Portal:Panorama Mundial/RESUMEN SEMANAL/2024-03-04

LA REVISTA DEL LUNES

Cambiar las reglas del juego"

Se están cumpliendo 40 años de una histórica entrevista, concedida por Armando Hart al periodista Luis Báez, tras recorrido por países europeos en su condición de Ministro de Cultura de Cuba. Gustavo Robreño Dolz* En el mes de marzo de 1983 el entonces Ministro de Cultura de Cuba, doctor Armando Hart Dávalos realizó un importante recorrido por países europeos .España, Francia e Italia,- y a su regreso concedió al periodista Luis Báez la entrevista que, colocada bajo el títuñp "Cambiar las reglas del juego", fue editada y distribuida en 1984 por la Editorial Letras Cubanas. Ella contiene trascendentes apreciaciones y criterios sobe la política cultural en el mundo y en Cuba así como esclarecimientos puntuales al respecto y aun vigentes. En poco más de 200 páginas Hart responde a las 33 preguntas formuladas por el entrevistador como parte de las indagaciones sobre el tema y expone principios esenciales del desarrollo y la defensa de la política cultural como síntesis y expresión de la Revolución Cubana, su naturaleza, origen y características propias, originadas por antecedentes y realidades que la identifican y elevan a primer plano de actualidad y lucha en un terreno donde el enemigo se emplea a fondo y de manera muy diversa y sutil. La cultura cubana ha sido baluarte firme y consecuente del proceso histórico del país en todas las épocas y así forjó un movimiento intelectual patriótico con claras posiciones y obras en defensa de la identidad nacional y la justicia social, muy relacionadas en nuestro caso con las capas más humildes de la poblñación. La bancarrota y el fracaso absoluto de las embestidas fascistas contra la cultura cubana han sido constantes en su fallido ejercicio. Los criterios expuestos por Hart en ese sentido adquieren renovada actualidad, cuando la contrarrevolución desesperada acude al odio y la violencia contra los representantes del arte y la cultura nacionales, mostrando de este modo su impotencia y degradación moral al intentar una "cacería de brujas" contra ese vasto segmento de la intelectualidad que vive y crea desde Cuba para el mundo. Estos enemigos se desenmascaran como supuestos guardianes de la libertad de la cultura, de la que tanto han hablado, y muestran su verdadero rostro, sus verdaderas intenciones y a quién sirven realmente. Bajo el sugerente título de "Cambiar las reglas del juego" la entrevista recoge vívidos conceptos sobre el desarrollo cultural, las relaciones internacionales en el campo de la cultura, la democracia, la libertad, la religión, el pensamiento marxista y la vida y obra de José Martí. Hay también un profundo análisis sobre los derechos humanos, su manipulación interesada y tergiversación. Hart sostiene que hay que cambiar las reglas impuestas y asú lo explican los editores: "En el mundo moderno se desarrolla un intenso debate sobre los problemas de la cultura. Ese debate no siempre tiene un carácter cultural. Los grandes monopolios de la información y sus voceros locales han establecido reglas de juego que se basan, por lo general, en la manipulación y el escándalo publicitario. ¿Objetivos? Desacreditar al socialismo, negar la posibilidad de una nueva concepción de la cultura y de las relaciones humanas y sociales. De ahí la necesidad de cambiar las relgas del juego para no caer en la trampa de las manipulaciones de conciencias y los profesionales de la frivolidad". Al cabo de cuatro décadas, ninguna de las respuestas aparecidas en esta entrevista, que puede calificarse como histórica, a caducado. Recomendamos su búsqueda y lectura; su sentido actual es evidente.

  • Licenciado en Ciencias Sociales y graduado en Relaciones Internacionales. Fue Director General de la Agencia de noticias Prensa Latina.

Ha sido colaborador de diversas publicaciones nacionales y extranjeras

Transiciones (la nuestra, y aquellas otras)

Aún está por verse a qué opciones habrá de llevarnos nuestra transición de hoy. De lo que no cabe duda es que en la construcción de esas opciones desempeñará un papel de primer orden la lucha por el equilibrio del mundo que llevan a cabo gobiernos como los de Cuba, México y Brasil. Guillermo Castro H. / Especial para Con Nuestra América Desde Alto Boquete, Panamá “La angustia con que se vive en todas partes del mundo en la época de transición en que nos ha tocado vivir” José Martí, 1884[1] La angustia de Martí en 1884 no era –y, sin embargo, también es– semejante a la que recorre nuestro propio tiempo. Desde su exilio en Nueva York entre 1881 y 1895, la suya se refería a la creciente incertidumbre que se iba haciendo sentir en el sistema mundial ante el agotamiento de la capacidad de su organización colonial de entonces para encauzar las enormes energías acumuladas por el desarrollo del capitalismo en los dos siglos anteriores. Y faltaban aún sesenta años para que esa transición culminara en la creación del sistema internacional que surgiría de la Gran Guerra de 1914-1945.Del agotamiento de la capacidad del breve sistema internacional que hemos tenido para encarar las contradicciones de su propio desarrollo vienen las angustias de hoy. Salvo su brevedad, esto es menos nuevo de lo que parece, si lo vemos a la luz de las grandes transiciones de anteayer y ayer. Al respecto, por ejemplo, el medievalista irlandés Peter Brown, al referirse a la transición entre la Antigüedad y la Edad Media, nos dice que el año 1000 estaba ya “tan cerca de 1520, fecha en la que los conquistadores españoles descubrieron las ciudades-templo de México y Perú, como de la abdicación de Rómulo Augústulo”, quien fuera el último emperador romano de Occidente entre 475 y 476[2]. Para aquella fecha, en efecto, ya estaba en curso la formación de las tres regiones que la cultura Noratlántica designa como la Europa Oriental, la Occidental, y el Cercano Oriente. En cuanto a la historia de la cristiandad, que es el tema de interés para Brown, la formación de nuestra Europa Oriental encontraría su punto de partida en un imperio bizantino de organización centralizada, que se consideraba a sí mismo “una isla de orden providencialmente conservada por Dios en un espacio de barbarie”. Allí correspondió a la organización eclesial procurar que la armonía celestial de los creyentes se hiciera manifiesta “en la ordenada conducta de los fieles ortodoxos.” En el Occidente políticamente fragmentado, en cambio, la cristiandad vino a forjarse a partir de una prolongada interacción entre el legado cultural y político de Roma, y los de las sociedades que ocuparon los espacios creados por la desintegración del imperio en aquella región. Con ello persistió “una cultura profana, profundamente enraizada en el pasado no cristiano, que sustentaba la ley, el poder y el trabajo de la tierra,” que pasó a ser objeto de rectoría por un clero cuyos elementos “más cultivados” eran los únicos que tenían acceso a bibliotecas bien surtidas y al estudio de la lengua latina”, según lo dispuesto por la Regula pastoralis de san Gregorio Magno, “que hacía hincapié, con singular energía, en el uso responsable y exquisitamente calculado del poder espiritual.”[3] Aquel Gregorio fue un monje romano de familia senatorial, terrateniente y ya cristiana por varias generaciones. Nacido en 540, tras una brillante carrera al servicio de Vaticano pasó a ocupar la posición de Pontífice desde 590 hasta su muerte en 604. La estima lograda por su gestión estuvo asociada al hecho de que provenía de una intelectualidad formada en una institución innovadora: los monasterios benedictinos, establecidos a partir de 530 por Benito de Nursia. Esos monasterios constituyeron una red de entidades de gestión del conocimiento para la construcción de sociedades nuevas en un mundo se esforzaba por poner orden en el caos de la Alta Edad Media, entre los siglos V y X. En ese mundo, Gregorio fue el primer monje benedictino que alcanzó la dignidad pontificia, y apoyado en esa red contribuyó a hacer del papado un poder temporal separado del Imperio, pero vinculado al mismo a través de las ordenes monásticas. Con ello, abrió paso a la alianza entre ambas partes que se vería culminada dos siglos después con la coronación de Carlomagno como emperador de Occidente por el papa León III en la misa de Navidad del año 800, en la catedral de San Pedro en Roma. Si aquella transición transcurrió a lo largo cinco siglos, la de la Edad Media a la Moderna tardó apenas lo que fue de 1450 a 1650. A lo largo de ese siglo “largo”, una sociedad de base agraria con una cultura de corte religioso se vio desplazada por otra orientada al comercio, la industria y las finanzas, con una cultura centrada en la racionalidad económica. Esa sociedad se dio a sí misma el primer mercado mundial en la historia de la Humanidad, organizado como un sistema colonial entre mediados del siglo XVII y mediados del XX, cuando fue transformado en el sistema internacional a cuya crisis asistimos hoy. Nuestra transición será probablemente aún más breve que las anteriores: hacia la década de 1970 Immanuel Wallerstein estimaba que tomaría unos 50 años. Aun así, comparte mucho con las que la precedieron. Tal, por ejemplo, la incertidumbre sobre lo que llegue a ocurrir con el mundo que conocemos, y el desafío de encararla desde las estructuras de gestión cultural y política que establezcan sus opciones de futuro. Para 1889, aquella angustia de Martí cedía ya su lugar a la a mediados de esa década había dado lugar a su certidumbre en lo que llamara “la promesa de final ventura en el equilibrio y la gracia del mundo.”[4] Desde esa certidumbre, el equilibrio del mundo, y la necesidad de luchar para conquistarlo y preservarlo, habían llegado ya a constituirse en un elemento articulador en el pensar martiano. Así, para diciembre de aquel año podía afirmar ya que el congreso internacional americano -convocado por los Estados Unidos para abrir paso a lo que eventualmente llevaría a crear una Organización de Estados Americano con sede en Washington- permitiría distinguir entre aquellos gobiernos que defendían “la independencia de la América española, donde está el equilibrio del mundo”, y lo que fueran capaces “por el miedo o el deslumbramiento”, de “mermar con su deserción” las fuerzas indispensables para que nuestra América pudiera contener “con el respeto que imponga y la cordura que demuestre”, el expansionismo norteamericano que con tal fuerza emergía entonces.[5] Desde esa perspectiva, la angustia se traducía en la energía creadora que vendría a dar de sí aquella organización políticocultural innovadora que fue el Partido Revolucionario Cubano, capaz de dar de sí la política exterior de una lucha por la independencia de Cuba cuyo dinamismo la llevaría a convertirse en la primera de nuestras luchas de liberación nacional. De eso da cuenta el magnífico vigor del Manifiesto de Montecristi, de 1895, que convocara a constituir en las Antillas una comunidad de repúblicas dignas de ser libres “por el orden de la libertad equitativa y trabajadora” que garantizaran “en el continente el equilibrio de la independencia para la América española aún amenazada y la del honor para la gran república del Norte, que en el desarrollo de su territorio […] hallará más segura grandeza que en la innoble conquista de sus vecinos menores, y en la pelea inhumana que con la posesión de ellas abriría contra las potencias del orbe por el predominio del mundo.”[6] Aún está por verse a qué opciones habrá de llevarnos nuestra transición de hoy. De lo que no cabe duda es que en la construcción de esas opciones desempeñará un papel de primer orden la lucha por el equilibrio del mundo que llevan a cabo gobiernos como los de Cuba, México y Brasil. Hoy, la renovación cotidiana de la vigencia del pensar martiano confirma la de los problemas que supo identificar en su raíz, y nos proporciona una herramienta para encararlos en nuestra propia circunstancia. Alto Boquete, Panamá, 22 de febrero de 2024 Tomado de: connuestraamerica.blogspot.com/24-2-2024 [1] “La exhibición sanitaria”. La América, Nueva York, mayo de 1884. Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. VIII, 437.[2] Brown, Peter (1997:257): El Primer Milenio de la Cristiandad Occidental. Colección “La Construcción de Europa”, Jaceques Le Goff, director. Crítica. Barcelona. Traducción de (1996): The Rise of Western Christendom. Triumph and diversity, AD 200-1000. [3] Brown, 1997: 270-271. https://es.wikipedia.org/wiki/Gregorio_Magno [4] “El poeta Walt Whitman”. El Partido Liberal, México, 1887. Ibid. XIII, 131. [5] “Congreso Internacional de Washington. Su historia, sus elementos y sus tendencias. II. Nueva York, 2 de noviembre de 1889”.La Nación, Buenos Aires, 20 de diciembre de 1889. Ibid. VI, 62-63. El “político rapaz” a que se refería Martí era James Blaine, por entonces Secretario de Estado en el gobierno de los Estados Unidos. [6] “El tercer año del Partido Revolucionario Cubano. El alma de la revolución y el deber de Cuba en América”. Patria, 17 de abril de 1894. Ibid. III, 141-142.

