Raymond Edward Brown

Raymond Edward Brown
Información sobre la plantilla
Siglo XX - Siglo XX
Raymond Edward Brown.JPG
Información personal
Nombre secularRaymond Edward Brown
Nacimiento22 de mayo de 1928
Nueva York, EE. UU
Fallecimiento8 de agosto de 1998
Redwood City, California, EE. UU.

Raymond Edward Brown. Sacerdote católico estadounidense y un académico experto en exégesis bíblica de renombre mundial.Fue uno de los primeros académicos católicos en aplicar el método histórico-crítico a las Sagradas Escrituras. Se lo considera uno de los máximos especialistas sostenedores de la hipótesis de la llamada comunidad joánica, que se especula pudo haber contribuido en la autoría del Evangelio de Juan. Fue autor de más de treinta libros.

Síntesis biográfica

Raymond E. Brown nació el 22 de mayo de 1928 en la ciudad de Nueva York, y se ordenó como sacerdote en la diócesis de San Agustín en 1953. Fue licenciado en filosofía (Washington) y más tarde licenciado en Sagrada Escritura (Roma). Después de su ordenación, asistió a la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (Maryland, EE.UU.) para estudiar con William Foxwell Albright, el reconocido arqueólogo bíblico y académico del Cercano Oriente. Obtuvo un doctorado en teología, y otro doctorado en lenguas semíticas (Baltimore, Maryland) en 1958. En la Universidad Johns Hopkins, Brown compartió clases con estudiantes protestantes y judíos, algo inusual entre los sacerdotes católicos de entonces.

Trabajo con los rollos del Mar Muerto

En 1958-1959, trabajó en Jerusalén con los rollos del Mar Muerto, colaborando en la preparación de una concordancia de los textos no publicados. Regresó a Estados Unidos de América en 1959 para enseñar en St. Mary's Seminary en Baltimore, donde permaneció hasta 1971.

Trabajo como catedrático

Más allá de los artículos publicados en revistas especializadas, fue sin dudas su obra “El Evangelio según Juan” en dos volúmenes publicados en Estados Unidos de América en 1966 y 1970 la que terminó por consagrar a Raymond Brown como uno de los referentes mundiales en cuestiones joánicas. Más tarde escribió trabajos influyentes referidos al nacimiento y a la muerte de Jesús de Nazaret.

Brown fue profesor en el Seminario Teológico de la Unión (STU) de la Ciudad de Nueva York, una entidad de carácter protestante en la cual enseñó desde 1971 hasta 1990, año a partir del cual siguió ofreciendo sus servicios en carácter de profesor emérito. Fue el primer profesor católico en dictar cátedra allí de forma permanente, ganando reputación por la calidad de sus conferencias. Un obituario publicado en The New York Times señala que Raymond E. Brown atraía a los estudiantes en gran número, llenando el salón de clases hasta rebosar.

Brown ha sido considerado como el experto número uno en cuestiones joánicas en el mundo de habla Inglesa. Cualquiera fuera su postura respecto de los temas en estudio, siempre citó ampliamente y sopesó los trabajos de los demás estudiosos, dándoles preferencias sólo según su discernimiento, y no según su mera predisposición.

El Concilio Vaticano II

Durante la sesión de 1963 del Concilio Vaticano II, se desempeñó como un asesor experto para el obispo Joseph Patrick Hurley. Raymond Brown fue uno de los primeros académicos católicos en aplicar el método histórico-crítico a la Biblia, método que investiga el origen, transmisión y desarrollo de un texto. Mientras que el método histórico-crítico era aplicado entre los protestantes del siglo XIX, la Iglesia católica mantuvo una actitud negativa ante esta forma de estudiar los textos bíblicos, debido a que los primeros promotores del método histórico-crítico, influenciados por el protestantismo y por el iluminismo, se mostraron contrarios a sus enseñanzas.

Se debe a Marie-Joseph Lagrange (1855-1938), el fundador de la Escuela bíblica y arqueológica francesa de Jerusalén, haber aclarado en un artículo de 1907, que se puede utilizar el método histórico-crítico sin suscribir las tesis racionalistas de sus primeros promotores. En 1943, el Papa Pío XII publicó la Carta Encíclica Divino Afflante Spiritu donde incluyó directivas según las cuales los estudiosos católicos podrían investigar la Biblia desde el punto de vista histórico. Raymond Brown llamó a esta encíclica la «Carta magna de los progresos bíblicos».

El Concilio Vaticano II refrendó el respaldo a los estudios críticos en su constitución dogmática Dei Verbum, lo que Brown sintió como una reivindicación a su postura.

