Luis Antonio Escobar

Luis Antonio Escobar
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Músico y compositor Colombiano
NombreLuis Antonio Escobar
Nacimiento14 de julio de 1925
Villapinzón, Bandera de Colombia Colombia
Fallecimiento11 de septiembre de 1993
Villapinzón, Bandera de Colombia Colombia
CónyugeChristine Haasis y Amparo Angel
HijosLuis Christian
PadresJosé del Carmen Escobar e Inés Segura,
PremiosMedalla de composición Zoltan Kodaly.

Luis Antonio Escobar. Músico y compositor Colombiano, nació el 14 de julio de 1925 en Villapinzón, Colombia, población situada a 70 kilómetros al norte de Bogotá.

Síntesis biográfica

Nació el 14 de julio de 1925 en Villapinzón, Colombia. Hijo de José del Carmen Escobar y de Inés Segura, segundo de tres hermanos, perdió a su madre a la temprana edad de dos años. Su padre, hombre místico, de carácter severo y trabajador incansable, dio a sus hijos una formación acorde a sus principios religiosos, morales y ascéticos. Si bien la religión lo acompañó sólo en sus primeros años, la formación de su niñez marcó su personalidad dentro de parámetros éticos y estilo de vida sencillo, con un desprendimiento hacia todo lo material. Es Villapinzón una población de tierra fría, con una gran iglesia y rodeada de montañas cultivadas casi enteramente de papa y trigales. En sus afueras nace, muy cerca, el río Bogotá que pasa bordeando el poblado. Otra fuente cristalina, la quebrada de la Quincha, permaneció para siempre en el recuerdo de Luis Antonio que la evocaba, en tiempos de su niñez, cuando recorría su cauce con pies descalzos y haciendo molinillos de agua con juncos en sus orillas.

De su época de niño recordaba la vida religiosa, los cantos al estilo medioeval, en intervalos de cuartas y quintas, de las promeseras que pasaban cantando a la madrugada, por el frente de su casa, camino a Chiquinquirá donde se veneraba la milagrosa imagen de la Virgen.

Estos sencillos cantos quedaron grabados en su mente y dieron lugar, con el correr del tiempo, a la inspiración de sus Cánticas, obras polifónicas compuestas en estilo contrapuntístico y letras tomadas de la poesía popular.

"Fue muy feliz en su pueblo con los campesinos. Le gustaba la soledad del campo y se escapaba de la casa sin importarle el castigo que vendría después porque quería estar solo, con los pájaros, el viento, el río, las montañas y el silencio. Esto le hizo amar la naturaleza e impregnarse de ella. Rezaba el rosario con su padre todos los días a las 5 de la mañana. El era muy estricto y no lo dejaba salir de la casa los sábados y domingos. Recuerda las fiestas de Corpus Cristi, de San Isidro y de Santa Bárbara en las que se hacían procesiones con santos hechos de pan con ojos de maíz tostado, se bailaba y se cantaban coplas, guabinas y tonadas acompañadas con el tiple, el requinto, el chucho y la carraca de burro".

El contacto con la tradición musical de su pueblo marcó su vida y se reflejó mas adelante en su creación, de un exquisito estilo nacionalista.

Cuando terminó la escuela primaria su padre lo matriculó en el colegio franciscano San Joaquín de la ciudad de [[Cali]]. Su esperanza era que el niño siguiera la [vida] religiosa. Allí tuvo una formación humanística importante, latín, griego, historia, poética, música. Cantaba en el coro obras de los autores polifónicos del siglo XVI, Palestrina y Tomás Luis de Victoria, obras que despertaron su sensibilidad hacia el gusto por la música culta.

