Negocios entrañables

Negocios Entrañables
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Policial, Drama , suspenso. |
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NombreNegocios Entrañables
Otro(s) nombre(s)(Dirty Pretty Things, Negocios Ocultos)
DirectorStephen Frears.

Negocios Entrañables es una película de 2002 dirigida por Stephen Frears. La música fue compuesta por Nathan Larson, y aparece Audrey Tautou, Chiwetel Ejiofor, Sergi López entre otros.

Sinopsis

Un extraño y atrapante thriller que tiene lugar en la parte de Londres que el turista nunca ve. Inusual en los dramas de grandes estudios, éste se desarrolla desde la mirada de un inmigrante ilegal, Okwe (Chiwetel Ejiofor), un nigeriano que trabaja como chofer de un minitaxi y como recepcionista en un hotel menos que respetable. Luchando para ganarse la vida, Okwe comparte un apartamento con una orgullosa muchacha buscadora de refugiados turcos llamada Senay (Audrey Tautou), quien trabaja con él como mucama. El delicado equilibrio de su vida se rompe, sin embargo, cuando hace un descubrimiento asombroso en una de las habitaciones y desenmascara un duro submundo que amenaza con consumir a la persona más cercana a él y que también revela ciertas sorprendentes verdades acerca de su verdadera identidad.

El reparto

Ficha técnica

  • Dirección: Stephen Frears.
  • País: Reino Unido.
  • Año: 2002.
  • Duración: 97 min.
  • Género: Drama, thriller.
  • Guión: Steven Knight.
  • Producción: Tracey Seaward y Robert Jones.
  • Música: Nathan Larson.
  • Fotografía: Chris Menges.
  • Montaje: Mick Audsley.
  • Diseño de producción: Hugo Luczyc-Wyhowski.
  • Dirección artística: Rebecca Holmes.
  • Vestuario: Odile Dicks-Mireaux.
  • Estreno en Reino Unido: 13 Dic 2002.
  • Estreno en España: 3 Septiembre 2004.

Críticas

Leandro Marques: Frears crea esa atmósfera densa y tensa a la vez, capaz de envolver al espectador e invitarlo a descubrir junto a él ese universo en el que la oscuridad reina. Sus tres principales protagonistas son extranjeros, el hispano que interpreta Sergi López, una mucama turca encarnada por Audrey Tautou y un médico nigeriano, en la piel del casi desconocido Chiwetel Ejiofor, que debe trabajar de taxista y recepcionista del hotel para poder apenas vivir. Todos ellos, más allá de sus diferencias éticas, viven para sobrevivir, sin tiempo ni espacio para demasiados momentos de placer. El recepcionista es el bueno de esta historia, honesto, incorruptible, y siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesite, pero no a dejarse conocer; nadie es capaz de atravesar sus propios filtros. La chica a la que Tautou presta el cuerpo es quien todavía, en un mundo no hecho para la gente de su clase, se anima a soñar, y por eso mismo, a sufrir. El encargado de regentear el hotel, encarnado por López, es el responsable de todos los movimientos y negocios turbulentos que empiezan apenas las luces se apagan; él es quien mejor lo pasa materialmente, tiene dinero y hasta un buen coche, pero al mismo tiempo, por su manera de ser, está horrendamente solo, él es solamente su poder, su soberbia, su frío distanciamiento del mundo que lo rodea. Aunque el guión no es precisamente original, es interesante observar la interacción de los personajes, su evolución a lo largo de la trama. Quizás lo más entretenido sea justamente ver-los en acción en la atmósfera que recrea Frears, porque en realidad nada imprevisible les sucede. Eso genera ciertos baches en la película, huecos en los que la comunicación entre productores del film y los receptores falla. Cuando la trama está avanzada, nunca se desvía de los lugares esperables, y eso puede llevar al público a alejarse de las imágenes, a desconectarse, por la seguridad de que nada imprevisible sucederá. No quiere decir esto que la cinta se derrumbe, sólo que por momentos pierde atractivos, se desnuda in-completa sin dejar muchas oportunidades para que el espectador juegue a llenarla. En el balance final, "Negocios ocultos" es de esas películas que son capaces de dejar impresiones, huellas para rastrear una vez que las luces del cine se encienden. Como las de esa Inglaterra sin ingleses, sin colores, sin riqueza. Esa Inglaterra que pocas veces se ve pero que existe, que atrapa a sus integrantes, los ilegales, los excluidos, y los utiliza para servir la comida y conducir los taxis. A la noche, cuando las luces del glamour se apagan y ellos, marginales, trabajan sólo para sobrevivir, un nuevo mundo nace. Se lo puede mirar, pero más fácil es hacerse el distraído.

Fuentes