Sobre la educación política

Frei Betto* Quien conoce la tradición de la izquierda sabe que sus militantes habitualmente recibían formación político-ideológica. Había multiplicidad de cursos, seminarios, fórums y equipos de educación popular que asesoraban procesos formativos en grupos y partidos, se incentivaba la lectura una gran bibliografía marxista y de la historia de la izquierda. Se popularizaba como referencia histórica los ejemplos de las revoluciones rusa, china y cubana. En suma, había un sistema de sentido que impregnaba la subjetividad de la militancia, hasta el punto de que un sinnúmero de víctimas de torturas a manos de tiranías demostró una inquebrantable resistencia ideológica y prefirieron morir antes que delatar. El capitalismo también disemina su sistema de sentido, basado en la naturalización de la desigualdad social, del racismo, de la misoginia, de la meritocracia y sobre todo, del derecho a la apropiación privada de la riqueza. Con la ventaja del capitalismo ser hegemónico en el mundo y poseer una amplia red de deseducación política que inculca en las personas sus valores fundados en la preponderancia del capital sobre los derechos humanos. Así, multitudes asocian democracia y neoliberalismo, competitividad y libertad, apropiación de la plusvalía y prosperidad. Todo este aparato ideológico tiene por herramientas desde el “catecismo” de las producciones de Walt Disney hasta las poderosas plataformas digitales con sus algoritmos, robots y algoritmos, ahora turbinados por la inteligencia artificial. Fue el Cristianismo que inventó la publicidad y primero creó una amplia red de educación religiosa. Las religiones surgieron hace 8 mil años como influyentes sistemas de sentido. Dan respuestas a las indagaciones más pertinentes del ser humano: ¿Por qué hay sufrimiento? ¿Quién creó el mundo? ¿Qué pasa después de la muerte? Aliadas al poder, inculcaron en sus fieles la abnegación frente a la pobreza y a la opresión; el sentimiento de culpa cuando se violan leyes y ´preceptos establecidos por la elite dominante; a la esperanza de alcanzar en la trascendencia pos-muerte la plenitud de los derechos negados en esta vida. Véase René Girard, Paul RIcouer, Max Weber, Feuerbach y otros. Las religiones crearon un sistema eficiente de atraer fieles, de los cuales el cuerpo jerárquico (sacerdotes y pastores) obtienen recursos para mantenerse y ampliar sus estructuras ¿Y qué es lo que los fieles reciben a cambio? Ningún beneficio material, por más que vivan en la miseria. Reciben a cambio bienes simbólicos, un sistema de sentido, una razón de vivir, una esperanza de recompensa divina. Como el marxismo del siglo XX. Las religiones moldean la subjetividad humana. He aquí el punto: lo que motiva al ser humano son las convicciones impregnadas en la subjetividad. No son las políticas sociales que lo benefician ni el salario que recibe. Convencida una persona es capaz de renunciar a sus privilegios de clase para abrazar, en nombre de una causa, las más duras adversidades (Francisco de Asís, Gandhi, Fidel, Guevara, la hermana Dulce). Es capaz de sacrificar la propia vida por una causa, como fue el caso de fray Tito de Alencar Lima, apresado en 1969 y reenviado a la tortura, durante tres meses en febrero del 1970. Para evitar delatar a sus compañeros, se cortó la arteria del brazo para guardar silencio. Hoy ¿Cómo es realizada la educación política de los militantes de izquierda? Lo que ansían los partidos progresistas ¿Es obtener votos o conquistar un nuevo modelo de sociedad alternativo al capitalismo? Es innegable que las políticas sociales traen votos, pero no imprimen convicciones. Éstas resultan de sistemas de sentido introjectados en el corazón humano, como creencias religiosas o principios ideológicos ¿Adónde quedaron las herramientas de izquierda para promover educación política? El hecho que algunos partidos progresistas y movimientos populares tienen sus escuelas de militancia, como la Florestan Fernandes (del MST) y la Paulo Freire (del Levante Popular da Juventude). Así y todo, esto no es lo más importante. Lo más importante es alcanzar a grandes parcelas de la población, y hacerlo sin corte partidario ni retórica ideológica. ¿Cómo? El método es propuesto por el profesor Paulo Freire: inductivo, crítico, participativo, cuyo protagonismo es ejercido por los educandos y no por los educadores. Las herramientas, la capilaridad del gobierno nacional, la EBC (Empresa Nacional de Comunicación), las trincheras digitales. Por lo tanto, es imprescindible que haya sincronía entre la Secretaria General de la Presidencia de la República, responsable por el contacto con los movimientos sociales, la SECOM (Secretaría de Comunicación Social), responsable de la poderosa máquina de publicidad e información del gobierno, el Ministerio de Educación, y el Ministerio de Cultura. Hay quienes alegan no ser papel del Estado promover educación política. Ahora, la maquina estatal no es neutra. Su actual estructura fue montada para atender a los intereses de la clase dominante. Fue manipulando esta estructura que Bolsonaro negó vacunas, diseminó el odio, liberó la importación y comercialización de armas, consolidó el apoyo del fundamentalismo evangélico, nombró en puestos claves aquellos que obsecuentemente lo adulan, como ser el presidente del Banco Central y los dos ministros del SFT. En el régimen democrático, el Estado debe servir, prioritariamente. A los intereses del pueblo, al fortalecimiento democrático, a la defensa de los derechos humanos.El gobierno posee solo dos piernas de sustentación: el Congreso y la movilización popular. El actual Congreso Brasileño es mayoritariamente opositor al gobierno, Lula se siente obligado a ceder o conceder al Centro (Centráo) para llevar adelante su proyecto de gobierno. Y no hay suficiente movilización popular en su apoyo. La capacidad de movilización popular fue perdida por la izquierda, con excepción del MST. Y solo hay un camino para recuperarla: la educación popular, como otrora sucedía en los sindicatos, en las pastorales populares, en las ONGs, los movimientos sociales. Visión crítica y dialéctica de la realidad. Protagonismo popular. Caso contrario, no podremos detener el avance de las fuerzas neofacistas y la progresiva muerte de la democracia.