En Cali conoció al gran maestro Antonio María Valencia, fundador del Conservatorio de Música, compositor, gran pianista y organista formado en París, quien tocaba este instrumento en el convento de los Franciscanos. El maestro le pedía que le pasara las hojas de la partitura que estaba interpretando y la emoción que sentía al hacerlo. En un viejo radio del convento escuchó por primera vez una obra sinfónica, el Concierto en re menor para piano y Orquesta de Wolfgang Amadeus Mozart, obra que le produjo llanto de emoción; a tan temprana edad él mismo no entendía el significado de llorar de emoción al escuchar una bella música. En el convento el director del coro, padre Bonilla, le dio las primeras lecciones de música y lo inició en el aprendizaje del violín; le prestaba libros de música y de vez en cuando lo dejaba acercarse al armonio para que lo tocara. El pequeño se sentía transportado a otras esferas. Fueron los Franciscanos quienes le estimularon el primer gran amor que sentía por el arte de la música.

Al finalizar su cuarto año en el convento ya sabía perfectamente que su pasión era la música y no la vida religiosa. Resolvió viajar a la capital a estudiar y antes pasó por Villapinzón su tierra natal, donde ya se rumoraba que el joven Luis Antonio Escobar quería estudiar música culta. Se hizo una colecta pública, promovida por un primo, Alfonso Segura, para "recoger dinero y comprar un violín para el joven músico Luis Antonio Escobar". Recibió entonces un violín, una boina y un método para aprender a tocar el instrumento. De este episodio decían: "todavía no era músico pero ya se le notaba".

Debido a los escasos recursos económicos no pudo comenzar inmediatamente su formación musical sino dos años después de haber trabajado como asistente del padre Urrego, párroco de una población cercana a Bogotá, Vianí. Por aquel entonces tenía quince años. "En Vianí hizo de todo, desde enseñar inglés en el colegio del pueblo, hacer sonar las campanas y ayudar en los oficios religiosos, hasta tocar el armonio o el violín, improvisando, porque todavía no sabía leer nota. Tuvo que permanecer en Vianí dos años, pagando con su trabajo un piano y unas partituras que el cura le había comprado con la condición de que se quedara. En ese piano aprendió nota por nota con gran esfuerzo porque no tenía maestro, las primeras páginas de la Sonata Patética de Beethoven obra que le sirvió para presentar el examen de admisión en el Conservatorio de Música de la Universidad Nacional en Bogotá".

Entre los jurados estaban la profesora Lucía Pérez, terror de los pianistas aspirantes a estudiar en el Conservatorio y el compositor Guillermo Uribe Holguín quien se admiró de su concentración. Fue admitido y del terrorífico examen se expresaba de la siguiente manera: se atrevió a tocar el piano delante de los jurados de admisión sin haber tenido una clase antes y con la Sonata Patética nada menos; les causo compasión pero también vieron en el, el deseo y la decisión de estudiar música.

En el Conservatorio Nacional tuvo como maestro de piano al profesor español Pedro Villá quien escuchó sus primeras composiciones y lo estimuló a seguir adelante. Su maestro de composición y órgano fue Egisto Giovannetti y de armonía el profesor Larrazábal. Posteriormente tomó clases de piano con la maestra Lucía Pérez. Su sostenimiento en Bogotá era subsidiado con una beca concedida por su pueblo Villapinzón, no obstante pasaba muchas penurias y nunca le alcanzaba el dinero para adquirir los libros y partituras de música que deseaba tener. A veces tenía que "trampear" el tranvía porque no tenía los 10 centavos del pasaje para ir donde su abuelita materna, quien vivía en el sur de Bogotá y que siempre tenía un plato de sopa caliente para él. Su único esparcimiento era reunirse con sus amigos en las residencias universitarias a tocar música en el piano, especialmente música de Beethoven y a veces jugar partidos de football en los campos de la ciudad blanca; llegó a la categoría de centro delantero. Conservó durante toda su vida la afición por este deporte y siguió siempre con interés los partidos de los campeonatos nacionales e internacionales.

