Gerónimo del Pilar Cervantes Madrigal
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Gerónimo del Pilar Cervantes Madrigal, Patriota de Morón que participó en las luchas por la independencia Cuba contra el Colonialismo Español.
Vida familiar y laboral
Gerónimo del Pilar Cervantes Madrigal nació en la Finca “La Feliciana”, Barrio de Ranchuelo, término municipal de Morón, el 6 de abril de 1847. Fueron sus padres fueron Gerónimo Cervantes Gómez y Luisa Madrigal Aragón.
Se educó en un colegio de la Ciudad de Sancti Spíritus, recibiendo instrucción hasta la Enseñanza Primaria Superior.
Terminando sus estudios, se dedicó a las labores agrícolas y negocios de maderas en la finca de sus padres, así como a la instrucción de sus hermanos, familiares y amigos de sus hermanos.
Se casó con Rosa Marina Cervantes Salcedo en 1871. Terminando la guerra de los 10 años, legalizó su matrimonio el 4 de mayo de 1881 en la Iglesia Parroquial de Morón.
Tuvo 18 hijos: Corcina, Celia, Emilia, Patricia, Narciso, Alfonsina, Amalio, Virginio, Afrodisio, Marciano, Adela, Servando, Rosa, Orfelina, Gerónimo, Ángel, Dolores y Amalia Cervantes.
Vida revolucionaria
En la guerra de 1968 se alzó en armas ingresando en las filas del Ejército Libertador a las órdenes del General Manuel de Jesús Valdés Urra, que organizó las primeras fuerzas insurrectas en la zona de Morón.
Acampado en el lugar conocido por “La Ceja”, fueron atacados por asalto en horas de la madrugada, escapando milagrosamente de este furioso ataque del enemigo, regresó al hogar de sus padres.
Preso como todos los que aparecieron en las listas que ocupó el enemigo fue conducido a la cárcel de esta ciudad y sometido a toda clase de atropellos, estuvo 22 días con un pie en un cepo y el cuerpo tendido en el suelo húmedo a pan, mendrugos y agua por alimento, sin aseo personal y comida de parásito que le hacían la vida insoportable.
A los seis meses, por ser menor de edad lo excarcelaron y con garantía personal se le dio por cárcel la ciudad de Morón y se le exhortó a prestar servicios, oferta que aceptó días más tarde a los efectos de preparar su fuga al campo de la Revolución.
Con un rifle y 200 tiros a su poder se lanzó de nuevo a la manigua irredenta, llevándose además, el caballo aperado del comandante de la plaza.
Ya en el campo de la Revolución, operó bajo las órdenes de distintos jefes en la zona de Morón, Ciego de Ávila y Sancti Spíritus; tomando parte en un sinnúmero de encuentros y hechos de armas con riesgos inminentes para la vida, experimentando todas las peripecias y sin sabores que se con templan en una prolongada, azarosa y sangrienta epopeya.
Terminó la guerra con el grado de Teniente y se acogió al Pacto del Zanjón, capitulando en la Plaza Militar de Ciego de Ávila con toda clase de respeto y consideración para él y los suyos y con todo derecho a su botín de guerra y pase al extranjero si deseaba.
Restablecida la paz, en el período de tregua se dedicó con su familia a los trabajos agrícolas en distintas actividades del campo, pero siempre estuvo en convivencia con los patriotas que continuaban conspirando y preparando al pueblo de Cuba para lanzarse a la conquista de la Libertada y la Independencia de la Patria Irredenta.
Cuando estalló la guerra el 24 de febrero de 1895 se lanzó al campo de la Revolución y se puso bajo las órdenes de Brigadier Joaquín Castillo López con un grupo de patriotas que lo seguían, entre ellos su hijo Narciso, el Brigadier le reconoció el grado de Teniente y lo incorporó a las fuerzas a su mando.
Meses después el Gobierno de la República en Armas, lo nombró Capitán Prefecto de toda la Zona Oeste del término municipal de Morón, con asiento en la Hacienda Cacarrata, con un secretario que él seleccionó en el culto profesor y ejemplar ciudadano Francisco Moreno Carrero y el grupo de hombres que le acompañaban desde su pronunciamiento.
Su misión era combatir al enemigo, auxiliar al Ejercitó Libertador, socorrer a los vecinos de su demarcación, los hospitales de sangre, predios de labranzas, talleres de zapaterías, talabarterías, de arreglos de armas, ejercer funciones judiciales, instruía causas, hacía matrimonios y divorciaba a que la Constitución de la República en Armas era eminentemente democrática.
En el período álgido de las operaciones del tirano Valeriano Weyler, el Generalísimo Máximo Gómez, estaba acampado una Comisión de Camaguey con armas y municiones llegó una parte de ella, pero quedó perdido sin práctico en la Isla de Turiguanó invadido de tropas enemigas vigilando el cruce de los insurrectos, el Comandante Tranquilino Cervantes, con gran parte del contingente de pertrechos de guerra, el General Gómez ordenó al Capitán Prefecto Gerónimo Cervantes, que fuese en su auxilio, a los siete días con riesgo inminente para la vida regresó con la Comisión extraviada con todo el pertrecho de guerra esperando. El Generalísimo, que era un hombre justo y honrado, lo felicitó.
Después de la guerra
Terminada la guerra, y truncada la verdadera libertad cubana por la intervención norteamericana en la isla, se dedicó a sus ocupaciones habituales en el campo, a rehacer su hacienda completamente destruida por la guerra y -amante de la cultura- construyó en el patio de su casa una Escuela Pública Cubana donde se educaron y prepararon para la vida de la Cuba Republicana sus numerosos hijos, familiares y vecinos.
En la vida pública solo ocupó un escaño de Concejal por Elección Popular en el Ayuntamiento de Morón, por el barrio de Marroquí. Falleció en la Ciudad de Morón, el día 22 de Julio de 1921.
Fuente
- Documentos de la Casa del Historiador del municipio Morón, Ciego de Ávila, Cuba.
- Morón en Manos de la Historia. Multimedia sobre los patriotas de Morón archivada en el Museo Caomabo de Morón.