  • Fraile dominico brasileño, teólogo de la liberación

Semiótica de la inflación

Fernando Buen Abad* Incluso la inflación opera como un arma de guerra del conservadurismo, como un sistema de tortura psicológica contra la clase trabajadora. Millones de familias ahogadas en angustia por no poder pagar los aumentos desenfrenados de la dictadura del mercado. Sinnúmero de alteraciones anímicas producidas por la codicia burguesa. Sin ley o con la ley del capricho mercachifle. “Inflación” es un nombre elegante y enredoso para disfrazar un “rompecabezas” multifactorial en el que generalmente no tiene participación alguna la clase trabajadora. Así es la lógica ególatra de la mercancía y la dictadura de las ganancias. Mientras el poder adquisitivo de la clase trabajadora siga encerrado en los calabozos de la “economía” la deshumanización galopante seguirá de fiesta. Semiótica de la Inflación Nos urge profundizar la Revolución de la Conciencia con identidad de clase. Llamemos a las cosas por su nombre. No importa cuántas maromas den los “expertos” para enredar explicaciones, nosotros sabemos bien el daño material y emocional que produce la codicia contra el poder adquisitivo y cuántas protecciones tienen los “patrones” por parte de algunos gobiernos cómplices que no sólo no se deciden a resolver el problema, a favor de los pueblos, sino que ayudan a fabricar emboscadas ideológicas con palabrerío de “especialistas”. Se hacen llamar “técnicos”. Es pasmoso el “silencio” cómplice de esos “economistas” que ven cómo se desfigura y ensucia la profesión que estudiaron para convertirla en charlatanería basura para desvalijar a los pueblos. Esto es también un escenario para la disputa por el sentido. La inflación es un ejemplo contundente y doloroso, es una máquina de miedo con el cual ejercen un control psicológico-económico a la velocidad y la ubicuidad del secuestro salarial que a ellos se les antoja. Han desarrollado la tecnología de sus armas de guerra psicológica y han puesto mucho énfasis en las metodologías para atacar a los bolsillos de los trabajadores y las trabajadoras. Son instrumentos de transmisión y de imposición de sentido, con muy alta capacidad de extorsión en el mundo, a una velocidad realmente sorprendente. Roban el producto del trabajo a velocidades escalofriantes con miles de artilugios y con violencia psicológica de modelos de consumo estandarizados y modelos de enunciación estandarizados, estereotipados al calor del culto a la mercancía, de la acumulación de capital. La inflación no es una calamidad metafísica. Una caracterización general de la inflación es que ataca a la clase trabajadora con una gama de tensiones psicológicas de incertidumbre, de desorientación, de muchas dudas frente a la propia vida diaria. Minuto a minuto. Mientras ellos multiplican estrategias de inflación por los medios digitales, por las redes sociales. Nos planteamos el problema de por dónde resolver esta maraña compleja de la inflación que nos ha impuesto la dominación militar, económica, mediática y cultural en todo el mundo. Este es un campo de trabajo complejo, en el que nosotros debemos trabar disputas diversas, litigio teórico, político, académico, científico, contra la inflación y contra toda la producción de relato chatarra, de discurso “erudito”, o de narrativa servil al modelo de expoliación del salario en el presente. No estamos liderando una corriente fuerte de combate a la inflación con narrativas emancipadas y a su vez emancipadoras. Y debemos interpelar nuestra capacidad narrativa contra-hegemónica, o anti-hegemónica, o emancipadora o humanista, o como quiera llamársele, frente al modelo económico del discurso único inflacionario y a la noción del capitalismo como verdad única. Y es que, además, tenemos la incapacidad histórica de la unidad y se nos hace difícil conformar un frente único en el que participemos con nuestras diferencias en combates, como el de la batalla anti-inflacionaria, yendo al fondo del modelo económico dominante y transparentando sus hilos, nombres, intereses y soluciones. Y fracasos. No hemos sido capaces de construir una gran fuerza de acción y de organización, siendo que somos la inmensa mayoría generadora de la riqueza y despojada de ella entre otras formas, por la inflación. Estamos chocando contra una maquinaria semiótica que ha logrado convencernos de ignorar las técnicas del despojo. Esta derrota ya nos convenció de que, como no les es suficiente tenernos con la bota de los militares en el cuello, encima quieren convencernos de que nosotros pensemos que ellos siempre han tenido la razón de tratarnos así, de reprimirnos, porque somos peligrosos, porque somos maleducados, ignorantes. Pero, además, hay sectores convencidos de que eso hay que agradecerlo, y encima de eso hay que considerarlo como la mejor herencia para nuestros hijos. Enseñar a los hijos a ser resignados, dóciles, mansitos: a avenirse a lo que hay de manera resignada y aceptar la inflación sin combatirla. La guerra ideológica ha sido muy eficiente, y nosotros no logramos hegemonizar una economía política del humanismo, revolucionaria y revolucionadora de las conciencias. No estamos construyendo, a la velocidad que se necesita, una corriente continental de semiótica para la emancipación. Una corriente de semiótica emancipada de sus propios lastres para poder acceder a un instrumental emancipado y, al mismo tiempo, emancipador. Hoy la inflación es una de las distorsiones económicas más devastadoras, porque siembra la desmoralización inducida, sistemáticamente porque no es un asunto mitológico de “dioses griegos”. Hay nombres y apellidos y todo mundo sabe quiénes son ydónde están los que manipulan los precios, sabemos quiénes son y dónde están los principales industriales del continente y se puede “personalizar” la ofensiva inflacionaria con gran precisión, sabemos muy bien de qué manera y quiénes financian sus estrategias. Algunos, incluso, planifican y anuncian los aumentos inflacionarios. que pegan directamente al poder adquisitivo, a los ingresos y a la calidad de la vida emocional de las personas. Debería decretarse como “delito de lesa humanidad” la inflación. Y es que en los precios se expresa también la calidad moral y ética de quienes dirigen una sociedad. A qué caprichos es sometido el pueblo y cómo se organiza para defender el producto de su trabajo. La solución es que la economía la maneje la clase trabajadora, democráticamente, representada inconfundiblemente por las bases y con un programa superador del neoliberalismo, del FMI, de su inflación y de sus jaurías mediáticas. Nos cuesta enormidades la inflación, principalmente porque nos cuesta vidas y lágrimas.

  • Mexicano de nacimiento, Especialista en Filosofía de la Imagen, Filosofía de la Comunicación

