María Teresa de Braganza

Princesa de Beira
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Princesa de Beira
María Teresa de Braganza.jpg
Reinado 29 de abril de 1793-21 de marzo de 1795
Nombre real María Teresa de Braganza
Otros títulos Infanta de Portugal
Condesa de Molina
Nacimiento 29 de abril de 1793
Lisboa, Bandera de la República Portuguesa Portugal
Fallecimiento 17 de enero de 1874
Trieste, Bandera de Italia Italia
Entierro Catedral de Trieste
Predecesor José Francisco de Braganza
Sucesor Francisco Antonio de Braganza
Consorte Pedro Carlos de Borbón
Carlos María Isidro de Borbón
Descendencia Sebastián Gabriel de Borbón
Casa Real Casa de Braganza
Padre Juan VI de Portugal
Madre Carlota Joaquina

María Teresa de Braganza, Princesa de Beira Era la primogénita del rey de Portugal D. João VI y de Carlota Joaquina de Borbón. Fue la hermana mayor de María Francisca de Braganza, primera esposa del pretendiente al trono Carlos María Isidro y de María Isabel de Braganza, reina consorte de España por su matrimonio con Fernando VII.

Síntesis biográfica

Nació el 29 de abril de 1793, Lisboa, Portugal. En este personaje, de largo recorrido, convergen un sinfín de circunstancias que le hacen especialmente complejo y totalmente diferente al que representan sus dos hermanas menores, de trayectorias vitales más lineales y transparentes:

Fue infanta portuguesa y durante una parte de su vida, como primogénita, fue también princesa heredera de Portugal (de 1793 a 1795) y por ello recibió el título de Princesa de Beira. Por este motivo, desde su nacimiento estuvo destinada a casarse con el heredero del trono Español y tío, futuro Fernando VII.

Sin embargo, durante el exilio brasileño fue cortejada por su primo D. Pedro Carlos, hijo del infante Gabriel de Borbón y de la infanta Mariana Victoria de Braganza, con quien se casó el 13 de mayo de 1810 en Río de Janeiro con diecisiete años. Por su matrimonio se convirtió también en infanta de España. Tuvo un hijo, el infante D. Sebastián Gabriel y enviudó dos años después, en 1813, a los diecinueve años.

Para los carlistas, fue reina consorte de España por su segundo matrimonio con su cuñado Carlos María Isidro en 1838, viudo de su hermana Mª Francisca desde 1834 y denominado por los carlistas como Carlos V. Fue hasta su muerte una defensora a ultranza de la facción tradicionalista y del Antiguo Régimen absolutista.

Actividad política

Con la llegada de los barcos del rey y su comitiva al puerto de Lisboa el 3 de julio de 1821 procedentes del exilio brasileño dio comienzo la frenética actividad de política palaciega de María Teresa y su vinculación con Madrid desde el denominado "bando apostólico" enfrentado al "bando realista".

Poseedora de un fuerte carácter marcadamente absolutista dio, en primer lugar, todo el apoyo a su hermano, el rey conspirador Miguel I de Portugal, de carácter igualmente absolutista, enfrentado a su otro hermano Pedro I de Brasil y IV de Portugal, de carácter liberal y masón, durante la guerra civil que asoló Portugal entre 1826 y 1834.

A continuación apoyó desde Madrid la causa de su cuñado, el infante Carlos María Isidro, que reclamaba para sí el trono español originando un conflicto dinástico e ideológico que ocupó gran parte del siglo XIX con tristes consecuencias.

Durante los últimos años del reinado de Fernando VII, la princesa de Beira pasó a residir junto a su hermana María Francisca y su hijo Sebastián Gabriel en la corte madrileña donde reclamaría la cuantiosa herencia que, por ley, correspondía a su hijo. Al estallar el conflicto dinástico, en el que conspiró activamente y presenció en La Granja el famoso episodio entre la infanta Carlota y el ministro Calomarde (con bofetada histórica incluida), el Infante D. Carlos y la familia al completo fueron expulsados de España por Fernando VII, viviendo para siempre en el exilio.

Vida en el exilio

La familia se estableció primero en Portugal y posteriormente tuvieron que huir hacia Inglaterra, acosados también por los liberales portugueses.

Tras la muerte de Fernando VII en 1833 y la de su hermana María Francisca en 1834, María Teresa se convirtió en la principal activista del carlismo, participando más tarde junto a su hijo Sebastián Gabriel en la 1ª Guerra Carlista contra su prima Isabel II de España. Comenzó a mantener correspondencia con su cuñado viudo desde la corte austríaca donde residía y se ocupaba de la educación de sus sobrinos, hasta que en febrero de 1838 se casaban en secreto y por poderes en Salzburgo.

Infante Carlos María Isidro, por Vicente López Portaña. 1823.

Poco después se reuniría con D. Carlos para ratificar su matrimonio en Azpeitia en octubre del mismo año. No tuvieron más descendencia pero ambos criaron a sus respectivos hijos de manera conjunta, ya que además de hijastros eran sobrinos.

El 15 de Enero de 1837 las Cortes de España habían legislado para excluir a la dinastía carlista de la línea de sucesión, incluyendo a la infanta María Teresa, su hijo Sebastián Gabriel y su hermano Miguel. No obstante, en 1859 los derechos de su hijo, quien fue un gran coleccionista de arte y fotógrafo de la familia real, fueron restaurados después de que éste abandonase la causa carlista.

En el año 1839 acabó la primera guerra carlista con la victoria de las tropas realistas lideradas por el general Baldomero Espartero. En 1845 D. Carlos abdicó sus derechos en su hijo mayor Carlos Luis, que asumió el título carlista de Carlos VI. En 1855 falleció ya anciano D. Carlos en Trieste quedando eclipsada, temporalmente, la influencia de María Teresa en el panorama político español.



Legado ideológico

Cuando tras la muerte de Carlos VI, conde de Montemolín en 1860, fue sucedido por su hermano Juan III, se produjo una profunda crisis en las filas carlistas porque éste último resultó ser excesivamente liberal para sus seguidores. María Teresa jugó entonces un papel fundamental a la hora de sustituir como pretendiente a Juan III por su hijo Carlos (Carlos VII para los carlistas), sin duda el más carismático de los pretendientes de esta dinastía.

Asumió el papel de matriarca de la familia imponiendo la renuncia de Juan a favor de su hijo Carlos, decisión que certificó con su famosa Carta a los Españoles, de 1864. En ella expuso sus ideas sobre el carlismo y renovó el concepto de legitimidad para justificar este cambio en la dinastía:

Religión, Patria y Rey (...) Rey, digo por último, pero rey por la gracia de Dios y no por la gracia de la soberanía nacional (...). Según el liberalismo, de la soberanía nacional emana todo el poder y los poderes que existen, negando de este modo todo poder de origen divino. Ahora bien, esto está condenado por la Iglesia católica y con razón: pues la Escritura sagrada dice expresamente: todo poder viene de Dios (...) El liberalismo es puro absolutismo, porque se atribuye a sí un poder que no le viene de Dios, de quien prescinde, ni del pueblo soberano, porque a este no se le concede sino el vano y ridículo derecho de depositar una boleta en una urna electoral.

Muerte

María Teresa falleció el 17 de enero de 1874 a los ochenta y un años de edad en Trieste, tras 19 de viudez, en plena 2ª Guerra Carlista alentada por ella misma, cuando Carlos VII luchaba por conquistar el trono español y liderando en la sombra la facción más reaccionaria e intransigente del conservadurismo español de finales del siglo XIX.

Fuentes