Museo Casapueblo (Uruguay)

Casapueblo en Punta Ballena (Maldonado)
Información sobre la plantilla
Obra Arquitectónica  |  (Edificio)
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Descripción
Tipo:Edificio
Localización:En Punta Ballena, Departamento de Maldonado, Uruguay
Otros datos
Arquitecto(s):Carlos Páez Vilaró

Casapueblo en Punta Ballena. Edificio construido por el pintor y escultor uruguayo Carlos Páez Vilaró, sobre los acantilados que dan al mar, el artista uruguayo instaló su atelier y museo, que también funciona como hotel y restaurante. Por su singular encanto, Casapueblo se ha erguido como uno de los focos turísticos más visitados de la costa de Maldonado, ubicado a solo 12 km de Punta del Este. Es uno de los principales atractivos de la zona, considerada una escultura habitable.

Historia

Punta Ballena era un lugar inhóspito y hermoso cuando Carlos Paéz Vilaró -pintor y escultor uruguayo- compró ese terreno privilegiado, al precio de una caja de cigarrillos por cada metro cuadrado. En una primera etapa levantó sólo un rancho de lata, luego una casa -"La pionera"- y después comenzó el proyecto, inacabado como toda obra orgánica de "Casapueblo". El Artista, al igual que Gaudí, jamás usó un plano para la construcción que cuelga de los acantilados que miran a occidente.

Tiene trece pisos con terrazas que permiten ver la puesta del sol sobre las aguas del océano Atlántico. La construcción tiene forma escalonada que permite una mejor visual hacia el océano. La edificación está construida en cemento encalado y estuco.

Alberga un homenaje a Carlos Miguel, hijo del artista y uno de los diecisiete uruguayos sobrevivientes del accidente aéreo del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, que se estrelló en los Andes el 13 de octubre de 1972.

Ha recibido algunas importantes personalidades del mundo cultural y político, como la escritora Isabel Allende, la embajadora Mercedes Vicente, la sexóloga Mariela Castro, el artista Vinícius de Moraes, entre otros.

Ceremonia de Puesta del Sol

Se realiza en las terrazas del Museo, al caer la tarde, todos los días del año desde 1994. Se ha convertido en un clásico al que ningún visitante quiere dejar de asistir. Es una especie de misa ecuménica, un momento muy emotivo en el que todos hacen silencio y sólo se escucha la voz del artista, que desde una grabación, dedica un poema al sol para despedirlo cada tarde.

Las golondrinas y gaviotas, atraídas por la música que llega hasta el mar, cierran la ceremonia sobrevolando las terrazas del Museo, asombrando a los concurrentes pues lo hacen en el instante en que el sol ha desaparecido totalmente detrás del horizonte.

Arquitectura

Sus muros blancos y sinuosos, sus múltiples terrazas sobre el mar y sus incontables recovecos recuerdan al más veraniego estilo mediterráneo. Pero la inspiración de Páez Vilaró, más que la arquitectura europea, fue el estilo constructivo de los horneros. Esta ave típica del Uruguay realiza sus nidos de forma esférica, utilizando barro.

De la misma forma, Vilaró fue esculpiendo su Casapueblo en torno a una casilla de lata, La Pionera. El resultado, tras tres décadas de ir agregando alas a la construcción, es un complejo laberíntico y escalonado lleno de pasillos, habitaciones irregulares, muros curvilíneos y ventanas de tamaños disímiles con vistas de la península. Más que una casa, se trata de una verdadera escultura con vida propia.

Áreas de la edificación

Museo - Taller

Sala interior del Museo

Funciona en el centro de la monumental construcción. Está abierto los 365 días, de sol a sol y anualmente es visitado por más de 60 mil turistas de todo el mundo. Este sector de Casapueblo fue cedido por su creador, el artista Carlos Páez Vilaró, con el deseo de incentivar el interés cultural de la región. Para ello cedió al Museo gran parte de su obra realizada en diferentes países en los últimos cincuenta años.