Tomado de: Blog de Telesur/9-1-2024

Hiperimperialismo

Vijay Prashad* Los hechos muestran que, desde el inicio de la Tercera Gran Depresión, el Norte Global ha luchado por mantener su control sobre la economía mundial; sus instrumentos (monopolios sobre tecnología y materias primas, así como dominio sobre la inversión extranjera directa) se han erosionado fundamentalmente. «Occidente está en peligro», advirtió el nuevo presidente de Argentina, Javier Milei, en la reunión del Foro Económico Mundial (FEM) de este año en Davos, Suiza. En su estilo peligrosamente atractivo, Milei culpó al “colectivismo” –es decir, al bienestar social, los impuestos y el Estado– como la “causa fundamental” de los problemas del mundo, que conduce a un empobrecimiento generalizado. La única manera de avanzar, declaró Milei, es a través de “la libre empresa, el capitalismo y la libertad económica”. El discurso de Milei marcó un regreso a la ortodoxia de Milton Friedman y los Chicago Boys, quienes impulsaron una ideología de canibalismo social como base de su agenda neoliberal. Desde la década de 1970, esta política de tierra arrasada ha devastado gran parte del Sur Global a través de los programas de ajuste estructural del Fondo Monetario Internacional. También creó desiertos fabriles en Occidente (lo que Donald Trump, en su discurso de toma de posesión en 2017, llamó la carnicería estadounidense”). Ahí radica la lógica confusa de la extrema derecha: por un lado, pedir a la clase multimillonaria que domine la sociedad en su interés (lo que produce la carnicería social) y luego, por el otro lado, inflamar a las víctimas de dicha carnicería para que luchen contra políticas que los beneficiarían. Milei tiene razón en su juicio general: Occidente está en peligro, pero no a causa de las políticas socialdemócratas; está en peligro debido a su incapacidad para aceptar su lenta desaparición como bloque dominante en el mundo. Del Instituto Tricontinental: Institute for Social Research and Global South Insights (GSI) nos llegan dos textos importantes sobre el cambiante panorama global: un estudio histórico, “Hyperimperialismo: una nueva etapa peligrosa y decadente”, y nuestro expediente número 72, “The Churning of el Orden Mundial” (el dossier es un resumen del estudio, por lo que me referiré a ellos como si fueran un solo texto). Tricontinental cree que esta es la declaración teórica más significativa que nuestro instituto ha hecho en sus ocho años de historia. Tanto en “Hiperimperialismo” como en “La agitación del orden mundial” destacamos cuatro puntos importantes: Primero, a través de un análisis profundo de los conceptos de Norte Global y Sur Global, mostramos que el primero actúa como un bloque, mientras que el segundo es simplemente una agrupación flexible. El Norte Global está liderado por Estados Unidos, que ha creado varios instrumentos para extender su autoridad sobre los demás países del bloque (muchos de los cuales son potencias coloniales históricas y sociedades de colonos). Estas plataformas incluyen la alianza de inteligencia Five Eyes (inicialmente establecida en 1941 entre EE.UU. y el Reino Unido, la red ahora se ha expandido a Fourteen Eyes); la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN, creada en 1949) y el Grupo de los Siete (G7, creado en 1974). A través de estas y otras formaciones, Estados Unidos y sus aliados políticos dentro del Norte Global pueden ejercer autoridad sobre sus propios países y los países del Sur Global. En contraste, los países del Sur Global han estado históricamente mucho más desorganizados, con algunas alianzas y vínculos más laxos en torno a afiliaciones regionales y políticas. El Sur Global no tiene un centro político ni un proyecto impulsado ideológicamente. El análisis de los textos es detallado y se basa en bases de datos públicas y bases de datos creadas por GSI. La conclusión es que existe un sistema mundial gestionado peligrosamente por un bloque imperialista. No hay imperialismos múltiples ni conflictos interimperialistas. En segundo lugar, las plataformas del Norte Global ejercen poder sobre el sistema mundial a través de una serie de vectores (militares, financieros, económicos, sociales, culturales) y a través de una variedad de instrumentos (OTAN, el Fondo Monetario Internacional, sistemas de información). Con el declive gradual del control del Norte Global sobre el sistema financiero internacional, las materias primas, la tecnología y la ciencia, este bloque ejerce su poder principalmente a través de la fuerza militar y la gestión de la información.En estos textos no abordamos la cuestión de la información, aunque ya hemos escrito sobre ella anteriormente y la retomaremos en un estudio sobre la soberanía digital. El foco de estos textos se centra en gran medida en el gasto militar, donde mostramos que el bloque liderado por Estados Unidos representa el 74,3 por ciento del gasto militar mundial y que Estados Unidos gasta 12,6 veces más que el promedio mundial per cápita (Israel, segundo después de la guerra). Estados Unidos gasta 7,2 veces más que el promedio mundial per cápita). Para poner esto en perspectiva, China representa el 10 por ciento del gasto militar mundial y su gasto militar per cápita es 22 veces menor que el de Estados Unidos. Un gasto tan enorme en el ejército no es inocente. No sólo se produce a costa del gasto social, sino que el poder militar del Norte Global se utiliza para amenazar e intimidar a los países y, si son desobedientes, para castigarlos con fuego y azufre. Solo en 2022, estas naciones imperialistas realizaron 317 despliegues de sus fuerzas militares en países del Sur Global. El mayor número de estos despliegues (31) se realizaron en Mali, una nación que busca firmemente la soberanía, y que fue el primero de los estados del Sahel en dar golpes de estado respaldados por el pueblo (2020 y 2021) y expulsar a los militares franceses de su territorio (2022). Entre 1776 y 2019, Estados Unidos llevó a cabo al menos 392 intervenciones en todo el mundo, la mitad de ellas entre 1950 y 2019. Esto incluye la terrible e ilegal guerra contra Irak en 2003 (en el Foro Económico Mundial de este año, el primer ministro iraquí, Mohammed Shia’ al-Sudani, pidió que las tropas del Norte Global abandonaran Irak). Este enorme gasto militar del Norte Global, liderado por Estados Unidos, refleja la militarización de su política exterior. Uno de los aspectos poco destacados de esta militarización es el desarrollo de una teoría tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido de “diplomacia de defensa” (como se señala en la “Revisión de Defensa Estratégica” del Ministerio de Defensa del Reino Unido de 1998). En Estados Unidos, los pensadores estratégicos utilizan el acrónimo DIME para reflexionar sobre las fuentes del poder nacional (diplomacia, informativo, militar y económico). El año pasado, la Unión Europea y la OTAN (las instituciones en el corazón del Norte Global) se comprometieron conjuntamente a “movilizar el conjunto combinado de instrumentos a nuestra disposición, ya sean políticos, económicos o militares, para perseguir nuestros objetivos comunes en beneficio de nuestros mil millones de ciudadanos”. En caso de que no lo hayan entendido, ese poder (principalmente poder militar y diplomacia militar) no es para servir a la humanidad, sino sólo para servir a sus “ciudadanos”. En tercer lugar, la Parte IV de nuestro estudio sobre “Hiperimperialismo” se llama “Occidente en decadencia” y analiza la evidencia de esta tendencia desde una perspectiva que rechaza el alarmismo de Milei de que “Occidente está en peligro”. Cuando China superó la participación de Estados Unidos en la producción industrial mundial en 2004, Estados Unidos perdió hegemonía en la producción (en 2022, el primero tenía una participación del 25,7 por ciento frente al 9,7 por ciento del segundo). Dado que Estados Unidos ahora depende de importaciones netas de capital a gran escala, que alcanzaron el billón de dólares en 2022, Estados Unidos tiene poca capacidad interna para brindar ventajas económicas a sus aliados del Norte o del Sur Global. Los propietarios de capital en Estados Unidos han desviado sus ganancias del tesoro del país creando las condiciones económicas para la carnicería social que aflige al país. Las viejas coaliciones políticas arraigadas en torno a los dos partidos en Estados Unidos están cambiando, sin espacio dentro del sistema político estadounidense para desarrollar un proyecto político para ejercer hegemonía sobre la economía mundial a través de la legitimidad y el consentimiento. Es por eso que el Norte Global liderado por Estados Unidos recurre a la fuerza y la intimidación, construyendo su enorme aparato militar aumentando su propia deuda pública (ya que hay poco consenso interno para utilizar ese endeudamiento para construir la infraestructura y la base productiva del país). La raíz de la Nueva Guerra Fría, impuesta por Estados Unidos a China, es que China ha superado a Estados Unidos en formación neta de capital fijo, mientras que Estados Unidos ha experimentado un declive gradual. Cada año desde 1992, China ha sido un exportador neto de capital; este excedente de creación de capital ha permitido financiar proyectos internacionales como la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que ya cumple 10 años. En cuarto lugar, analizamos el surgimiento de nuevas organizaciones arraigadas en el Sur Global, como la Organización de Cooperación de Shanghai (2001), los BRICS10 (2009) y el Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de las Naciones Unidas (2021). Estas plataformas interregionales se encuentran en una etapa embrionaria, pero proporcionan evidencia del crecimiento de un nuevo regionalismo y multilateralismo. Aunque estas formaciones no buscan operar como un bloque para contrarrestar el bloque del Norte Global, reflejan lo que anteriormente hemos llamado un “nuevo estado de ánimo” en el Sur Global. El nuevo estado de ánimo no es ni antiimperialista ni anticapitalista, sino que está formado por cuatro vectores principales:

  • El multilateralismo y el regionalismo se centraron en la creación de plataformas de cooperación ancladas en el Sur Global.
  • La nueva modernización se centró en la construcción de economías regionales y continentales que utilicen monedas locales en

lugar del dólar para el comercio y las reservas.

  • Soberanía, lo que crearía barreras a la intervención occidental. Esto incluye enredos militares y colonialismo digital, los cuales

facilitan las intervenciones de inteligencia de Estados Unidos.

  • Reparaciones, que implicarían negociaciones colectivas para compensar las trampas de deuda centenarias de Occidente y el

abuso del exceso de presupuesto de carbono, así como su legado de colonialismo de mucho más largo alcance. El análisis de estos textos va muy por debajo de la superficie y proporciona una evaluación materialista histórica de nuestras crisis actuales. Los documentos elaborados por las instituciones del Norte Global, como el informe “Riesgos Globales” del WEF para 2024, proporcionan una lista de los peligros que enfrentamos (catástrofe climática, polarización social, crisis económicas) pero no pueden explicarlos. Creemos que nuestro enfoque proporciona una teoría para entender estos peligros como el resultado del sistema mundial administrado por el bloque hiperimperialista.Al pensar en estos textos, mi mente se desvió hacia la obra del poeta iraquí Buland al-Haydari (1926-1996). Cuando todo parecía inútil, al-Haydari escribió que “el sol no saldrá” y que “al fondo de la casa, ya muertos, están los pasos de mis hijos, reducidos al silencio”. Pero incluso entonces, cuando “estábamos sin electricidad”, queda esperanza. Su civilización se ahoga, pero luego “llegaste con el remo”, canta. “Tal es la historia de nuestro ayer, y su sabor es amargo”, concluye, “tal es nuestro lento caminar, la procesión de nuestra dignidad: nuestro único bien hasta la hora en que se alce, por fin, un remo libre”. Esa anticipación define un clásico del poeta iraní Forough Farrokhzad (1934-1967), “Alguien que no es como nadie” (1966): He soñado que algo viene. He soñado con una estrella roja, y mis párpados siguen moviéndose y puedo quedar ciego si miento. He soñado con esa estrella roja cuando no estaba dormido. Algo viene, algo mejor viene.

