Fracaso del Autonomismo en Cuba

Fracaso del Autonomismo en Cuba
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Autonomía
Fecha:3 de agosto de 1898
Lugar:Cuba
País(es) involucrado(s)
Bandera de España España y Bandera de Cuba Cuba
Líderes:
Práxedes Mateo Sagasta y Cánovas del Castillo
Ejecutores o responsables del hecho:
Ramón Blanco, José María Gálvez, Rafael Montoro, Rafael Fernández de Castro, Eliseo Giberga
Organizaciones involucradas:
Junta Central Autonomista


Fracaso del Autonomismo en Cuba Proceso ocurrido en Cuba en los años de 1896 a 1898.

Etapas del autonomismo

El autonomismo en Cuba visto como movimiento político atravesó desde su surgimiento por tres etapas:1878-1886; 1887-1895; 1896-1898.
La etapa de1896-1898, fue el período en que se desencadenó y desarrolló el movimiento de liberación nacional, cuyos objetivos no pudieron lograrse a causa de la intervención norteamericana.

Autonomismo 1896-1898

Desde el mismo momento en que el grito de independencia o muerte se escucho en los campos rebeldes la Junta Central Autonomista y sus propias seguidores en Cuba y Madrid se dieron a la tarea de socilitar a la metrópoli el gobierno autonómico. Para algunos de ellos, esto era lo único capaz de detener el avance revolucionario, mientras que la mayoría tenía cifradas sus esperanzas en la intervención norteamericana. Lo cierto era que el gobierno colonial no quiso abandonar este reducto americano sin dejar claro ante la opinión pública mundial, que había hecho todo lo posible por detener a el proceso revolucionario y por evitar que las fuerzas norteamericanas penetraran en Cuba.
Al menos le era importante, para conservar su propio prestigio, hacer creer que los móviles norteamericanos no era lo que su propaganda decía. Estas fueron las razones que ignoraron  la promulgación del Real Decreto del 25 de noviembre de 1897, por medio del régimen autonómico en la Isla. Según la fundamentación del mismo tal medida: ´´… no era exótica, ni copiada, ni imitada, es una organización propia , por los españoles antillanos concebida predicada por el Partido Liberal gustosamente inscrita en su programa para que la nación supiera lo que el podía esperar al recibir el poder; y que se caracteriza por un rasgo que ningún régimen colonialista ha ofrecido hasta ahora; el que las Antillas puedan ser autónomas; en el sentido mas amplio de la palabra; y al propio tiempo tener representación y formar parte del parlamento nacional. El gobierno autonómico respondía a la concepción de los liberales antillanos; integrado por un parlamento insular dividido en dos cámaras y un Gobernador General que representaba la metrópoli.

Medidas para el gobierno autonómico

Las medidas adoptadas por el gobierno, aunque nunca se pusieron en vigor fueron las siguientes:
Económicas
Formación del presupuesto local del año; creación de un proyecto de deslinde de las tierras dedicadas a los cultivos menores; prohibición del comercio con los Estados Unidos, elaboración de un proyecto de crédito agrícola; libre importación de ganado vacuno, eliminación del proyecto de cabotaje, supresión del derecho de exportación (tabaco) , puesta en vigor de la llamada autonomía arancelaria.
Político- administrativo
Nombramiento de nuevos empleados públicos, promulgación de reglamento para los ayuntamientos, alcaldías, diputaciones, creación de comisiones de trabajo adjuntas a las secretarias, depuración del personal gubernamental, propuestas de reforma electoral, realización del censo de población, circulares para la libertad de imprenta, distribución de recursos materiales para los reconcentrados; nombramiento de los representantes del gobierno autonómico; organización del proceso eleccionario.

El autonomismo ante la intervención

El viejo tema sobre si la autonomía conduciría a la independencia fue retomado por los conservadores al argumentar que las posiciones criticas del Partido Liberal habían sido causas para que estallara la Revolución, porque contribuyeron a crear un sentimiento antiespañol y anticolonialista en el país.
Tanto los autonomistas como los conservadores sabían que no hubo fuerza opositora capaz de detener la lucha revolucionaria y que solo la fuerza del gobierno autonómico pudo sacarlos a la limitada palestra pública. Limitada, porque ni sus decisiones se pusieron en vigor, ni porque lo que se debatió en los cuerpos legislativos tuvo resonancia en el país, ya enfrascado en la obtención de su legítima independencia.

Al inicio cuando la intervención norteamericana no constituía un hecho consumado, ni se había logrado el despliegue de las banderas españolas, el gobierno autonómico aproximadamente hasta el 4 de julio de 1898, fecha de la última proclama condenatoria, se manifestó en publico solidario con el mantenimiento de la soberanía española en Cuba.
Los autonomistas y conservadores cerraron filas junto al gobernador Ramón Blanco, en aras de que la Revolución no lograra sus objetivos y de que la intervención norteamericana no liquidara la integridad peninsular en el país.
A raíz de la intervención norteamericana en la guerra hispano cubana, ambos bandos proclamaron diversas manifestaciones que concluyera con el 5 de julio de 1898 con una declaración condenando el sitio de Santiago de Cuba y el carácter injusto de la guerra promovida por Estados Unidos con el pretexto de pacificar la isla.

Fin del autonomismo

Finalmente, ante la derrota española, se suspendieron las sesiones de las Cámaras Insulares y el Gobierno Autonómico el 3 de agosto de 1898.
Liberados de sus responsabilidades y ante el hecho de la ocupación yanqui, los antiguos autonomistas comenzaron progresivamente a tomar posiciones en la nueva etapa histórica, consecuentes con la traición no abrazaron la causa del movimiento liberador, sino la del naciente imperialismo norteamericano, consecuentemente con su trayectoria anticuabana, la burguesía autonomista cerró filas con los exponentes del anexionismo e integró los partidos antiindependentistas al instituirse la Neocolonia, asumiendo una conducta propia de una burguesía incapaz de luchar por el destino de la nación cubana.

Fuentes

De la Torre, Mildred. El autonomismo en Cuba.1878-1898; Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1997.

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