Hermanos Gamboa

Hermanos Gamboa
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NacimientoPinar del Río, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento18 de diciembre de 1958
Finca San Agustín, Bahía Honda, Pinar del Río, Bandera de Cuba Cuba
Causa de la muerteAsesinato
Otros nombresPedro Torres Conde, Juan y Enrique Ledesma Pérez
EducaciónAnalfabetos
Conocido porTrabajadores agrícolas
PadresMartín Torres y Robustiana Pérez

Hermanos Gamboa. Trabajaban en el central como trabajadores agrícolas durante el tiempo de zafra. En el llamado “tiempo muerto” laboraban como jornaleros realizando cualquier actividad para ganarse el sustento diario. Una noche se aparecieron allí el cabo Lara y el cabo Ross del Puesto de la Guardia Rural de Orozco y con los soldados que llevaban con ellos, ametrallaron la humilde choza de Martín y luego se marcharon.

La Masacre

Hecho sangriento ocurrido en este pueblo cabecera de municipio del mismo nombre, en la provincia de Pinar del Río, entre los días 17 de noviembre y 18 de diciembre de 1958, costó la vida de 22 valerosos ciudadanos de este territorio, fueron hechos tan crueles y abominables que no sería justo decir que el caso de los hermanos “Gamboa”- como todos le llamaban a esta humilde familia fue el más aborrecible de todos.

Hermanos Gamboa

Pedro Torres Conde, Juan Ledesma Pérez, y Enrique Ledesma Pérez, de 19, 23 y 25 años de edad respectivamente, hijos de Martín Torres y Robustiana Pérez y conocidos por el seudónimo de Los Gamboa; cuatro hijos de Robustiana con otro esposo, tres de ellos fueron acribillados a balazos en la noche del día 18 de diciembre de l958 el padre salió gravemente herido.

Vivían en la zona de San Agustín, a unos cinco kilómetros del Central Orozco, con otros dos hermanos y los padres, en una casita muy humilde de yagua, tabla y guano donde dormían siete personas y que fue ametrallada ante la demora de Martín Torres por salir al patio donde aclamaban su presencia el cabo Fernando Ros, jefe del puesto de la Guardia Rural en Orozco, el cabo Luís Lara Crespo “Larita” y los soldados que les acompañaban.

De los cuatro hijos varones, tres de ellos trabajaban en el central como trabajadores agrícolas durante el tiempo de zafra. En el llamado “tiempo muerto” laboraban como jornaleros realizando cualquier actividad para ganarse el sustento diario. El más pequeño también ayudaba en las labores del campo pero aún no tenía edad laboral. Si algo caracterizaba esta familia además de su notable pobreza era la humildad con que vivían. Eran analfabetos, muy pobres, pero muy honestos, decentes, respetuosos, y muy trabajadores.

Muerte

Una noche se aparecieron allí el cabo Lara y el cabo Ross del Puesto de la Guardia Rural de Orozco y con los soldados que llevaban con ellos, ametrallaron la humilde choza de Martín y luego se marcharon. Les mataron tres hijos al matrimonio: Pedro, Juan y Enrique. A Martín lo dejaron casi muerto, con varios balazos en el vientre. Milagrosamente Martín, tras 12 horas sin recibir atención médica pudo finalmente ser conducido al Hospital de Guanajay donde estuvo tres meses para recuperarse.

Asesinos: Lara y Fernández

Aquella trágica noche, Martín pudo esconderse bajo la cama, soportar el dolor y contener en parte la sangre hasta que su esposa le cubrió las heridas con un mosquitero. Pero también pudo ver a los asesinos de sus hijos. Por lo menos, a los tres que entraron en la casa, a los tres que realizaban la hazaña de disparar sobre los cadáveres de sus muchachos: uno alto, delgado, de bigote, le era desconocido. En cambio, a los otros dos le conocía bien y no les olvidaría nunca; eran el cabo Ramón Fernández Ros –el que le llamaba a gritos y otro el cabo, casi un muchacho, pero del que ya sabía en la zona muchas historias: Luís Lara crespo.

Nadie puede explicarse como es que no buscaron a Martín. Tal vez pensaron que había escapado junto con Epifanio el hijo menor de Robustiana y las mujeres. Lo cierto es que aquél trío de matones lo que hizo fue salir al patio y disparar otra vez como si hicieran ejercicio de tiro sobre el cuerpo sangrante de Pedro Torres.

En el Hospital de Guanajay, los médicos no podían comprender como Martín Torres estaba vivo! Tenía dos costillas rotas, numerosas perforaciones en los intestinos, igualmente perforado el bazo y casi destrozado el hígado!. Le operaron y el milagro se completó. Desde el l9 de diciembre del 58 y hasta el l3 de marzo del 59, Martín estuvo en su lecho de dolor Cuando lo abandonó, no dejó por eso el hospital. Continuó en él, ahora como empleado, prestando su servicio en la cocina.

Los hermanos “Gamboa” no tenían más fotografías que las de sus carnés de trabajadores agrícolas. Su familia donó las fotos de éstos a un periodista que, en los primeros días posteriores al triunfo de la Revolución les visitó para entrevistar a la familia. Pero nunca más las recuperaron. Tanta era su pobreza que ni siquiera se habían vuelto a fotografiar.

Fuentes