Indios naturales y floridanos en Guanabacoa, La Habana

Indios naturales y floridanos en Guanabacoa, La Habana.
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Lugar:Guanabacoa
País(es) involucrado(s)
Guanabacoa,La Habana
Líderes:
Indios naturales y floridanos en Guanabacoa


La relevancia histórica de Guanabacoa, poblado que surge como reducción de indios en La Habana y donde se sucedieron importantes procesos sociohistóricos, contrasta con la exigüidad de intervenciones arqueológicas practicadas, y la necesidad de dilucidar cuestiones relativas al emplazamiento de la primera iglesia y cementerio, área que constituyó el núcleo urbano a partir del cual se expandió y conformó el actual municipio. En función de esto se implementó el proyecto arqueológico Indios naturales y floridanos en Guanabacoa con el propósito de constatar la ubicación de las mencionadas estructuras, enfocado además en la presencia e interacción de indios naturales y floridanos. El análisis de las abundantes y significativas evidencias arqueológicas halladas constata la continuidad de algunas producciones tradicionales aruacas y la presencia de indios floridanos en el entorno urbano guanabacoense del siglo xviii. Igualmente, ilustran sobre el comercio, la producción de azúcar, la religión, el divertimento, la construcción de inmuebles, la alimentación, el procesamiento de alimentos y actividades que incluían elementos vinculados con la apariencia personal. Los resultados obtenidos en la primera etapa de investigación arqueológica evidencian la necesidad de continuar la implementación del proyecto en el área seleccionada.

Investigaciones arqueológicas

Las investigaciones arqueológicas efectuadas en lo que hoy se reconoce como Centro Histórico La Habana Vieja han demostrado que la materialidad artefactual de antaño no se circunscribía segmentos territoriales, pues los intercambios comerciales y las migraciones dinamizaron y complejizaron las relaciones sociales, identicables en los depósitos estudiados. Por lo tanto, no pueden entenderse los procesos sociohistóricos acaecidos en la región habanera si se obvian zonas tan antiguas y de gran signicación como Guanabacoa.

Estudios recientes (Rodríguez, 2002; Roura, 2014; Roura, Arrazcaeta, y Hernández, 2017; Roura, 2018) advierten la presencia de descendencia biológica indígena en territorio guanabacoense, hasta al menos la primera mitad del siglo, y la pro-ducción cerámica que esta mantuvo como elemento comercializable. Las huellas de estas transacciones pueden identicarse en artefactos exhumados en La Habana Vieja, utilizando para su fabricación aoramientos de arcillas ubicados en el antiguo y extenso territorio guanabacoense. Pero en este también se asentaron indiosprocedentes de diversas Ciencia y Sociedad ,. Una mirada desde lo parcular.

Indios naturales y floridanos en Guanabacoa, La Habana, Cubaregiones americanas, entre los que se destacan, por su número, los que arribaron desde tierras oridanas. Es conocido el intenso trasiego de personas e intercambio de mercancías entre La Florida y La Habana a partir del siglo, y aunque evidencias arqueológicas halladas en varias zonas habaneras lo confrman, no se han efectuado intervenciones sistemáticas en áreas guanabacoenses que permitan ahondar en tan signicativa cuestión. Al tomar como punto de partida lo anterior, en el año 2019 comienza a ejecutarse el proyecto Indios naturales y oridanos en Guanabacoa, liderado por especialistasdel Gabinete de Arqueología de la Ofcina del Historiador de La Habana, con la colaboración de Archaeological and Historical Conservancy, Inc., organización no gubernamental y sinnes de lucro dedicada a la investigación y preservación de sitios históricos y arqueológicos de La Florida y El Caribe. El desarrollo de este proyecto se enfoca en el estudio del área donde estuvo ubicada la primera iglesia y cementerio de la localidad en el siglo . Aun cuando la información histórica sugiere que las citadas estructuras se situaban en dicho entorno, no existe constancia arqueológica de su disposición exacta.

