La Tumba de Alejandro Magno

Tumba de Alejandro Magno.
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También conocida como el Soma, es el lugar en el que estaría enterrado el célebre Alejandro Magno (hijo y sucesor de Filipo II de Macedonia)
Datos Generales


La Tumba de Alejandro Magno. También conocida como el Soma, es el lugar en el que estaría enterrado el célebre Alejandro III de Macedonia (hijo y sucesor de Filipo II de Macedonia), el cual logró amasar un imperio que se extendía desde el Danubio hasta el Norte de la India (Himalaya).

Datos biográficos

Alejandro Magno (nacido el 20 ó 21 de julio del 356 a.C.) falleció a los 32 años en Babilonia entre el 10 – 13 de julio del año 323 a.C. según el calendario juliano.
Se cree que la causa de la muerte fue la malaria que pudo haber contraído de las picaduras de mosquitos de pantanos de la zona, aunque se ha sugerido la posibilidad de que fuese envenenado pero sus síntomas y consecuencias coinciden de forma más clara con la malaria que con algún tipo de veneno.

Descripción

Una vez difunto, el cuerpo de Alejandro conservado en miel, se colocó en un sarcófago antropomorfo de oro, que se puso a su vez en otro ataúd de oro y se cubrió con una capa púrpura. Pusieron este ataúd junto con su armadura en un carruaje dorado que tenía un techo abovedado soportado por peristilos jónicos. La decoración del carruaje era muy lujosa y fue descrita por Diodoro con gran detalle.
“El féretro era de oro y el cuerpo que contenía estaba cubierto de especias preciosas. Los restos mortales estaban cubiertos de un paño mortuorio púrpura bordado en oro, sobre el cual se exponía la panoplia de Alejandro. Encima, se construyó un templo dorado. Columnas jónicas de oro, entrelazadas con acanto, sustentaban un techo abovedado de escamas de oro incrustadas de joyas y coronado por una deslumbrante corona de olivo en oro que bajo el sol llameaba como los relámpagos.
En cada esquina se alzaba una Victoria, también en noble metal, que sostenía un trofeo. La cornisa de oro de abajo estaba grabada en relieve con testas de íbice de las que pendían anillas doradas que sustentaban una guirnalda brillante y policroma. En los extremos tenía borlas y de éstas pendían grandes campanas de timbre diáfano y resonante. Bajo la cornisa habían pintado un friso. En el primer panel, Alejandro aparecía en un carro de gala, “con un cetro realmente espléndido en las manos”, acompañado de guardaespaldas macedonios y persas.
El segundo representaba un desfile de elefantes indios de guerra; el tercero, a la caballería en orden de combate, y el último, a la flota. Los espacios entre las columnas estaban cubiertos por una malla dorada que protegía del sol y de la lluvia el sarcófago tapizado, pero no obstruía la mirada de los visitantes. Disponía de una entrada guardada por leones de oro. Los ejes de las ruedas doradas acababan en cabezas de león cuyos dientes sostenían lanzas. Algo habían inventado para proteger la carga de los golpes. La estructura era acarreada por sesenta y cuatro mulas que, en tiros de cuatro, estaban uncidas a cuatro yugos; cada mula contaba con una corona dorada, un cascabel de oro colgado de cada quijada y un collar incrustado de gemas.”

Algo de historia

Imperio de Alejandro Magno en su máxima extensión.

