Inmigración árabe en Cueto

Inmigración árabe en Cueto
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Disco música árabe
Fecha:1900-1958
Lugar:Cueto
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba, Bandera de Siria Siria, Bandera de Líbano Líbano

Inmigración árabe en Cueto. A inicios del siglo XX, Cuba exhibía un crecimiento económico acelerado, favorecido por la penetración del capital estadounidense, basado en la producción de azúcar, tabaco, la minería y el café, lo que propició un importante flujo migratorio. Comenzaron a llegar oleadas inmigratorias espontáneas, procedentes de Europa, los países asiáticos, latinoamericanos y árabes. Es así como llega a Cueto el componente árabe. La mayoría de esos inmigrantes se establecieron de forma permanente en el territorio. Aunque su objetivo fundamental era la búsqueda de mejores condiciones económicas, de una forma u otra su presencia incidió en la vida de la localidad, legando sus aportes en variados aspectos del ámbito sociocultural.

Asentamiento árabe en Cueto

En los componentes de la nacionalidad cubana, lo árabe está presente. Primero llegó indirectamente a través de lo español, como consecuencia de la impronta de ocho siglos de presencia en la península Ibérica, y luego de forma directa con las oleadas migratorias del mundo árabe, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, las que provenían fundamentalmente de Siria, el Líbano y Palestina, región que integraba la Gran Siria o el Levante propiamente dicho. Les decían árabes y también fue usado el termino Moro para designar a estas personas.

En 1916 la población árabe residente en Cuba se calculaba aproximadamente entre 9 000 y 10 000 personas. La cifra aumentó notablemente en el período 1920 1931,[1] incremento que respondió también al cierre de la emigración legal a los Estados Unidos. Fue en ese período que llegó la mayoría de esos inmigrantes a Cueto.

Los libaneses radicados allí provenían de Baleriel, Betrun, Beirut, Bishmezie, El Safra, Gazir, Hamrun, Kfar-Hazir, Laida, Saida y Beddiel. Estos pertenecían a la entidad autónoma de Monte Líbano en el Valle de la Bekaá. Numéricamente le seguían los sirios, que eran de los pueblos de Beit y Malec.

Estos inmigrantes se establecieron en la zona urbana de Cueto, donde radicaba el mayor núcleo poblacional con su nudo de comunicaciones -de caminos, carreteras y ferrocarril- con otros pueblos y además la conexión con los puertos de Antilla y Santiago de Cuba, observándose desde entonces una mayor perspectiva de desarrollo económico y social. También se radicaron en terrenos del Central Alta Gracia (ahora Loynaz Hechavarría) y en el asentamiento de Alto Cedro, lugares de tránsito ferroviario que les permitía acceder a algunos sitios cercanos con su venta ambulante y comercio menor de diferentes artículos.

En ellos predominaron los hombres, muy pocos vinieron con su familia. La cantidad de hombres representa el 75 % y solo un 24 % eran mujeres, las edades oscilaban entre 13 y 20 años. El desbalance en género, está dado fundamentalmente a que emigraban por razones económicas, generalmente hombres jóvenes y solteros; a ello se suma la necesidad de mano de obra masculina para los trabajos de desarrollo del pueblo y de la construcción del ferrocarril. Es por eso que los matrimonios, en muchos casos, no pudieron ser entre miembros de su propia etnia, lo que propició el progresivo mestizaje, a partir de la unión entre árabes y cubanas - de la raza blanca, en su mayoría descendientes de españoles -, dando lugar a que la mixtura étnica se fuera imponiendo gradualmente. Estas personas no manifestaron interés por cambiar de ciudadanía. Entre los apellidos de los árabes que todavía perduran en Cueto se encuentran: Gendis, Haber, Nassif, Daly, Stéfano, Salomón, Llapuorosis, Dager, Bualle, Abich.

Los árabes en el comercio

En Cuba los levantinos encontraron una opción que rivalizó con los inmigrantes de origen hispano: el comercio. Fue sin duda el renglón ocupacional que mayormente les identificó desde el inicio del proceso migratorio árabe a Cuba.[2] Se destacaron en el giro de ropa y quincalla. Según el Registro de la Propiedad Mercantil de Mayarí, los sirios Santiago Roque y Baltazar Jorge Hernández, tuvieron un establecimiento de quincalla y ropa llamado La Verdad (situado en la calle Cuba frente al ferrocarril) y una venta ambulante de ropas, respectivamente; el libanés Jacobo Gabriel Lafí en igual giro tuvo un establecimiento en la calle Cuba nombrado El Bon Marché.

