La pelota en Artemisa

La pelota en Artemisa
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Este libro es una contribución histórica promovida por el INDER y sobre todo por su autor quien supo recopilar y salvaguardar la historia no solo de los peloteros artemiseños sino de sus estadios y campeonatos desde sus inicios en 1888 hasta 1959.
Autor(a)(es)(as)Mario Robaina
IlustracionesA Cánovas y Luis Velázquez
Primera edición1975

La pelota en Artemisa es una obra editada por la comisión de Historia del INDER regional de artemisa esta pretende recoger todos los hechos históricos ocurridos en artemisa desde 1888-1959 en el ámbito deportivo específicamente en el beisbol. Su autor, el destacado escritor artemiseño, Mario Robaina Ortega dedicó parte de su vida a la historia local y ésta en específico es considerada contribución histórica.

Sinopsis

El libro comienza con el inicio de las primeras actividades de pelota en Artemisa en 1888, continua cronológicamente exponiendo como fueron surgiendo los primeros terrenos, clubes, equipos, estadios, campeonatos y los eventos internacionales posteriormente recoge alguno pequeños esbozos biográficos de algunos jugadores estelares, seguido de esto y como aporte original ofrece un anecdotario que brinda algunas historias ocurridas en el terreno al calor de los juegos. Por último se refiere a la pelota escolar, infantil y juvenil.

Datos del autor

Mario Robaina Ortega (Artemisa, 26 de julio de 191219 de agosto del 2002) Escritor y periodista del municipio Artemisa, provincia de Artemisa. Durante su adolescencia fue aprendiz de farmacia junto a su padre. En 1933 trabaja en la oficina local de Correos de Artemisa. En 1936 hace sus primeros pininos en la prensa local y colabora en las revistas artemiseñas Demos, Reforma y Etcétera. De este último semanario fue co- director. En 1938 se inició en la radio difusión y trabajó en altoparlantes y en 1941 en la primera emisora de radio instalada en la localidad, la CMAX. Labora en todas las plantas de la Villa Roja. En 1939 se tituló como Locutor de radio, primer artemiseño en lograr tal calificación. Creador del primer programa radial local deportivo. (1950). En 1961, al producirse la nacionalización de la radio y la televisión, lo nombran director-administrador de Radio Artemisa, cargo que desempeñó hasta 1966. En 1964 bajo su dirección el centro fue la mejor Unidad Nacional del ICRT. En 1969 vuelve a ser director de Radio Artemisa. Poco después se incorpora como periodista al Centro Regional de Prensa, más tarde al Centro de Información de Prensa y finalmente como redactor reportero de esta emisora. Destacado periodista e historiador deportivo.

Notas al Margen

Es merecido consignar que en la trayectoria de la pelota en Artemisa innumerables elementos entusiastas ofrecieron su concurso desinteresado, para hacer posible, no sólo el funcionamiento de la misma, sino su mantenimiento. La "Villa Roja" siempre fue y es, acorde a la preferencia de nuestro pueblo por el beisbol una localidad de gran arraigo en el mismo, y como se ha reseñado en este trabajo, una destacada cantera de jugadores en cantidad y calidad. Tradicionalmente se jugó "pelota libre", denominada así porque no estaba sujeta a ninguna Liga o Campeonato organizado, salvo alguno interprovincial o regional, se aglutinaron "guerrillas" que competían en municipios limítrofes bajo una contratación con­vencional. Asimismo, se articularon cooperativas y distintos clubes patrocinados por entidades industriales, comerciales y políticas, que eran el escape al deseo y la afición por jugar a la pelota, ya que sólo así podían tener los aficionados trajes y equipos.

Estadios

Los llamados estadios, donde se cobró la entrada, alguno era un negocio, como el primero de ellos el Artemisa Sport", que no pagaba en cooperativa sino a juicio de sus dirigentes. Más tarde el "Toledo Park" estableció, según versiones, el sistema cooperativo, o sea, remunerar a los peloteros acorde la entrada. Después surgió el "Stadium Polar", sociedad anónima que inscribió al "Artemisa Club", en la Liga Social, rimero y en la Liga Nacional poco después. Finalmente el llamado "Stadium Municipal", que funcionó de igual forma que el anterior y que mantuvo al club en la Liga Nacional. Sobre estos dos últimos, es justo aclarar el esfuerzo realizado, que no solamente comprendía la actitud personal sino e1 desembolso económico para poder mantener el equipo y al parque funcionando.

El ambiente imperante de incosteabilidad y muchas veces la ausencia de la pelota organizada, fue producto de que estas eran instituciones discriminatorias y exclusivistas, a las que no les interesaba la inclusión masiva de clubes y por ende de jugadores.

Esos organismos estaba satisfechos participación de equipos como el "Vedado”, sociedad que mantenía un club de pelota para recreación de los "niños bien”, descendencia de familias aristocráticas; el "Teléfonos” y el "Cubaneleco" podían darse el lujo de estructurar un combinado potente, dando empleo a los jugadores que ins­cribía, en la Cuban Telephone Company y en la mal llamada Compañía Cubana de Electricidad, por sólo nombrar algunos.

Discriminación

Además, sobresalía la discriminación, pues solamente se admi­tían jugadores blancos. Pero donde está una causa fundamental, tanto o más que las otras, de la no participación de clubes de localidades del interior, que fueron los menos, era la leonina estructura eco­nómica de la Unión Atlética Amateurs de Cuba, establecida conscientemente para que aquellas sociedades de menor ran­go, que deseaban acogerse a sus competencias, o desapare­cían en tal sentido, el deportivo, o tributaban acorde a sus estatutos, para, al no poder evitar su ingreso, por lo menos costeaban merecidamente, ese organismo amateur de la raza blanca y exclusivista.

En las liquidaciones de entradas a los juegos, figuraban por cientos para la Liga, terreno, trofeos, prensa, pelotas, árbitros, fondo común, etc., etc., que los directivos de los clubes tenían, con la participación recibida, que pagar pasajes, estancia, gastos menores, conserje del terreno, electricidad, mantenimiento, propaganda, equipos, trajes, masajista, la­vado de los trajes, director y asistente, entre los incontables gastos que originaba el sostén del club, sin contar los emolumentos a los jugadores de otras localidades y provincias, como sucedió en el "Artemisa Club", que por la ausencia a veces de un pelotero artemiseño apto para cubrir determinada posición, tenía que recurrirse a forasteros a los que había que buscarles un empleo o pagarles todo lo que necesitaban. Esto dio origen a que en el 1946 y 1947 ese equipo no pudiera competir en la pelota amateur organizada por falta de recursos, el exclusivismo y la discriminación de la estructura deportiva. Más tarde, en la década del 50 se comenzó a admitir a algún jugador negro, como Francisco Baldají.

Motivos para el libro

Se entiende que no podían hacerse estas memorias o apun­tes de la pelota en Artemisa, sin destacar la contradicción existente en nuestro país para la práctica deportiva y, además, mencionar la posición desinteresada de los directivos arte­miseños, para que este municipio tuviera participación en el beisbol organizado y con la oportunidad de disfrutar el es­pectáculo masivo y de calidad.

Nota al Margen, es la esencia de tanto empeño beisbolero frustrado de tanta afición decepcionada, de energías y facultades explotadas de exclusivismo y sistema discriminatorio. Pasadas generaciones que sirven de ejemplo y lección, en el emotivo recuerdo del ayer y Cuyos supervivientes, con­templan alborozados y convencidos como su descendencia puede ejercer el deporte como derecho del pueblo.

Véase también

Fuentes