Masacre en el chalet de Los Lima en 1958

Masacre en el chalet de Los Lima
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SITIAL QUE PERPETUA LA MEMORIA DE LOS MARTIRES Y LUGAR DONDE FUERON ASESINADOS (1).jpg
Sitial que representa la memoria de los mártires y el lugar donde fueron asesinados
Fecha:28 de diciembre de 1958


Masacre en el chalet de Los Lima. Faltando a la palabra empeñada con los miembros del comando rebelde encargado de recoger unas armas prometidas, el magnate tunero Francisco Lima les traiciona entregándolos a las fuerzas de la tiranía que los masacra en la mansión del traidor el 28 de diciembre de 1958. Caen en la acción José Aguirre Gómez, Juan Ramón Ochoa Núñez y Reynaldo Bermúdez Rodríguez.

Preparativos para recoger las armas

Entre los días 20 y 24 de diciembre de 1958, arriban a Victoria de Las Tunas, en dos o tres grupos para no llamar la atención, nueve revolucionarios procedentes de las tropas rebeldes que se encontraban en los alrededores, pertenecientes a la columna 12 del Cuarto Frente Oriental Simón Bolívar destacado en esta zona. La finalidad del grupo era realizar algunas acciones en coordinación con el M-26-7 municipal, que les permitiera obtener algunas armas más para desarrollar la lucha y acometer acciones de gran envergadura como era la toma del cuartel de la ciudad de Victoria de Las Tunas. El día veintiséis se reúnen todos en Victoria de las Tunas y analizan la situación pues alguna de las actividades no se habían podido efectuar, entre ellas la ocupación de armas de la Zona Fiscal ya que el cabo Saborit de la dictadura que se había comprometido a facilitar el acceso al lugar se negó presentando excusas para ello. Juan Ramón Ochoa propone pedirle armas al rico hacendado Francisco Lima Delgado, quien había venido colaborando de diversas formas con el Ejército Rebelde hasta esa fecha como parte de la política asumida por muchos integrantes de las clases vivas ante la situación revolucionaria que se venía madurando. La idea, no fue bien vista por el resto de los compañeros y al no ponerse de acuerdo, seis compañeros deciden regresar al monte y Juan Ramón les pide a Reynaldo Bermúdez y a José Aguirre, que le acompañen en la misión. Esa misma noche dialogan con Alberto Del Val, (Beto) hombre de confianza de Lima para concertar una entrevista con éste. Beto le informa que Lima va a dormir todas las noches a Camagüey a donde había llevado a su familia regresando por la mañana a esta ciudad en una avioneta. Esa misma noche, los tres compañeros se trasladan para la casa de Amado Kairuz cerca de la casa anterior. El día 27 por la mañana Juan Ramón Ochoa en compañía de Beto va hasta la pista de aterrizaje situado al lado de la Capitanía del ejército de la dictadura y esperan a Lima, dirigiéndose hasta su casa y de ahí a la cafetería El Confort donde sostienen una entrevista sobre la entrega de las armas. En esta entrevista participan Juan Ramón, Francisco Lima y Beto, al frente, en la acera opuesta se hallaban en diferentes esquinas Reynaldo Bermúdez y José Aguirre, alertas ante cualquier imprevisto. En esta reunión quedó acordado que Lima llevaría las armas hasta la salida de Cuatro Caminos, a varios kilómetros de la ciudad, ya que hasta allí el ejército no llegaba y sería más fácil y con menos riesgos la operación. Las armas serían entregadas esa misma tarde. Compromiso que fue incumplido por Lima.