Con el paso del tiempo, el Museo-Taller de Casapueblo se ha convertido en un continuo centro de diálogo, recibiendo entre sus visitantes a personalidades vinculadas al arte y la política. En sus salas se realizan conferencias, presentaciones de libros y todo tipo de eventos relacionados con la cultura.

El estilo de construcción del Museo sigue la línea del resto de la casa, es decir, una arquitectura modelada, en lucha abierta con la línea recta y con concepto de horno de pan. Carlos Páez Vilaró, sin ser arquitecto, se inspiró en el hornero y en el hombre de campo que se vale del adobe para levantar su casa. También se percibe la influencia mediterránea en este estilo tan particular que caracteriza al maestro uruguayo.

El camino de Ernesto Sábato fue trazado por los propios obreros en el permanente transporte de materiales.

En el recorrido, grandes esculturas en madera y metal van apareciendo como si fueran silenciosos centinelas del barco quieto.

En cada rincón está el sello de su creador. En cada detalle de la casa se nota el paso de su mano..

Hace cincuenta años que con el tambor al hombro, baja a Montevideo el primer viernes de febrero para unirse a “Morenada” la comparsa en la que integra la cuerda de tambores. En el conventillo, le puso color a la vida del negro. Compuso más de trescientos candombes, decoró las comparsas, los tambores, las Navidades y a través de sus cuadros –influenciado por Pedro Figari- dio a conocer al mundo las raíces del folklore uruguayo.

Recorriendo su prolífica obra se encuentran series de pinturas (realizadas en sus talleres de New York, París, Tahití, África, Brazil, Argentina y Uruguay) referidas a juegos, abstracciones, collagges, animales, bares, tango, mujeres y por supuesto las comparsas, que son el resultado de cincuenta años batallando en la búsqueda del arte, que el maestro con gran humildad confiesa seguir buscando pues aún no sabe si lo ha encontrado.

Parte de su obra se encuentra en colecciones privadas (en su mayoría europeas), mientras que el resto se exhibe en el museo, luego de haber sido expuesto en cientos de galerías de los cinco continentes.

Al llegar a la madurez de su labor y cumplir medio siglo consagrado a la creación, Carlos Páez Vilaró bien tiene merecidas las demostraciones de reconocimiento, respeto y afecto, que recibe día a día. Como dice él, sigue “en la lucha”, con una energía que sorprende y miles de proyectos que lo mantienen joven.

"Llevo mi taller conmigo a cualquier parte donde me conmuevan el escenario o la gente"
Vilaró

Salas concebidas

Galería de Arte del Museo

Sala Nicolás Guillén

Sala Rafael Squirru

Sala José Gómez Sicre

Sala Pablo Picasso

Taberna del Rayo verde

Sala de Proyecciones de Videos

Terraza de la Sirena

Mirador del Hipocampo

Club Hotel

Club Hotel Casapueblo se ha convertido en el símbolo turístico de Punta del Este y en uno de los resorts más representativos del Uruguay. Recibe a los visitantes bajo una sólida infraestructura hotelera que cuenta con 72 apartamentos con sus respectivas terrazas desde las que se podrá apreciar el mar y las magníficas puestas de sol para que disfrute de unas vacaciones inolvidables. Las opciones son variadas ya que ningún apartamento se parece a otro y son desde 1 ambiente hasta 4 ambientes.

Se encuentra a 130 km de Montevideo frente a las azules aguas done el océano Atlántico se abraza con el Río de la Plata, y a tan solo 10 minutos del Aeropuerto Internacional de Punta del Este.

Servicios

+ Departamentos con cocinas equipadas

+ Room Service

+ Tv satelital

+ 2 Piscinas descubiertas acceso free.

+ Solarium., Health Gym.

+ 1 Piscina cubierta climatizada con hidromasajes y Sauna.

+ Arancel por toalla en Spa USD 3. + Salas de Masajes. Arancelado.

+ Salón de Usos Múltiples: Eventos, congresos, fiestas.

+ Restaurante internacional.

Encuentros importantes

Isabel Allende, de visita en Casapueblo

Encuentro entre artistas.

