Martin Sommer

Martin Sommer
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Sargento mayor
NombreWalter Gerhard Martin Sommer
LealtadBandera de Alemania Nazi
Servicio/ramaSchutzstaffel
Participó enSegunda Guerra Mundial

AcusacionesCrímenes de guerra
Nacimiento8 de febrero de 1915
Schkölen, Bandera del Imperio Alemán
Fallecimiento7 de junio de 1988
Schwarzenbruck, Bandera de Alemania

Martin Sommer. Fue un militar y sargento mayor de la SS que sirvió como guardia en los campos de concentración de Dachau y Buchenwald, Sommer, conocido como «El Verdugo de Buchenwald», fue considerado un sádico depravado quién según se dice ordenó que dos sacerdotes austríacos, Otto Neururerl y Mathias Spannlang, fueran crucificados de cabeza.

Síntesis biográfica

Nació como hijo de un granjero en Schkölen, asistió a la escuela primaria y, como su padre, se suponía que era granjero. En 1931 se incorporó al NSDAP y a las SA. En 1933, Sommer pasó a las SS y, a partir del 15 de mayo de 1934, a la asociación de la muerte "SS-Sonderkommando 3 / Sachsen" en la preparación política de Dresde bajo el mando de Karl Otto Koch.

Carrera militar

A partir de 1938, Sommer trabajó como guardia en los campos de concentración de Dachau y Buchenwald . En esta última se ganó el sobrenombre de " Verdugo de Buchenwald " por su brutalidad hacia los internos, que excedía a la que se utilizaba normalmente en los campos de exterminio nazis, que eran sometidos a numerosas torturas. A Sommer le gustaba azotar a los prisioneros o golpearlos con una barra de hierro, obligándolos a hundir la cara en excrementos y sumergiendo sus genitales en agua helada o hirviendo. También disfrutó de patente de corso para satisfacer sus sádicos instintos. Uno de sus métodos favoritos para someter la voluntad de los internos y extender el terror era el castigo consistente en atar a los prisioneros de las muñecas por la espalda y dejarlos suspendidos sin poder tocar el suelo. El lugar en el que se ponía en práctica se encontraba fuera del recinto del campo, en un bosque situado en los aledaños. Los prisioneros eran llevados hasta allí y colgados de las ramas en esa inhumana posición, en la que se padecía un dolor insoportable. Los estremecedores gritos eran claramente audibles desde el campo, lo que provocaba entre los prisioneros el terror buscado por Sommer.

Aunque la mayoría eran colgados unas cuantas horas, algunos podían estar allí varios días, dependiendo de la falta cometida. Los brazos acababan dislocados, produciéndose lesiones que podían ser permanentes. El "Verdugo de Buchenwald" torturaba a los prisioneros no sólo para obtener confesiones, sino para satisfacer su sadismo. Por ejemplo, en invierno apagaba la calefacción y ordenaba que se derramase agua fría sobre los prisioneros dentro de sus celdas. Algunos llegaban a morir de frío. En otras ocasiones, los prisioneros eran obligados por Sommer a permanecer en posición de firmes, en el interior de sus celdas, desde las cinco de la mañana hasta las diez de la noche, mientras eran observados regularmente por los guardias a través de la mirilla; si alguno se movía lo más mínimo, los guardias entraban en la celda y le daban veinticinco bastonazos. Cuando era el propio Sommer el que aplicaba los golpes, conducía luego al prisionero hasta el retrete utilizado por el personal de las SS, le obligaba a agacharse y meter la cabeza en él, y después le prohibía limpiarse la cara. Cuando un prisionero cometía una falta castigada con la muerte, como asomarse por la ventana de la celda, él se encargaba de estrangularlos con sus propias manos. También podía apretar la cabeza del condenado con un instrumento metálico especial similar a un torno, hasta que el cráneo estallaba.

A veces improvisaba sesiones de “gimnasia”; todos los prisioneros debían salir al pasillo, en donde tenían que arrodillarse y dar saltos. A los que caían extenuados, Sommer les propinaba repetidamente patadas en la cabeza hasta que los mataba. Estas sesiones gimnásticas acababan siempre con varios muertos en el suelo. Según los prisioneros destinados a su servicio personal, en su habitación tenía una calavera iluminada. Alguna noche se traía a un prisionero a su estancia y lo asesinaba tranquilamente con una inyección. Colocaba entonces el cádaver debajo de su cama y se ponía a dormir sin inmutarse. A la mañana siguiente, el cuerpo era trasladado al crematorio. Como suele suceder en estos casos, Sommer no acabaría pagando por sus horribles crímenes. Acusado de corrupción en 1943, fue condenado a prestar servicio en un batallón disciplinario y enviado al frente oriental. A consecuencia de la explosión de un tanque, Sommer resultó gravemente herido, perdiendo un brazo y una pierna.

Detención

Capturado por los soviéticos y enviado a un campo de prisioneros, no fue liberado hasta 1955, regresando a Alemania Occidental. En 1957, al ser identificado como el sádico guardián de Buchenwald, fue detenido y acusado de criminal de guerra por la justicia alemana. En 1958 fue juzgado, siendo declarado culpable de 25 asesinatos y condenado a cadena perpetua, sin embargo, en 1971 fue puesto en libertad por razones de salud.

Muerte

Falleció el 7 de junio de 1988 en Schwarzenbruck.

Fuentes