Los hechos

El día 28 por la mañana Juan Ramón se dirige a la tienda Mercantil Ripper donde ve a su propietario Rigoberto Pérez para que le preste su jeep e ir directamente a casa de Lima a buscar las armas. Rigoberto, que colaboraba con el Movimiento 26 de julio, le facilita el vehículo advirtiendo que le echen gasolina y que pasado algún tiempo de la acción, denunciaría que le han robado el jeep para evitar sospechas y tomaran represalias contra él. El grupo se dirige hacia la casa de Lima, Juan Ramón y Yonny en el carro de este último y el resto de los compañeros con Orlando González como chofer facilitado por Rigoberto Pérez, partiendo ambos a cierta distancia, Juan Ramón se desmonta y personalmente se encamina hasta la casa de Lima donde habla con él y regresa diciéndole a Yonny: ¡Este hombre me está engañando, ahora me dice que no puede entregarme las armas pues tiene que ir al aeropuerto a llevar una familia! Lima sale en su máquina hacia el aeropuerto y lo siguen con la intención de interceptarlo a su regreso y secuestrarlo. Lo esperan en el cruce La Martilla a la entrada de la ciudad, pero este regresa con varios guardias en la máquina por lo que deciden seguirlo. Lima se detiene frente al Ayuntamiento y desmonta los soldados siguiendo para su casa. Juan Ramón Ochoa y Yonny dan algunas vueltas y al ver la máquina frente a la casa de Lima, Juan Ramón se desmonta de nuevo y va hablar con el y éste le dice que no tiene las armas pero que vayan a las dos de la tarde para entregárselas pues tiene que ir a buscarlas a la capitanía. Juan Ramón Ochoa se va para casa de Kairuz, es el último contacto que tienen ambos compañeros. Lima regresa momentos después al Reymar donde junto con un capitán de apellido Santana estuvo tomando largo rato, cosa que no acostumbraba a hacer, sin embargo tomó varias copas y luego salió para su casa después de la una de la tarde. A las dos de la tarde regresa Juan Ramón Ochoa, Reynaldo Bermúdez, José Aguirre y el chofer Rolando González a recoger las armas en casa de Lima. Al llegar los tres primeros se desmonta y penetran en la casa quedándose Rolando en el carro, con el motor funcionando. Lima los saluda y les dice que sólo tienes dos ametralladoras en la casa y que debe ir al cuartel un momento a buscar el resto, que mientras tanto Alberto lo atenderá y se quedará con ellos garantizando con su persona el cumplimiento del compromiso. Los jóvenes confían en su palabra y lo deja marchar, quedando en compañía de Alberto y otros elementos afines a Lima que estaban en el portal. Pasaron un breve tiempo apareció un grupo de efectivos del ejército rodearan varias cuadras y ocuparan las azoteas de las casas cercanas. Seguidamente se escuchó un disparo, que tal parece que una señal que Beto del Val salió corriendo de la casa con los brazos en alto y se identifica verbalmente ante los soldados del cerco e indica hacia la azotea, donde habían corrido los jóvenes buscando protección. Inmediatamente se inicia el tiroteo de ametralladoras y disparos terribles y otras armas, desde la calle, azoteas y otras posiciones ocupada por los soldados, contra tres los revolucionarios que sólo tenían revólveres. Uno a uno, fueron cayendo acribillados. Luego, los tres cuerpos fueron arrastrados desde el piso superior hasta la calle golpeándose sus cabezas con los peldaños de las escaleras y recibiendo otros golpes y patadas aún después de muertos. Se había cometido un crimen más por la tiranía, se había llevado a cabo un asesinato de tres valientes jóvenes por un fiel servidor del asesino Batista. Francisco Lima asumiendo la postura preponderante, entre soberbia y cobardía vociferó: ¡Vengan, vengan todos, para acabar de una vez con toda esta gente que no son más unos asaltantes y ladrones que se hacen pasar por revolucionarios! ¡Pregúntenle a Beto! Y éste sumiso respondió afirmativamente moviendo la cabeza y mirando a los soldados que los rodeaban y a los escasos vecinos que, asomados a las ventanas de sus casas, habían presenciado el macabro espectáculo y comentaba: ¡Yo salvé a Francisco al quedarme como rehén! Francisco Lima había llegado después que el tiroteo había cesado, acompañado en su máquina del capitán jefe del puesto, René González. Éste no queriendo ser menos que Francisco también protagonizó parte del drama, al preguntarle en forma enérgica al sargento Soto, que era quien había dirigido la tropa, por las armas de los rebeldes y al contestar el sargento que no las había. Éste era el final del acto de acuerdo con lo planeado por ellos. Francisco debía seguir apareciendo ante la opinión pública como hombre bueno, que tenía las mejores intenciones de entregar las armas pero que no pudo parar la intervención de su hijo al que se le echaría la culpa momentáneamente y por eso hubo que sacarlo de la ciudad, evitando así la furia del capitán jefe del puesto de la Guardia. Por otro lado el jefe del cuartel le echaría la culpa de todo al sargento que tampoco permitió que las armas salieran del cuartel para los rebeldes. Es por eso que al ocurrir los hechos del 28 diciembre no pocas personas pensaron que los Lima eran incapaces de cometer tan repudiable crimen pues se habían formado una imagen muy distinta a la que en realidad tenían pues sus intereses no eran más que proteger todo lo que le pertenecía.