Miembro de la Pontificia Comisión Bíblica

El 27 de junio de 1971, en el marco de la reforma post-conciliar, el Papa Pablo VI, con el Motu propio Sedula cura (cf. Acta Apostolicae Sedis n. 63 [1971] 665-669) estableció nuevas normas para la organización y el funcionamiento de la Pontificia Comisión Bíblica con el fin de que su actividad resultara más fecunda para la Iglesia y mejor adaptada a la situación actual. Esta Carta apostólica marcó un giro radical por cuanto concierne al papel y la organización de la Comisión Bíblica.

En 15 breves artículos se definió la nueva estructura: los Miembros ya no serían Cardenales asistidos por consultores, sino docentes de Ciencias bíblicas provenientes de varias escuelas y naciones, que se distingan por ciencia, prudencia y sentir católico respecto al Magisterio eclesiástico (art. 3). En el período 1972-1978, y nuevamente en 1996 y hasta su muerte, Raymond Brown fue nombrado para integrar esa renovada Pontificia Comisión Bíblica.

Raymond Brown ejerció su ministerio como sacerdote católico en la diócesis de Baltimore (Maryland, EE.UU.). Además, se desempeñó como presidente de la Asociación Bíblica Católica, de la Sociedad de Literatura Bíblica (1976-1977) y de la Sociedad de Estudios del Nuevo Testamento (1986 a 1987). Fue miembro de la Comisión «Fe y Constitución» del Consejo Ecuménico de las Iglesias.

Muerte

A raíz de sus libros sobre el nacimiento de Cristo y la muerte de Cristo, se le preguntó constantemente si estaba planeando una trilogía, para concluir con un libro sobre la resurrección. Él siempre respondió enfáticamente que no tenía tales planes: «Prefiero explorar esa área cara a cara». Murió a causa de un ataque cardíaco en California en 1998. El cardenal Roger Mahony lo recordó como el más distinguido y renombrado académico bíblico católico que dio EE. UU.

Críticas y reconocimientos

La posición de Raymond Brown a favor de la aplicación del método histórico-crítico para el estudio de la Biblia fue amargamente criticado por católicos conservadores. Por el contrario, Joseph Ratzinger elogió a Raymond Brown en el marco de un congreso sobre Biblia e Iglesia desarrollado en Nueva York en 1988: «Estaría muy feliz si tuviéramos muchos exégetas como el padre Brown».

Reconocido ampliamente como uno de los académicos especialistas en Sagradas Escrituras más eminentes, se lo distinguió en vida con más de dos decenas de doctorados honoris causa de universidades estadounidenses y europeas, muchas de ellas protestantes. En un obituario se señala que era un hombre sencillo que guardaba poco cuidado por su posición o por el dinero (entregaba la mayor parte a la Sociedad de San Sulpicio). Aunque tomaba su trabajo muy en serio, tenía en privado un vivo sentido del humor.

Fue distinguido con el Jerome Award (Premio Jerónimo) 1997, que se concede desde 1992 en reconocimiento a la «contribución excepcional y compromiso con la excelencia en la erudición que encarnan los ideales de la Catholic Library Association». El nombre del premio refiere a san Jerónimo de Estridón, doctor de la Iglesia y patrono de los bibliotecarios.

Opiniones de los expertos

Brown fue uno de los primeros estudiosos católicos en los Estados Unidos para utilizar el método histórico-crítico para estudiar la Biblia. En 1943, revirtiendo el enfoque que había existido desde Providentissimus Deus cincuenta años antes, encíclica Divino Afflante Spiritu de Pío XII expresó su aprobación por los métodos histórico-críticos. Para Brown, fue una "Carta Magna para el progreso bíblica".

En 1965, en el Concilio Vaticano II, la Iglesia se trasladó más en esta dirección, la adopción de la Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación Dei Verbum, en lugar del esquema conservador "sobre las fuentes de la Revelación", que originalmente se habían presentado. Si bien señaló que la Escritura enseña "sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas escrituras por el bien de la salvación", señala Brown la ambigüedad de esta declaración, que se abrió el camino para una nueva interpretación de la infalibilidad al cambiar de una interpretación literal del texto hacia un enfoque en "la medida en que se ajusta a la finalidad salvífica de Dios.

"Él vio esto como la Iglesia "doblar la esquina" en la infalibilidad, mientras que la adopción de un texto para salvar la cara: "la Iglesia católica no cambia su postura oficial de manera contundente las declaraciones anteriores no son rechazadas, pero se recotizado de elogios y después. reinterpretado a la vez .... Lo que realmente estaba pasando era un intento de gracia para conservar lo que era rescatable del pasado y avanzar en una nueva dirección, al mismo tiempo".

Si bien el documento citado las dos encíclicas anteriores, era claro para los observadores que mucho había cambiado. El Concilio Vaticano II, un investigador observó, "planteó la exégesis bíblica de la condición de ciudadanos de segunda clase a la que se había reducido entre los católicos por una reacción exagerada a la afirmación protestante por su autonomía"

Fuentes