Llama de oro inca

Llama de oro inca
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Estatuilla de oro, procedente de Perú, 1400-1550 n. e.

Llama de oro inca. Es una estatuilla procedente de Perú, entre los años 1400-1550 n. e. Esta minúscula llama es de oro, sustancia clave en la mitología Inca, es tan pequeña que cabe en la palma de la mano y mide sólo un poco más de 5 centímetros de alto.

Orígenes

El imperio de los incas era más grande que la Turquía otomana y que la China Ming, hace unos 500 años, de hecho, era el mayor imperio del mundo. En su apogeo, en torno a 1500, se extendía a lo largo de casi 5000 kilómetros al pie de los Andes y contaba con una población de más de 12 millones de personas desde Colombia hasta Chile y desde la costa del Pacífico hasta la selva amazónica.

No tenían escritura, pero era una sociedad militar eficiente, una civilización ordenada, productiva y rica que tenía su centro en Cuzco, en el actual Perú. En 1520, con la llegada de los españoles, el imperio se desmoronaría, pero hasta entonces fue un Estado floreciente.

La lotería zoológica que describe Jared Diamond, el hecho azaroso de que los animales autóctonos de un determinado pueblo pudieran ser domesticados o no favoreció enormemente a Europa y Asia. A Australia, por el contrario, le tocó la pajita más corta. Resulta muy difícil domesticar un emú y nadie ha entablado jamás combate a lomos de un canguro. América salió casi igual de mal parada, pero al menos pudo contar con la llama.

Las llamas no compiten en velocidad con los caballos, ni con los asnos en capacidad de carga, además, tienen el hábito exasperante que cuando están cansadas, simplemente se detienen y se niegan a moverse. Pero están extraordinariamente bien aclimatadas a las altitudes elevadas, se adaptan bien al frío y pueden pastar libremente para buscar su alimento. Proveen de lana, carne y abono, aunque no puedan transportar personas, una llama sana puede llevar cómodamente unos 30 kilos de carga, de modo que pueden resultar muy útiles, de hecho, para transportar el tipo de provisiones requeridas para las campañas militares. En su expansión a lo largo de la gran espina dorsal de los Andes, los incas criaron un enorme número de llamas como bestias de carga de su ejército. No sorprende, pues, que también confeccionaran estatuillas de esta robusta criatura tan fundamental para la vida de la gente y la administración del imperio.

Llama de oro inca

Esta minúscula llama de oro es tan pequeña que cabe cómodamente en la palma de la mano, mide sólo un poco más de 5 centímetros de alto. Es hueca, está hecha de finas hojas de oro alisadas por percusión, y es muy ligera. Es una figura de una simpática vivacidad: tiene el cuello recto, las orejas erguidas y alerta, grandes ojos y una boca que exhibe una clara sonrisa, configurando un ejemplar excepcionalmente alegre de una criatura de una especie cuyo aspecto por lo general parece oscilar entre una divertida condescendencia y una expresión desdeñosa. Se han encontrado muchas otras pequeñas figuras como esta, de oro y plata, por todo el territorio inca, frecuentemente enterradas como ofrendas en los picos montañosos. La pequeña llama está hecha de oro, una sustancia clave en la mitología inca.

El oro era el atributo del gran dios solar inca y representaba sus poderes generativos, el oro se calificaba como el sudor del Sol, mientras que la plata representaba las lágrimas de la Luna. El oro, por lo tanto, estaba relacionado con el poder masculino, sobre todo, con el poder del propio Inca, el emperador, el hijo del Sol.

Actualmente se conservan muy pocos objetos incas de oro y plata, son restos diminutos de la desconcertante opulencia que describieron los españoles a su llegada, en la década de 1520. Así, escribieron sobre palacios amurallados con láminas de oro, sobre estatuas de oro y plata de personas y animales y sobre jardines de oro en miniatura habitados por brillantes pájaros, reptiles e insectos. Todo ello habría de ser entregado a los españoles o capturado por ellos, casi todo se fundió en lingotes y se envió a España.

Como en todas las sociedades, la siembra y la cosecha venían acompañadas de rituales y ofrendas a los dioses, y en el caso de los incas ello implicaba a menudo sacrificios de seres vivos, desde conejillos de Indias hasta hijos de miembros de la élite. También se sacrificaban las llamas reales, los gobernantes de las provincias también llevaban a los incas estatuillas de llamas hechas de oro y plata como muestras de la gran riqueza animal de la región. Esta llama podría haber sido muy bien una de esas muestras. O bien de manera más incómoda, podría haber formado parte de otro tipo de rituales religiosos incas.

Los españoles llegaron al Perú, atraídos por los relatos sobre enormes cantidades de oro. Pero, en lugar de ello, descubrieron las minas de plata más ricas del planeta y comenzaron a acuñar las monedas que darían lugar al primer dinero del mundo.

Véase También

Fuentes