Guillermo del Cristo y del Cristo

Guillermo del Cristo y del Cristo
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NombreGuillermo del Cristo y del Cristo
Nacimiento2 de septiembre de 1850
La Habana Bandera de Cuba
Fallecimiento6 de agosto de 1888
Managua, antigua provincia de La Habana Bandera de Cuba
Títulorevolucionarias

Guillermo del Cristo y del Cristo. Fue uno de los 45 estudiantes de medicina condenados en La Habana a presidio y no de los fusilados, al ser acusados de profanar la tumba de Gonzalo de Castañón.

Síntesis biográfica

Nació el 2 de septiembre de 1850 en La Habana, hijo del bachiller Carlos del Cristo y Valverde y María de la Luz del Cristo y Fernández Villens, ambos naturales y vecinos de La Habana.

Vida estudiantil

Bachiller en Artes del colegio de Belén, de los jesuitas de La Habana, el 2 de agosto de 1868, canjeado por el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, en septiembre de dicho año. En junio y septiembre de 1869 aprobó el año de ampliación para estudiar medicina. Dos años más tarde, el 14 de noviembre, matriculó el primer año de dicha carrera. Todo conduce a probar que no continuó sus estudios. Al menos es positivamente cierto que no terminó su carrera.

Acontecimientos

El Fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina, ocurrió el 27 de noviembre de 1871, fecha en que fueron injustamente pasados por las armas ocho inocentes estudiantes del primer curso de Medicina y que se recuerda cada año como una triste efeméride. Al efecto se han considerado en primera instancia el clima que imperaba entonces en la Ciudad de La Habana, además de quién había sido Gonzalo Castañón y cuál era la calidad moral y humana de quienes tomaron su nombre como pretexto para convertirse en los principales responsables de este horrendo homicidio colectivo.

Era la tarde del viernes 24 de noviembre y los alumnos del primer curso de Medicina esperaban en el Anfiteatro Anatómico la llegada de su profesor, doctor Pablo Valencia y García, quien a las 3:00 p.m. debía impartir una clase de Anatomía. El anfiteatro estaba ubicado en lo que hoy es la calle San Lázaro entre Aramburu y Hospital, muy próximo al cementerio de Espada que en aquella época no se había aún clausurado.

Al enterarse los estudiantes de que demoraría la llegada del profesor, por un examen que tenía en el edificio de la Universidad, situado entonces en la calle O’Reilly esquina a San Ignacio, se dispusieron varios a asistir a las prácticas de disección que explicaba el doctor Domingo Fernández Cubas. Algunos entraron en el cementerio y recorrieron sus patios, pues la entrada no estaba prohibida para nadie.

Otros, al salir del anfiteatro, vieron el vehículo donde habían conducido cadáveres destinados a la sala de disección, montaron en él y pasearon por la plaza que se encontraba delante del cementerio.

Los nombres de estos últimos eran Anacleto Bermúdez, Ángel Laborde, José de Marcos y Juan Pascual Rodríguez. Por otra parte, un joven estudiante de 16 años llamado Alonso Álvarez de la Campa, tomó una flor que estaba delante de las oficinas del cementerio.

El vigilante del cementerio nombrado Vicente Cobas, mortificado porque aquel grupo de jóvenes “había descompuesto sus siembras”, hizo una falsa delación al gobernador político Dionisio López Roberts, el cual dijo que los estudiantes habían rayado el cristal que cubría el nicho donde reposaban los restos de Gonzalo Castañón.

Esa declaración de Cobas, cuyas funestas y terribles consecuencias ni él mismo previó, fue motivo para que el gobernador fraguara con increíble prontitud un plan para elevar su "prestigio" ante sus superiores.

Del Cristo fue uno de los estudiantes de medicina que en la tarde del 23 de noviembre de 1871 llegaron hasta el nicho de Castañón en el cementerio La Espada, por lo que fue condenado a 6 años de presidio por tener más de veinte años de edad. Una vez indultado, su curador (tutor) el doctor José María Carbonell y Ruiz, solicitó una certificación de estudios para aquél.

Fue de los sobrevivientes que durante la corta estadía de febrero a abril de 1872, cayó en el grupo destinado a la Quinta de los Molinos. Estando allí una noche sobornó al custodio y salió por breves horas para ir a ver a su madre.

Muerte

Murió el 6 de agosto de 1888 en Managua, provincia de La Habana, y se le enterró en el pequeño cementerio de la localidad el día 7.

Tres meses más tarde se le exhumó y trasladó al panteón de la familia en el cementerio de Colón, el 23 de noviembre de 1888.

Fuentes