Más del 80 % de ellos, se dedicaba al comercio, ejercido fundamentalmente por hombres, solo se conoce de seis mujeres inscriptas en el Registro de la Propiedad Mercantil como comerciantes. La venta de forma ambulante, comercio minorista de ropas y quincallas, bodegas, tiendas de ropa hecha y baratillo así como tostaderos de café fueron los principales renglones en que participaron los árabes en Cueto. Aunque también estuvieron en la rama de la joyería y relojería, insertándose de igual forma en las agencias nacionales de seguros, talleres de reparaciones de equipos eléctricos, puestos de frutas y gasolinera.

Algunos de ellos, antes de asentarse definitivamente en un lugar, se dedicaban a la venta ambulante de todo tipo de baratijas con las cuales llenaban enormes baúles que eran transportadas en mulos, caballos o el tren si era muy lejos. Dentro de esas baratijas estaban botones, peines, espejos de diferentes tamaños, retazos de telas, hilos, agujas y todo lo que pudieran necesitar las personas en los bateyes que iban a visitar.

Tienda La Dichosa de Salomón y Hno.

Los inmigrantes árabes que se consolidaron económicamente invirtieron su dinero y fomentaron grandes tiendas en la parte céntrica del pueblo, como fueron los casos de Miguel Nasif Haber con la tienda El Nilo y La Victoria, La Muñeca propiedad de Chaquib Haber Haber, La Campana de Camilo J. Haber Haber, La Dichosa de Antonio Salomón Llapuorosis, y El Encanto y La Princesa de Nicolás Haber Haber.

Tienda El Encanto de Nicolás Haber.

También se insertaron en otros giros comerciales como: Jorge Naum que tenía una tienda en los bajos del Hotel Sevilla (antes llamado León), Felipe Gendis Saad que construyó un tostadero de café, con el que abastecía a las tiendas existentes y Ramón Gendis dueño de una tienda mixta y Enrique Gendis agente de los refrescos Iron Beer.

Una característica de los inmigrantes árabes que llegaron a Cueto, era que integraban en sus negocios a los hijos, los cuales actuaban como dependientes, tal es el caso de Chegin Haber y sus hijos Abraham y Michel. A las hijas no les permitían trabajar en los negocios y se dedicaban entonces a coser, bordar, aprender a cocinar, en fin a labores hogareñas como preparación para su futuro matrimonio y en el caso de los varones les estaba prohibido entrar en la cocina. Con el tiempo esta concepción sobre las mujeres cambió y muchas de ellas fueron también dependientes en los establecimientos de sus padres como las hermanas Ángela y Amalia (Cuca) Haber.

Labor del libanés Miguel Gendis Gendis en el comercio y los servicios

Miguel Gendis Gendis, fue el agente de mayor poder económico en el pueblo. Nació en Zalhe, Líbano y llegó a Cuba en el año 1926. Fue el dueño de grandes almacenes de víveres, agente de la cerveza Hatuey, el ron Bacardí, y la Coca Cola. Poseía extensiones de tierras dedicadas al ganado vacuno y al cultivo de la caña de azúcar. Ya en 1945 era propietario de varios solares en la parte más céntrica de la localidad, los cuales tuvo en arrendamiento para la creación de comercios. Previo pago a la Compañía de Ferrocarril creó un apeadero con su nombre para poder trasladar mercancías y a sus trabajadores. Poseía casas de verano en las playas Juan Vicente en Mayarí y Siboney, en Santiago de Cuba. Construyó una casa de campo en Barajagua (ahora es una Secundaria Básica). Le compró a Andrés Hernández el Teatro Adela y lo reconstruyó de mampostería, ampliando el número de lunetas a más de 300, nombrándolo entonces como su hija, Marcia. Realizó actividades a favor de las clases humildes del pueblo, por lo que era querido y respetado por todos, sobre todo los niños a los cuales les regalaba juguetes el Día de Reyes. Se casó con María Generosa Díaz Sontás, natural de Banes, tuvieron dos hijos: Miguel y Marcia. Integró la logia Hirán Abí, así como la Sociedad Sirios y Libaneses, también formó parte de la directiva del Club de Leones.

Con 49 años, víctima de un infarto, murió en el año 1951. Su sepelio fue una muestra de dolor de todo el pueblo. Fue velado en la Asociación de Colonos de Cueto, de donde partió el cortejo (se dice que tenía un kilómetro de largo). El Patronato pro mejoras de Cueto en gratitud por todo lo que él hizo a favor del pueblo designó a la avenida principal que tiene el poblado con el nombre de Avenida Gendis, y su esposa financió la construcción de un parque infantil, en cuya entrada fue erigido un busto en su nombre.

