Heinrich Ahrens

Heinrich Ahrens
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Nacimiento14 de julio de 1808
Kniestadt, Bandera de Alemania Alemania
Fallecimiento2 de agosto de 1874
Salzgitter, Bandera de Alemania Alemania

Heinrich Ahrens fue un jurista alemán, filósofo y político.

Síntesis biográfica

(Kniestedt, 1808 - Salzgitter, 1874) Jurista alemán. Intervino en el levantamiento democrático de Gotinga (1831), y tras el fracaso de éste, tuvo que exiliarse. Fue profesor de la Universidad de Bruselas y, tras ser elegido diputado por Frankfurt, de la de Graz y la de Leipzig. Sus obras Curso de Derecho Natural y Filosofía del Derecho estuvieron marcadamente influidas por el krausismo.

El siglo XIX ha sido generoso en la producción de hombres que han ejercido particular influencia en la renovación de los estudios jurídicos, uno de esos pensadores que han contribuido de manera directa en el campo de la filosofía y del derecho, ha sido Heinrich Ahrens. Formado tempranamente en una academia fundada por Karl C. F. Krause se erigió en uno de sus brillantes discípulos y propagandista del “panteísmo krausista” que tantos seguidores logró en España -Giner de los Ríos, Nicolás Salmerón- y por esa vía se introdujo en los países latino americanos, recordándose a Hipólito Yrigoyen como un cultor.

Nacido el 14 de julio de 1808 en Kniestedt, Hannover. De muy joven mostró aptitudes para el estudio e ingresó a la Universidad de Gotinga donde recibió la enseñanza del mismo Krause y con la atenta mirada de su maestro, en 1830 se inicia en la docencia con una tesis sobre la federación germánica en donde presenta la idea de crear una “Cámara de representantes” para la Dieta.

Esta y otras ideas de parejo contenido hicieron que muy pronto coseche antipatías de varios sectores que, de una u otra forma, eran conservadores.

Con un horizonte adverso al despliegue de las ideas, o al menos de esas ideas, puso rumbo a Bruselas y un tiempo luego se radicó en París.

Con un ambiente de mayores libertades, comienza un tiempo de producción, pero fundamentalmente de difusión de las ideas. Escribe en la influyente “Revue encyclop dique” (1831-1834), dicta conferencias en la misma ciudad luz, en particular sobre la historia de la filosofía de Kant en adelante y en 1834 recibe el encargo de Francois Guizot, que recién había creado la “Sociedad de Historie de Francea”, de dictar un curso de Filosofía, en el cual se destaquen las principales tendencias del pensamiento germano y con particular referencia a la doctrina de Krause. En verdad la iniciativa correspondía a Victor Cousis, titular de un espíritu abierto y tolerante con declarado amor por los estudios superiores.

El fruto de este ciclo fue una beca para proseguir los estudios en la Universidad de Bruselas en donde se volvió a reunir con su viejo condiscípulo Teodoro Schliephake.

Estará en la universidad belga por dieciséis años, de 1834 a 1850 y ello le genera el reconocimiento al punto de ser considerado uno de los fundadores de la cultura nacional.

Sus obras principales son

  • “Derecho natural” (Cours de droit natural)
  • “La ciencia política fundada sobre la filosofía y la antropología” (Organische Staatslehre auf philosophisch-anthropologischer), Viena 1850, su obra maestra inacabada
  • “Enciclopedia del derecho y de la ciencia política fundada sobre la filosofía moral”, (Juristische Encyklopädie), Viena, 1855-57
  • “Falsas tendencias del moderno espíritu alemán”
  • “Reforma necesaria de la instrucción pública”.

El trabajo que ahora queremos destacar es “Derecho natural” cuya primera edición es de 1838 en París. De inmediato se convirtió en consulta obligatoria y por ello le sucedieron dos ediciones más, en Bruselas apareció la cuarta en 1853, y en 1870 se publicó la sexta en Viena. El influjo de esta obra le llevó a lograr proporciones en toda Europa y a ser una bibliografía ineludible en la educación de una pléyade de jurisconsultos y estadistas.

En sus mas de veinte ediciones ha hecho época en la historia del Derecho: su prestigio es comparable al logrado por Grocio llegado a ser absolutamente preponderante, no ya entre los científicos, sino entre toda clase de personas, y aun entre los hombres de Estado de más diversas escuelas. Es, sin duda alguna, su obra más popular dejando su indeleble impronta tanto en la escuela naturalista y kantiana, como de la histórica, en la teológica, como en las positivistas, conservadoras o liberales.

La obra cumbre de Ahrens se destaca no sólo por el elevado vuelo y fecundidad de pensamiento, sino por el tacto y moderación conciliadora con que acomoda a nuestro tiempo todos los principios y las cuestiones más graves y profundas, y por la elegancia, nobleza y aun elocuencia de su lenguaje. Desde el estudioso hasta el que busque adentrarse en los principios de la Filosofía del Derecho, no encontrará libros que pueda servir más para despertar el pensamiento y difundir en cualquier cofradía de hombres de derecho, un cuadro ordenado y comprensivo de los problemas cardinales de esta ciencia.

No pensó la obra como definitiva y rigurosa investigación, sino como el aporte de la doctrina para servir a la cultura general y lo dejó plasmado aun, en cierta manera en el proemio “La obra que ofrezco al público no es más que un resumen destinado a servir de Manual (libro de texto) para la enseñanza; si halla benévola acogida, me propongo publicar un libro más extenso sobre esta materia”. La promesa no se pudo realizar por diversas causas y dejó cierta oquedad en las legiones de espíritus que aguardaban nuevos aportes.

