Infecciones por micobacterias atípicas

Infecciones por micobacterias atípicas
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Puede aparecer asociada a la enfermedad diseminada en pacientes inmunodeprimidos, en niños con neumopatías crónicas, especialmente fibrosis quística, y ocasionalmente en inmunocompetentes sin patología de base


Infecciones por micobacterias atípicas. Infecciones cutáneas por micobacterias distintas de la tuberculosis/lepra.

Etiopatogenia

En nuestro medio la infección más importante es debida a M. Marinum. La segunda en frecuencia es debida a M. Kansasii. En pacientes inmunodeprimidos es importante la ]]infección]] por M. Aviumintracelulare. La infección por M. Marinum se produce aprovechando pequeñas erosiones de la piel durante el cuidado de acuarios domésticos. Menos frecuentemente en contacto con agua marina o de lagos a temperatura adecuada, excepcionalmente se ha descrito de forma epidémica en piscinas. En pacientes inmunodeprimidos (SIDA, trasplantes o pacientes que reciben medicación inmunosupresora) se producen infecciones sistémicas por micobacterias atípicas que pueden tener participación de la piel o del tejido subcutáneo pero en las que la piel no es puerta de entrada. Es importante recordar que los cultivos para M. Marinum tienen una temperatura óptima de crecimiento entre los 30 y 33 ºC a diferencia de los 37 ºC de M. Tuberculosis y otras micobacterias atípicas.

Descrpción clínica

La [infección]] por M. Marinum se produce a través de pequeñas erosiones o heridas de la piel, en contacto con el medio acuático. Las localizaciones más frecuentes son las manos, seguidas de antebrazo y extremidades inferiores. Clínicamente la lesión inicial es una pápula violácea en el sitio del traumatismo que aparece unas 2 a 3 semanas después de la inoculación.

Esta lesión inicial puede evolucionar a nódulos o placas eritematosas asintomáticas que muestran una superficie hiperqueratósica y que a veces se ulceran secundariamente. Las lesiones suelen ser solitarias pero en ocasiones las lesiones son más de una en territorios adyacentes, hay lesiones satélite alrededor o la enfermedad se presenta como una serie de lesiones que siguen un curso lineal a lo largo de la línea de drenaje linfático simulando una esporotricosis.

Muchas veces las lesiones curan de forma espontánea en el término de 1 a 2 años sin tratamiento aunque lo habitual es que persistan por largo periodo de tiempo. En ocasiones la infección puede penetrar en estructuras subyacentes como bolsas sinoviales o articulaciones pero los ganglios linfáticos no suelen estar afectados. Infecciones locales por otras micobacterias atípicas muestran una clínica similar. La afectación cutánea en infecciones sistémicas por micobacterias atípicas en pacientes inmunodeprimidos se presenta en forma de nódulos o lesiones abscesificadas subcutáneas de patrón clínico bastante inespecífico.

Claves clínicas diagnósticas

- Localización en extremidades sobre erosiones o heridas.

- Pápulas, placas o nódulos eritematosos.

- Lesiones solitarias asintomáticas.

- Antecedente de contacto (acuarios domésticos).

Claves del diagnóastico histológico

- Hiperplasia irregular de la epidermis.

- Inflamación granulomatosa, granulomas tuberculoides.

- Acúmulos de polinucleares con microabscesos (granuloma supurativo).

Diagnóstico diferencial

El diagnóstico diferencial con tuberculosis cutánea por inoculación (tuberculosis verrucosa cutis) o con lesiones de lupus vulgar puede ser muy complicado. La imagen pseudotumoral con granuloma supurativo histológico es muy sugestiva. El antecedente de acuarios o contacto con agua permite la sospecha diagnóstica. El diagnóstico diferencial de certeza se realiza por cultivo.

Las lesiones de halogenoderma muestran también un patrón histológico de granuloma supurativo. La localización y distinta morfología clínica y los antecedentes permiten el diagnóstico diferencial.

La esporotricosis puede presentar también hiperplasia pseudoepiteliomatosa con granulomas supurativos, por lo que para el diagnóstico diferencial será preciso realizar tinciones para hongos y cultivo micológico.

Tratamiento

La mayor parte de micobacterias atípicas son poco sensibles a los agentes antituberculosos. Las infecciones por M. Marinum pueden remitir espontáneamente y no existe un tratamiento antibiótico de elección. Los antibióticos utilizados con mayor frecuencia incluyen minociclina, rifampicina, cotrimoxazol y claritromicina. El tiempo medio de tratamiento es de 6 semanas. En casos refractarios puede plantearse la exéresis quirúrgica, especialmente en pacientes con lesión única.

Fuente

Mayo 2021