  • Vijay Prashad es historiador indio

Tomado de: observatoriocrisis.com/1-2-2024

La Unión Europea: un proyecto de EEUU convertido en el brazo político de la OTAN

Andrés Piqueras* Macron es uno de los principales guerreristas contra Rusia y acaba de proponer -ante la evidente y por otra parte irremediable derrota de Ucrania- en la muy reciente reunión de París (de 26 de febrero de 2024), con más de 20 dirigentes de la OTAN y su brazo político, la UE, la posibilidad del envío de tropas de la OTAN al campo de batalla ucraniano. A principios del siglo XIX el canciller austriaco von Metternich había propuesto la necesidad de instaurar un Concierto Europeo supranacional, por encima de los intereses de cada Estado, como método de defensa común contra las revoluciones. Las diferencias entre el Viejo Orden y el Nuevo que se iba asentando, lo impedirían en la práctica. Fuera de ello, la idea de una Europa Común ya en el siglo XX en realidad no es europea sino estadounidense. La estrategia de Washington tras la Segunda Guerra Mundial para asegurarse su dominio del mundo capitalista estuvo basada en la apertura de los mercados de trabajo europeos a su capital, y de los mercados en general a sus bienes industriales. Algo en lo que se empeñó muy especialmente y obtuvo de la Alemania vencida, a la que impuso la total apertura de su economía a las mercancías norteamericanas y a su inversión externa directa. Después presionó para una integración de la Europa Occidental a través de tratados que garantizasen la apertura de la economía de cada país a las mercancías de los demás. De esta forma, desde su base alemana, los capitales industriales norteamericanos tendrían a su alcance la totalidad de mercados de la Europa Occidental. Durante cerca de 30 años EE.UU. lideró indiscutiblemente el espacio político y económico unificado en que había convertido al hasta entonces conjunto disperso de potencias capitalistas. Sin embargo, a partir de los años 70 del siglo XX los EE.UU., tras desatar la segunda “globalización” (la primera había sido emprendida entre el último cuarto del siglo XIX y el primero del XX), inicia la carrera hacia el liderazgo mundial, rompiendo las reglas del juego con sus antiguos “socios” y financiarizando los entresijos económicos internacionales. Es por ello que Europa se ve forzada a buscar su reacomodo ante la falta de reglas y el uso de la fuerza militar a conveniencia que presidirán la nueva dinámica hegemónica norteamericana tras la caída del Este. Las clases dominantes europeas han ido dando los pasos pertinentes para aproximarse al modelo capitalista norteamericano (el más proclive a lo que se ha conocido como “capitalismo salvaje”). Desde el Tratado de Maastricht de 1992 a la Cumbre de Lisboa de 2001, el rosario de cumbres y acuerdos o tratados que salpican esos 10 años responde a un cuidadoso plan de desregulación de los mercados de trabajo (lo que significa la paulatina destrucción de los derechos y conquistas laborales), de liberalización económica (en detrimento de la intervención de carácter social de los Estados y en beneficio del papel que éstos juegan a favor del gran capital), y de ruptura unilateral, en suma, de los “pactos de clase” que habían mantenido el equilibrio social en la larga postguerra europea, extremando e adelante las desigualdades tanto intra como intersocietales entre los países de la Unión. La UE se ha venido conformando, pues, como la mayor expresión del capital oligopólico transnacional “financiero”, una vía para puentear los parlamentos y las instituciones locales, sustrayendo las decisiones e intereses del Gran Capital a las luchas de clase a escala estatal que forjaron las distintas expresiones nacionales de la correlación de fuerzas entre el Capital y el Trabajo. Se trata de una construcción supraestatal destinada a mantener relaciones de desequilibrio entre sus partes, un sistema deficitario-superavitario diseñado para trasvasar riqueza colectiva de unos Estados (la mayoría) a unos pocos (sobre todo Alemania y su “hinterland” centroeuropeo), especialmente mediante el mecanismo de la moneda única. Constituye el mayor ejemplo mundial de institucionalización del neoliberalismo a escala de un continente entero; el primer experimento de ingeniería social a escala regional o supraestatal en favor de la institucionalidad de las estructuras financieras de dominación. Si la “Europa socialdemócrata” fue la mayor manifestación del reformismo capitalista cuando éste todavía impulsaba con vigor el desarrollo de las fuerzas productivas, hoy la Unión Europea es el primer experimento de ingeniería social a escala regional o supraestatal en favor de la institucionalidad de las estructuras financieras de dominación. Supone en sí un cuidadoso plan de desregulación social de los mercados de trabajo y de las condiciones de ciudadanía, que se dota de todo un conjunto de disposiciones y requisitos, de toda una institucionalidad concebida y conformada para ser irreformable (pues requiere de unanimidades casi imposibles para que no sea así).Se inspiraba la UE en la idea del “constitucionalismo económico” de finales de los pasados años 70, y desarrollada en los años 80 por la flor y nata del neoliberalismo (Buchanan, Milton Friedman, Hayek…) para restringir los poderes económicos, monetarios y fiscales de los gobiernos, “evitando que los gobernantes de turno pudieran tomar decisiones circunstanciales”, según su jerga, y que no quiere decir sino que tales decisiones pudieran estar influidas por las luchas populares. Se trataba, por tanto, de establecer determinados principios obligatorios, inamovibles, fuera quien fuese que llegara al gobierno en cada país. Pero un derecho petrificado deja ser útil no sólo para las clases populares, sino llegado un punto también para la propia clase capitalista. Así cuando ésta ha querido aumentar aún más el grado de explotación social y ambiental o la “financiarización” de las economías, ha tenido que recurrir a puentear a la propia UE, creando nuevas instancias de eso que ellos llaman “gobernanza”, en definitiva, estructuras de poder dual respecto de la Unión. Así, por ejemplo, el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza de la Unión Económica y Monetaria, para consolidar la penetración financiera de los Estados, y el Mecanismo Europeo de Estabilidad, para asegurar los Programas de Ajuste Estructural que garanticen el pago de las deudas en favor del gran capital a interés global acreedor y en detrimento de las condiciones sociales, laborales y, en conjunto, de “seguridad social”, de las poblaciones de los respectivos Estados (ver sobre estas cuestiones, Albert Noguera, El sujeto constituyente. Entre lo viejo y lo nuevo. Trotta. Madrid). De hecho, si hace falta, se modifican las propias constituciones, de manera que sea “anticonstitucional” intentar cambiar la falta de soberanía nacional, como el tándem PP-PSOE demostró al meter mano al artículo 135, subordinando los derechos sociales reconocidos en la constitución española al pago de la deuda externa. Ese complicado entramado de blindaje va, por tanto, de la mano de un sistemático debilitamiento de las capacidades de regulación social expresadas a través del Estado, para debilitar todas las opciones democráticas que las poblaciones pudieran conseguir para defenderse. La des-substanciación de las instituciones de representación popular está garantizada desde el momento en que las decisiones parlamentarias estatales quedan subordinadas a los marcos dictatoriales dados por la UE sobre inflación, déficit presupuestario, deuda pública o tipos de interés, por ejemplo. Pero el Eje Anglosajón (EE.UU. + Inglaterra) más la Red Sionista Mundial obligan a Europa a ir más allá en su (auto-)destrucción. Autodestrucción forzada de Europa “Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha apostado por la integración militar, política y económica de los países de Europa y Japón en un bloque que controla. A través de la estructura OTAN+, Estados Unidos se aseguró un dominio militar completo dentro del grupo imperialista, desplegando muchas bases militares en países derrotados en la Segunda Guerra Mundial, como en Japón (120), Alemania (119) e Italia (45). Esta última alberga a más de 12.000 militares estadounidenses. Tras la caída de la Unión Soviética y la posterior reunificación de Alemania, la burguesía alemana codiciaba los mercados y la energía de bajo coste de Rusia. Deseaba establecer lazos económicos con Rusia, pero sólo mientras ellos y sus compatriotas franceses pudieran mantener su dominio sin trabas del proyecto europeo, que habían mantenido desde la Segunda Guerra Mundial. Esto significaba establecer dichos lazos, pero excluyendo a los dirigentes políticos rusos de cualquier participación en pie de igualdad en los asuntos, decisiones o estructuras políticas de Europa. A su vez, la estrategia estadounidense había consistido en evitar cualquier relación estratégica entre Rusia y Alemania, ya que su fuerza combinada crearía un formidable competidor económico en Europa.” Hiperimperialismo: Una nueva etapa decadente y peligrosa (thetricontinental.org) En realidad, este objetivo forma parte del Eje Anglosajón desde el siglo XIX: impedir a toda costa, y digo a “toda costa” con lo que eso significa (asedio, ofensivas económicas y diplomáticas, guerras mundiales, guerra hoy en Ucrania, voladura de los conductos gasíferos, sanciones, golpes de Estado…), que Eurasia pueda constituirse en una