Francisco Jiménez de Cisneros

Francisco Jiménez de Cisneros
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Confesor de la reina Isabel la Católica.
NombreFrancisco Jiménez de Cisneros
Nacimiento1436
Torrelaguna, Madrid, Bandera de España España.
Fallecimiento8 de noviembre de 1517
Roa, Burgos, Bandera de España España
EducaciónDerecho y Teología
Alma materColegio Mayor de San Bartolomé

Francisco Jiménez de Cisneros (1436-1517). Confesor de la reina Isabel la Católica, cardenal, inquisidor general y regente de Castilla.

Síntesis Biográfica

Nacido en Torrelaguna, Madrid, de padres hidalgos pobres, inició sus estudios de Gramática y luego Derecho y Teología en el Colegio Mayor de San Bartolomé de esa ciudad.

Traslado a Roma y regreso a España

Luego de allí se trasladó a Roma, donde se ordenó sacerdote. Tras el fallecimiento de su progenitor, regresó a España y consiguió el arciprestazgo de Uceda, Jaén. Enfrentado al arzobispo de Toledo, fue encarcelado, pero no perdió su cargo gracias a la ayuda que le prestó el cardenal Gonzalo de Mendoza.

Poco después, obtuvo la capellanía mayor de la catedral de Sigüenza, Guadalajara. Posteriormente, ingresó en la orden franciscana y se encerró en un convento, donde durante siete años llevó una vida monacal. En 1492, la reina Isabel la Católica lo nombró su confesor y consejero. Tres años después, fallecido el cardenal Mendoza, fue designado arzobispo de Toledo, dignidad que se vio obligado a aceptar por exigencias del Papa.

En 1499 acompañó a los reyes a Granada, interviniendo activamente en la conversión de los moriscos de ese antiguo reino. Movido por su celo, mandó quemar numerosos libros árabes, excepto los de medicina. Su actitud fue una de las causas de la rebelión de las Alpujarras. En 1504, al fallecer Isabel, quedó como su albacea testamentario y en 1506, cuando murió Felipe el Hermoso, se le encargó la regencia de Castilla.

A la espera del regreso de Fernando el Católico de su viaje a Nápoles

Cisneros gobernó con absoluta firmeza, impidiendo la propagación de las doctrinas luteranas. El rey recompensó sus servicios concediéndole el capelo cardenalicio y el título de inquisidor general. Haciendo suyo el testamento de Isabel, planteó la conquista de África, a cuyo efecto envió a ese continente una expedición que se apoderó de Mazalquivir en 1506 y participó personalmente en la toma de Orán en 1509. Sucesivas incursiones posteriores culminaron con la anexión de Melilla, el Peñón de Vélez de La Gomera y Argel.

Entre las grandes contribuciones de Cisneros figuraron la fundación, en 1508, de la Universidad de Alcalá de Henares -una de las más brillantes de la Europa del siglo XVI y la primera por su carácter renacentista, humanista y universal-, la publicación de la primera Biblia políglota en 1517 y la reforma del estado eclesiástico.

Muerte del Rey Fernando

A la muerte del rey Fernando el 23 de enero de 1516, Cisneros volvió a ocupar la regencia. Una de las primeras medidas que adoptó fue la de prohibir la introducción de esclavos negros en la isla Española o de Santo Domingo. Algunos autores, como Alvar Gómez en De rebus gestis, han interpretado esa prohibición diciendo que se debió al odio que el cardenal sentía por la esclavitud o al temor a que los negros aumentasen en número, corrompiesen a los indígenas y se alzasen con ellos. Flechier, obispo de Nimes, puso en boca de Cisneros la opinión de que los negros eran gente muy apropiada para la guerra, sin honor ni fe, y, por tanto, capaces de traiciones e inquietudes, por lo que, al multiplicarse, se rebelarían e intentarían imponer a los españoles las mismas cadenas que ellos llevaban.

Sin embargo, el verdadero motivo de la disposición de Cisneros obedeció a la necesidad de impedir el contrabando de esclavos a fin de organizar la trata mediante un sistema de controles que permitiera a la monarquía obtener pingües beneficios. Tal finalidad se desprende de lo afirmado por el cronista Antonio de Herrera en su Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y tierra firme de la mar océano, más conocida con el nombre abreviado de Décadas.

En ellas escribió que, como iban faltando los nativos y los negros tenían una capacidad de trabajo mucho mayor, había gran demanda de ellos, razón por la cual pareció conveniente imponer un tributo a la trata, para beneficiar a la Real Hacienda. La suspensión del tráfico de esclavos duró poco tiempo. Antes del 8 de noviembre de 1517, cuando Cisneros falleció en Roa, Burgos, mientras se dirigía a recibir a Carlos III, ya se había reiniciado.

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