Fue una época de dedicación total al estudio. Llegó a tocar en público sus primeras composiciones en el Teatro Municipal, en un concierto organizado por los propios estudiantes para recaudar fondos para la biblioteca de música, fundada por el maestro Germán Arciniegas. Su primera obra seria, Sonata para Violín y Piano la compuso en 1947, bajo las enseñanzas de Giovannetti.

Estudios de Composición 1944–1954

En el Conservatorio de la Universidad Nacional en Bogotá, estudió cerca de dos años y por votación unánime de sus compañeros fue ganador de una beca para estudiar música en el exterior; esto lo narra el propio compositor así: "Cuando el Rector Gerardo Molina me anunció que la Universidad Nacional me otorgaba una beca por cuatro años para estudiar música en México, se vió en la penosa necesidad de decirle: que le agradecía mucho , pero si se iba a estudiar al exterior sólo quería hacerlo en Estados Unidos o en Europa. Al poco tiempo se le dio la beca que deseaba. Tuvo mucha suerte de que le recibieran en el Peabody Conservatory of Music de la ciudad de Baltimore USA." Estudió en Baltimore con el compositor ruso Nikolas Nabokov director de la Orquesta Sinfónica de Baltimore. Las clases eran individuales y el trabajo en su casa intenso por las escasas bases que había logrado tener hasta entonces. En New York asistió a los cursos de Historia de la Música en la Universidad de Columbia y viajó a México, Canadá y otras ciudades de Norteamérica para seguir cursos y seminarios de música.

A pesar de la beca de la universidad, su situación económica era muy precaria. Casi nunca tenía dinero para comprar la boleta y asistir a los conciertos, cosa que le dolía profundamente. Para poderlo hacer empeñó varias veces su gabardina y en ocasiones trabajó en oficios comunes y a veces denigrantes como el que le tocó aceptar ensartando cuentas para armar rosarios, bajo el látigo esclavizante de un jefe déspota e intolerante. Salvando todas las dificultades, su voluntad inquebrantable estaba puesta en la ilusión de aprender el arte de la composición con los mejores maestros.

A la par con la música se había despertado en él un gran amor por las bellas artes, especialmente la pintura y la escultura. Ahorró lo suficiente para viajar a Europa con el único propósito de conocer las grandes obras de arte del Renacimiento. Se le había vuelto obsesión ver personalmente las Puertas del Paraíso de Gibertti en Florencia. Allá llegó y cumplió su sueño así como el de conocer en los museos las espléndidas obras del arte renacentista.

Viajó por algunas ciudades europeas y en París se encontró con su profesor Nikolas Nabokov quien le aconsejó continuar sus estudios de composición con el maestro alemán Boris Blacher. Era su amigo personal y le dio una carta de recomendación. Luis Antonio conoció al maestro Blacher en un curso de verano en el Mozarteum de Salzburgo, le entregó la carta de recomendación y éste se mostró interesado en tomarlo bajo su tutela.

Al regresar a los Estados Unidos solicitó traslado de la beca de cien dólares de la Universidad Nacional y fue el maestro Otto de Greiff como funcionario, quien la renovó.

Se embarcó hacia Europa con su único patrimonio, un baúl repleto de libros y partituras. Sin saber el idioma alemán pero lleno de ilusiones de convertirse en compositor, se sentía dueño del mundo. Llegó a Alemania en el invierno de 1951.

El impacto que le causó el Berlín de la postguerra se traduce en sus palabras: vio a la capital alemana acabada por la derrota; gente muriendo de frío y de hambre. Era un mundo totalmente diferente; la juventud buscaba desesperada la vida sexual, había una crisis, una tragedia. Poco a poco fue cambiando. Aprendió a amar más a su tierra.

Fue admitido en la Hochschule fur Musik, el más importante centro educativo musical de Berlín donde enseñaba Blacher; sus lecciones eran individuales porque el maestro había captado el gran talento y dedicación de su joven alumno.

