Francisco Morazán Quesada

Francisco Morazán Quesada
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NombreFrancisco Morazán Quesada
Nacimiento3 de octubre de 1792
Tegucigalpa
FallecimientoEl 11 de septiembre de 1842

Francisco Morazán Quesada (Tegucigalpa, 3 de octubre de 1792 San José de Costa Rica, 15 de septiembre de 1842) fue un militar y político hondureño que gobernó a la República Federal de Centro América durante el turbulento periodo de 1827 a 1838. Saltó a la fama luego de su victoria en la legendaria Batalla de La Trinidad, el 11 de noviembre de 1827. Desde entonces, y hasta que fue derrocado en Guatemala por Rafael Carrera en 1840, Morazán dominó la escena política y militar de Centroamérica. En el ámbito político, Francisco Morazán fue reconocido por los miembros de su partido como un gran pensador y visionario.

Síntesis biográfica

De acuerdo a escritores liberales como Federico Hernández de León Lorenzo Montúfar y Ramón Rosa Morazán intentó transformar a Centroamérica en una nación grande y progresista; mientras que escritores conservadores como Manuel Coronado Aguilar lo acusan de intentar imponerse por la fuerza por motivos personales; finalmente, escritores socialistas como Severo Martínez Peláez sugieren que, los liberales dirigidos por Morazán eran los criollos hacendados que habían sido explotados por los criollos guatemaltecos y el clero regular durante la colonia y, con Morazán a la cabeza, pretendían tomar el poder de la región para sí.

La gestión de Morazán como mandatario de la República Federal promulgó las reformas liberales, las cuales estaban dirigidas a quitar el poder a los principales miembros del partido conservador: los criollos que residían en la Nueva Guatemala de la Asunción y las órdenes regulares de la Iglesia Católica. Las reformas incluyeron: la educación, libertad de prensa y de religión entre otras. Además limitó el poder del clero secular de la Iglesia Católica con la abolición del diezmo de parte del gobierno y la separación del Estado y la Iglesia.

Con estas reformas Morazán se ganó enemigos poderosos, y su período de gobierno estuvo marcado por amargas luchas internas entre liberales y conservadores. Sin embargo, a través de su capacidad militar, Morazán se mantuvo firme en el poder hasta 1837, cuando la República Federal se fracturó irrevocablemente. Esto fue explotado por las órdenes regulares de la Iglesia y los líderes conservadores guatemaltecos, que se unieron bajo el liderazgo del general guatemalteco Rafael Carrera, y, con el fin de no permitir que los criollos liberales les arrebataran sus privilegios, terminaron por dividir a Centroamérica en cinco estados.

Primeros años y su educación

José Francisco Morazán Quezada nació el 3 de octubre de 1792 en Tegucigalpa, entonces parte de la Intendencia de Comayagua, Capitanía General de Guatemala, durante los últimos años del dominio de la colonia española. Sus padres fueron José Eusebio Morazán Alemán y Guadalupe Quesada Borjas, ambos miembros de una familia criolla de clase alta dedicada al comercio y la agricultura. Sus abuelos fueron: Juan Bautista Morazán, emigrante corso, y María Borjas Alvarenga. Trece días después de su nacimiento, Morazán fue bautizado en la iglesia de San Miguel Arcángel, por el padre Juan Francisco Márquez.

Francisco Morazán fue en su mayor parte un hombre autodidacta. En 1804, sus padres aprovecharon la apertura de una escuela católica en el pueblo de San Francisco donde enviaron al joven José Francisco. Según el historiador e intelectual liberal hondureño Ramón Rosa, Morazán tuvo la desgracia de nacer, en esa época triste de aislamiento y la oscuridad total en que Honduras carecía de escuelas. Morazán pues, tuvo que aprender sus primeras letras, lectura, escritura, las reglas elementales de la Aritmética en escuelas privadas de pésima organización y sostenidas con una especie de contribución que aprestaban los padres de familia». Las enseñanzas que recibió fueron a través de fray Santiago Gabrielino, nombrado instructor religioso a la de Guatemala el sacerdote José Antonio Murga.

En 1808, José Francisco se trasladó junto a su familia a Morocelí. Allí trabajó en los terrenos heredados por Don Eusebio Morazán. Además, tuvo la oportunidad de laborar como empleado de la alcaldía. En 1813 la familia se mudó de regreso a Tegucigalpa. Una vez allí, el Sr. Eusebio puso a su hijo bajo la tutoría de León Vásquez, quien le enseñó derecho civil, proceso penal y notariado. Al mismo tiempo, tuvo la oportunidad de aprender a leer francés en la biblioteca de su tío político, Dionisio de Herrera, lo cual le permitió familiarizarse con las obras de Montesquieu, el contrato social de Jean-Jacques Rousseau, la Revolución francesa, la historia de Europa, así como las biografías de los líderes griegos y romanos. Esta dedicación y espíritu de superación, llevó de vez en cuando a José Francisco a destacar en su ciudad natal, donde llegó a representar los intereses de algunas personas ante el tribunal colonial.

Matrimonio y familia

Francisco Morazán se casó con María Josefa Lastiri en la Catedral de Comayagua el 30 de diciembre de 1825. De este matrimonio nació en San Salvador Adela Morazán Lastiri en 1838: la única hija de Morazán. María Josefa pertenecía a una de las familias más ricas de la provincia de Honduras.