Carlos Páez Vilaró recibió en Casapueblo de Punta Ballena a la escritora chilena Isabel Allende, quien llegó invitada por el banco suizo Julius Baer para brindar una conferencia junto al periodista cubano Carlos Alberto Montaner.

"Vamos a hablar de todo menos de política", explicó Allende.

Allende llegó acompañada de su esposo, de nacionalidad estadounidense, a quien conoció cuando vivía en California. "Me lo presentaron como el último heterosexual que quedaba en San Francisco", explicó con humor la escritora al dueño de casa, al presentar a su marido.

Allende adelantó a Páez que se encuentra en proceso de corrección de su última obra, un thriller.

La escritora trasandina recordó que es la primera novela policial que escribe y se mostró muy entusiasmada.

Allende aprovechó su corta estadía para conocer Punta del Este y de forma particular a Carlos Páez, quien está preparando otra muestra de sus obras. Páez la recibió con una bandera chilena que tiene en su estudio como muestra de su cariño y eterna gratitud con el pueblo trasandino. "El pueblo chileno fue mi copiloto en la búsqueda de mi hijo", sostuvo Páez al recordar su obligada presencia en tierras trasandinas entre octubre y diciembre de 1972, tras el accidente del avión de la Fuerza Aérea Uruguaya, en el que viajaba su hijo Carlos.

Páez le habló de las reiteradas estadías de Pablo Neruda en Uruguay y la escritora rememoró una visita a Isla Negra, donde el poeta le dijo que era "la peor periodista de Chile" y que por esa razón "debía dedicarme a la literatura", bromeó la autora chilena.

Carlos Paéz Vilaró. Creador de Casapueblo

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Pintor, escultor y ceramista, Páez Vilaró estuvo desde joven muy vinculado a la cultura de los negros uruguayos, que inspiró buena parte de su obra. había nacido en Montevideo el 1 de noviembre de 1923.

En la década de 1940, motivado por el tema del candombe, comenzó a decorar los tambores de las comparsas afrouruguayas, en un momento en que la fiesta de los descendientes africanos no gozaba de la aceptación masiva de hoy. Su pasión por las fiestas y la cultura afro no lo abandonó nunca. Los motivos de sus coloridos cuadros recorrieron todos los tópicos de la cultura negra local y su pasión lo llevó a recorrer buena parte de África, donde visitó Liberia, Senegal, Congo, Camerún y Nigeria.

En ese continente trabajó como coguionista de la película Batouk, que cerró el festival de Cannes en 1967. En 1972 le tocó vivir uno de los momentos más duros de su vida, cuando el avión en el cual viajaba su hijo Carlos, junto con sus compañeros de un equipo de rugby, se estrelló en la cordillera de los Andes. Páez Vilaró nunca dio por perdido a su hijo y fue uno de los padres que insistió en continuar buscando a los muchachos desparecidos en la montaña, a pesar de que la búsqueda oficial por parte de las autoridades había sido abandonada. Finalmente y tras 72 días, el hijo del pintor fue uno de los 16 jóvenes que apareció con vida. El caso, conocido como el "milagro de los Andes", ha sido contado en libros y películas de cine.

Destacado muralista, sus grandes y coloridos murales se pueden apreciar en decenas de edificios públicos en distintas partes del mundo: desde la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, a la Biblioteca Nacional argentina en Buenos Aires. Convencido de que el color podía aliviar el dolor, pintó murales en hospitales, como el Hospital de San Fernando (Chile), el Hospital de Niños de Anillaco (La Rioja, Argentina) y el Hospital de la Universidad de Georgetown (Estados Unidos).

Páez Vilaró falleció en Casapueblo, el 24 de febrero de 2014 en su residencia de formas impredecibles, considerada una "escultura habitable" que construyó por sus propias manos en los acantilados de Punta Ballena, frente al mar, a 16 kilómetros del balneario de Punta de Este. La construcción comenzó en la década del 50 y la obra se fue ampliando y modificando año a año. Allí vivía el artista.

Fuentes