Luis Bonafoux

Luis Bonafoux
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Destacado intelectual de Puerto Rico. Una de las figuras más polémicas y relevantes en lengua española en las últimas dos décadas del siglo XIX y la primera del XX.
NombreBonafoux y Quintero, Luis
Nacimiento19 de junio de 1855
Burdeos,
Francia Bandera de Francia
Fallecimiento28 de octubre de 1918 (63 años)
ciudad de Londres,
país de Inglaterra,
Reino Unido Bandera del Reino Unido
Causa de la muertedesconocida
Nacionalidadfrancesa
Ciudadaníapuertorriqueña
Alma materLicenciado en Derecho.
Conocido porLa víbora de Asnières.
CónyugeRicarda Valenciaga
PadresLuis Bonafoux Addariche y Clemencia Quintero

Luis Bonafoux y Quintero (Burdeos, 19 de junio de 1855 - Londres, 28 de octubre de 1918) fue un periodista y escritor puertorriqueño nacido en Francia y radicado en Puerto Rico y España.

Síntesis biográfica

Su padre, Luis Bonafoux Addariche, traficante de vino, fue uno de los más ricos comerciantes de Guayama (en Puerto Rico, que era colonia del Reino de España), y su madre, la caraqueña Clemencia Quintero, era hija del estadista venezolano Ángel Quintero.

Trayectoria

Después del nacimiento del pequeño, la familia se trasladó a Guayama (Puerto Rico), donde permaneció durante la infancia del futuro periodista en la calle Comercio (hoy Hostos).

Bonafoux hizo sus estudios de escuela elemental en Guayama y los de bachillerato en el Seminario Conciliar de San Juan de Puerto Rico. Pero después de esto, se dirigió hacia España cuando contaba con la edad de quince años. El propósito inicial de su padre, al enviarlo, era que Luis estudiase Medicina. Pero en Salamanca estudió Derecho, y recibió el título de abogado en mayo de 1879. Allí realizó sus primeros trabajados, en la publicación El Eco del Tormes, en 1877.

Su graduación como abogado le despertó el deseo de practicar su profesión en el país de su infancia, mas una revuelta en su contra se lo impidió. El pueblo de Puerto Rico no le perdonaba las críticas realizadas a sus costumbres, que realizara los días 6 y 7 de marzo de 1879 en los números 153 y 154 del diario madrileño La Unión. El artículo “El Carnaval en las Antillas” marcaría las pautas de su vida, de manera tal que salió Bonafoux de San Juan escoltado por la policía, para evitar que muriera apedreado, hasta el vapor Mosselle en el cual se embarcó rumbo a Inglaterra. De ahí pasó a París (Francia) y después a Madrid (España), donde se dedicó al periodismo.

En Madrid fue el redactor jefe del periódico El Paréntesis y tres años después (1882) comenzó a dirigir El Español. Este periódico y El Eco del Progreso eran los portavoces de los conservadores antillanos en España. En este año don Pablo Ubarri el líder máximo del Partido Incondicional en Puerto Ricolo lo visita para ofrecerle una diputación por Puerto Rico en las Cortes españolas, lo cual, según sus biógrafos, nunca llegó a concretarse.

En Madrid se publicó por este tiempo su primer libro: Ultramarinos (1882). Este es una recopilación de artículos periodísticos publicados en la prensa española entre 1879-1882 la mayor parte en el periódico madrileño El español, y contiene el controversial artículo “El carnaval en las Antillas”, así como acercamientos críticos a la obra del poeta puertorriqueño José Gautier Benítez (1851-1880) y del dramaturgo Alejandro Tapia y Rivera (1826-1882).

En Madrid salió a la luz su segundo libro, Mosquetazos de Aramís (1885), en el que recoge una serie de artículos publicados entre 1822 y 1885. Ya para entonces, como lo indica el titulo del volumen, había adoptado Aramís como seudónimos (además de Luis de Madrid). En este período se desarrolla como cronista viajero, labor que le valiera la fama en América y Europa, al ser el más solicitado y admirado por el público y los periódicos de su tiempo.

Sus trabajos, además de mostrar excelentes sátiras de cuadros de costumbres y brindar noticias pintorescas de actualidad política o social, como era usual en el género, calaban en la psicología del pueblo que caracterizaban, lo cual constituye un valor agregado de sus escritos de esta índole. Eso hace posible que se hable de la existencia de una “crónica bonafuniana”, que influyó notablemente en las de escritores españoles como Julio Camba y José Ortega y Gasset, así como en las del nicaragüense Rubén Darío, máximo exponente del modernismo en América.