entidad política, geoestratégicamente entrelazada. Eso sería el fin de la dominación anglosajona del mundo. Ahora bien, ¿por qué la clase capitalista industrial alemana acepta hoy que le corten el cuello? Para empezar, hay que insistir en que Alemania es un país ocupado militarmente por EE.UU., con miles de tropas y armamento nuclear. En segundo lugar, hay que tener en cuenta eso que se ha llamado “financiarización de la economía” dentro del capitalismo actual, y que no es sino una alusión a la importancia que cobra la forma autonomizada del capital dinero como capital a interés ficticio en la dinámica de acumulación del capital, lo que supone que las finanzas pasen de jugar un papel importante pero intermediario para la producción, a asumir la responsabilidad del crecimiento mediante una función parasitaria, focalizada principalmente en la extracción rentista. Se trata de un dinero que busca reproducirse a sí mismo por fuera del capital productivo como capital industrial (es decir, más allá de la generación de nuevo valor como plusvalor), pero que también, y este es el gran juego de la economía capitalista cuando las cosas van mal, puede hacer las veces de dinero-capital, listo para engrasar de nuevo los ejes de aquélla, como si procediera de la valorización del trabajo humano (de ahí su creciente “ficción” y la de la economía que sustenta, aunque pueda hacerla seguir funcionando, a pesar de todo y de los problemas que va acumulando. Es algo substancialmente diferente de una fase financiera del capital y tiene consecuencias mucho más profundas. Se ha perfilado como un colosal mecanismo de disciplinamiento social, de expropiación universal y de gubernamentalización de las exigencias cada vez más parasitarias del capital. Así, al menos en las cuatro últimas décadas la capacidad del capital para desmaterializarse y moverse en tiempo instantáneo a escala planetaria en un número creciente de formas, como acciones, pagarés, bonos, bienes inmuebles, bienes raíces y una gran variedad de derivados, especulación sobre alimentos, monedas, energía, incluso el agua, etc., permite a la clase capitalista realizar todo tipo de ganancias usureras y especulativas a corto, medio y largo plazo. Mucho de todo ese complejo financiero se va centralizando en los grandes fondos de inversión o “fondos buitre” (Vanguard, State Street, Blackrock, entre los más destacados), que a su vez están participados por miríadas de capitales privados de muy distinta procedencia (aunque dominados por personajes y corporaciones privadas sobre todo sionistas). De esta forma tenemos que una empresa alemana que sale a bolsa puede hacerlo tanto en la bolsa estadounidense como en la alemana. Con el tiempo, los accionistas originales de esta empresa pueden vender sus acciones, que ahora cotizan en bolsa. Ya no dependen de la gestión de su patrimonio a través de su inversión en una empresa.En lugar de ello, contratan a gestores de patrimonio, ya sea a través de empresas como Goldman Sachs o de sus propios asesores, que a su vez invierten los ingresos en efectivo de la venta de acciones. A muchos capitalistas, sus asesores les harán invertir bastante más del 50% de su cartera en la bolsa estadounidense, que se erigió tras los años 80 del siglo pasado en la “atractora” mundial del capital a interés especulativo parasitario. Las consecuencias económicas, políticas y sociales de este cambio en los mercados de capitales y en la propiedad son enormes. Este nuevo capitalista global —antes «alemán»— se comporta de forma muy parecida a sus homólogos franceses, ingleses, suecos o estadounidenses. Por lo que este nivel de integración del capital conlleva su desnacionalización, lo que refuerza finalmente la preponderancia de eso que llaman “capital financiero” estadounidense, y por consiguiente, el poder político de Estados Unidos. “La situación actual de Alemania ilustra claramente la eficacia de este proceso de integración y consolidación económica por parte de Estados Unidos. Según datos de IHS Markit de 2020, sólo el 13,3% del valor del mercado bursátil alemán pertenece a alemanes, mientras que los inversionistas de Norteamérica y el Reino Unido poseen el 58,3% (…) Las principales empresas de la economía alemana no son primordialmente propiedad de alemanes. El valor agregado industrial de Alemania ha descendido del 9% mundial a poco más del 6% en los últimos 18 años. (…) La pérdida de la energía barata rusa y su adaptación al desacoplamiento con gestión de riesgos serán probablemente desastrosas para su competitividad internacional. En 2022, la inversión extranjera directa (IED) en Alemania disminuyó un 50,4% interanual. (…) En el transcurso de 15 trimestres, a partir del tercer trimestre de 2019, el PIB de Alemania aumentó un mísero 0,6% en total, a precios constantes…” Hiperimperialismo: Una nueva etapa decadente y peligrosa (thetricontinental.org) Esto se traduce para Alemania en una falta de voluntad política soberana y en la aceptación de que su clase capitalista industrial se corte las venas. “El colapso de la «voluntad nacional», la voluntad de seguir un camino que corresponda a sus intereses capitalistas nacionales, demostrada por Alemania en el contexto de la guerra en Ucrania, muestra que Alemania ha sido derrotada por tercera vez desde principios del siglo XX (…) Estados Unidos seguirá privando a la burguesía alemana de todas las opciones importantes para afirmar posiciones políticas independientes. Con la ayuda de los vínculos de propiedad del capital que hemos descrito, la burguesía alemana se enfrentará a la subsunción absoluta de las opciones de acción del capital alemán bajo la égida estadounidense. La hostilidad hacia Rusia actúa como motor de la subordinación de Europa a Estados Unidos y como pérdida de cualquier posibilidad de desarrollo independiente.” Hiperimperialismo: Una nueva etapa decadente y peligrosa (thetricontinental.org) La desindustrialización de los centros del Sistema Mundial capitalista y especialmente del Eje Anglosajón ha venido cobrando existencia desde hace décadas, en favor del Mundo Emergente. Faltaba, sin embargo, Alemania y su hinterland más próximo. El Eje Anglosajón busca eliminar esa competencia, y la del conjunto de la UE, al tiempo que abortaba la posibilidad de la vinculación infraestructural, económica y política de Eurasia. Las sanciones a Rusia se han convertido en un elemento estelar para ese objetivo. Todo lo cual para Europa en su conjunto tiene unos costos energéticos y económicos de enorme gravedad, que está reportando cuantiosas pérdidas en sus sectores primario e industrial y, en general, la desarticulación de sus economías, con el consiguiente desmontaje de su “capitalismo social” (eso que en otros tiempos llamaron “Estado del Bienestar”). Circunstancia que además de causar el paulatino arruinamiento de sus poblaciones, está tensionando a la propia UE, por ejemplo, hasta el punto de que pronto podría fragmentarse. Todos sabemos que Alemania no sólo ha sido y es “la locomotora” de Europa, como nos insisten si cesar en los grandes media, sino que también lleva la dirección vicaria de la misma (vicaria de EE.UU.). Eso quiere decir que si Alemania se entrega con todos los pertrechos y bagajes a EE.UU., todos los demás países europeos subalternos, sin soberanía alguna, también. Francia fue la única excepción europea, con su orgulloso “gaullismo”, pero desde la llegada de Sarkozy, cuando De Villepin y los gaullistas fueron derrotados, entrega también su política exterior. Hoy Macron es uno de los principales guerreristas contra Rusia y acaba de proponer -ante la evidente y por otra parte irremediable derrota de Ucrania- en la muy reciente reunión de París (de 26 de febrero de 2024), con más de 20 dirigentes de la OTAN y su brazo político, la UE, la posibilidad del envío de tropas de la OTAN al campo de batalla ucraniano. Es decir, parece que los subalternos líderes europeos contemplan dar un paso más en la escalada bélica, convirtiendo de nuevo a Europa en un terrorífico campo de guerra en favor del sostenimiento del liderazgo mundial de EE.UU. En general, como vengo diciendo, la otanización del conjunto de Europa (la del Este en sus formas más agresivas) pasa también por “americanizar” la economía y la sociedad europeas, lo que es sinónimo de completar su conversión al capitalismo salvaje. La UE y su Constitución y Tratados se vienen encargando de ello. La sumisión europea está claramente completada y exhibida con la guerra proxy en Ucrania del Eje Anglosajón y la Red Sionista Mundial contra Rusia, donde una nueva inmolación europea cobra tintes cada vez más probables. Ante todo ello, la pregunta que queda por plantearse es si están dispuestos a llegar al enfrentamiento nuclear. Las declaraciones, amenazas y avisos a sus propias poblaciones de los distintos ministros de la guerra europeos, parecen ominosamente mostrar que es así. Sea como fuere, y ante estas dramáticas circunstancias, cualquier izquierda ya no sólo mínimamente alternativa, sino con una décima de honradez coherente, debería tener muy claro que romper con la UE deviene vital para poder salvar algunas de las bases sociales de nuestras sociedades y que romper con la OTAN es básico para la propia supervivencia. Cualquier visión o esperanza de mejora social y de “bienestar económico” dentro de la férula de esas instituciones constituye un tremendo autoengaño, cuando no deliberado colaboracionismo para la destrucción de las sociedades.

