Paula Téllez Tamayo

Paula Téllez Tamayo
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Nacimiento1824
Bayamo, Bandera de Cuba Cuba
FallecimientoDesconocido
Desconocido
NacionalidadCubana
CiudadaníaCubana
Conocido porPaulita

Paula Téllez Tamayo. Hija ilustre de la ciudad de Bayamo cariñosamente llamada Paulita, quien fuera una patriota de corazón indómito.

Síntesis biográfica

Nació en 1824, sin poderse precisar mes y día. Era hija de Don José Manuel Téllez Tamayo y Doña María Candelaria Tamayo Palma. Tuvo cuatro hermanos: María del Rosario, María de la Luz, Juan Antonio y Rafael. Tuvo una infancia feliz, resaltando por su belleza, con una cabellera negra y sedosa.

En 1839, cuando contaba 15 años, el padre adquirió a una negrita nombrada Conchita como criada de la casa. Paulita fue una de las que le tomó mucho cariño a la africana al punto de considerarla su hermanita y logró que las vistieran iguales y anduvieran por las calles sin diferencia de ninguna índole. Cuando la negrita lloraba, Paulita se abatía y angustiaba.

Por estos tiempos, cuando apenas afloraba a la vida, tuvo un gran amor, el que el destino le arrebató muy joven y no quiso casarse nunca más. Era su culto, el más bello culto de un alma sensible y enamorada.

El alma sensible de Paulita no solamente se reflejaba en los cuidados a Conchita, sino en los afectos que en la década del 60 depositó en el niño Ulpiano Sánchez Hechavarria. Sin poder tener hijos, el mismo constituía su devoción e ilusión.

Participación en las luchas independentistas

El estallido de la Guerra de los Diez Años la entusiasmó mucho y estuvo entre las que colaboraron con las fuerzas de Carlos Manuel de Céspedes y Perucho Figueredo para la toma de Bayamo. Durante 84 días estuvo en poder de los patriotas. Sus colores preferidos son el rojo, Blanco y azul.

Luego vendría la quema gloriosa de la ciudad en enero de 1869, quedando reducida a cenizas la otrora mansión de los Téllez. De seguido el éxodo a la Sierra Maestra, los crímenes del conde de Valmaseda en la región y la violencia inusitada de la contienda. En este contexto la familia Sánchez-Hechavarria fue deportada a España, por supuesto, llevando consigo al niño Ulpiano.

En las montañas de Guisa Paulita y los suyos buscaron amparo, sufriendo todos los rigores de una guerra sin cuartel. Alma apasionada, dedicó todos sus esfuerzos a curar a los heridos y a acoger a los mambises. Desde entonces fue caracterizada como una mujer de energía indoblegable y valor temerario.

Una vez concluida la Guerra de los Diez Años regresó a Bayamo, ocupando nuevamente su morada ennegrecida y pobre. Seguía viviendo con Conchita y otra negra. Rehizo la correspondencia con Ulpiano Sánchez, cuya familia se quedó a residir en España. Para ganarse la vida comenzó a coser y hacer bordados primorosos.

En las cartas de 1886 Ulpiano le contaba que había ingresado en el Ejército Español, y poco después le dedicó una foto vestido de militar: “ A mi sagrada madre, de su hijo Ulpiano.” Y en una nota de su verdadera madre le revelaba que se retrató expresamente pensando en Paulita, para que en la mirada viera todo su cariño.

Paulita tenía ahora 62 años. La edad no había hecho mucha mella en su rostro bello y en su cuerpo llenito; sólo en la cabellera abundante y sedosa se ve marcado en blanco el paso de los años. Aquella noticias de su ser adorado la entristecieron mucho: “Mi niño, Ulpiano….¡un enemigo¡”

En 1896 Ulpiano regresó a Bayamo con los flamantes grados de Coronel del Ejército Español. Por supuesto, corrió a la casa de Paulita, quien le respondió: “las puertas de esta casa no se abren para ninguna persona que vista de ralladillo. Si desea que lo reciba venga usted de paisano.” Dos días después volvió Ulpiano vestido de civil y entonces ella lo recibió con los brazos abiertos, llena de afectos y cariños.

Nuevos datos acerca de esta abnegada mujer no han podido ser encontrados, desconociéndose incluso la fecha de su muerte.

Fuente