Primer Combate de Purialón

Primer Combate de Purialón
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Fecha:17 de julio de 1958.
Lugar:Purialón.
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba.
Líderes:
Eduardo Sardiñas y Andrés Cuevas Heredia.
Ejecutores o responsables del hecho:
Ejército Rebelde.

Combate de Purialón. Combate efectuado el 17 de julio de 1958 contra las fuerzas del ejército de la tiranía que venían en apoyo del Batallón 18 al mando del Comandante José Quevedo, sitiado desde hacía varios días en El Jigüe.

Antecedentes

Durante los primeros seis días de la Batalla de El Jigüe, mientras se desarrollaban las acciones iniciales en el cerco y los dos combates de Guillermo García en el río La Plata, las fuerzas rebeldes, concentradas en Purialón en espera de los refuerzos que debían venir desde la playa para apoyar a la tropa sitiada, habían permanecido casi todo el tiempo ociosas. Solamente tuvieron ocasión de actuar los días 15 y 16 de julio en la captura de la mayor parte de los guardias escapados de la segunda emboscada de Guillermo el día 14. En una de estas escaramuzas murió el 15 de julio, como ya dije, el combatiente Eugenio Cedeño (Geño), del pelotón de Eduardo Sardiñas. En realidad, casi todos los soldados prisioneros como resultado de ese combate fueron capturados por nuestros hombres en Purialón, así como la mayoría de las armas ocupadas.

El 17 de julio de 1958 a las 6:00 AM la Compañía G-4, al mando del capitán José Sánchez González, inició su avance desde la desembocadura del río La Plata. Iban apoyados en su movimiento por el fuego de la fragata Máximo Gómez, situada frente a la playa, y por la observación desde la avioneta que sobrevolaba constantemente la zona. Durante varias horas los guardias subieron por el río y las faldas laterales, en aquellos lugares donde la pendiente hacía practicable el avance, sin encontrar resistencia rebelde.

Combate

Alrededor de las 11:00, después de haber sobrepasado el amplio recodo del río en Purialón, la vanguardia enemiga chocó con la emboscada rebelde y comenzó el combate.

El personal de Eduardo Sardiñas y de Andrés Cuevas Heredia se batió firmemente en sus posiciones, de donde no podían ser desplazados por la fusilería y los morteros del Ejército, y pronto comenzaron a causar las primeras bajas entre los guardias. De hecho, a los 15 minutos de combate ya los dos primeros pelotones de la compañía habían quedado totalmente desarticulados, y muchos guardias huían de manera desordenada.

Esta retirada de los restos de la tropa enemiga fue posible en gran medida porque la fuerza rebelde de Ramón Paz Borroto, posicionada en el firme de Manacas, no se movió durante el combate. Por un error de interpretación de las órdenes de Fidel, Paz no cumplió con su encomienda de bajar en dirección al río una vez iniciada la acción, con el propósito de cerrar por la retaguardia al enemigo, impedir su retirada y embotellarlo en un cinturón de fuego rebelde que lo pusiera en la disyuntiva de rendirse íntegramente o ser destruido en su totalidad.

Resultados

A pesar de los contratiempos surgidos, el combate del 17 de julio en Purialón significó una notable victoria rebelde. En primer lugar, se logró el objetivo principal: detener el refuerzo e impedir que llegara hasta el batallón sitiado en El Jigüe .

En segundo lugar, si bien no se alcanzó como estaba previsto el propósito de la destrucción de dicho refuerzo, lo cierto es que la Compañía G-4 quedó tan vapuleada que dejó de contar como fuerza oponente. El primer parte enviado por Andrés Cuevas Heredia a nuestro puesto de mando en el alto de Cahuara, a las 2:20 de la tarde, daba las cifras de 12 guardias muertos y 14 prisioneros. El conteo final de hombres capturados, sin embargo, se elevó a 24. Sin duda, hubo cierto número de heridos evacuados por los soldados en su retirada.

En tercer lugar, hay que destacar el botín ocupado en este primer combate contra los refuerzos. En nuestro poder quedaron nada menos que 34 armas largas: 17 fusiles Springfield, 10 carabinas San Cristóbal, 4 fusiles semiautomáticos Garand, dos fusiles ametralladoras Browning y una ametralladora de trípode calibre 30, además de 18 000 balas y 48 granadas de fusil. Cayeron, además, en nuestras manos, casi todos los suministros para aliviar la situación del batallón cercado que traía la compañía en un arria de mulos.

El personal rebelde no tuvo una sola baja en este combate, lo cual indica la calidad de las posiciones preparadas por Eduardo Sardiñas (Lalo) y Andrés Cuevas Heredia para la emboscada.

Fuente

Castro Ruz, Fidel. La Victoria Estratégica. La Habana: Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado. 2010
- Archivos históricos del Museo Municipal de Bartolomé Masó Márquez