  • Profesor de la Universidad Jaume I

Tomado de: observatoriocrisis.com/27-2-2024

Cómo la CIA desestabiliza el mundo

Jeffrey Sachsdatos* Mike Pompeo dijo de su tiempo en la CIA: "Yo era el director de la CIA. Mentimos, engañamos, robamos, asesinamos. Teníamos cursos de formación completos" La CIA tiene tres problemas fundamentales: sus objetivos, sus métodos y su falta de responsabilidad. Sus objetivos operativos son los que la CIA o el Presidente estadounidense definen como de interés para EEUU en un momento dado, independientemente del Derecho internacional o de las leyes estadounidenses. Sus métodos son secretos y engañosos. La ausencia de rendición de cuentas significa que la CIA y el Presidente dirigen la política exterior sin ningún escrutinio público. El Congreso es un felpudo, una comparsa. Como un reciente director de la CIA, Mike Pompeo, dijo de su tiempo en la CIA: «Yo era el director de la CIA. Mentimos, engañamos, robamos, asesinamos. Teníamos cursos de formación completos.» La CIA se creó en 1947 como sucesora de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS). La OSS había desempeñado dos funciones distintas durante la Segunda Guerra Mundial: inteligencia y subversión. La CIA asumió ambas funciones. Por un lado, la CIA tenía que proporcionar información al gobierno estadounidense. Por otro, la CIA tenía que subvertir al «enemigo», es decir, a quien el presidente o la CIA definieran como tal, utilizando una amplia gama de medidas: asesinatos, golpes de Estado, organización de disturbios, armamento de insurgentes y otros medios. Este último papel resultó devastador para la estabilidad mundial y el Estado de Derecho estadounidense. Un papel que la CIA sigue desempeñando en la actualidad. De hecho, la CIA es un ejército secreto de EEUU, capaz de sembrar el caos en todo el mundo sin rendir cuentas. Cuando el presidente Dwight Eisenhower decidió que la estrella emergente de la política africana, el democráticamente elegido Patrice Lumumba de Zaire (actual República Democrática del Congo), era el «enemigo», la CIA conspiró en su asesinato en 1961, socavando así las esperanzas democráticas de África. No sería el último presidente africano abatido por la CIA (probablemente tampoco el primero). En sus 77 años de historia, la CIA sólo ha tenido que rendir cuentas públicamente una vez, en 1975. En ese año, el senador de Idaho Frank Church dirigió una investigación del Senado que reveló el escandaloso desenfreno de la CIA en asesinatos, golpes de Estado, desestabilización, vigilancia, tortura y «experimentos» médicos al estilo Mengele. La revelación del Comité Church sobre las escandalosas fechorías de la CIA fue recogida recientemente en un magnífico libro del periodista de investigación James Risen, The Last Honest Man: The CIA, the FBI, the Mafia, and the Kennedys-and One Senator's Fight to Save Democracy (El último hombre honrado: la CIA, el FBI, la mafia y los Kennedy, y la lucha de un senador para salvar la democracia). Ese único episodio de descuido se produjo debido a una rara confluencia de acontecimientos. El año anterior al Comité Church, el escándalo Watergate había derrocado a Richard Nixon y debilitado a la Casa Blanca. Como sucesor de Nixon, Gerald Ford no había sido elegido, era un antiguo congresista y se mostraba reacio a oponerse a las prerrogativas de supervisión del Congreso. El escándalo Watergate, que había investigado el Comité Ervin del Senado, también había dado poder al Senado y demostrado el valor de la supervisión senatorial de los abusos de poder del ejecutivo. En particular, la CIA había sido dirigida recientemente por el Director William Colby, que quería limpiar las operaciones de la CIA. Además, el director del FBI, J. Edgar Hoover, autor de ilegalidades generalizadas también expuestas por la Comisión Church, había fallecido en 1972. En diciembre de 1974, el periodista de investigación Seymour Hersh, entonces como ahora un gran reportero con fuentes dentro de la CIA, publicó un relato de las operaciones ilegales de inteligencia de la CIA contra el movimiento antibelicista estadounidense. El líder de la mayoría del Senado de la época, Mike Mansfield, un líder de carácter, nombró a Church para investigar a la CIA. El propio Church era un senador valiente, honesto, inteligente, independiente e intrépido, características de las que carece crónicamente la política estadounidense. Ojalá las operaciones deshonestas de la CIA hubieran pasado a la historia como resultado de los crímenes expuestos por la Comisión Church, o al menos hubieran sometido a la CIA al imperio de la ley y a la responsabilidad pública. Pero no fue así. La CIA rió la última, o mejor dicho, hizo llorar al mundo, al mantener su papel preeminente en la política exterior estadounidense, incluida la subversión en el extranjero. Desde 1975, la CIA ha llevado a cabo operaciones encubiertas para apoyar a los yihadistas islámicos en Afganistán, que destruyeron completamente Afganistán -y su gobierno progresista apoyado por la URSS- y dieron origen a Al-Qaeda. Muy probablemente, la CIA ha llevado a cabo operaciones encubiertas en los Balcanes contra Serbia, en el Cáucaso contra Rusia y en Asia Central contra China, todas ellas utilizando yihadistas respaldados por la CIA. Desde 2010, la CIA llevó a cabo operaciones mortíferas para derrocar a la Siria del presidente electo Bashir al-Assad, de nuevo con yihadistas islámicos. Durante al menos 20 años, la CIA ha estado profundamente implicada en el fomento de la creciente catástrofe en Ucrania, incluido el violento derrocamiento golpista del presidente Viktor Yanukóvich en febrero de 2014, que desencadenó la devastadora guerra en la que ahora está sumida Ucrania. ¿Qué sabemos de estas operaciones? Sólo la parte que los denunciantes, unos cuantos intrépidos reporteros de investigación, un puñado de valientes académicos y unos pocos gobiernos extranjeros estaban dispuestos o eran capaces de contarnos, sabiendo todos estos testigos potenciales que podían enfrentarse a un severo castigo por parte del gobierno estadounidense. La rendición de cuentas por parte del propio gobierno estadounidense fue escasa o nula, así como la supervisión o la restricción impuestas por el Congreso. En su lugar, el gobierno se ha vuelto cada vez más obsesivamente reservado, emprendiendo agresivas acciones legales contra la divulgación de información clasificada, incluso cuando, o especialmente cuando, esa información describe las propias acciones ilegales del gobierno.De vez en cuando, un antiguo funcionario estadounidense se desahoga, como cuando Zbigniew Brzezinski reveló que había inducido a Jimmy Carter a dar instrucciones a la CIA para que entrenara a yihadistas islámicos con el fin de desestabilizar al gobierno de Afganistán, con el objetivo de obligar a la Unión Soviética a acudir en ayuda del gobierno de ese país. En el caso de Siria, nos enteramos por artículos del New York Times en 2016 y 2017 de las operaciones subversivas de la CIA para desestabilizar Siria y derrocar al presidente Assad, por orden de Obama. He aquí un caso de una operación de la CIA terriblemente equivocada, en flagrante violación del derecho internacional, que condujo a 15 años de caos, una escalada de la guerra regional, cientos de miles de muertos y millones de desplazados, y sin embargo no ha habido ni un solo reconocimiento honesto de este desastre dirigido por la CIA por parte de la Casa Blanca o el Congreso. En el caso de Ucrania, sabemos que EEUU desempeñó un importante papel encubierto en el violento golpe de Estado que derrocó a Yanukóvich y arrastró a Ucrania a una década de derramamiento de sangre, pero a día de hoy desconocemos los detalles. Rusia ofreció al mundo una ventana al golpe interceptando y luego publicando una llamada telefónica entre Victoria Nuland, entonces Vicesecretaria de Estado de EEUU (ahora Subsecretaria de Estado) y el Embajador de EEUU en Ucrania Geoffrey Pyatt (ahora Vicesecretario de Estado), en la que se esbozaba el gobierno posterior al golpe (famosa porque el embajador le advirtió a Nuland que la Unión Europea se podría quejar al ser dejada de lado, y Nuland respondió "Fuck the European Union" -que le den por culo a la UE-). Tras el golpe, la CIA entrenó en secreto a las fuerzas de operaciones especiales del régimen posterior al golpe, cada vez más neonazi, que EEUU había ayudado a llevar al poder. El gobierno estadounidense guardó silencio sobre las operaciones encubiertas de la CIA en Ucrania. Tenemos muy buenas razones para creer que fueron agentes de la CIA quienes destruyeron el gasoducto Nord Stream, como ha afirmado Seymour Hersh, que ahora es reportero independiente. A diferencia de lo que ocurría en 1975, cuando Hersh trabajaba para el New York Times y el diario todavía trataba de exigir responsabilidades al gobierno, el Times ni siquiera se digna a examinar el testimonio de Hersh. Hacer que la CIA rinda cuentas públicamente es, obviamente, una lucha cuesta arriba. Los Presidentes y el Congreso ni siquiera lo intentan. Los principales medios de comunicación no investigan a la CIA y prefieren citar a «altos funcionarios anónimos» y el encubrimiento oficial. ¿Son los principales medios de comunicación perezosos, están sobornados, temen los ingresos publicitarios del complejo militar-industrial, están amenazados, son ignorantes, o todo lo anterior? Quién sabe. Hay un pequeño rayo de esperanza. En 1975, la CIA estaba dirigida por un reformista. Hoy, la CIA está dirigida por William Burns, uno de los principales diplomáticos estadounidenses de larga trayectoria. Burns conoce la verdad sobre Ucrania, ya que fue embajador en Rusia en 2008 e informó a Washington del grave error que suponía impulsar la ampliación de la OTAN a Ucrania. Dada la talla de Burns y sus logros diplomáticos, tal vez él defendería la urgente necesidad de rendir cuentas. El año que viene se cumple el 50 aniversario de las audiencias del Comité Church. Cincuenta años después, con el precedente, la inspiración y el liderazgo del propio Comité Church, es urgente que abramos las cortinas, revelemos la verdad sobre el caos dirigido por EEUU y demos paso a una nueva era en la que la política exterior estadounidense sea transparente, rinda cuentas, se someta al Estado de Derecho tanto a escala nacional como internacional y se oriente hacia la paz mundial en lugar de hacia la subversión de supuestos enemigos, al mantenimiento de la hegemonía imperial y a la imposición de un "mundo basado en reglas" (estadounidenses).

