José Isidro Fabela Alfaro

José Isidro
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José Isidro Fabela Alfaro: abogado y escritor mexicano.
NombreJosé Isidro Fabela Alfaro
Nacimiento29 de junio de 1882
Estado de México, Bandera de los Estados Unidos Mexicanos México
Fallecimiento12 de agosto de 1964
Morelos, Bandera de los Estados Unidos Mexicanos México
Causa de la muertedesconocida
Nacionalidadmexicana
Ciudadaníamexicana
Ocupaciónabogado
Obras destacadasalgunas fueron: La tristeza del amo (1911), Los precursores de la diplomacia mexicana (1926), Neutralidad. Estudio histórico, jurídico y político. La Sociedad de las Naciones y el continente americano ante la guerra 1939-1940 (1940), Por un mundo libre (1943), Belice. Defensa de los derechos de México (1944), Las doctrinas Monroe y Drago (1957), Historia diplomática de la Revolución Mexicana (2 vols., 1958-1959), Estados Unidos contra la libertad. Estudios de historia diplomática americana; Intervención (1959) y Maestros y amigos (1962).

José Isidro Fabela Alfaro. Abogado y escritor mexicano.

Síntesis biográfica

Nació el 29 de junio de 1882 en una casona contigua a la catedral de Atlacomulco, Estado de México. Sus padres fueron Trinidad Fabela y Guadalupe Alfaro, dueños de la hacienda El Salto.

Trayectoria

Inició su primaria en la ciudad de Toluca. Cuando en 1891 su familia se trasladó a la Ciudad de México, Fabela ingresó a la Escuela de Párvulos, en donde fue condiscípulo de Antonio Caso y José Clemente Orozco, entre otros niños que se convertirían en personajes distinguidos. En 1895 entró a la Escuela Nacional Preparatoria, en donde convivió con otros jóvenes brillantes como José Vasconcelos, Adolfo de la Huerta y Alfonso Cravioto. Fabela fue de los alumnos que obtuvieron la Medalla de Oro por su aprovechamiento. A partir de entonces formó parte del “Grupo Preparatoriano de 1900”, al que también perteneció Alfonso Reyes.

Ingresó a la Escuela Nacional de Jurisprudencia y bajo la inspiración de Rodolfo Reyes, su maestro de Derecho Constitucional, cobró conciencia de la dictadura de Porfirio Díaz. Se graduó de abogado con la tesis “Excepciones Dilatorias” en 1908. Al año siguiente, para desarrollar su vocación de escritor, fundó y se incorporó a varios círculos literarios, como el Ateneo de la Juventud, en el que fue elegido secretario de actas.

Ejerció su profesión de abogado en el despacho Cansino y Riba, y fue representante jurídico de la National Security Company de Nueva York y de Teléfonos Ericsson.

Hacia 1910, se unió al movimiento maderista como miembro del Club Liberal Progresista, que sostenía la candidatura de Madero mediante su periódico La Verdad, en el que Fabela incursionó en el periodismo, actividad que ejercería toda su vida. Ese mismo año se inició como profesor de derecho mercantil, Historia de México y comercio.

En 1911, comenzó su trayectoria en el sector público como jefe de los defensores de oficio del Distrito Federal y del Consejo Técnico de la Penitenciaría. En 1912 fue diputado por Ixtlahuaca, Estado de México. Perteneció al grupo renovador, ala revolucionaria y progresista de aquel momento en la Cámara de Diputados, pero solicitó y obtuvo licencia para ser oficial mayor del gobierno de Abraham González en Chihuahua. Ahí continuó su labor docente en el Instituto Científico y Literario.

En febrero de 1913, gestionaba en la Ciudad de México la autorización para reclutar fuerzas auxiliares con cargo al gobierno de Chihuahua, cuando lo sorprendieron la “decena trágica” y los asesinatos de Madero, Pino Suárez y del propio Abraham González. Entonces se reincorporó a la Cámara de Diputados para combatir a Victoriano Huerta.

En la noche del día 1º de mayo siguiente, Fabela habló en el Teatro Xicoténcatl (después Iris) en apoyo de la manifestación obrera realizada por la mañana, en demanda de la jornada de ocho horas y el descanso dominical; también rindió homenaje a Madero. Dos días después pudo huir a La Habana, Cuba, en donde publicó un artículo contra el dictador; siguió a Nueva York y finalmente, llegó a Piedras Negras, Coahuila. Ahí colaboró con el general Pablo González en su estado mayor y como abogado consultor. En el periódico El Demócrata exhortó a los diputados a unirse a Carranza y no contribuir a dar la apariencia de legalidad a la dictadura.

