Juan Tomás Porcell

Juan Tomás Porcell
Información sobre la plantilla
NombreJuan Tomás Porcell
Nacimiento1528
Cagliari (Cerdeña)
Fallecimiento1580
Zaragoza


Juan Tomás Porcell nació en 1528 en Cáller o Cagliari, capital de la entonces provincia aragonesa de Cerdeña . Estudió en varias universidades españolas, cursando Medicina en la de Salamanca, donde fue discípulo del célebre Lorenzo de Alderete, al que cita con gran elogio en su obra. Terminada su formación, ejerció la Medicina en Zaragoza y llegó a ser catedrático en el Estudio General que precedió a la fundación de la Universidad. Con toda posibilidad murió en esta ciudad en una fecha anterior a 1583.
El motivo inmediato de su obra fue la terrible epidemia de peste que sufrió la misma ciudad de Zaragoza durante el año 1564. Porcell se hizo cargo de los ochocientos apestados que se amontonaban en el Hospital de Nuestra Señora de Gracia, en unas circunstancias extremas.
El resultado de tan rica experiencia lo expuso Porcell en una monografía: Información y curación de la peste de Zaragoza, y preservación contra peste en general (Zaragoza, Viuda de Bartolomé de Nájera , 1565), en la que expone de modo sistemático las cuestiones relacionadas con la naturaleza, la clínica, la terapéutica, la prevención y la asistencia de la terrible enfermedad; se ha considerado como una de las cumbres de la epidemiología renacentista.
Encontramos en Porcell una típica muestra de lo que fue la incipiente modernidad de las mejores figuras creadoras de la Medicina del Renacimiento. Sus esquemas patológicos continúan siendo los del humoralismo galénico pero manejados desde posiciones ideológicas inéditas y desde hábitos prácticos radicalmente nuevos. La obra anatomopatológica de Porcell es un hito de primera magnitud en la historia universal de la Medicina, su prioridad es absoluta en cuanto a la realización sistemática de autopsias de apestados.

Biografía

Juan Tomás Porcell fue un médico español, nacido en Cagliari (Cerdeña) en 1528 y muerto en Zaragoza, en fecha próxima a 1580.Estudió en varias universidades españolas, y cursó medicina en la de Salamanca, donde fue discípulo de Lorenzo de Alderete, al que cita con gran elogio en su obra. También tuvo ocasión de asimilar la morfología vesaliana a través del magisterio de Cosme de Medina, el discípulo del valenciano Luis Collado que ocupó la cátedra de anatomía comparada en 1551 durante diez cursos académicos. Terminada su formación, "escogía por el mejor y más famoso lugar en donde hubiese de hacer mi asiento y morada, la famosa y leal ciudad de Zaragoza". En 1564, la capital aragonesa sufrió una grave epidemia de peste.
Debido a la muerte o enfermedad de los médicos titulares, Porcell fue entonces encargado por los jurados de dicha ciudad de la asistencia a los apestados en el Hospital de Nuestra Señora de Gracia. Con ayuda de cuatro cirujanos la organizó con unos criterios que reflejan ya su mentalidad innovadora. Sabemos que "los visitaba y curaba a todos dos veces al día, tres y cuatro horas por la mañana y otras tantas por la tarde... viendo algunas orinas, tocando los pulsos y tumores, siquiera apostemas, y hallándose siempre presente al tiempo de curar y nunca consentir que curen los cirujanos sin que el médico esté presente".

Llevaba un cuidadoso registro de los casos en un "cartapacio hecho por orden de abecedario, donde escribía y anotaba los que se habían muerto, y a cuantos días de su dolencia y abertura (del absceso) se habían muerto; y si se habían muerto por haberlos abierto antes de tiempo, o por qué y cómo; y los que se había de purgar por cámara para minorar su materia, y todos los remedios que se les hacía y todo los demás que era necesario". Tan minucioso registro, que constituye por sí solo una interesante aportación a los orígenes de la documentación clínica y epidemiológica moderna, lo utilizó, además, para reunir datos estadísticos, a los que recurrió para fundamentar sus criterios terapéuticos.