  • Economista y Profesor estadounidense, destacado por su trabajo en el campo del desarrollo sostenible, la macroeconomía global y la

lucha contra la pobreza Tomado de: lahaine.org/25-2-2024

Los espías cubanos tienen un talento especial para conseguir que la gente revele secretos. Un problema para Washington

Geoff Nixon* Las repetidas victorias de Cuba en el juego del espionaje son un testimonio de su destreza en la recopilación de inteligencia, según los analistas. Ello se debe a que en repetidas ocasiones ha sido capaz de encontrar fuentes estadounidenses de alto nivel dispuestas a revelar secretos estadounidenses a La Habana, durante años o incluso décadas. Entre ellos se encuentra Ana Belén Montes, la analista de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos que pasó información secreta a sus superiores cubanos desde mediados de los años ochenta hasta principios de este siglo. Sus días de espía terminaron con una detención días después de los atentados del 11-S. Luego está Walter Kendall Myers, bisnieto de Alexander Graham Bell y antiguo empleado del Departamento de Estado, que espió para Cuba casi el doble de tiempo y fue detenido en sus años de jubilación. Ahora, a sus 86 años, cumple cadena perpetua en una prisión de Colorado. Más recientemente, funcionarios estadounidenses anunciaron cargos contra Víctor Manuel Rocha, ex embajador de Estados Unidos y antiguo miembro del Consejo de Seguridad Nacional de la era de Bill Clinton, acusado de haber actuado como agente encubierto para Cuba desde 1981. Rocha, de 73 años, se ha declarado inocente de los cargos. Cuba ha demostrado su habilidad para encontrar a las personas adecuadas que le ayuden a promover sus intereses en Estados Unidos a largo plazo. Sin embargo, los antiguos espías dicen que el país sigue estando infravalorado en este ámbito, a pesar de sus proezas."No son tan grandes como la CIA, pero han hecho un trabajo fenomenal dando un puñetazo en la nariz a Estados Unidos", afirma el agente especial retirado del FBI Pete Lapp, que ayudó a investigar las actividades de espionaje de Belén Montes al principio de su carrera. Su libro Queen of Cuba: An FBI Agent's Insider Account of the Spy Who Evaded Detection for 17 Years cuenta esa historia. Eric O'Neill, ex agente antiterrorista y de contrainteligencia del FBI, ofreció una valoración similar del historial de Cuba en suelo estadounidense. "Se han estado comiendo nuestro almuerzo", dijo en una entrevista reciente. Los espías tienen diversas razones para hacer lo que hacen. El dinero puede ser una motivación. Los infames espías estadounidenses Aldrich Ames y Robert Hanssen recibieron sendos pagos de siete cifras por su trabajo de espionaje para un benefactor diferente: Rusia y la antigua Unión Soviética. George Tenet, ex Director de la Inteligencia Central de Estados Unidos, entrega a Ana Belén Montes un certificado de distinción de la Inteligencia Nacional en esta foto sin fecha. Belén Montes, analista de la Agencia de Inteligencia de Defensa, más tarde se revelaría que pasó años espiando para Cuba. (Departamento de Defensa de Estados Unidos/Reuters) Pero Lapp ve una diferencia en los espías destacados con los que La Habana ha trabajado. Belén Montes, por ejemplo, no aceptó dinero por su trabajo para Cuba. Lapp dijo que tanto ella como Myers estaban motivadas por la ideología. "Los cubanos encuentran a estas personas que tienen una empatía visceral [por la causa]", dijo Lapp, señalando que también buscan personas de cierto nivel de carácter, que estén dispuestas a correr riesgos por La Habana. Gerardo Hernández, un espía cubano que estuvo en la cárcel y que fue devuelto a La Habana en un intercambio de prisioneros de alto nivel con Estados Unidos, ofreció una visión de la forma de pensar de estos profesionales sobre la cuestión del espionaje a sueldo en el documental de 2020 Castro's Spies (Los espías de Castro). "Si espías por dinero, espiarás para el país que te pague más", dijo Hernández. En la actualidad, el Estado cubano se enfrenta a una crisis económica que hace que su población tenga que hacer frente al aumento de los precios, la escasez de productos básicos y la caída de la moneda. Estos problemas han empujado a cientos de miles de personas a abandonar su país y dirigirse a Estados Unidos en los últimos años. Lejos de La Habana La presencia de espías cubanos en Canadá ha surgido de vez en cuando. Una tormenta de nieve en enero de 1977 retrasó brevemente la expulsión de cinco cubanos, a quienes, según The Canadian Press, "se les ordenó salir... tras descubrirse una operación de espionaje cubano en Montreal". En junio de 1988, se filtró a los medios de comunicación una carta en la que se exponían las quejas de los agentes del CSIS por los recortes de personal en Montreal, donde al parecer se vigilaba al personal de una compañía aérea cubana y del consulado. Más tarde, la RPMC hizo una redada en varias redacciones para tratar de determinar quién era el responsable de la filtración, según informó The Globe and Mail ese mismo año. En la primavera de 1995, Ottawa expulsó a varios diplomáticos cubanos por acusaciones de espionaje. The Globe and Mail informó de que supuestamente "intentaban reclutar informadores y provocar problemas políticos en la comunidad cubana del exilio". Cinco años más tarde, un diplomático cubano acusado de espionaje provocó un drama cuando fue expulsado de Estados Unidos y luego lanzó una bola curva durante su cuidadosamente organizado regreso a La Habana. José Imperatori se dirigía a su país en un vuelo intermedio a Montreal cuando inesperadamente viajó a Ottawa y permaneció en la embajada cubana durante cinco días mientras luchaba por regresar a Estados Unidos. La RCMP acabaría escoltando el viaje de Imperatori hasta el aeropuerto cuando finalmente abandonó la capital. Cuando Imperatori regresó a Cuba, fue recibido por Fidel Castro. Castro había admitido anteriormente que "a veces" enviaba espías al Estado, y ofreció una justificación para hacerlo. "Creo que tenemos derecho a hacerlo", dijo a CNN en 1998. "Estados Unidos tiene espías en cantidades industriales". Habilidades afiladas, hostilidades intactas. Las bien documentadas tensiones de Cuba con Estados Unidos se remontan a décadas atrás. Hoy se mantienen. Teniendo en cuenta este telón de fondo político, las autoridades estadounidenses querrán descubrir todo lo que puedan sobre lo que La Habana puede haber obtenido presuntamente de Rocha. "Esa evaluación del daño es increíblemente importante para ellos", dijo Lapp, quien cree que al gobierno estadounidense le convendría llegar a un acuerdo de culpabilidad "porque hay mucho que aprender". La denuncia pental presentada contra Rocha describe un esfuerzo de investigación del FBI utilizando un agente encubierto, mensajes de WhatsApp y dos reuniones en persona -una en una iglesia y otra en un patio de comidas al aire libre- para conseguir que hablara sobre su supuesto trabajo para el gobierno cubano. Las autoridades afirman que Rocha admitió haber trabajado como agente de inteligencia en esta función durante "décadas" y describió su trabajo como "un grand slam". Se ha fijado una fecha para el juicio de Rocha el mes que viene. Su abogada, Jacqueline Arango, declinó hacer comentarios sobre su caso.

  • Es redactor de la sección digital nacional de Toronto. Ha cubierto una gran variedad de temas, desde el sector inmobiliario a la tecnología

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