Costumbres y tradiciones árabes

Cocina árabe

Las costumbres y tradiciones culturales árabes fueron asimiladas a través de sus bailes, la forma de elaborar los alimentos con diferentes condimentos y el aporte de otros nuevos.

Existen platos como el Tacbuly, que es una ensalada donde se le agrega trigo humedecido, además del tomate, la lechuga y hojas de albahaca; el Malfú, elaborado con hojas de col enrolladas con carne de cordero y trigo; el Kipi donde se usa carne de res o cordero y variados condimentos. El humus era un plato de garbanzos hervidos al que le adicionaban sal, vinagre, aceite y lo batían, todo esto para conformar una pasta y untarla al pan, el cual confeccionaban en las propias casas. También hacían los dulces de higos y de almendras, en fin una variada cantidad de receta que se fueron insertando en la cocina cubana.

El matrimonio

Una costumbre existente en ellos era que a las hijas los padres le escogían el novio y este debía visitarla solo una vez a la semana y en presencia de los padres y familiares. Al formalizar el matrimonio, la novia debía llevar velo y traje nupcial y la ceremonia se desarrollaba en la iglesia católica del pueblo.

Idioma árabe

El investigador Sergio Valdés Bernal considera que el inmigrante árabe se fusionó rápidamente con el cubano y son escasísimas las familias que preservan la lengua de sus padres ya que las jóvenes generaciones prefirieron el uso del español.[3] Los hijos nacidos aquí solo dominaban algunas frases en árabe, pues los padres no tuvieron el interés de enseñarle a comunicarse totalmente en su idioma y mucho menos a escribirlo.

Instituciones árabes en Cueto

Sociedad Unión Sirios y Libaneses

Dentro de la inmigración árabe asentada en Cueto, el 65 % correspondía a los libaneses, un 30 % eran sirios y muy pocos palestinos, razón por la que la sociedad fundada el 10 de julio de 1938 se llamó Unión Sirios y Libaneses; llegó a contar con más de 100 miembros. Su sede estuvo en una edificación construida de madera y techo de tejas de barro, el piso era de mosaicos.

Unión Sirios y Libaneses.

La directiva de esta sociedad estaba constituida por: Presidente: Nicolás Haber, Vicepresidente: Felipe Géndis, Tesorero: Miguel Nassif, Vocales: Santiago Roque, Emilio Haber, Félix Bualle y Enrique Gendis. La madrina, al inaugurarse la misma, fue María Haber, y como huésped de honor la Compañía Bacardí. Para esa celebración prepararon un baile amenizado por la Orquesta Avilés de Holguín.

Logia Hirán Abí

La inserción de los árabes dentro de la vida sociocultural de la comunidad demuestra el interés que tenían por hacerse sentir dentro de ella y que los tuvieran en cuenta como tal, por lo que se integraron a la Logia Hirán Abí, institución fraternal con objetivos bien definidos al promover la cultura entre sus miembros, así como también su afiliación a otras instituciones que existían en la república burguesa, como el Club de Leones.

La Logia Hirán Abí fue fundada en el año 1920, su inmueble era una construcción de madera con techo de zinc, de dos plantas. Como se utilizaba una sola planta para sus actividades, cedieron la planta baja para la escuela No.14. Esta institución después fue trasladada para un solar donado por Narciso Fernández, existente al lado de la misma, y donde se construyó de mampostería y techo de tejas francesas. Entre los que la fundaron y formaron parte de su directiva estuvieron: José Haber Haber, Alfredo Gendis, Antonio Salomón, Salín Stéfano, Jorge Salomón y Jacobo Gabriel Lafí.

Instrucción

La mayor parte de las escuelas existentes en el pueblo eran privadas, como el Instituto Ramírez y el Colegio El Salem, fundado este último por el Reverendo Pascual Lorente, pastor de la Iglesia Bautista en el año 1941[4]. Dicha escuela se encontraba frente a la Logia Hirán Abí, su construcción era de madera, techo de zinc y piso de cemento, el interior de paredes de madera que hacían las aulas, con grandes puertas. Poseía un claustro formado por los profesores Rafaela Haber, Nené Torres, Teresita Abella, República Escobales, René Cid, Carmen Valera, Olga Torres y Encarnación de la Torre. Los alumnos debían poseer dos uniformes, el del diario y el de gala, el primero era blusa o camisa blanca y pantalón verde y el segundo todo de blanco con las mangas largas.