Los mártires

José Aguirre Gómez

Nace el 25 de noviembre de 1935 en Calabazar, La Habana. Como todo niño pobre de aquella época, tuvo que trabajar desde pequeño para ayudar al sostén de su familia por lo que no tuvieron la oportunidad de sobrepasar el nivel primario. Desde muy joven se incorporó a la lucha contra la tiranía batistiana, participando en numerosas y peligrosas actividades. Comienza estas actividades en La Habana, identificándose plenamente con los universitarios, a pesar de su bajo nivel de escolaridad, ya que los unían los mismos ideales. Este valiente y decidido revolucionario se suma a las filas del Movimiento 26 de Julio en Victoria de Las Tunas, participando en diferentes misiones. Al tornarse cada vez más difícil la situación en la lucha clandestina por la persecución a que se ve sometido por la tiranía se incorpora al Cuarto Frente Oriental Simón Bolívar radicado en el territorio. Interviene activamente en varios combates como el de Cuatro Caminos, Entronque de Manatí y Jobabo. En los últimos días de diciembre de 1958 llega junto a un grupo revolucionario a la ciudad tunera para cumplir diferentes misiones en coordinación con el Movimiento 26 de Julio local. José junto a Juan Ramón Ochoa y Reynaldo Bermúdez llegan a casa de los Lima, donde son traicionados por el magnate y masacrados impunemente. Sus cuerpos ya inertes fueron arrastrados desde el piso superior hasta los bajos del edificio siendo vejados.

Juan Ramón Ochoa Núñez

Nace el 17 de marzo de 1930, en el reparto Santo Domingo de la ciudad de Victoria de Las Tunas, en el seno de una modesta familia encabezada por sus padres José y Regina. Su infancia se desarrolló en la ciudad natal y solo pudo estudiar hasta alcanzar el tercer grado debido a que tuvo que dedicarse a limpiar zapatos y vender harina de maíz en la calle para ayudar a la economía familiar. A los 14 años se trasladó a Minas, Camagüey, para dedicarse a las labores agrícolas cañeras. Más tarde, al sufrir un accidente, se dirigió a La Habana y consiguió empleo en una cafetería en la Universidad. Ocurre el artero golpe del 10 de marzo y Juan Ramón se une a los estudiantes en las manifestaciones y protesta contra el régimen, en el apedreamiento a la policía y en la quema del libro. Tuvo entrenamiento militar en la finca de Melanio Mora y participó en varios sabotajes en la capital, hasta que en 1958 regresa a Oriente y se integra al grupo rebelde de Concepción Rivero, participando en algunos combates. Más tarde pasa a la columna 12 Simón Bolívar, al mando de Ángel Sotomayor e interviene en las acciones de Cuatro Camino, el Entronque de Manatí y en el primer ataque a Jobabo. El 23 de diciembre se enrola en una misión peligrosa en la ciudad de Victoria de Las Tunas y días después de cumplirla se unió a Reynaldo Bermúdez y José Aguirre para recoger unas armas que Luis Lima había prometido entregar a los revolucionarios. Al llegar a la casa del batistiano, este les invita a pasar al interior de la casa, donde son traicionados por el magnate y masacrados salvajemente. A Juan Ramón Ochoa se le otorgó el grado de primer teniente caído en combate y en la actualidad forma la trilogía de los Mártires de 28 de Diciembre, nombre dado a la escuela enclavada en la casa del traidor Francisco Lima. A Juan Ramón Ochoa se le otorgó el grado de primer teniente caído en combate y en la actualidad forma la trilogía de los Mártires de 28 de Diciembre, nombre dado a la escuela enclavada en la casa del traidor Francisco Lima.