De Blacher decía Luis Antonio: "Era un excelente maestro; en pocas clases progreso lo que no había logrado en años. Al leer una partitura él iba directamente al problema y logró transmitirle una técnica muy precisa. Le brindó una bella amistad y lo animaba en los momentos que sentía desilusión por su falta de conocimientos".

Con él aprendió las formas musicales y el equilibrio de las estructuras y en la Hochschule estudió las materias teóricas: Contrapunto, Fuga, Formas Musicales, Armonía e Historia y Apreciación de la Música.

Durante estos años asistió regularmente a los cursos de verano que se dictaban en el Mozarteum de Salzburgo, en el Conservatorio de Roma, en Viena, en Francia. Su sede era Berlín pero sus deseos de adquirir cultura en todos los ámbitos lo llevaron a explorar los museos, bibliotecas y escuelas de música de las principales ciudades de Europa.

Al terminar la beca, Blacher le dio la oportunidad de estudiar otro año, gratuitamente, y Luis Antonio permaneció por un tiempo más en Alemania.

Primeras Obras

Durante esta época de estudios en Europa, Luis Antonio compuso sus primeras obras, entre otras, Serenata para Orquesta, Dos Preludios de Navidad, Divertimento No.1 dedicado a su profesor Blacher, Concertino para Flauta y Orquesta, Sonatina para Violín y Piano, Pequeña Suite para Flauta, Oboe y Fagot, Sonata para Violín y Piano, Cuarteto No. 2, varias Canciones para voz con acompañamiento de piano, Sonatas y Sonatinas para Piano, Cuartetos Nos. 1 y 2 estrenados por el Drolc Quarttet de Berlín. Sus obras comenzaron a transmitirse periódicamente por la radio de Alemania y otros países de Europa. En Berlín conoció a quien sería su esposa, Christine Haasis, una linda y talentosa joven, pintora y escritora de cuentos para niños. Se casaron y con ella viajó a Colombia en 1954.

Primera Etapa Profesional 1954-1957

Traía ideas revolucionarias respecto a la música: "Quería cambiarlo todo, componer obras grandes, promover la pedagogía musical, formar agrupaciones de compositores".

En Bogotá encontró un ambiente propicio, en especial con el maestro Olav Roots, director de la Orquesta Sinfónica quien le brindó su apoyo. Se tocaron sus primeras obras grandes, el Concertino para Flauta y Orquesta y el Ballet Avirama, obra basada en la historia de la Cacica Gaitana y el Conquistador Diego de Almagro. Esta obra se estrenó espléndidamente en el teatro Colón de Bogotá con el ballet de Kiril Pikieris y tuvo un resonante éxito. Era la primera vez que se representaba en Bogotá una obra de tal magnitud. Los periódicos de la capital apoyaron al joven compositor difundiendo las noticias sobre sus obras y sus estrenos.

De esta época se estrenó también en el Teatro Colón su ópera para niños La Princesa y la Arveja, dedicada a su pequeño hijo Luis Christian.

Ya reconocido como compositor, las orquestas interpretaron permanentemente sus obras. Había logrado imprimir a su música un estilo nacionalista depurado, producto del recuerdo de las melodías y ritmos escuchados en su niñez y del cúmulo de conocimientos adquiridos durante sus estudios en Estados Unidos y Europa.

Pero no solamente su vida estuvo dedicada a la composición. Desde su regreso a Colombia emprendió una importante labor pedagógica en la televisión, en la Radiodifusora Nacional, dando conferencias en universidades e instituciones y como comentarista de música en los diarios El Tiempo y El Espectador. Fue uno de los primeros colaboradores de la televisión colombiana donde se presentó a diario por muchos años con sus amenas charlas sobre música.

Fue profesor de Historia del Arte en las Universidades Javeriana y Los Andes. En el Conservatorio de la Universidad Nacional dictó por varios años las cátedras de Historia de la Música, Armonía, Formas Musicales, Contrapunto, Composición e Instrumentación. Fue Secretario del Conservatorio Nacional de Música.