Chaquib Haber y esposa

Esta escuela era a la que asistían los hijos de la élite del pueblo, desde el primero hasta el octavo grado, las mismas comenzaban a la 1:00 pm hasta las 4:00 pm, pues en la sesión de la mañana se impartían clases religiosas y de cantos. La mayor parte de los estudiantes graduados en este centro continuaban estudios en las escuelas Dolores y Belén de Santiago de Cuba, prueba de la calidad de la enseñanza que allí se brindaba. También debido a la solvencia económica de algunos padres, muchos alumnos continuaron estudios en el High School de Miami, como Leonor Nassif Girala hija del libanés Miguel Nassif que poseía varias tiendas.

En el sector de la educación desarrollaron su trabajo muchas maestras de ascendencia árabe: Anita Haber, Rafaela Cuca Gendis, Miriam Haber, Rafaela Haber, Bárbara Marfull, Surella Gendis y Silvia Stéfano. Y en el ámbito de la cultura se destaca el cantante lírico, Reynaldo Kairús.

Con relación a su instrucción los hombres, sobre todo, habían estudiado y eso le permitía tener mejor cultura. En el caso de las mujeres eran casi en su totalidad iletradas, pues no sabían leer ni escribir, llegando a dominar el español por la práctica diaria así como en el caso de sacar las cuentas de los negocios que hacían. Algunos de ellos dominaban más de un idioma, como Chaquib Haber, que se comunicaba en francés e inglés.

La inserción de la cultura árabe en el naciente pueblo ayudó al progreso del mismo en todas las ramas, lo mismo en el comercio, la religiosidad, lo culinario, que en sus costumbres en general formando parte de su historia, pues con su forma de actuar marcaron una etapa de desarrollo de lo que es hoy Cueto. Fundaron sus familias, al casarse con descendientes o nativas, y preservaron su etnia y sus tradiciones. En el caso de la religiosidad eran cristianos, esencialmente maronitas y ortodoxos.

Relaciones con el país de origen

Muy pocos de estos inmigrantes pudieron ir de visitas a su país natal, Chegin Haber visitó el Líbano en dos ocasiones, al igual que Camilo Haber quien lo hizo junto a su esposa Olivia. Enrique Gendis Sad, debido a su ventajosa posición económica logró visitar su país en siete ocasiones.

En muchos casos se mantuvo la correspondencia con la familia a través de cartas, pero al morir el inmigrante, esta se interrumpió debido fundamentalmente a que la misma se realizaba en árabe y como los padres nunca les enseñaron a escribir en ese idioma a los hijos, pues a partir de ahí se interrumpió el contacto familiar.

Referencias bibliográficas

Bibliografía

  • Fuente Lic. Santiago Gabino Abiague Portal. Historiador del municipio Cueto.
  • GÓMEZ ABASCAL, Ernesto: "Presencia Árabe en Cuba", en: Revista El Árabe. La Habana. No. 43. 1992 - 1993. (Edición especial).
  • GONZÁLEZ QUIROGA, Mario: "La inmigración Árabe en Cuba. Su influencia en nuestra cultura", en: Revista El Árabe. La Habana. No. 49. Octubre 1997. p. 8 - 9.
  • _________: Los Árabes. La Habana. Editorial Ciencias Sociales, Colección Civilización y Cultura, 2003.
  • GUANCHE PEREZ, Jesús et al: Presencia Árabe en Cuba. Mapa plegable. Fundación Fernando Ortiz y Unión Árabe de Cuba. La Habana. Ediciones Geo, 2001.
  • MENÉNDEZ PAREDES, Rigoberto: Componentes árabes en el período republicano, en: Revista Debates Americanos. No. 12. La Habana. Enero diciembre del 2002. p. 73 80.
  • _________: Componentes árabes en la cultura cubana. La Habana. Ediciones Boloña, Publicaciones de la Oficina del Historiador de la Ciudad, 1999.
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  • VEGA SUÑOL, José: Región e identidad. Holguín. Ediciones Holguín, 2002.
  • Fuentes orales
  • Norma Haber Nasif (Descendiente, entrevista realizada en el 2017).
  • Miriam Haber Girala (Descendiente, entrevista realizada en el 2018).
  • Chaquib Bechara Haber (Inmigrante, entrevista realizada en el 2017).
  • María Girala Massif (Inmigrante, entrevista realizada en el 2017).