Johan Bojer
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Johan Bojer Bojer nació en la villa de Orkdal en la provincia de Sør-Trøndelag. Siendo hijo de padres solteros, fue adoptado por una familia pobre en Rissa. Durante sus primeros años tuvo que trabajar en una granja y también trabajó como librero. Luego de la muerte de su padre en 1894, cambió su apellido por Coger
Biografía
Novelista noruego. Huérfano y criado en su niñez por unos pescadores, la miseria y la voluntad de independencia forjaron su carácter aun antes de que conociera la disciplina escolar. Alumno de la Escuela de Comercio y de la Escuela de Suboficiales de Trondheim, y posteriormente actor, fue un verdadero autodidacta.
El tedio le hizo abandonar Noruega para viajar por Inglaterra, Francia e Italia. Vivió en París desde 1902 hasta 1907, que fueron "los años más ricos de mi vida", según afirmaría después. Debutó con el drama Una madre (1894), y enseguida adquirió notoriedad en Oslo y Copenhague, donde es bastante más difícil pasar inadvertido que en París o en Londres.
Los cuentos y novelas que siguieron a esta primera obra de teatro fueron muy bien acogidos, de manera que antes de llegar a los treinta años ya era un escritor famoso en los países nórdicos. Su reputación cruzó fronteras: fue traducido en Alemania y en Francia, donde se convirtió en autor de moda.
La obra de Bojer está marcada por su carácter de autodidacta y por su vida aventurera, caso frecuente en los escritores noruegos. Las costumbres de trotamundos desarrollaron sin duda su vigoroso naturalismo, el gusto por la acción, el sentido novelesco y la extraordinaria curiosidad, que confiere a sus descripciones de costumbres locales un interés y un alcance generales.
Su vasta producción incluye comedias como Theodora (1902) y Brutus (1904) y novelas que adquirieron enorme fama. En Troens magt (La potencia de la fe), de 1903, una de las novelas más conocidas de Bojer, premiada por la Académie Française, el autor aplica al estudio de un ambiente campesino los procedimientos fundamentales de la novela psicológica. Esta novela de costumbres rurales, austera y conmovedora, carece por completo de las descripciones pintorescas tan características de las obras francesas del mismo género.
Son dignas de mención Et folketag (La emigración del pueblo), de 1896, Fangen som sang (El prisionero que cantaba), de 1913, Liv (Vida), de 1911, La gran hambre (Den Store hunger, 1916), El último vikingo (Den siste Viking, 1921) y Vor egen stamme (Los emigrantes), de 1924. Los personajes de Bojer son honrados incluso en el delito; desconocen la perversidad y se preocupan considerablemente de su conciencia; su orgullo sobrevive a la depravación. Este espíritu nórdico confiere a toda la obra de Bojer un sabor de ingenuidad. Además, sus cualidades de dramaturgo se hacen patentes incluso en las novelas, cuyas escenas, en algunos casos, parecen escritas expresamente para el teatro
Fuente
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