Segunda etapa 1957-1975

Por recomendación de los compositores, el estadounidense Aaron Copland y el mexicano Carlos Chávez, le fue otorgado la beca Guggenheim y viajó nuevamente a los Estados Unidos en 1957 para trabajar en composición y realizar estudios de especialización.

Durante su estadía en los Estados Unidos compuso importantes obras y su ballet "Preludios para Percusión" fue estrenado por el Ballet Theatre de New York con coreografía de George Ballanchine y los solistas, Erick Brum y Patricia Wild.

Algunas de sus obras sinfónicas de esta época fueron estrenadas en los Estados Unidos y Europa por destacados directores como Hascha Horestein, Howard Mitchel y Carlos Chávez.

Recibió por segunda vez la Beca Gughenheim y permaneció en los Estados Unidos por espacio de dos años más, dedicado a la composición, viviendo y componiendo en una pequeña casa situada a orillas del lago Tahoe, cerca a San Francisco.

Nuevamente en Colombia, a comienzos de los sesenta, siguió con su labor creadora y de difusión de la cultura desempeñando importantes cargos:

Director de Extensión Cultural de la Nación, Director de la Asociación de Profesionales especializados en el Exterior, Presidente y miembro de la Junta Directiva de la Orquesta Sinfónica de Colombia, cofundador de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, Presidente de la Unión de Compositores Colombianos. De esta época, algunas de sus principales obras son: Opera Los Hampones; Poema Sinfónico Juramento a Bolívar con texto del poeta Jorge Rojas obra para trescientas voces masculinas y orquesta sinfónica; Sinfonía O, Quinteto La Curuba, Concierto para Clavicémbalo, Cantata Campesina No. 1, Cántica de Cantas Colombianas, Apuntes para Orquesta, Pequeña Sinfonía No.2, Divertimentos para Orquesta, Poema Coral. Comenzó a componer pequeños preludios para piano que llamó Bambuquerías y a crear sus maravillosas obras para coros polifónicos, las Cánticas, con poemas tomados de la poesía popular. Se fascinaba con la profunda filosofía que encierran las coplas campesinas y gozaba recitándolas: "Ya se murieron mis perros, ya quedó mi rancho sólo, ahora me muero yo, para que se acabe todo". "Voy a salirme al camino, como una cosa perdida, pa que no sepan de yo, ni el triste fin de mi vida".

Fundador y presidente de los Clubes de Estudiantes Cantores, trajo a Colombia los primeros profesores especializados en técnica vocal para enseñar a los directores colombianos. Como resultado se formaron los Clubes de Estudiantes Cantores en más de veinte universidades del país y los Coros de Empleados Oficiales en igual número de entidades gubernamentales. Editó el libro Música Polifónica Colombiana, con obras de los compositores desde la Colonia hasta el siglo XX y el libro sobre el primer compositor colombiano de la Colonia, José Cascante.

En su labor diplomática fue Cónsul de Colombia en Bonn Alemania, y Agregado Cultural en los Estados Unidos. Representó al país como delegado en congresos musicales en Chile, Perú, México, Argentina, Venezuela, España, Holanda, Washington, Filadelfia, Bloomington y otras importantes ciudades de los Estados Unidos.

Tercera Etapa 1976-1993

En el año 1976 contrajo matrimonio con la pianista Amparo Angel quien fue su compañera en los viajes de investigación, en el proceso de la edición de sus libros y en el estreno de sus obras. Le dedicó numerosas composiciones, especialmente en el género pianístico. Ella estrenó y grabó sus Conciertos para Piano Nos. 2 y 3 y sus Bambuquerías y Preludios.

La composición de las Bambuquerías y las Cánticas las tomaba Luis Antonio como un descanso; siempre estaba trabajando estas hermosas miniaturas a la par con el trabajo de composición de obras grandes.