Características inherentes a la geografía de Guanabacoa

Las características inherentes a la geografía de Guanabacoa (con elevaciones reiteradas, principalmente en la zona urbana), los escasos espacios disponibles para situar excavaciones arqueológicas y los incontables cambios acaecidos a nivel de subsuelo por casi cinco siglos, han inuido en las exiguas intervenciones arqueológicas y en la profundización sobre la trascendencia histórica de la fundación de Guanabacoa como reserva india. Mediante la loca-lización e intervención de la antigua área sepulcral (dentro y fuera del primer templo) y el estudio del ajuar artefactual asociado a los enterramientos, se pretende profundizar en las relevantes relaciones comerciales y vecinales establecidas entre los indios naturales y los procedentes de La Florida importancia de estos factores en la conformación del etnos en la región habanera, y en la evolución del poblado-villa-municipio mediante la expansión urbana,tomando como punto de partida la ubicación de la primera iglesia y cementerio. Los resultados pretenden aportar elementos vinculados con la historia local y regional, incentivar las investigaciones relacionadas con el tema y promover exposiciones transitorias y/opermanentes, posibilitando efectivizar la relación investigación arqueológica comunidad.


Indios naturales y Foridanos,referentes históricos

Guanabacoa constituía una población que pertenecía a la jurisdicción de La Habana, y no fue hasta el año 1649 que “(…) tendría su propio Cabildo, Justicia y Regimiento” (Rodríguez, Martínez, González, Soroa, y Roque, 2006, p. 45), alcanzando en 1743 el título de Villa Nuestra Señora de la Asunción.

Se fundó en 1554 como pueblo de indios al este del núcleo urbano habanero, en un entorno natural donde se combinaban llanuras extensas y pequeñas elevaciones. Una de las más antiguas referencias a este poblado se encuentra con motivo del asalto del pirata francés Jacques de Sores a La Habana en 1555, cuando “(…) se reúnen el gobernador y los señores capitulares en consulta y cabildo en el pueblo de indios de Guanabacoa término y jurisdicción de la villa de la Habana” En las relaciones enviadas por el cabildo habanero al rey de España sobre dicho asalto se menciona la existencia de un pueblo de indios que estaba a una legua de La Habana, donde había cien indios, aunque casi todos estaban en el monte (Roig, 1963, p. 34). Gonzalo Pérez de Angulo, gobernador de Cuba entre los años 1550 y 1556, intentó reunir hombres para sorprender a los piratas que habían tomado La Habana y convocó a los indios que andaban dispersos en las afueras de la población; logró reunir noventa y cinco españoles,doscientos veinte negros y ochenta naturales armados con piedras y palos (Wright, 1927, p. 28). Otras fuentes citan que el gobernador logró reunir a más de treinta españoles,unos cien negros y alrededor de cien indígenas

(Colección de Documentos Inéditos, 2a serie, tomo VI, pp. 366-368/.

obispo Bernardino

El obispo Bernardino de Villalpando, tras visitar la Isla, redactaba el informe correspondiente para uso de la corte (desde Santiago de Cuba el 14 de abril de 1563), en el que señalaba la existencia de tres pueblos de indios en Cuba: Baracoa, Guanabacoa y Trinidad. Al segundo se refería como inmediato a la capital, y lo registra como “(...) pueblo en que a y solo indios y los de esta tierra son tan pobres que no pueden mantener sacerdote (...) porque (...) no abia ninguno allí que quisise ir a dezir misa sino era con esperanza de ganar alguna cosa (...)” (Hernández, 2011, p. 3). Posteriormente se reporta que “(…) al otro lado de la bahía en 1570 había sesenta indios casados” (Portuondo, 1965, p. 130). En 1574 se dictaron las Ordenanzas para el buen gobierno de la ciudad de San Cristóbal de La Habana y de todos los pueblos de la Isla, conformadas por Alonso de Cáceres y presentadas por primera vez al cabildo habanero el 15 de enero de 1574 (Roig, 1963, p. 86). Dicha acta constituye un docu-mento de gran importancia,pues referenciaba a Guanabacoa como un pueblo donde habitaban más de trescientos indios.1 Con el aumento de la población, la descendencia indígena se vio obligada a acudir a los capitulares mediante su protector, según consta el 7 de abril del mismo año; desde ese día se acordó concederle un sitio de cuatro leguas a la redonda “(…) por la necesidad que tienen dichos indios”.2 En 1582 se reportaban cuarenta y seis indios naturales hombres, incluyendo su capitán Diego Martín, y once españoles3 como habitantes del poblado. Cuando las autoridades intentaron agrupar a todos los indios que se hallaban dispersos en las afueras del núcleo urbano ultramarino, las consecuencias fueron desfavorables. Dio por resultado la insuciencia de esclavos negros que sustituyeran a los naturales en los campos, los rebaños de ganado sedispersaron, y disminuyó el abastecimiento de carne en La Habana.Seacordóentoncespermitírseles la continuidad de sus labores mediante un salarioconcertado previamente ante el protector de los indios (Venegas, 2012, p. 73).