Mas la crítica mordaz que realizaba este autor lleva a que se cree en torno a su figura lo que su biógrafo José Fernando Niceta llama la “conspiración del silencio”. Se hacian reducidas tiradas de ejemplares de sus obras, potencia y se secuestraban en los quioscos y librerías. A partir de entonces, los volúmenes se consideraban auténtica rarezas bibliográficas, condición de la que se han despojado desde hace apenas unas décadas gracias a los esfuerzos del Instituto de Cultura Puertorriqueña.

A fines de 1885 va a Cuba, huyendo de la epidemia del cólera en España, donde conoció y entabló amistad con Emilio Bobadilla (1862-1921), célebre humorista cubano conocido como Fray Candil. En La Habana tuvo un cargo en la burocracia colonial que le consiguió Antonio Cánovas del Castillo, y allí fue uno de los más asiduos concurrentes de la tertulia del café Europa. Aquí colaboro además en El Mundo.

Regresó a España nombrado director de minas en Santander, a propuesta de su tío, el Marqués de Rojas, presidente del Consejo de Administración de las minas de cobre de Soto, según cuenta en sus memorias tituladas De mi vida y milagros (1909). A su llegada, en 1886, Leopoldo Alas, Clarín (1852-1901) ―tres años mayor que él―, era el crítico literario más temido. Sin embargo, la pluma de Bonafoux no tuvo reparos en desacreditar la obra de este autor, al señalarlo como plagiario en su artículos “Novelistas tontos” y “Clarín folletista”, publicadas en El Español en abril de 1887]. A esta disputa se debe el controversial Yo y el plagiario Clarín, firmado en París el 20 de abril de 1888. Por otra parte, un año después, en 1889, publica su volumen Coba.

Su agitada vida profesional no le impidió construir familia, lo cual se materializó al casarse con Ricarda Valenciaga, con la que tuvo cuatro hijos. Con ellos viajó a Puerto Rico a comienzos de la década de 1890, con la intención de insertarse profesionalmente en la isla. Aquí se desempeñó como registrador de la propiedad en San Germán, desde el 10 de abril de 1890 hasta fines de junio de ese mismo año.

Alegando problemas de salud renuncia a este cargo, y viaja nuevamente la familia a Cuba en enero de 1891, desde donde se dirige de regreso a Madrid. A su llegada comienza a trabajar en el periódico anticlerical El Globo. Sus trabajos publicados en este órgano constituyen severas críticas contra los curas, el papa y la Asociación de Padres de Familia. Estos artículos aparecieron en el volumen Clericanallas, que publicó un año después.

En 1892 se vio obligado a abandonar Madrid y se dirige hacia París, después de la oferta realizada por Isidoro Fernández Flores (Fernanflor) a colaborar en su periódico. Es en este período vital cuando se le comienza a llamar La Víbora de Asnières, debido a sus ya conocidas cualidades como prosista, y al lugar en que reside durante su estancia en este país. En ese año (1892) publicó en Madrid su novela corta El avispero.

Entre 1891 y 1893 colabora en los periódicos El Globo, El Liberal y El Resumen. En 1892 fundó El Intransigente, que duró muy poco tiempo. Después fundó El Heraldo de París. También colaboró en este período como corresponsal del diario homónimo radicado en Madrid, trabajo que realizó desde Francia e Inglaterra. Sus Esbozos novelescos y Huellas literarias fueron publicados por la casa Garnier en 1894.

Otras publicaciones

Entre sus otras publicaciones se encuentran los volúmenes París al día (1900), Betances (1901), Bombos y palos. Semblanzas y caricaturas (1907), Casi críticas. Rasguños (1909), Por el mundo arriba (1909), Gotas de sangre (crímenes y criminales) (1910), Casi críticas. Rasguños (1910), Melancolía (1911), Príncipes y majestades (1912) y Los españoles en París (1913).

Bonafoux fue también narrador de relatos naturalistas. Entre ellos destacan Nieves, Necrología y Pitusa. Hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX eran tan bien recibidos por los lectores, que "pitusa" se convirtió en un eufemismo para referirse a las prostitutas. Esta estética no fue solo utilizada por este autor en sus ficciones. Su periodismo fue una trinchera desde la que defendió al naturalismo como el medio de expresión por excelencia para referirse a la realidad que lo circundaba.

La relevancia de sus obras y de sus ideas liberales, así como la influencia ejercida en múltiples autores ―entre los que también se cuentan los puertorriqueños Luis Pales Matos (1898-1959) y Nemesio R. Canales (1878-1923)― potencia el reclamo que sobre la nacionalidad de Bonafoux emiten Puerto Rico, España y Francia.

Fallecimiento

La muerte de su esposa fue un golpe que Bonafoux no pudo rebasar. Falleció poco después de aquella, el 28 de octubre de 1918, a los 63 años. Fue enterrado en el cementerio de Kensal Green, en los suburbios de Londres.

Fuentes