Ismael Spitalnik

Ismael Spitalnik
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NombreIsmael Spitalnik
Nacimiento27 de agosto de 1919
Buenos Aires, Argentina
Fallecimiento12 de octubre de 1999
Buenos Aires, Argentina
NacionalidadArgentina
OcupaciónBandoneonista, director, arreglador y compositor

Ismael Spitalnik. Bandoneonista, director, arreglador y compositor argentino.

Síntesis biográfica

Ismael Spitalnik es un bandoneonista, director, arreglador y compositor de muy prolongada trayectoria en el tango que nace el 27 de agosto de 1919 en Buenos Aires, Argentina.

Desde muy pequeño llega a la música y al bandoneón. Con el maestro José Junnissi hermano de Alejandro Junnissi, realiza sus primeros estudios, y comienza a foguearse en el conjunto juvenil que éste dirigía. Ya mayorcito, hace rubro con el pianista Armando Cupo, con el que se largan en gira por Córdoba y Santa Fe.

Trayectoria

En 1939, se vincula al conjunto de Emilio Balcarce, integra por breve tiempo la Orquesta Típica Nobel y llega a la orquesta de Ángel D'Agostino, con quien permanece hasta 1943.

Paralelamente cuida mucho sus estudios. Con [[Jacobo Fischer se instruye en Armonía y Composición, y recibe lecciones de Paco Requena, junto a toda esta tarea de trabajo y aprendizaje, culmina su carrera de químico industrial.

Desvinculado de D'Agostino, en 1944 participa de la fundación de la primera orquesta de Horacio Salgán, para luego, al producirse la deserción en masa de los músicos de Miguel Caló, en 1945, pasar a la orquesta de éste.

Comienza a comandar la orquesta que acompaña a Fiorentino, que había dirigido antes Piazzolla, Le arma orquesta de acompañamiento a Raúl Iriarte, a Aldo Calderón,a Hugo Del Carril. Integra y realiza arreglos para la última agrupación que forma Juan Carlos Cobián.

Parejamente a toda esta actividad profesional, incrementa sus estudios, volcándose al arreglo y la instrumentación, realizando una importante tarea con trabajos para las orquestas de Aníbal Troilo, Francini-Pontier, para la Editorial Korn.

En 1956, ingresa a las filas de Osvaldo Pugliese, con quien además comparte ideas políticas. En la orquesta del autor de “La yumba” está hasta mediados de 1961, interviniendo en las giras que el conjunto realiza por la Unión Soviética y China.

Luego, hace un prolongado paréntesis, hasta que en 1987 realiza un viaje por nueve ciudades de la Unión Soviética, marcando su reingreso a los caminos de la música.

En 1990 se presenta con un septimino integrado por estos excelentes músicos que se unen al bandoneón de su director: Normando Lázzara (piano), Carlos Piccione y Gabriel Rivas (violines), Osvaldo Gurnitz (contrabajo), Andrés Rivas (viola) y Patricio Villarejo (violoncello). Con similar agrupación (con algunas variantes en su integración) está tocando hasta estos últimos meses en televisión, en el canal Sólo Tango.

En todos estos años se interesa mucho por este trabajo musical, el arreglo, logrando verdaderos aciertos para adaptar una obra original a determinado estilo orquestal. Prueba de ello es la labor que realiza para Francini-Pontier, para Osvaldo Pugliese, para José Basso y, sobre todo, para Aníbal Troilo (en esta última orquesta deja una perlita que es prácticamente un modelo de buen gusto, de adecuada combinación de voces y sonidos, escribiendo un solo de violín magistralmente interpretado por David Díaz: el tango “La viajera perdida”).

Para sus propios conjuntos, o para las orquestaciones estándar que realiza para la Editorial Korn, muestra una especial ductilidad y una manera muy tanguera, muy moderna, pero sin excesos, en donde la esencia del tango está siempre por encima del exhibicionismo. Es evolucionado, pero hasta el límite donde el tango se puede seguir llamando tango. Todas estas propuestas se advierten, como nunca, en el último septeto, Bien Milonga, con el que se presenta en televisión y otros escenarios de Buenos Aires.

Sus mejores obras como compositor son, desde nuestra óptica, aquella serie de tangos milonga de corte moderno: “Fraternal”, “Bien milonga”, “Anónimo”, “Gente amiga”, “De buena estampa”, “Presencia tanguera”, etcétera. Entre los cantables podemos nombrar “Todo terminó” (el primero), “San Pedro y San Pablo”, “Ni me entrego ni me voy”. Otros tangos instrumentales suyos, entre otros, son: “Bandoneón melancólico”, “El troesma” dedicado a Osvaldo Pugliese.

Es un hombre extremadamente sencillo, de arraigadas convicciones políticas. Vive desentendido de la promoción publicitaria. En lo exterior, es, como se dice ahora, de perfil bajo. Hasta en la manera de ejecutar el bandoneón se muestra pausado, sin alharacas. Abría poco el fuelle, lo estrictamente necesario. No había poses en él, ni desbordes ni movimientos exagerados.

Y así vive y así murió, austeramente. Pero con dignidad. Como hombre de ideales y como profesional de mérito.

Muerte

El 12 de octubre de 1999, en Ramos Mejía Buenos Aires, se apagaba la vida de Ismael Spitalnik. Una cruel enfermedad, desde hacía tiempo, lo había abatido. Así que sus últimos días son un resignado esperar el desenlace.

Fuentes