Fue convocado en 1841 por la Universidad de Leyden y dos años después por la de Utrecht, ambos centros florecientes de ciencia y cultura, pero declinó las ofertas

Como resultado del movimiento de 1848, que concluía un ciclo de movimientos del 20 y del 30, pero ahora con el aporte de las primeras organizaciones obreras, que le suman una particularidad al nacionalismo, es electo diputado al célebre Parlamento nacional de Francfort. Solo por esta causa que entendía “superior”, consintió apartarse de su cátedra. Había hecho causa con los diputados “hannoverianos” y cuando se disolvió el congreso, luego de dictado de la Constitución de Francfort de 1849, no regresó a su antigua Universidad y en 1850 acepta la cátedra en la de Graz, Austria, (Karl-Franzens-Universität Graz) donde la utilizó como tribuna para difundir sus principios jurídicos y políticos de los que no se apartará en lo sucesivo.

Ese decenio, hasta 1860, fue uno de los periodos más fecundos de su vida. En 1848, se había publicado las lecciones de “Antropología psíquica de Krause” con apuntes que había tomado: ahora, en este lapso de creatividad, se conoce la primera parte de su “Doctrina orgánica del Estado”, y una refundición enriquecida de su “Derecho natural”, ahora adaptada, por el mayor rigor de la exposición, así como por su riqueza critica, a las condiciones de un público más exigente y riguroso.

Llega luego su célebre “Enciclopedia jurídica” (Juristische Encyklopädie) en 1955, que redobló en éxitos a su Derecho natural. Su importancia hizo que se traduzca al ruso, al polaco y al italiano y recibir distinciones de algunos Gobiernos y la calidad de miembro honorario de la Facultad de Derecho de Viena. Se inicia con una breve Introducción; luego una suerte de compendio de Filosofía del Derecho, muy completo sin evitar la; le sigue una Historia general del Derecho, cuyo interés es mayor al existir pocos trabajos sobre el desarrollo jurídico en todos los pueblos; concluye con una exposición, auténtico modelo en su género, del Derecho positivo alemán, en particular en lo referido al derecho civil. Se debe recordar la particular influencia por su profundidad que tuvo la escuela histórica en la concepción y explicación de las instituciones jurídicas.

Conocemos esta obra en tres tomos por la traducción de Giner de los Ríos, que agrega algunas críticas y una biografía del autor, en la que colaboraron Gumersindo de Azcárate y Augusto G. de Linares (Madrid, Librería de Victoriano Suárez, 1878).

Años después se han conocidos un par de obras similares, como la de Holtzendorff (“Enciclopedia sistemática de ciencias jurídicas” –Enz. Der Rechtswissenschaften systematischer Berarbeitung-), pero mantiene la de Ahrens inalterado su prestigio no solo por la ventaja de ser la primera en su especie sino por la cantidad y calidad de los pormenores históricos.

Luego del fallecimiento de Bulau, en 1863 es convocado por la Universidad de Leipzig para dictar cursos de Ciencias políticas. Estaba cómodo en su destino del sur austríaco al pie del “Schlossberg”. Un tiempo antes había pedido al gobierno que se establezca el ramo de Filosofía del derecho como obligatorio para los exámenes que deben sortear los aspirantes a cubrir cargos en la Administración pública (Staatsprüfungen) y recibe la notificación de la denegatoria, situación que lo incomodó. Sumado a alguna otra causa menor, lo determinó a cambiar de rumbo para seguir con su cátedra en la ilustre Escuela germánica. Durante catorce años ejerce su magisterio y por mucho tiempo se recordaron sus cursos de Lógica, Introducción a la Filosofía, Enciclopedia de las Ciencias filosóficas, Derecho natural, Ética y Derecho político.

De este tiempo es la última reedición alemana de “Derecho natural” que fue traducido al castellano, que lo muestra en la madurez de su pensamiento.

También se corresponde otro destacado trabajo sobre los extravíos del espíritu contemporáneo, en los hechos su última obra, fruto de la observación respecto a la situación en donde la idea de anarquía se enseñorea por doquier y su aporte al materialismo y a “toda clase de supersticiones científicas”. Prolija como todas, la divide en tres segmentos: “Extravíos del espíritu moderno en Alemania”; “Influjo de la Filosofía en el desenvolvimiento intelectual y moral de las naciones”; “Reforma de la enseñanza, merced a un cultivo más fundamental de las ciencias concernientes á la vida intelectual y moral”. Tal fue la repercusión del trabajo que el gobierno sajón autorizó la fundación en la Universidad un Seminario Filosófico, al modo de una Escuela para el Profesorado, y lo dotó con aporte económico y becas (Stipendien) que se inauguró en 1873.

Muerte

Percibiendo que su salud flaqueaba y tal vez advirtiendo que nada impediría el avance de este proceso, decide regresar a su pueblo natal, donde algunos meses después fallece. Era el 2 de Agosto de 1874 y apenas contaba con 66 años y mucho por entregar.

Era un hombre agradable en el trato, con vasta experiencia en el conocimiento de la realidad europea y otras cualidades que exige la vida social. En oportunidades solía describirse como “ein in einen deutsche Le.ib verirrte franzasische Geist” (“un espíritu francés, extraviado en un cuerpo alemán”).

Fuentes