Los suecos en Mella (provincia de Santiago de Cuba)

Los Suecos en Mella
Información sobre la plantilla
Localidad de Cuba
EntidadLocalidad
 • PaísBandera de Cuba Cuba
 • ProvinciaSantiago de Cuba
 • MunicipioPalmarito de Cauto, Mella
 • Fundación1905
Los suecos.jpg
Un grupo de suecos emigró a la nueva República de Cuba a principios del siglo XX. Allí, Alfred Lind fundó la colonia agrícola Bayate.

Los Suecos en Mella. Comunidad que existió en el centro de la antigua provincia Oriente. El descubrimiento de una comunidad, emplazada en Bayate de Miranda y Palmarito de Cauto, de características particulares, edificaciones insólitas y habitantes en cuyos rasgos persisten aún las huellas nórdicas.

Historia

Médico de origen sueco Alfred Lind quien inició la colonia sueca en Cuba. El doctor Lind nació en 1862 en Tråvad, una pequeña parroquia en Varaslätten en Västergötland. Emigró de Suecia en 1881 para comenzar una nueva vida en Minneapolis, Minnesota, en el norte de Estados Unidos, donde desarrolló una práctica médica.

El negocio fue bien. Pero después de unos veinte años en los Estados Unidos, Lind se había cansado de la vida cotidiana segura y los inviernos fríos. Era un emprendedor en el alma y anhelaba nuevos desafíos. Atrajo un clima agradable, al igual que la oportunidad de ganar dinero.

Lind viajó a Cuba en busca de un área de tierra adecuada para poder reiniciar. Junto con un grupo de otros suecos, finalmente compró 53 kilómetros cuadrados de tierra para establecer una colonia agrícola sueca.

Había adquirido esas tierras y la de los alrededores, varios kilómetros a la redonda, en su segunda visita a Cuba como ejecutivo y representante de The Swedish Land and Colonization Company of the Northwest. Las mismas que vendieron parceladas, a decenas de colonos y familias suecas y escandinavas que ahora las explotaban intensamente.

El doctor Lind no se limitaba al negocio de bienes raíces y a la producción de azúcar. Se le apreciaba, sobre todo, por su sensibilidad como galeno que atendía a cualquier enfermo de los contornos en su propia casa o en el pequeño hospital con diez camas que había edificado al fondo de su farmacia en Bayate.

En ocasiones el botánico Erik Leonard Ekman recogía plantas medicinales que llevaba al médico quien, a su vez, preparaba remedios para los pacientes. Probablemente fue ese el primer - o uno de los primeros – hospitales rurales de Cuba.

Origen de su industria

En noviembre de 1905, comenzó el arduo trabajo de eliminar la maleza del bosque. La mayoría de los suecos que formaban parte de la fuerza laboral habían vendido todo lo que poseían para poder unirse como socios. También había algunos aventureros en el grupo que carecían de equidad, pero que a trabajarían para los terratenientes.

El propio Lind invirtió todo su capital de ahorro en la construcción de un ingenio azucarero. Varios de los otros suecos se unieron a la inversión cuando se dieron cuenta de qué ganancias se iban a hacer. El Ingenio Azucareo Palmaito en Palmarito de Cauto, estaba listo en 1910 y las exportaciones de azúcar en bruto podrían comenzar.

El momento no podría haber sido mejor. La mejora de la Primera Guerra Mundial había comenzado. A medida que Estados Unidos y Europa reponían sus existencias antes de la guerra y cuando los campos se convirtieron en campos de batalla, Cuba podría beneficiarse del fuerte aumento del precio del azúcar en bruto. Desde el comienzo de la guerra en 1914 hasta finales de noviembre de 1918, los precios del azúcar crudo se duplicaron.

Los colonos suecos trajeron consigo cajas de equipos y pertenencias personales. Uno de ellos, Johan August Nyström, documentó el trabajo en su cámara. La mayoría de sus fotografías se han perdido, pero las imágenes conservadas ilustran el arduo trabajo de campo. Una de las fotografías muestra que los suecos trajeron con ellos un típico caldero de café sueco en cobre, uno que usan sobre un fuego abierto.

Su industria molía las cañas de las fincas de suecos y cubanos, cuyas relaciones se estrechaban tanto en lo económico como en lo social. La compañía creció, compró nuevas tierras y se expandió hacia Palmarito de Cauto, un poblado situado a unos siete kilómetros de Bayate, y a mayor altura que éste, sobre el nivel del mar.

Colonos

Los colonos talaron otros montes densos y bosques de gran riqueza maderera. También cultivaron maíz, el producto más fácil para hacerse de dinero en efectivo. Las cañas las plantaban intercalándolas con café y frutales. Según Arthur Engström, el cubano es un pueblo confiable, bueno, que siempre da consejos y sirve sin demora cuando se le pide ayuda. En cuanto a los suecos, dice que son muy apreciados en su carácter de hombres de negocios y como huéspedes.

Unos y otros, por igual, construyeron carreteras, yugos, bases, maquinarias, y acondicionaron instalaciones eléctricas, viviendas, laboratorios, criaron bueyes para el tiro.

La compañía propietaria del central otorgó a sus trabajadores un lote de tierra para que construyeran sus casas. Tales incentivos atrajeron a mucha gente.

La colonia sueca en Bayate realizó activamente campañas en Suecia para atraer a trabajadores temporeros suecos, así como a granjeros que querían convertirse en dueños de la colonia, cuya área ya se había expandido. A principios de 1907, el propio Dr. Lind fue a Suecia con el objetivo de conseguir que más suecos aprovechen la oportunidad de trabajar durante un período en Bayate. La oferta que tenía con él incluía una transferencia gratuita pagada por el estado cubano y trabajo garantizado en la colonia.

