Ciudadanos Ausentes.


Fuentes

  • Feliu Herrera, Virtudes. ¨Fiestas religiosas patronales¨. En: Fiestas y tradiciones cubanas. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, 2003. p 69-82.