Huelga del 2 al 6 de julio de 1951 (Santa Clara)

Huelga del 2 al 6 de julio de 1951 (Santa Clara)
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Toma el ayuntamiento de Santa Clara durante los sucesos de julio de 1951.
Fecha:2 al 6 de julio de 1951
Lugar:Cuba
Descripción:
Huelga convocada por el sector tabacalero por la aplicación del Decreto Ley 1073 en lo que respecta a la mecanización del torcido para el consumo nacional.
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba

Huelga del 2 al 6 de julio de 1951 (Santa Clara). Suceso significativo de la historia local de Santa Clara y con presencia en otras ciudades de la provincia de Las Villas. Los distintos municipios de Las Villas estuvieron en estado de protesta entre el dos al seis de julio de 1951 resultado de la aplicación del Decreto ley 1073 en lo que respecta a la mecanización del torcido para el consumo nacional. Mientras, el ejército y la policía en cumplimiento de las órdenes recibidas efectuaron numerosas detenciones durante la huelga. Se destaca Santa Clara porque uno de los primeros pasos de los protestantes contra la mecanización fue la toma del Ayuntamiento de Santa Clara. El comercio y el transporte de Santa Clara se paralizaron durante varias horas, en las calles se regaron clavos, botellas rotas, y se prendieron fogatas.

Antecedentes

En marzo de 1926, comenzó la primera campaña contra la introducción de la máquina torcedora, y fue abarcando a todos los sectores del país. La fábrica “Por Larrañaga” había introducido la innovación el 11 de septiembre del propio año. Allí se desencadenó un paro y unido a este se produjo un boicot de los productos de la marca “Por Larrañaga”, lo que motivó la causa 193 de 1927. Esta huelga sirvió para unir a los trabajadores cubanos, poniendo en alto la moral colectiva del país. Se demostró así que los problemas de un sector eran asimilados como de todos los trabajadores.

El torcido de exportación pasó por diferentes vicisitudes entre ellas se encuentran:

  1. La producción de tabaco en casi todos los países para su autoabastecimiento.
  2. Medidas proteccionistas de los diferentes países para amparar su producción, entre ellos EE.UU. que con semilla cubana sembraba en Virginia (nunca con la calidad de los puros cubanos).
  3. Falsificación de marcas cubanas sobre todo en EE.UU. ya que indistintamente usaban materia prima cubana.[1]

Durante la Segunda Guerra Mundial aumentaron las exportaciones de forma efímera mientras duró la contienda; al fin de esta, disminuyen a niveles inferiores a los alcanzados en años precedentes a la confrontación bélica. Hubo falta de pedido extra por parte de EE.UU. y el mercado inglés no fue recuperado de inmediato, pues se había perdido durante la guerra. Este país que era el principal comprador de la vitola “Regalías”, declaró el tabaco cubano como artículo de lujo.

Ya en la post guerra entre los años 1945 hasta 1952 las luchas son constantes en el territorio cubano, pero de ellas vamos a detenernos en los sucesos de 1951, ya que en la provincia de Las Villas tuvieron gran repercusión, sobre todo lo ocurrido durante los días del 2 al 6 de Julio de 1951.[2]

Acciones

El Decreto Ley 1073 sobre la elaboración de torcido para consumo nacional y exportación de forma mecanizada fue el causante de las mencionadas revueltas.

El conflicto tabacalero se agravó debido a que el gobierno demoró una solución coherente para que los protestantes depusieran su actitud. Los ayuntamientos de Santa Clara, Ranchuelo, Santo Domingo, Remedios, Camajuaní, Cabaiguán, Sancti Spíritus, Esperanza entre otros, fueron tomados por los tabaqueros desde el 2 de julio de 1951 y en Cumanayagua fueron detenidos 80 manifestantes. El alcalde de Cienfuegos en apoyo al conflicto permitió que tabaqueros de Santa Clara y otros municipios fueran hacia esa ciudad para apoyar a sus compañeros. El 3 de Julio de 1951, el Tribunal de Urgencia de Santo Domingo puso en libertad a Pablo del Sol y Manuel Antonio García Báez, que fueron detenidos desde el día anterior por los sucesos huelguísticos.