José María Maytorena, gobernador de Sonora, lo nombró oficial mayor y lo comisionó para recibir a Carranza en Hermosillo. En ese acto, Fabela le expresó al Primer Jefe: “no vine a servir al Estado…sino a la revolución”. Carranza lo nombró jefe del departamento diplomático, después oficial mayor y el 18 de diciembre de 1913, le encargó el despacho de Relaciones Exteriores. Fue entonces cuando Carranza tuvo que resistir las amenazas del agente especial norteamericano de intervenir en México, rechazar el derecho de intervención extranjera en los asuntos internos mexicanos y advertir a Estados Unidos que en caso de ataque, se defendería el territorio nacional hasta el último mexicano.

Como encargado de las relaciones exteriores, Fabela tuvo que sujetar al derecho internacional las reclamaciones de los gobiernos extranjeros por daños causados a sus nacionales con motivo de la revolución, entre ellos los casos del inglés William Benton y del norteamericano [[Gustave Bausch[[, fusilados por Francisco Villa. Y lo más importante, hacer frente a la ocupación norteamericana del puerto de Veracruz el 21 de abril de 1914, efectuada con el pretexto de la detención temporal en Tampico de marineros norteamericanos, pero que en realidad trataba de presionar a Carranza y de impedir el desembarco de armamento destinado a Huerta. A pesar de que le favorecía la invasión, la respuesta de Carranza, redactada por Fabela, fue que se habían vulnerado los principios fundamentales del derecho, que el constitucionalismo no podía apoyarse en las armas extranjeras, y que tampoco le correspondía a un gobierno extranjero atacar a Huerta, por lo que exigió la evacuación incondicional e inmediata del puerto. Carranza aceptó los buenos oficios de Argentina, Brasil y Chile en la solución del conflicto, pero no la suspensión de hostilidades entre constitucionalistas y huertistas, ya que el conflicto internacional era independiente de la guerra civil interna; además, rechazó cualquier injerencia extranjera en asuntos que sólo competen a los mexicanos. Por su parte, los Estados Unidos aceptaron las conferencias de Niágara Falls, que tuvieron lugar del 20 de mayo al 30 de junio, con la “intermediación” de Argentina, Brasil y Chile. Pero no lograron doblegar ni a Huerta, que no renunció, ni a Carranza, que condenó la invasión; además, los armamentos para Huerta cuya entrada se intentaba impedir, de todos modos ingresaron al país por la aduana de Progreso.

Tras la rendición de Huerta, Carranza insistió en la desocupación inmediata del puerto, dado que la situación ya era otra. El 15 de septiembre siguiente, el presidente estadounidense Wilson, anunció el retiro de sus tropas. Así lo hicieron, pero hasta el 23 de noviembre. Ese día, Fabela y el general Cándido Aguilar reintegraron el puerto al territorio nacional por tierra y los cañoneros Bravo y Zaragoza por mar.

Otro caso en que Fabela hizo frente, con gran dignidad, a las presiones del representante norteamericano Stillman, fue con motivo de la expulsión de los diplomáticos inglés, Sir Lyonel Carden, y belga, Paul Hay, por haberse inmiscuido en asuntos internos de México al brindar apoyo al gobierno de Huerta. El 10 de diciembre siguiente, Fabela salió a Europa para restablecer relaciones con algunos gobiernos que, como el de Gran Bretaña y España, habían reconocido al dictador Huerta. En plena guerra mundial en Europa, Fabela se dedicó a reorganizar embajadas y consulados, así como a promover el reconocimiento del gobierno carrancista y propagar los ideales internacionales de la revolución mexicana, llamados Doctrina Carranza.

El 19 de octubre de 1915, la presidencia de Carranza fue reconocida de facto por Estados Unidos, Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. El 8 de enero de 1916, Fabela fue acreditado ante esas naciones sudamericanas como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario. Fue así que viajó por esos países presentando sus credenciales a los gobiernos, difundiendo los principios revolucionarios mediante diversos artículos publicados en los diarios de esas naciones y reorganizando embajadas y consulados. A su paso por Lima, invitó a José Vasconcelos, desterrado en esa ciudad, a regresar a México olvidando las antiguas divisiones. Vasconcelos no aceptó.

Obra literaria

Fue autor de un gran número de artículos publicados en periódicos y revistas. Entre sus libros destacan: La tristeza del amo (1911), Los precursores de la diplomacia mexicana (1926), Neutralidad. Estudio histórico, jurídico y político. La Sociedad de las Naciones y el continente americano ante la guerra 1939-1940 (1940), Por un mundo libre (1943), Belice. Defensa de los derechos de México (1944), Las doctrinas Monroe y Drago (1957), Historia diplomática de la Revolución Mexicana (2 vols., 1958-1959), Estados Unidos contra la libertad. Estudios de historia diplomática americana; Intervención (1959) y Maestros y amigos (1962).

Fallece

Falleció el 12 de agosto de 1964 en su casa de Cuernavaca, Morelos, y fue sepultado en el Panteón Jardín de la Ciudad de México. El 24 de octubre de 1996, los nombres de Isidro Fabela y Genaro Estrada fueron inscritos con letras de oro en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

Fuentes