Fue ésta una etapa creativa muy intensa. De esta época son el Matrimonio del Tío Sapo show para niños, el Ballet La Fosforerita que compuso para la bailarina Gloria Castro y su escuela de niños, obra ganadora en el concurso internacional Hans Christian Andersen en Dinamarca, Concierto Grosso con obligado de Violín y Piano, Ballada para Piano y Orquesta, Concierto para Violín y Orquesta, Concierto para Clarinete, Concierto para Guitarra, Doce Preludios para Guitarra, La Visita de la Ballena, Seis Bambuquerías para Oboe y Piano, Bambuquerías para cuatro manos, Segunda serie de Bambuquerías, Danzas en el Sentimiento Andino para Orquesta Sinfónica, Ballet Manuelita Saenz, Poema Sinfónico al General Santander con textos del poeta Jorge Rojas.

Fundó con el poeta Andrés Holguín la entidad cultural El Muro Blanco, donde por espacio de once años se dictaron conferencias y seminarios sobre temas de la cultura. A través de esta entidad organizó Luis Antonio viajes culturales a Egipto, Grecia, Nueva York, México, Perú y San Agustín.

Tenía un estilo ameno, muy propio, para transmitir sus enseñanzas, producto de su gran cultura, que le permitía hablar con propiedad de pintura, arquitectura o cualquier otra arte, ligadas en contexto a la música. Recorrió diversos países, invitado para dictar sus conferencias.

Recibió importantes condecoraciones por parte del gobierno nacional en reconocimiento a sus méritos como compositor y a su labor en pro de la educación y la difusión de la cultura como organizador de festivales y eventos importantes: la Primera Bienal de Arquitectura del país, los Festivales de Coros Universitarios y de Empleados Oficiales, Festivales de obras de compositores colombianos. Fue condecorado por el gobierno de Hungría con la medalla de composición Zoltan Kodaly.

Sus obras han sido grabadas por importantes agrupaciones, entre ellas la Coral Ballestrinque y el Manhattan Vocal Ensamble de New York. Otros discos, Rondas y Canciones Infantiles, Conciertos para piano Nos. 2 y 3, Juramento a Bolívar, Cánticas y Madrigales, Cantata Campesina No. 2 Concertino Barroco con obligado de Violín y Piano grabado por la Camerata Bogotá actuando como solistas Frank Preuss y Amparo Angel. De tiempo atrás su interés se había centrado en la música de los Precolombinos y de la época Colonial. Emprendió una investigación exhaustiva recorriendo en compañía de su esposa, por muchos años, los países de mesoamérica y suramérica, visitando museos, archivos, bibliotecas y tomando fotografías, arte al cual era aficionado.

Muerte

En el momento de su muerte, el 11 de septiembre de 1993, Luis Antonio Escobar ocupaba el cargo de Agregado Cultural de Colombia en la ciudad de Miami. Sus cenizas reposan, como fue su voluntad, en el fondo del mar de la Florida.

Libros Editados

  • La Música Precolombina.
  • La Música en Santafé de Bogotá.
  • La Música en Cartagena de Indias.
  • La Música en la Catedral de Bogotá.
  • El Primer Compositor Colombiano José Cascante.
  • La Herencia del Quetzal cincuenta lecturas sobre las manifestaciones estéticas de los pueblos precolombinos.
  • Villapinzón, su último libro, es un homenaje a su pueblo natal.

Dejó varias obras inéditas entre ellas su extensa investigación, La Música en la América Virreinal, hasta el momento, sin editar.

Su obra, reconocida a nivel mundial, se interpreta en los países de América y Europa. Es una música que sintetiza el sentimiento de un pueblo latinoamericano, Colombia, y de manera exquisita da a conocer el sentir y el modo de ser de sus gentes. Alguien le preguntó en una ocasión: ¿Qué es para usted la música? y él contestó sin vacilar: "Es mi vida".

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