En Cabaiguán resultó herido el joven de 18 años de edad Alfredo López Brito como producto de la represión policial. Este joven fue llevado al hospital civil de Sancti Spíritus y falleció la noche del 4 de julio; era vecino de la finca Corral Nuevo, en Cabaiguán, y empleado del establecimiento de víveres propiedad de Ignacio Torres, situado en la calle de Natividad. Este joven recibió un disparo durante la refriega originada cerca de la línea del ferrocarril por la calle tercera del Oeste, cuando varios alistados del Ejército asaltaron y rompieron a culatazos la puerta del comercio e hicieron fuego contra sus ocupantes. Se pudo conocer que el soldado que disparó contra López Brito se nombraba Heriberto Hernández, el que ante la protesta e indignación del pueblo fue desarmado y arrestado. El cadáver del infortunado joven fue tendido en la residencia de una tía y el entierro se señaló para la tarde del día 5.[3]

En tanto, Santa Clara fue declarada “Ciudad Muerta” por 15 concejales, el propio 3 de Julio a las doce del día fueron cerrados los comercios y la mayoría de los ómnibus dejaron de circular, pues se regaron vidrios y tachuelas en las principales calles y entradas a la ciudad. La policía, miembros del GRAS y patrullas del ejército al mando del teniente Moya recorrieron las calles desiertas para evitar los desórdenes. Se crea un comité “Todo por Santa Clara”. El alcalde en funciones, el Dr. Joaquín Montenegro Vázquez, citó a una sesión urgente a los concejales para tratar de encontrar una solución al problema, esta sesión se declaró permanente por la gravedad de los hechos.

Hubo alteraciones del orden el 3 de julio del 51 al punto de la violencia contra los ciudadanos como: Pablo Domínguez Castro, de 41 años y residente en Alemán entre Gerona y Asencio, el cual recibió unos planazos de mano de un soldado de apellido Moya. Pablo fue asistido por el Dr. Pino en la casa de Socorro. El Dr. Julio Cangas asistió al menor Fabio Díaz Bermúdez, vecino de Carretera de Sagua de una hiperemia traumática que le fue provocada cuando un miembro del ejército repartió plan de machete a un grupo de jóvenes durante estos sucesos.[4]

El día 4 de Julio de 1951, los concejales reunidos desde el día anterior encabezados por el Señor Salvador Artiles declararon arbitraria la detención de los manifestantes y no consideraron los sucesos como desorden público, ni destrozos de la propiedad pública ni privada. Estos concejales eran: Roberto Cárdenas García; Serafín Ramos Sarduy; Pedro Arboláez Jiménez; Antonio Placencia Alayón; Urbano de la Pedraja; José Fernández Bermúdez; Alonso Borges Coello; Alberto Luís Fariñas; Rafael Arribas Rodríguez; Lázaro González Rodríguez. La declaración que emitieron ante la huelga plantea:

“Los concejales que suscribimos, nos adherimos a la actitud asumida por nuestros compañeros detenidos ilegalmente, desde fuera seguiremos en nuestra conducta firme e irrevocable de apoyo a la derogación del Decreto No 1073 y no cejaremos en nuestra postura, por la libertad de nuestros compañeros concejales y por la libertad también de los compañeros tabaqueros, con los que estamos y estaremos perfectamente identificados en todo momento.