historiador Cayetano Núñez de Villavicencio

no referencia la fuente de este censo, y además se desconocen los factores tenidos en cuenta para lograr tal agrupación de individuos en el caso de los dos primeros apartados. Es probable que en la sección “Naturales” fueran incluidos aquellos nacidos de padre o madre indios, pues de lo contrario hubieran sido incorporados en el primer acápite.

Si este fuera el caso, por vez primera se alude al mestizaje en una relación de habitantes de Guanabacoa y se contabilizan los residentes procedentes de otras regiones americanas, con resalte para los cuatro floridanos, aunque no se especifica si son indios o no. El censo expuesto antes difiere de las cifras presentadas por Juan de Texeda solo quince años antes, quien había aseverado que solo había sesenta indios en Guanabacoa;4 el 22 de septiembre de 1608 el obispo Fray Juan de las Cabezas y Altamirano afirmaba haber encontrado sesenta vecinos y 300 indios en esta localidad (Macías, 1978), “(…) ques un pueblo de yndios [con no más] de 60 casas de paja” (Macías, 1978, p. 18). Las dos últimas cifras son considerablemente extremas; las diferencias de tales números hacen dudar de su veracidad, aunque el primero pudo haberse referido a los nacidos de padre y madres indios, y el segundo contabilizar también a aquellos identificados como naturales en la tabla antes expuesta.

La descendencia indígena guanabacoense de fines del siglo xvi e inicios del xvii se hallaba integrada a la sociedad colonial insular al desempeñarse como oficiales de milicias, monteros, ceramistas y ganaderos, además de continuar con sus labores en las estancias agrícolas lindantes con las poblaciones. En carta dirigida al Rey, con motivo de una visita pastoral a la Isla en 1620 para supervisar el tratamiento a los naturales, el obispo Alonso Enríquez de Armendáriz refiere que continuaban atropellados por su origen y color de piel. Anota que “(…) en este pueblo de Guanabacoa, que es donde hay más número de indios, padecen muchísimo, porque les han usurpado sus tierras y los han arrinconado, de manera que no tienen donde sembrar” (Pichardo, 1984, p. 574). El informe enviado a la Corona por dicho obispo contenía datos relativos a los habitantes de Cuba, esta vez contabilizados totalmente, en el que reafirmaba que la capital poseía casi 7 000 moradores. Según Armendáriz, 170 de ellos residían en Guanabacoa, “(…) la mayor parte (…) descendientes de indios: hay algunos españoles mezclados, pero indios naturales hasta cincuenta” (Pichardo, 1984, p. 568).

La revisión de volúmenes contentivos de datos referentes a los difuntos de Guanabacoa, fechados desde el 23 de enero de 1659 hasta el 22 de diciembre de 1685, produjo el resultado siguiente: 138 blancos, 22 negros, 7 mulatos, 58 sin especificar, 22 indios naturales (adultos varones 4, adultos hembras 7, niñas 4, niños 6, sin edad especificada 1).5 Estas cifras reflejan la pervivencia de la descendencia aborigen a finales del siglo xvii, tomando además en consideración que dentro de los acápites Mulatos y Sin especificar pudieran haberse contemplado a los hijos de las parejas formadas por indios y pobladores negros y blancos.