Su padre fue el comerciante español Juan Miguel Lastiri, quien jugó un papel importante en el desarrollo comercial de Tegucigalpa. Su madre fue Margarita Lozano, miembro de una poderosa familia criolla en la ciudad. María Josefa era una viuda quien se había casado primeramente con el terrateniente Esteban Travieso, con quien procreó 4 hijos.

A su muerte, Lastiri heredó una fortuna. La herencia de María Josefa y el nuevo círculo de amigos poderosos e influyentes, que salieron de este matrimonio, ayudaron en levantar en gran medida los negocios del propio Morazán, y por lo consiguiente sus proyectos políticos.

Fuera de su matrimonio, Francisco Morazán fue padre de un hijo, Francisco Morazán Moncada, quien nació el 4 de octubre de 1827 de la relación del general con Francisca de Moncada, hija de un conocido político nicaragüense llamado Liberato Moncada. Francisco Morazán hijo vivió en la casa del matrimonio Morazán-Lastiri, y acompañó a su padre en Guatemala, El Salvador, Panamá, Perú y finalmente en Costa Rica. Después de la muerte de su padre, Francisco Morazán Moncada se radicó en Chinandega (Nicaragua), donde se dedicó a la agricultura. Murió en 1904, a los 77 años de edad.

El general Morazán también tuvo un hijo adoptivo llamado José Antonio Ruiz. Él era el hijo legítimo de Eusebio Ruiz y la dama guatemalteca Rita Zelayandía, quien entregó a su hijo al general Morazán, cuando el muchacho tenía solamente 14 años de edad. José Antonio acompañó a su padre adoptivo en las varias acciones militares y se convirtió en un general de brigada. Murió en Tegucigalpa en 1883.

Muerte

Tumba de Morazán en el Cementerio de Los Ilustres, en San Salvador (El Salvador).

El 11 de septiembre de 1842 estalló en Alajuela un movimiento popular contra el gobierno de Morazán. Cuatrocientos hombres encabezados por el portugués Antonio Pinto Soares, atacaron la guardia de Morazán compuesta por 40 salvadoreños, día en que sitiaron el Cuartel de San José (en el sitio del actual Museo Nacional de Costa Rica. Ante estos hechos, Morazán y sus hombres logran repeler los ataques y se replegaron en el cuartel general. Desde allí le hicieron frente a los insurrectos que según el historiador Montúfar ascendían a mil hombres.

La lucha continuó encarnizada y tenaz. A medida que el conflicto era desfavorable a los sitiados el Capellán José Castro propuso una capitulación a Morazán garantizándole la vida, pero él se negó. Después de 88 horas de lucha, Morazán y sus colaboradores más cercanos decidieron romper el sitio. El general José Trinidad Cabañas con 30 hombres hizo posible la retirada de Morazán y sus oficiales cercanos hacia Cartago. No obstante, la insurrección se había extendido hasta ese lugar y Morazán tuvo que solicitar ayuda de su supuesto amigo Pedro Mayorga, sin embargo, este le traicionó y le brindó facilidades a los enemigos de Morazán para capturarlo junto a los generales Vicente Villaseñor, Saravia y otros oficiales. El general Villaseñor quiso suicidarse con un puñal y resultó herido gravemente. Cayó al suelo bañado en sangre pero sobrevivió. El general Saravia murió luego de sufrir una terrible convulsión.

Posteriormente una burla de juicio se llevó a cabo, en la cual Morazán y Villaseñor fueron condenados a muerte por las autoconstituidas nuevas autoridades. De acuerdo al historiador William Wells: La junta que emitió esta bárbarica resolución estaba compuesta por Antonio Pinto (hecho comandante general en ese momento) el padre Blanco, el infame doctor Castillo, y dos españoles de apellidos Benavidez y Farrufo.

Después de estos hechos, los condenados fueron trasladados al paredón de fusilamiento localizado en la plaza central de la ciudad. Antes de llevarse a cabo el acto de ejecución, Morazán le dictó su testamento a su hijo Francisco. En éste, el general estipuló que su muerte era un asesinato y además declaró: No tengo enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis asesinos, que los perdono y deseo el mayor bien posible.

Posteriormente le ofrecieron una silla y la rechazó. Al general Villaseñor, que se encontraba sentado e inconsciente y bajo el efecto de un sedante, Morazán le dijo: Querido amigo, la posteridad nos hará justicio y se persignó.

Según relata el historiador Miguel Ortega, Morazán pidió el mando de la escolta, se abrió la negra levita, se descubrió el pecho con ambas manos y con voz inalterada como quien da órdenes en una parada militar, mandó: ¡Preparen armas! ¡Apunten!. Entonces corrigió la puntería de uno de los tiradores y finalmente gritó: ¡Apunten! ¡Fue...!. La última sílaba fue apagada por una descarga cerrada. Villaseñor recibió el impacto de los plomos en la espalda y se fue de bruces. Entre el humo de la pólvora, se vio que Morazán alzó levemente la cabeza y musitó: Aún estoy vivo. Una segunda descarga acabó con la vida del hombre al cual José Martí describió como un genio poderoso, un estratega, un orador, un verdadero estadista, quizás el único que haya producido la América Central. En octubre de 1842, los gobiernos de Centroamérica, satisfechos de que Morazán hubiese desaparecido, reanudaron sus relaciones con Costa Rica.

En 1848, el gobierno de José María Castro, envió los restos de Morazán a El Salvador, cumpliendo uno de sus últimos deseos.

Fuente