Firmado por: José M. Niebla del Valle, Rangel Roche, Generoso Pérez Pérez, Gregorio Hernández Batista, Maximiliano Fernández Sosa, Rafael Menéndez Gattorno y Ramón Alvarate.” [5]

El Sindicato de Comercio de Cabaiguán declaró el 5 de Julio día de duelo por la muerte de un compañero. El pueblo vivió horas de gran intranquilidad con motivo de la protesta tabacalera, que la llevó a declararse “Ciudad Muerta” desde las seis de la mañana del día 4, originándose serios disturbios cuando el Ejército obligó a los comerciantes a abrir sus negocios y ser detuvieron numerosas personas, acusadas por los agentes del orden de haber roto las vidrieras de “La Época” y “La Revoltosa”. En la vía férrea fueron puestos obstáculos que evitaron el tránsito.[6]

Consecuencias del hecho

Las protestas en todo el país llevaron a que el 6 de Julio se suspendiera la aplicación del Decreto ley 1073 en lo que respecta a la mecanización del torcido para el consumo nacional. De acuerdo con lo prometido por el Presidente de la República, Dr. Carlos Prío Socorrás, a la comisión que integraban 18 alcaldes villareños, legisladores de esta provincia, fabricantes medios y pequeños y obreros torcedores que lo visitaron en la tarde del 5 de julio, acompañados del Dr. Antonio Fuentes Rodríguez y de lo que se dio cuenta en “El Villareño” del 5 de julio del 1951:

“el jefe de estado acudió a suspender los efectos del referido Decreto, en sus deseos de evitar que siguiera corriendo sangre cubana, después de conocer por boca de esos representativos el malestar que había provocado a los que prometió, llevar la propuesta de suspensión”. [7]

Efectivamente así lo hizo, al seno del Consejo de Ministros que se celebró instantes después y en el que a propuesta del titular de Agricultura se acordó aplazar la mecanización del 20% del consumo interno del tabaco torcido para tratar de encontrar una solución al problema, oyéndose de nuevo a los organismos que intervenían en la industria tabacalera.

El presidente Prío reclamó de los factores interesados en esta cuestión que hicieran un estudio de todo el problema, para que arribaran a una fórmula que hiciera posible que el avance técnico de la época pudiera continuar aplicándose en la industria, ya que si bien era verdad que había que defender en primera instancia el salario de los trabajadores, igualmente había que ir a las medidas que significarían mejoramiento en la industria, robustecimiento de la economía nacional frente a la competencia, y por lo tanto defensa de nuestra economía. Concluyó, que una vez depuesta la actitud mantenida por los trabajadores y los elementos que protestaban de esa medida, que estimaba oportuno suspender la aplicación de dicha mecanización ya que él se sentía entristecido cuando en el curso de estos acontecimientos caía algún cubano.

Los tabaqueros, los alcaldes villareños y cuantos les ayudaron a reclamar justicia, para esa clase tan ligada a la historia de las luchas libertadoras de Cuba, lograron un gran triunfo. Más si se piensa que eran muchos y muy poderosos los intereses movilizados en su contra. En la victoria, cita el periódico El Villareño que:

“fue justo reconocer que al lado de ellos estuvieron dos políticos como los doctores Antonio Fuentes Rodríguez, que en La Habana estuvo junto a los comisionados para lograr el éxito de las gestiones cerca del Palacio Presidencial y Antonio Martínez Fraga que propició la libertad de los detenidos en Santa Clara. [8]

Referencias

Fuentes

  • El Villareño: No. 146 Año III 3 de Julio 1951; No. 147 Año III 4 de Julio 1951; No. 148 Año III 5 de Julio 1951 y No. 149 Año III 6 de Julio 1951
  • Hurtado Martín, Duarte (1973): La Máquina torcedora de tabaco y las luchas en torno a su implantación en Cuba. Editorial Ciencias Sociales. Instituto Cubano del Libro. La Habana.
  • La Rosa, Miguel (1982):Apuntes cronológicos para la historia del movimiento tabacalero en Cuba. Editorial Ciencias Sociales. Comisión Nacional de historia del SNT.
  • La Publicidad: No 293 Año IV 7 de julio de 1951.
  • O’Farril Díaz, Arelys y otros (2010): Síntesis histórica provincia Villa Clara. Colecciones anuales, Editora Historia.