Con respecto a las relaciones establecidas entre La Habana y La Florida, puede argüirse que se inician en el año 1513, con la llegada a la península del conquistador español Juan Ponce de León (Romero, 1995, p. 141). A partir de entonces se produjo un trasiego eventual de indios floridanos hacia Cuba, y en el año 1569 Pedro Menéndez de Avilés creó en La Habana lo que pudiera llamarse el primer colegio jesuita interindiano, destinado a educar a niños y jóvenes de la vecina Florida (Marrero, 1976 citado por Jiménez y Arrazcaeta, 2010, p. 7). El investigador Salvador Larrúa (2014) señalaba que entre los siglos xvi y xviii los floridanos llegaban en canoas a La Habana y desembarcaban en la Plaza de San Francisco de Asís carnes secas, pescados, tortugas, ámbar gris, cerámicas y pieles. Hacia 1580 el fuerte olor del pescado comenzó a molestar a los vecinos, por lo que se les asignó un sitio en el lado opuesto de la bahía para vender estas mercancías. Con el paso del tiempo, algunos indios floridanos situaron allí sus viviendas y así nació el pueblo de Casablanca.6 Otros se asentaron en Guanabacoa, donde fundaron familias y progresaron en sus negocios; los testamentos dan fe de que legaron a sus descendientes adornos de oro, piedras preciosas, telas y grandes sumas en monedas de oro y plata.7

Entre los años 1720 y 1724 existía una comunidad con más de 200 indios floridanos viviendo en los alrededores de La Habana; en Guanabacoa sobrevivía posiblemente un reducido grupo hacia 1731 (Díaz, 1729 y Soto, 1731, en Worth, 2004). De dicha época se ha documentado la presencia de una mujer Calusa cuyo nombre fue Leonor Sayas, bautizada así probablemente en honor de la progenitora o la hermana de don Cristóbal de Sayas Bazán, sacristán de la parroquia de esta villa ultramarina. Este había sido designado por el obispo Jerónimo de Nostris y de Valdés para aprender el idioma de estos inmigrantes y actuar como protector de los “Indios de los cayos de la costa de Florida” (Díaz, 1729 y Soto, 1731, en Worth, 2004, p. 7).

Es conocido que desde las tierras al sur de La Florida arribaron a La Habana indios Calusas entre 1704 y 1711, período durante el cual eran asediados por los guerreros Creek y Yamasee, que los utilizaban como mercancía para el comercio de esclavos con los colonizadores británicos. En la primavera de esta última fecha fueron transportados hacia La Habana 270 Calusas, los que fueron ubicados en las áreas que hoy ocupa la fortaleza San Carlos de La Cabaña, siendo reubicados posteriormente en Guanabacoa (Tamayo, 2004, p. 8).

Tras el ataque de La Habana por los ingleses en 1762 y su devolución en 1763, España cedió a Inglaterra la colonia de La Florida, lo que propició que llegaran a La Habana Timucuanos, Yamasees y Guales cristianizados en las misiones franciscanas del norte de La Florida (Tamayo, 2004, p. 9). Un grupo compuesto por 101 indios fueron reubicados en Guanabacoa, donde vecinos y naturales los acogieron y entrenaron en oficios propios del territorio.8 En la región habanera estuvieron representadas diversas etnias floridanas; entre los inicios del siglo xvi y hasta el año 1823 se reportan miembros de los pueblos Calusa, Timucua, Creek, Jove, Miami, Tancha, Muspa, Rioseco (o Jeaga), Yamasee e indios de Georgia (Worth, 2004, pp. 1, 5, 6, 8 y 9). Una interesante evidencia material de la presencia de los mismos ha sido el hallazgo, en una veintena de sitios arqueológicos habaneros, de vasijas elaboradas en conchas de tres especies de moluscos marinos del género Busycon, lo que indica el alto índice de introducción de estos artefactos desde La Florida.

Bibliografía

  • Arqueóloga, Doctora en Ciencias Históricas, Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de La Habana, Universidad de La Habana.

Fuentes