Lo más destacable de su labor fue, sin embargo, el uso que hizo de la indagación anatomopatológica como clave del conocimiento de la naturaleza de la enfermedad y como base de la orientación de su tratamiento. Formado en el ambiente del movimiento vesaliano español que había partido de Pedro Jimeno y Luis Collado, Porcell no era solamente un entusiasta de la nueva anatomía, sino también de sus aplicaciones a la medicina. Contaba con una notable experiencia de disector -"pasan de cincuenta anatomías las que hasta hoy ha hecho"- y tenía incluso la intención de escribir un tratado anatómico "en diálogo", que no llegó a publicar. Por otra parte, no hay que olvidar la tradición que la práctica de autopsias tenía en el propio Hospital de Nuestra Señora de Gracia desde finales de siglo XV, que se mantendría después viva hasta el período contemporáneo. En la epidemia citada, el médico sardo realizó autopsias sistemáticas de apestados por primera vez en la historia. Se basó todavía en los supuestos humoralistas del galenismo, con la pretensión de conocer "la realidad de la verdad, por haber abierto y hecho anatomías en cuerpo diferentes que se ah muerto de dicho mal, y haber visto al ojo y claramente conocido el humor malo y predominante, sus asientos y origen, y a qué parte inclinaba, y las causas de los grandes y bravos accidentes que consigo traía".

La mentalidad de Porcell corresponde al que hemos llamado galenismo "hipocratista", tendencia surgida en el seno del humanismo médico que, sin cuestionar la validez del sistema de Galeno, convirtió a Hipócrates en modelo de observación clínica objetiva, subrayando la importancia de ésta como uno de los fundamentos de la medicina. Lo mismo que Francisco Valles y otros seguidores españoles de dicha corriente, Porcell asoció el interés por la nueva morfología con el paso a primer plano de la experiencia clínica. Quiso hablar, "según la experiencia por haber visitado... los pobres enfermos de peste", llegando a superar claramente el criterio de autoridad. Procuró confirmar los síntomas de la peste "con autoridades de Hipócrates y Galeno... aunque bastaría decirlo yo, no porque sea yo más que los otros, antes bien soy el más mínimo de todos, sino por haberlos visto y notado muchas infinitas veces y más que todos juntos".

El resultado de su labor lo expuso Porcell en un libro titulado Información y curación de la peste de Zaragoza, y preservación contra la peste en general, que apareció impreso en la capital aragonesa en 1565. Dedicado a Felipe II, es un volumen de casi 250 páginas en las que expone de modo sistemático las cuestiones relacionadas con la "naturaleza", la clínica, la terapéutica, la prevención y la asistencia de la terrible enfermedad. Ofrece una descripción nosográfica de la peste de carácter "moderno", en cuanto está basada en la generalización de lo que había observado en su propia casuística clínica y en las cinco autopsias de apestados que practicó, cuyos resultados explica detalladamente. Propone también un "modo de curar", apoyado en los mismo fundamentos, radicalmente distinto a las indicaciones tradicionales, oponiéndose a medias como las sangrías, las purgas y la apertura intempestiva de los abscesos. Llega a utilizar, como hemos dicho, argumentos estadísticos en defensa del avance que significa su nueva pauta terapéutica.

Carece de fundamento la noticia, procedente de Hernández Morejón, según la cual Porcell volvió a Cerdeña después de publicar su libro, porque estaba de paso en Zaragoza. Esto último resulta incompatible con su declaración de que había escogido la capital aragonesa como "asiento y morada". Gracias a un documento dado a conocer por Nicasio Mariscal sabemos, además que Porcell permaneció en Zaragoza, donde fue uno de los dos profesores que explicaron medicina en el Estudio que precedió a la organización de una auténtica universidad por Pedro Cerbuna en 1583. Poco antes debió morir en la misma ciudad.

A pesar de que la Información y curación de la peste no fue reeditada ni traducida, tuvo un notable influjo en España e Italia. Entre los autores que recogieron sus aportaciones anatomopatológicas figuran el gran anatomista italiano Giovanni Filippo Ingrassia (1576) y el sevillano Juan Carmona (1588). Según Carreras Panchón, en un informe de los médicos de Génova sobre la peste escrito hacia 1631 se cita todavía como autoridad a Porcell, "spagnolo, pratichissimo in cosi simili". Para situar su contribución resulta asimismo interesante recordar que el holandés Ysbrand van Diemmerbroeck, el más celebrado de los tratadistas de peste en la Europa del siglo XVII, rehusó anatomizar cadáveres de fallecidos en la epidemia de Nimega de 1631, por miedo al contagio. Aunque antes que Porcell se había realizado de modo esporádico autopsias de apestados, su práctica con una intención sistemática equiparable a la del médico sardo no se difundió hasta bien entrado el siglo XVIII.

Fuentes

  • Artículo:Juan Tomás Porcell
  • Disponible en: La Web de las Biografias.
    Consultado el: 12 de abril del 2012.
  • Artículo:Juan Tomás Porcell
  • Disponible en: Gran Enciclopedia Aragonesa. Consultado el: 12 de abril del 2012.