Piropo

Piropo
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Concepto:Expresión de admiración, requiebro o lisonja, que una persona le dice a otra, fundamentalmente en la calle.

Piropo es una palabra griega, de Pur: fuego y wpy: aspecto (deriva el nombre del color del carbúnculo, de un rojo intenso como la grana, semejante al fuego, granate). A principios del siglo XVII, se usó con frecuencia en tratados y poesías como símbolo de lo brillante, y comparándolo con lisonja para una mujer bonita; en sentido literario, significaría chispazo, fogonazo de ingenio, palabra encendida; sus sinónimos son: lisonja, requiebro, adulación, galanteo.

Definición

Piropo es el que se produce entre un(a) emisor (a) quien le dice algo a un(a) receptor(a) desconocido(a), en la calle. El piropo es callejero, improvisado, ocasional, una costumbre oral y popular. Ahora bien, sólo cuando forma parte de un proceso de conquista, enamoramiento, flirteo, noviazgo… entonces es el primer eslabón de un ritual amoroso.

El piropo, se dice, es un género literario popular que se aproxima al epigrama y al aforismo. Los hay ingeniosos, pícaros, originales y pueden exaltar la belleza de una mujer (y también de un hombre) o sintetizar el sentimiento que nos inspira, pero también celebrar la amistad. Requieren de imaginación; los animará una intención subyacente y se impone que sean breves a fin de que su destinataria (o destinatario) los capte y asimile al vuelo.

Aún se discute si nació en Francia o en España, que es la creencia más generalizada, pero no hay duda de que el piropo arraigó en Cuba y se extendió aquí como la hierba.

Aportes del Piropo

Un buen piropo motiva, entusiasma, levanta el ánimo,produce risas. Aunque en ocasiones se diga lo contrario, una mujer siempre lo agradece. Y más la muchacha joven y linda, que, como un político en día de elecciones, sale a la calle en busca de sufragios, lo valora con más fuerza la mujer que va dejando de merecerlo.

La primera, porque lo considera un acto de justicia. La otra, porque le hace sentir que todavía es capaz de llamar la atención, atraer miradas, despertar deseos e inflamar pasiones.No todos los piropos persiguen el fin de llegar a las últimas consecuencias. Basta con que halaguen y despierten simpatía. La acción de piropear no es privativa de los hombres. Piropean también las mujeres.


El Piropo en Cuba

Y si hace 40 años atrás era más delicado, más elegante, ahora, sin perder su gracia criolla, recurre más a la modernidad.

Hombres mirando y piropeando a una chica cubana

Por ejemplo, los padres aludían a la noche (tienes los ojos más negros que una noche), a la naturaleza (si el mar fuera mujer, tú serías su reina), a la religión (Dios hizo a la mujer para que yo te conociera), e incluso a la floricultura (eres la flor favorita de mi jardín). Ahora el piropo es diferente. Sin perder su encanto, es menos poético, más terrenal.

Suele escucharse, “Con esos pescadores (pantalones a media pierna), me dejaría pescar sin pensarlo dos veces”; “Me gustaría ser una computadora para que navegaras por mí en Internet”. Los hay que han rebasado las décadas y llegado a nuestros días, como: “Si cocinas como caminas, me como hasta la raspita”. Aunque en algunos casos pueden resultar ofensivos y francamente vulgares, los piropos no dejan de tener picardía e ingenio y una chispa de poesía ignata. Siempre tienen un fin: conquistar.


Algunos Piropos

  • “¿De qué juguetería te escapaste, muñeca?”
  • “¿Qué hace una estrella volando tan bajito?”
  • “¡Quién fuera bizco para verte dos veces!”
  • “Si besarte fuera pecado, me iría feliz para el infierno”.
  • “Si eres casada, no te preocupes.... ¡No soy celoso!”
  • “Con un bombón como tú, no me importa ser diabético”.
  • “¡Y luego dicen que los monumentos no andan!”
  • “¿Que está pasando en el cielo, los ángeles se están callendo?
  • Tus ojos son dos luceros y también son dos ladrones, el derecho roba besos y el izquierdo corazones.
  • “Si quererte es un delito, delincuente yo seré, cumpliré larga condena pero siempre te amaré”.
  • “Estando a tu lado no necesito morir para conocer el paraíso”.
  • “Si no sabes besar, una lección te daré, pon tus labios sobre los míos y olvida la hora que es”.

La antología de buenos piropos sería interminable. Todos, en el fondo, apuntan a la exaltación, a que no apaguen los rescoldos.


Fuentes