Suecos en Cuba

¿Cuáles pudieron ser las causas de más peso que influyeron en la construcción de esa industria en aquel momento? Quizás el argumento decisivo fue la sostenida tendencia al alza del precio del azúcar en el mercado mundial. Otro factor que seguramente tomó en cuenta fue que a partir de 1903 el azúcar cubano concurrió con una exención arancelaria del veinte por ciento al mercado norteamericano, desplazando a otros productores.

Era tan rentable el negocio, que quien poseyera entonces más de diez caballerías sembradas de caña, obtenía de sus cosechas más de quince mil pesos anuales de beneficio.

Lo curioso es que existieron dos Palmarito de Cauto. El pueblo que actualmente lleva ese nombre empezó a expandirse desde el punto donde hoy se halla la estación ferroviaria, y fue el primero en fundarse, por unos cincuenta cubanos. Sus progresos se debieron, sobre todo, al impulso económico que generó la colonia sueca. En algún momento llegó, incluso, a superar a Bayate.

En el otro Palmarito de Cauto, a kilómetro y medio de distancia del poblado, se fundó el central azucarero de ese nombre, en la ribera sur del arroyo de Auras, a corta distancia de su desembocadura en el río Cauto. A ese lugar se le llamaba El Ingenio. Allí se habían levantado unas veinte casas. Edificadas por iniciativa del doctor Lind, esa fábrica de azúcar realizó su primera zafra precisamente en ese año de 1910, cuando produjo vente mil sacos de azúcar.

Éxitos económicos

Los éxitos económicos de la compañía que él representaba fueron un incentivo para la adquisición de los terrenos donde se construiría el nuevo central. Además de la industria, tierras, la farmacia y el hospital, el doctor también poseía un hotel. De las doscientas noventa y cinco caballerías de tierras negras del central, doscientas eran de montes, seis destinadas a potreros, seis sembradas de caña por la administración y ochenta y tres por colonos del ingenio: veinte y ocho de ellos suecos, catorce cubanos y el resto de otras nacionalidades.

En la zafra de 1913 su producción se elevó a 38 923 sacos de trescientas veinte y cinco libras y en la de 1914, catorce mil sacos más. Los cargos administrativos y técnicos y los de determinada calificación en esa industria, eran ocupados por suecos y extranjeros: el doctor Lind, por supuesto, pero también Peterson, su asociado, el noruego Lindelie y el alemán Bringezu. Nyström tuvo responsabilidades, sobre todo en el área de la agricultura. Dos suecos dirigían y a la vez eran químicos en el laboratorio.

Los Novell no sólo trabajaban en su finca, sino que en tiempo de cosecha, lo hacían en el central como carpinteros y albañiles. Axel y Johan Berge eran químicos azucareros, pero del Central Miranda.

El impulso económico determinó que los suecos también atendieran el ferrocarril y que ampliaran sus redes, de modo que la colonia se extendió desde Paso Estancia, por el Norte hasta Baracaldo, por el Sur. Varios de ellos laboraron como técnicos y maquinistas, entre otros los hermanos Carlson.

Colmenas de abejas

En Cuba había inmigrantes de muchas nacionalidades diferentes, lo que significaba que el baile alrededor del bar de verano no atraía tanta atención como uno podría pensar. Pero cuando Los Suecos (en español) como los cubanos los llamaban, comenzaron a construir pequeñas casas para que las abejas tuvieran un lugar donde vivir, muchas personas negaron con la cabeza.

Muy pronto, se dieron cuenta de que las colmenas y el conocimiento de la apicultura eran valiosos. Casi nadie en Cuba lo recuerda hoy, pero el hecho es que fueron los suecos quienes enseñaron a los cubanos cómo fue la apicultura. Anteriormente, durante la era colonial española, cuando los españoles tenían derechos exclusivos para comerciar con la valiosa cera de abejas, la apicultura era un fenómeno desconocido para la población local. Después de unos años de arduo trabajo, a la mayoría de los inmigrantes suecos les había ido mucho mejor en Cuba que en Suecia.

Final de Alfred Lind

El principio del fin de la colonia sueca se produjo cuando una bomba estadounidense, Bill Wagner, comenzó un ingenio azucarero en competencia, la Wagner Sugar Corporation, cerca de Bayate. A través de amenazas y contratos azucarados, logró que todos los pequeños productores, que anteriormente vendían a ingenios suecos, vendieran sus cosechas a los ingenios estadounidenses.

La competencia se hizo cada vez más notable para quienes invirtieron en ingenios azucareros suecos. Debido a ola de violencia en 1917, varios de los granjeros suecos se rindieron. Por temor a perder sus activos, optaron por vender sus tierras a la empresa estadounidense.

Alfred Lind perdió todo quien se negó a rendirse y en su lugar entró en una batalla legal contra el feroz competidor estadounidense, la aventura terminó en tragedia. Con la pérdida del molino, Lind era un hombre roto. Su esposa Hannah ya lo había dejado y viajó de regreso a Minneapolis con los dos hijos de la pareja, William y Carl, para que pudieran estudiar más después de la escuela primaria. La pareja no se había divorciado, pero Hannah no pudo hacer frente a la dura vida en los trópicos.

Perseguida por deudas, su esposo continuó luchando en La Habana para tratar de salvar las finanzas de la familia, y por un tiempo pareció irse. Pero en 1924 sufrió un ataque al corazón y murió. Alfred Lind está enterrado en Minneapolis, Estados Unidos.

Fuente

  • Artículo:De cuando los suecos emigraban a Cuba. Por Thomas Gustafsson. Tomado de cubabuestra7eu.wordpress.com. Consultado el 1 de octubre de 2020.
  • Documento de Archivo Museo Municipal Oscar Lucero Moya.