Se sabe históricamente que el cuerpo de Alejandro tras su momificación en [][]Babilonia]], fue enviado en un gran carro ceremonial hacia Macedonia. En el camino, el regio cargamento fue interceptado por Ptolomeo, uno de sus generales, que se había apropiado de Egipto, y llevado al país del Nilo como un valioso instrumento simbólico de legitimación.
Ptolomeo, instaló el cuerpo en Menfis (Tumba Menfita), adaptando una tumba vacía que había sido preparada para el último faraón nativo de Egipto, Nectanebo II, mientras le preparaba una sepultura a su altura en Alejandría, la gran capital que debía potenciar Alejandro con su presencia post mortem. El lugar propuesto para la tumba era una capilla dentro del templo del Serapeo de Saqqara, en la necrópolis de la antigua Menfis, encontrándose al final de una larga avenida de esfinges.
La fecha exacta en la que Ptolomeo II Filadelfo transfirió la tumba de Alejandro a la nueva capital, Alejandría (Tumba Alejandrina), que había sido fundada por Alejandro en el 331 a.C., se desconoce, pero probablemente fue poco después de que Ptolomeo muriera en el 282 a.C.
Esta primera tumba alejandrina fue reemplazada por un magnífico mausoleo en el centro de Alejandría, hacia el 215 a.C., por el nieto de Filadelfo, Ptolomeo IV Filopator. En el 89 a.C., uno de los últimos Ptolomeos, Ptolomeo XI fundió el ataúd de oro macizo, del que Diodoro Sículo dijo que estaba repleto de las más ricas especias aromáticas, y que el cuerpo fue colocado en otro sarcófago. Este Ptolomeo usó el oro de la tumba para pagar a sus soldados y sustituyó el ataúd que destruyó por uno de cristal, pero debido a este hecho, se ahogó en una batalla naval contra fuerzas rebeldes ese mismo año. Se creyó que fue un castigo divino por haber fundido el ataúd para pagar sus deudas.
La tumba de Alejandro fue uno de los lugares más célebres de la Antigüedad, un punto importante del turismo grecorromano, y, entre el 300 a.C. y el 400 d.C. de nuestra era, la visitaron multitud de personajes importantes de la época, incluidos los césares romanos.

  1. En el 48 a.C., Julio César llegó a Egipto después de haber perseguido a su enemigo Pompeyo y tuvo la oportunidad de visitar la tumba de su héroe, Alejandro, situada en la cámara funeraria excavada en la roca tras el mausoleo de Soma (nombre que recibió el mausoleo, que significa cuerpo en griego).
  2. En el 30 a.C., Octavio Augusto llegó a Alejandría e hizo la que sería la más famosa visita a la tumba de Alejandro. Augusto ordenó que le sacaran el sarcófago de la cámara funeraria. Coronó a la momia y echó flores por su cuerpo, pero rompió una parte de su nariz en un descuido.

A través de los siglos, varios de los emperadores romanos que le sucedieron rindieron homenaje a la momia de Alejandro, entre ellos:

  1. Germánico (19 d.C.),
  2. Calígula, el cual ordenó que le trajeran la coraza de Alejandro situada en su tumba para usarla como apoyo en sus actuaciones.
  3. Vespasiano y Tito en el 69 d.C. también visitaron los restos del rey macedonio,
  4. Adriano (130 d.C.),
  5. Septimio Severo (200 d.C., el cual ordenó que la tumba fuese sellada horrorizado por su fácil acceso)
  6. Caracalla en el 215 d.C., éste emperador dejó en la sepultura su anillo y cinturón como tributo a Alejandro Magno.

En el 365 d.C., Alejandría fue golpeada por un gran terremoto seguido de un tsunami gigantesco, que provocó estragos en las regiones costeras y ciudades portuarias de todo el Mediterráneo oriental. En Alejandría los barcos fueron levantados hasta los tejados de los edificios que quedaron. Ésta es la ocasión más probable de la destrucción del mausoleo del Soma.
Un cuarto de un siglo después, en una recién reconocida referencia, Libanio de Antioquía mencionó en un discurso dirigido al emperador Teodosio, que el cadáver de Alejandro estaba expuesto en Alejandría. Esto concordaría con la cámara sepulcral que habría sido excavada bajo los escombros de las ruinas. También proporciona el dato de que el cadáver podría haber sido retirado y separado del sarcófago, lo que explicaría por qué fue encontrado desocupado por la expedición de Napoleón.
Después de que los británicos transportaron el sarcófago a Inglaterra entre 1802 y 1803, la Mezquita Atarina se deterioró rápidamente, y pocas décadas después había desaparecido.

Fuentes

artículoLa Tumba de Alejandro disponible en laexuberanciadehades.wordpress.com, consultado el 8 de octubre de 2016
artículoLa Tumba de Alejandro disponible en lagranepoca.com, consultado el 8 de octubre de 2016