Julián Loreto Acosta

Julián Loreto Acosta
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Médico Veterinario cubano
NombreJulián Loreto Acosta
Nacimiento10 de diciembre de 1884
La Paz, Entre Ríos, Bandera de Argentina Argentina
Fallecimiento7 de julio de 1941
Bandera de Argentina Argentina
NacionalidadArgentina
CiudadaníaArgentina
OcupaciónVeterinario
Conocido porJulián Acosta
CónyugeAngela Jovita Romaña

Julián Loreto Acosta. Médico Veterinario. Investigador Titular, Doctor en Ciencias, Biotecnólogo de Nivel Superior, Profesor Titular de Enfermedades Parasitarias en la Facultad de Agricultura y Ganadería. Fue el primer director del Instituto Nacional de Fiebre Aftosa, cargo que ocupó en 1941; también el primer presidente de la Sociedad de Estudios Científicos del Gran Chaco; fue miembro de la Sociedad Rural, del Ateneo del Chaco y de otras instituciones regionales en Argentina.

Síntesis biográfica

Nacido en La Paz, Entre Ríos, Argentina el 10 de diciembre de 1884. Cursó la escuela primaria en su pueblo y de allí pasó a la Escuela Normal Rural Juan Bautista Alberdi, donde se recibió de maestro. Como tal ejerció en escuelas de la Patagonia y Misiones y, decidido a emprender estudios superiores, se trasladó a Buenos Aires, donde dictó clases en las escuelas Presidente Roca y Miguel de Azcuénaga de la Capital Federal. Fue entonces cuando se inscribió en la carrera de veterinaria y en 1912 egresó con su diploma de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de Buenos Aires.

Julián Acosta, cuyo documento lo definía físicamente como de apenas 1 metro 65 centímetros de estatura, cutis blanco y barba afeitada. Anecdóticamente se recuerda que en sus años de estudiantía había conocido a Angela Jovita Romaña, hermana de su compañero de facultad y más tarde colega Luis Cirilo y del reconocido médico investigador Cecilio Fénix Romaña, a quien hoy todavía se puede recordar gracias a sus investigaciones sobre el mal de Chagas. Con ella se casó y tuvo cinco hijos.

Vida profesional

Apenas recibido comenzó a trabajar como Veterinario Inspector de Carnes en los Mataderos de Liniers y después pasó a desempeñarse como Inspector Técnico de Fábricas Pasteurizadoras de Leche de Buenos Aires. También cumplió tareas como Técnico de la División de Policía Sanitaria de la Dirección de Ganadería del Ministerio de Agricultura, siendo Veterinario Subinspector de Zona. Actuando en esta función fue enviado al sur del país a estudiar una enfermedad de etiología desconocida que afectaba a los herbívoros.

Allí demostró que era producida por una intoxicación a causa de la ingestión de una gramínea y esto le permitió elaborar su tesis doctoral titulada El Huecú o Huaicú. En 1916 se alejó de los cargos oficiales y se dedicó a organizar los servicios veterinarios de la Compañía de Tierras, Maderas y Ferrocarriles "La Forestal Ltda.", en sus establecimientos del norte del país. Allí instaló un laboratorio destinado a investigar las enfermedades tropicales del ganado, particularmente la Tristeza bovina y el Mal de Caderas equino. En ese año fue nombrado Profesor Titular de Enfermedades Parasitarias en la Facultad de Agricultura, Ganadería e Industrias afines de la Universidad Nacional del Litoral, con sede en Corrientes. Más tarde llegaría a ser decano de esta casa.

Muerte

Falleció el 7 de julio de 1941 a consecuencia de un mieloma múltiple. Un año antes había comenzado a sufrir dolores generalizados y consultó a su amigo Houssay, quien lo derivó al Dr. Del Castillo. Este le realizó una biopsia de médula en el esternón y le diagnosticó la neoplasia.

Reconocimientos

El 8 de octubre de 1928 se creó por decreto (firmado por el Presidente Alvear y el ministro Mihura), el Laboratorio Regional del Norte, que tenía asiento en Colonia Benítez, Chaco. Dependía de la Dirección de Laboratorios e Investigaciones Agrícola-Ganaderas. El Dr. Acosta fue nombrado Jefe del Laboratorio.

Allí demostró en 1929 la naturaleza infecciosa y su reproducción en diversas especies de la Rabia Paresiante trabajando en el Mal de Caderas de los Caballos, logró la infección experimental del murciélago hematófago Desmodus Rotundus, Rotundus con tripanosoma equinum y la transmisión del Mal de Caderas por su mordedura. Como los grandes científicos de aquellos tiempos no tuvo problemas en experimentar con su propio cuerpo, y en ocasión de que un trozo de cráneo de un caballo enfermo se le incrustó en una mejilla, y al no saberse en la época si la enfermedad era transmisible al humano, por precaución decidió inyectarse su propia vacuna. El encargado de aplicársela durante más de un mes fue su propio hijo Julio Florencio.

Como reconocimiento a su obra en 1942 se le concedió en forma póstuma el Premio Regional de Ciencias Litoral por la Comisión Nacional de Cultura. Años después se impuso su nombre a la escuela No 8 de Puerto Bastiani en el Chaco, participando del acto conmemoratorio el Colegio Profesional de Médicos Veterinarios y sus hijos.

Fuentes