Reynaldo Bermúdez Rodríguez

Nace el 6 de enero de 1936 en Barajagua, municipio de Mayarí, Oriente, en la casa de sus padres. Emilio Bermúdez Acosta y Adolfina Rodríguez Abreu. Su padre era carnicero en el central Marcané por lo que su situación económica era pésima pues tenía 12 hermanos, comenzó a estudiar en su casa a la edad de siete años con una maestra pagada por su padre, solamente alcanzó el tercer grado. En el año 1952 comenzó a trabajar para ayudar a sus padres en el garaje de venta de gasolina en Victoria de Las Tunas con José Melendreras, en el turno de seis de la tarde hasta las seis de la mañana para ganar un centavo en cada galón que se vendía y la venta era bastante pobre. Amaba el béisbol y tenía buenas relaciones humanas con sus familiares y con las personas que lo trataban. Servicial y dispuesto para todo. Al producirse el golpe del 10 de marzo sintió en lo más profundo los atropellos de la tiranía y comenzó a luchar por la verdadera libertad de su patria. Más tarde se incorpora a las actividades del M-26-7. SU espíritu rebelde se estremece en ocasión de asesinato de Pelayo Cusidó Torres en la masacre de las Pascuas Sangrientas. Como miembro del M-26-7 desempeñó diversas actividades: mensajero, enlace entre responsables y grupos en Victoria de Las Tunas, igualmente recoge y consigue ropas, zapatos, baterías de radio, tabacos, cigarros y armas que conseguía de los simpatizantes del Movimiento. Realizó sabotajes en Mayarí, también junto con otros compañeros incendiaron un caserío en aquella zona. En 1957 utilizó su casa en la ciudad tunera como almacén de suministros para armas y para albergar compañeros de la causa. Recibía órdenes directas de la Comandancia de la columna 12 Simón Bolívar ubicado en San Joaquín. Le asignaron varias misiones de todo tipo y todas de valor e importancia a las cuales siempre se enfrentaba con valor, coraje y confianza que tenía en sí mismo. haciéndosele la vida imposible en la ciudad por lo que decide alzarse. Ya dentro del Ejército Rebelde, el 23 de diciembre se enrola en una misión peligrosa en la ciudad de Victoria de Las Tunas y días después de cumplirla se unió a Juan Ramón Ochoa y José Aguirre para recoger unas armas que Luis Lima había prometido entregar a los revolucionarios. Al llegar a la casa del batistiano, este les invita a pasar al interior de la casa, donde son traicionados por el magnate y masacrados salvajemente. A Juan Ramón Ochoa se le otorgó el grado de primer teniente caído en combate y en la actualidad forma la trilogía de los Mártires de 28 de Diciembre, nombre dado a la escuela enclavada en la casa del traidor Francisco Lima.

Trascendencia del hecho

Tras el triunfo de la Revolución, las autoridades locales, como parte de la estrategia educacional decidieron convertir el inmueble en un centro educacional que inicialmente llevó por nombre Osvaldo Herrera pero que posteriormente se sustituyó por Mártires de 28 de diciembre en recordación a los mártires caídos en el hecho y años después establecer un sitial histórico en el local donde fueron masacrados los tres jóvenes exponiendo objetos que pertenecieron a los mismos donados por sus familiares. De igual modo, tres instituciones docentes de la ciudad de Las Tunas han sido bautizadas con sus nombres: Escuela Primaria Juan Ramón Ochoa Núñez, Secundaria Básica José Aguirre Gómez y Secundaria Básica Reynaldo Bermúdez Rodríguez.

Botas usadas por José Aguirre
Distintivo usado por Juan Ramón Ochoa
Foto donde aparece Reynaldo Bermúdez
Sitial que perpetua la memoria de los mártires y lugar donde fueron asesinados


Fuentes

• Aladro Cardoso, Mayra, Servando Valdés Sánchez y Luis Rosado Eiró (2007). La Guerra de Liberación Nacional en Cuba. 1956-1959. Casa Editora Abril. La Habana.

• Marrero Pupo, Nelson. (2008) Apuntes biográficos de mártires tuneros (1956-1958) Editorial Sanlope. Las Tunas