Miguel Cuber y Aniñón

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RETRATO DE CUBER Y ANIÑÓN EN LA IGLESIA PARROQUIAL DE MUNÉBREGA (Zaragoza).jpg
NombreMiguel Cuber y Aniñón

Miguel Cuber y Aniñón (Munébrega, Z., 3-XII-1738 - Florencia, 1798). Diplomático aragonés.

Síntesis biográfica

(Munébrega, Z., 3-XII-1738 - Florencia, 1798). Amigo personal del conde de Aranda, mantuvo con él una aguda correspondencia desde sus destinos como embajador de Carlos IV en Varsovia y Florencia, así como en sus primeras ocupaciones sobresalientes: fue secretario del infante Gabriel de Borbón, décimo hijo de Carlos III, y pasó a la muerte del infante a desempeñar idéntico puesto con su hijo don Pedro de Borbón y Braganza. Su relación con los miembros de la familia real fue muy estrecha, alcanzando el bailiazgo honorífico de la orden de San Juan de Jerusalén, de la que su padre, José Cristóbal Cuber y Liñán, también de Munébrega, era caballero y administrador de las encomiendas de dicha orden en Chalamera, Calatayud, Encinacorba, Azcón, Aliaga, Mallén y Monzón entre 1741 y 1775.

Nombrado Cuber embajador en Varsovia el 19-IX-1790, desarrolló allá una escasa actividad diplomática a causa de su menguada salud, minada por pertinaces fiebres reumáticas que agravaban los rigores del extremado clima polaco. Por tal causa pidió su relevo y traslado a alguna corte italiana más acorde a sus necesidades, para mantenerse en el servicio del rey. El 4-II-1793, Cuber recibía permiso del primer secretario del Despacho Universal, duque de la Alcudia, para abandonar su destino, en unos momentos en que el estado polaco se disolvía a causa de las presiones exteriores. Y en las estaciones termales próximas a Pisa, aguardó Cuber su nuevo nombramiento, que le llegó el 25-VIII-1795, como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Carlos IV cerca del gran duque de Toscana.

En Florencia consiguió tener de secretario a otro aragonés, Eusebio Bardaxí y Azara, quien desde el 18-II-1797 hubo de hacerse cargo de la correspondencia diplomática, a causa de una hemiplejía sufrida por el bailío Cuber, de la que ya no se recuperaría enteramente hasta su muerte ocurrida en la capital florentina en el otoño de 1798. En su testamento, Cuber, que era soltero, dejó un importante legado de 60.000 reales de vellón al infante don Pedro de Borbón, su antiguo amigo.

Fuentes